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Ceuta
Cuando los árboles no dejan ver el bosque
Desde hace algunas semanas estamos asistiendo a dos campañas de desinformación: una global, que pretende consagrar y vender como “conflicto” entre iguales la brutal, desproporcionada y asesina agresión del Estado israelí contra Palestina; y otra, que pretenden “doméstica”, pero de obvias consecuencias transnacionales, que tiene como excusa la hospitalización en España, “por razones humanitarias” del presidente de la “autodenominada” (así la califica y descalifica la “equidistante” prensa española) República Árabe Saharaui Democrática, Brahim Gali.
Una excusa, un árbol bien plantado, que impida ver el bosque de la ilegal ocupación por Marruecos —desde hace 46 años— de la antigua colonia española del Sáhara Occidental de la que, en reiteradas resoluciones de Naciones Unidas, España sigue siendo potencia administradora.
Un árbol bien abonado por el potente aparato de propaganda marroquí y comprado sin rechistar por la prensa “equidistante”, que imputa a Brahim Gali delitos de terrorismo de los años 70 del pasado siglo.
Un árbol, una excusa que le está sirviendo a Marruecos, con la complicidad equidistante de una buena parte de la prensa española, para incrementar su permanente chantaje al Gobierno español, que cede una vez tras otra, y a la Unión Europea, que mira indiferente un problema supuestamente “doméstico”.
Una excusa que impide ver el bosque de la violación de los más elementales derechos humanos en el Sahara Occidental, constante denunciada por todas las organizaciones de derechos humanos y todas las misiones de observación internacional que han podido visitar los territorios ocupados del Sáhara Occidental. Que impida ver el reciente aumento de la represión y la creación de un clima de violencia extrema contra la población civil saharaui que malvive en los territorios ocupados.
Una excusa que se produce en un contexto de guerra que asola el territorio, ante los ojos de la Misión de Naciones Unidas para el referéndum del Sáhara Occidental (Minurso), que incomprensiblemente permanece ajena y sin informar de los graves delitos de guerra y crímenes de lesa humanidad cometidos por el Reino de Marruecos sobre la población civil saharaui.
Sin pretender hacer un relato pormenorizado del terror de las fuerzas de seguridad marroquíes y de los grupos paramilitares, que por otra parte ya es conocido y del que existen pruebas documentales, conviene que seamos capaces de ver el bosque de los crímenes de guerra y las violaciones sistemáticas y generalizadas cometidos por el reino de Marruecos contra la población civil saharaui en los territorios ocupados. El bosque de la violación por parte de Marruecos del derecho internacional y de la carta de Derechos Humanos de Naciones Unidas, cuyo relator se ha pronunciado contra las torturas en el Sahara Occidental en numerosas ocasiones y el bosque del incumplimiento de los convenios de Ginebra por parte del Reino de Marruecos.
Un bosque que obligue a la Unión Europea, a sus Instituciones y a su ministro de Exteriores, el español Josep Borrel, a exigir la inmediata paralización de las violaciones. Un bosque que obligue a Naciones Unidas la inmediata habilitación de la MINURSO, para la observación y denuncia de las violaciones de los derechos humanos descritas, en un territorio que, de acuerdo con las propias Naciones Unidas, está pendiente de descolonizar y ocupado ilegalmente. Un bosque que obligue al Gobierno de España, en su calidad de potencia administradora del territorio, a dejar de mirar para otro lado: que condene de manera clara la violación de los derechos humanos en su antigua colonia; que no ceda al permanente chantaje al que Marruecos pretende someterle.
En respuesta cívica a tanta desinformación interesada, cientos de organizaciones solidarias de toda España han decidido poner en pie la Marcha por la Libertad del Pueblo Saharaui, que partirá de todos los extremos de nuestra geografía para confluir en Madrid el próximo 20 de junio, exigiendo el cumplimiento del derecho de autodeterminación del pueblo saharaui y la celebración inmediata del tantos años aplazado Referéndum que así lo decida.