We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Danza
El Bosque de la Danza: Ray Barra, “un americano con sangre española”
Relevante figura de la danza internacional que ha dejado su impronta en importantes compañías de medio mundo
Con esta tercera entrega quiero rendir homenaje a uno de nuestros queridos “Amigos de Honor” de la Casa de la Danza, ubicada en Logroño y única en su género en toda España. En ella procuramos hacer un trabajo de difusión de todos los estilos de danza así como de sus protagonistas. Hace catorce años pensamos que era necesario rendir homenaje a figuras destacadas de la danza en el plano internacional y desde entonces, cada dos años, entregamos un reconocimiento a nuestros artistas. Fue precisamente en el año 2011 cuando Ray Barra llegó a Logroño para recoger su galardón y plantar su árbol en el Bosque de la Danza. Él eligió un Ciruelo chino o, dicho de manera culta como a algunos les gusta, “Prunus cerasifera nigra” que, gracias a dios, no fue uno de los que sucumbieron a la devastadora mano de un bárbaro “Atilhotar” municipal que decidió arrancar todo lo que le salía al paso en aquel rincón que, hasta entonces, contaba con más de sesenta árboles plantados por otros tantos profesionales de la danza del mundo entero y que crecían sanos y lentamente.
Ray Barra, nacido Raymond Martin Barallobre Ramírez en San Francisco en 1930, tiene sus raíces ancladas en España. De madre sevillana y padre gallego aprendió a amar la danza viendo las películas de Fred Astaire, Ginger Rogers, Cyd Charisse y Gene Kelly. Desde entonces supo que sería bailarín. Comenzó a estudiar danza a las órdenes de los hermanos Christensen en la Escuela del Ballet de San Francisco. Posteriormente se trasladó a la Escuela del American Ballet Theatre de Nueva York donde y tras acabar su formación asumió roles de bailarín “solista” en las dos compañías americanas: San Francisco Ballet y American Ballet Theatre. Esto ocurría entre los años 1953-1959.
Tras figurar como bailarín solista de prestigiosas compañías, y tras su primera gira a Europa, ingresa en la formación que posiblemente haya marcado su trayectoria profesional: el Ballet de Stuttgart (1959), entonces dirigido por Nicholas Beriozoff. Allí bailó todo el repertorio clásico de la Compañía y cuando John Cranko reemplazó a Beriozoff en 1961, Ray Barra formaba parte del pequeño grupo de bailarines que fueron trasladados al nuevo conjunto.
En el Stuttgart Ballet, dirigido ya por Cranko, bailó todos los papeles principales, muchos de ellos creados especialmente para él: Romeo y Julieta (1962), Lago de los cisnes (1963), Pájaro de fuego (1964) y Onegin (1965), Las Hermanas (1963) y La canción de la tierra que el coreógrafo inglés Kenneth MacMillan creó para el Stuttgart Ballet. En esos años Ray Barra compartía escenarios y protagonismo con algunas de las principales bailarinas del momento: Marcia Haydée y Carla Fracci. Es también en esta época que comienza su particular carrera como coreógrafo. Sus primeras obras datan de 1965 siempre supervisadas por la exigente mirada de John Cranko. “Rossini Sonatas”, creada para los talleres del Ballet de Stuttgart e incorporada en el repertorio de la compañía es una de esas primeras creaciones. “Alborada” con música de Ravel, su primer ballet completo, en 1982 y también “Wandlungsmomenten” con música de Rachmaninov para la Munich Opera House. Como coreógrafo, Barra ya se había perfilado a mediados de los años 60 como coreógrafo destacado en las legendarias matinés de la Sociedad Noverre de Stuttgart. Más tarde coreografió para la ópera, la opereta y producciones musicales en Stuttgart, Berlín, Frankfurt, Munich, Viena y San Francisco.
La carrera de Ray Barra se desarrolló en la segunda mitad del siglo 20, plena era Balanchine, cuando el ballet clásico experimentaba vías hacia el ballet neoclásico. Una época en la que, después de una larga lucha, finalmente el ballet clásico y la danza moderna se retroalimentaron mutuamente. Barra se convirtió en el testigo, colaborador instrumental e incluso creativo, de la renovación del ballet de acción tradicional de Cranko.
A mediados de los años 80, se traslada a España y conoce a María de Ávila, entonces directora de las dos compañías nacionales de danza, quien le ofrece colaborar con el Ballet Nacional Clásico (hoy Compañía Nacional de Danza) como coreógrafo invitado. Nace así el montaje “Poema Divino” en 1985 con música de Aleksander Scriabin, primera de varias creaciones de Ray Barra para la compañía española.
Años después, bajo la dirección de Maya Plisetskaya (Prima Ballerina Assoluta), y tras el cambio radical de la denominación de la formación española por la de Ballet del Teatro Lírico Nacional, pasará a co dirigir la Compañía. Para esta nueva etapa de la danza en España Ray Barra coreografío “Nocturno” en 1986 con música de Antonin Dvorak; “La Espera” o “Antes del albor” en 1987 con música de Miguel Ángel Roig-Francolí y “Caín y Abel” en 1990 con música del joven compositor Rafael Reina y la escenografía a cargo del pintor Luis Caruncho.
Destacar en este apartado, por hacer un poco de historia recordando nombres casi olvidados para muchos, el reparto de la noche del estreno en el Gran Teatro de Córdoba: Raúl Tino (Caín), José Manuel Armas (Abel), Hans Tino (Adán) y Mar Baudesson (Eva). A estas coreografías hay que añadir además “Cascanueces” de Tcahikovski en 1986 y “Album” con música de Mendelsohn en 1988. Ray Barra figura en los anales de nuestra actual C.N.D. por haber sido coreógrafo y director del Ballet Nacional de España/Clásico durante los años 1984-1990.
Algunas de sus últimas creaciones para otras formaciones internacionales son: para el Washington Ballet crea “Dumky Variations” en 1991 con música de A. Dvorak. “Don Quijote” en 1991, “Swan Lake” (Lago de los Cisnes ) en 1995 y “Raymonda” en 2001 para Bavarian State Ballet; “The Snow Queen” (La Reina de las nieves) 1995 para la Deutsche Oper Berlin y para el Ballet Nacional de Ópera de Grecia en 2004. “Canto General”, sobre poemas de Pablo Neruda y múcia de Mikis Theodorakis, en 2005 para el Ballet Nacional de Ópera de Grecia, y una versión reducida de “Don Quijote” para la Academia de Danza de Múnich en 2009.
En 1966 su carrera se truncó a raíz de una lesión en el tendón de Aquiles dedicándose, desde entonces, a la enseñanza y a la coreografía. La carrera artística de Ray Barra terminaba abruptamente. Un corte doloroso en la vida hasta ahora exitosa que le hizo recomenzar, esta vez, de manera distinta pues, su fuerte voluntad de vivir hizo que se convirtiera en el maestro de ballet de Keneth MacMillan en la Ópera de Berlín hasta el año 1970. También fue “Ballet Master” para la Ópera de Frankfurt (1970/1973), para el Ballet de la Ópera Estatal de Hamburgo de Neumeier (1973/1976). La llamada de su viejo amigo Götz Friedrich, director del Ballet de la Ópera de Berlín, lo reclamó para asumir la dirección de la misma desde 1994 a 1997.
Actualmente Ray Barra vive con Massimo, su compañero de toda la vida, en Marbella, España. De vez en cuando, regresa al mundo del teatro para desafíos especiales. En 2001, trabajó con el estreno en Munich del ballet “Raymonda” de Alexander Glazunov, su tercera versión clásica para el Ballet Estatal de Baviera. En 2010 realizó una versión revisada de su “Reina de las Nieves” en Berlín. En 2007 estrenó una versión completa de “Carmen” para el ballet del Staatstheater Karlsruhe bajo la dirección de Birgit Keil. En enero de 2012, dirigió en Munich la producción de “Las Hermanas” de Kenneth MacMillan, una obra maestra que él mismo había protagonizado en su estreno en el año 1963 y que, poco después del estreno, había sido filmada por la televisión inglesa.