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Movimientos sociales
Stop Represión La Rioja: el recorrido emocional de un colectivo de apoyo a encausados
Detrás de los colectivos de apoyo a encausados se genera una intensidad emocional particular. La Plataforma Stop Represión La Rioja la lleva manteniendo durante cinco largos años. Este es su recorrido a partir de las personas que la sostienen.
De los casos de represión que surgieron a partir de las movilizaciones de la huelga general de 2012, el No Caso del 14N de Logroño es el que está soportando un periodo más largo sin resolución alguna.
La Plataforma Stop Represión La Rioja ha concluido una semana de actividades para conmemorar el quinto aniversario de denuncia de los hechos. Como suele ocurrir después de una frenética actividad, comienza un periodo de reposo para digerir la resaca. Ahora pasan a encarar la recta final hasta el juicio del próximo abril.
Como otras organizaciones de apoyo a encausados, trabajan para mantener la atención sobre los procesados, en este caso Jorge y Pablo. Mientras tanto, detrás queda en la sombra toda una maquinaria humana de comunicación, apoyo y cuidados que, con la triste proliferación de la represión paralela al impulso movilizador del 15M y la huelga del 14N, se está conformando como una modalidad de colectivo social en sí misma.
Asambleas preparatorias, consultas judiciales, sacar las mesas de firmas, redactar comunicados y notas de prensa, planear la cartelería, llevar y traer material, poner al día las redes sociales y notificar las movilizaciones en la misma Delegación del Gobierno de la que salieron las multas y denuncias penales en contra de las que se están movilizando. Y así durante cinco años.
Los ritmos de estos colectivos se basan tanto en el calendario judicial como en los ciclos y emociones de las personas que lo conforman. En un proceso tan duradero, donde se ha mantenido el pulso a lo largo de cinco años, resulta necesario considerar ese entramado de gente y su deriva emocional, que generalmente queda fuera del marco de observación.
Más allá de los eslóganes hay una realidad íntima del colectivo que condiciona cada paso que da. En el caso de Stop Represión La Rioja todo este periodo ha dado para mucho. Tanto para dosis de frustración y desgaste como cariño y euforia. Desde el boom de indignación inicial, cuando más de 30 colectivos y asociaciones de Logroño se sumaron a esta Plataforma, hasta la actualidad cuando un núcleo mínimo que continúa activo de menos de diez personas es capaz de organizar las jornadas antirrepresivas con más actividades y de mayor asistencia de la historia de la Plataforma.
Respuesta inmediata y organización colectiva
Hace cinco años el contexto era diferente. En plena efervescencia de lucha social, desde el inicio del 15M se venía registrando en la ciudad de Logroño un aumento de la presión policial a diferentes movimientos sociales que estalló en la represión de la huelga general del 14N. Esto ayudó a armar un llamamiento transversal que implicaría a un grupo diverso de colectivos: feministas, ecologistas, sindicatos, anarquistas, partidos políticos, etc.
David, miembro intermitente de la Plataforma, rememora “el sentimiento profundo de que nos podía haber tocado a cualquiera de las demás. Fue una respuesta solidaria de carne y hueso”. Ana S., que ha trabajado en el grupo de comunicación desde el inicio, recuerda como “aquella misma madrugada del 14 de noviembre se empezó a articular una respuesta colectiva”. Ana P. venía de trabajar en Madrid en colectivos antiglobalización y le sorprendió esta diversidad de los movimientos sociales en Logroño y su capacidad para trabajar juntos. “Es algo que en otros lugares no se ve”.
Sin embargo se tardó cuatro meses en conformar la Plataforma, recabar los apoyos iniciales y consensuar un manifiesto común
Esas primeras asambleas para dar a luz la Plataforma son recordadas por muchas como unos de los momentos más frustrantes y ridículos. Fer fue uno de los primeros portavoces de la Plataforma, de la que dejó de participar activamente hace un par de años. Recuerda como no era fácil el entendimiento entre colectivos tan distintos, pero reconoce esa diversidad “como una riqueza y un acierto de la Plataforma”.
Por ejemplo, Estela, del colectivo feminista Mujeres en Rebeldía, advierte cómo su grupo no firmó el manifiesto al no compartir ni el contenido político ni el estratégico. ”Fuimos de las pocas organizaciones de la ciudad que no lo hicieron. Aunque de forma personal hemos estado ahí en cada momento”.
Actividad incesante de los primeros años
Uno de los trabajos iniciales de divulgación de la Plataforma, fruto de los primeros meses de actividad constante, fue el desarrollo de un dossier con la recopilación de los casos de represión en La Rioja, que sería actualizado al año siguiente. Fer lo reconoce como una de las labores más gratificantes. “Fue uno de los pioneros en el estado y otras Plataformas antirrepresivas se fijaban en lo que hacíamos”.
Este informe ha sido una de las cartas de presentación para la divulgación fuera de La Rioja y crear una red de apoyo con otros casos de represión. La gira de charlas les ha llevado desde Mallorca a Vigo, pasando por Sevilla, Salamanca, Valladolid, Córdoba y Zaragoza, entre otros lugares.
Más allá de la propaganda, David subraya la utilidad de estos encuentros y recuerda cómo, por ejemplo, las prácticas desarrolladas en La Rioja ayudaron al colectivo Stop Montajes Policiales 4 Caminos de Cuenca. “Estaban un poco desesperadas y nuestra experiencia les ayudó estratégicamente”. Finalmente, en Cuenca, su caso recibió sentencia favorable hace más de dos años, después de casi tres de campaña. Mientras tanto, Stop Represión La Rioja permanece a la espera del juicio.
Del mismo modo la Plataforma se ha nutrido de la experiencia de otros colectivos de apoyo a encausados y ha traido hasta Logroño sus vivencias: el caso 4F, el barrio de Gamonal, Alfon, caso de Iñigo Cabacas, el colectivo de Madres contra la droga, colectivo Eleak, el caso de “los tres del pregón”, los Tartalaris del TAV… Leer la programación anual de las jornadas de aniversario del 14N de la Plataforma es hacer un repaso a la actualidad de la represión policial y jurídica en el estado durante los últimos cinco años.
Pero quizás el trabajo más intenso de difusión ha sido de cara a la propia población riojana. Como comenta David, el mayor peligro de la Plataforma siempre ha sido la normalización. ”No podemos perder la sensación de shock de aquellos primeros días. Y eso supone un esfuerzo”.
En ese sentido desde el inicio se ha mantenido una ardua campaña permanente de mesas de recogida de firmas de apoyo en plena calle que ha continuado durante todos estos años. Sonia, una de las caras visibles de la Plataforma, reconoce que “si no es en la calle e informando a la gente, la Plataforma no hubiese existido más que para nosotros y la policía”. Ese contacto cara a cara ha conseguido reunir hasta el momento cerca de 16.000 firmas.
“Si en aquellos años iniciales no hubiésemos hecho el trabajo de calle que hicimos”, admite Sonia, “hoy no estaríamos con la moral y la energía para continuar a este nivel de actividad”.
Estrés, tensiones y desgastes
La prolongación de los procesos judiciales se ha entendido siempre desde la lucha antirrepresiva como una herramienta más de burorrepresión para provocar el debilitamiento del apoyo a los encausados que pudieran atraer al calor de los acontecimientos. La Plataforma no ha sido impermeable a esa erosión. Como comenta Fer, “el desgaste del compromiso ha sido fuerte por la intensidad del trabajo y lo largo del proceso; cuatro años sin tener fecha del juicio”.
Esta incertidumbre constituye ya, en palabras de Jorge y Pablo, una condena preventiva que les obliga a poner su vida entre paréntesis bajo la amenaza de 2 y 7 años de prisión respectivamente. Tanto esa demora como la inseguridad y tensiones que producen han sido palpadas por cada uno de los miembros. En contraste y al mismo tiempo ha aumentado la vinculación personal, aún siendo personas que militan en otros espacios. Como comenta Estela "mucha gente ni siquiera conocíamos a Jorge y a Pablo antes de todo esto", sin embargo ahora su absolución ha pasado a ser “algo central, ya no sólo en mi militancia, sino en mi vida”.
Por ejemplo, Sonia aterrizó en la Plataforma sin una militancia previa en colectivos sociales “No conocía a nadie”. Sin embargo no tardó en comprometerse de forma activa, especialmente en la campaña de recogida de firmas de apoyo. “Me involucré hasta un punto un poco enfermizo. Lo reconozco”. Esto le ha llevado a apartarse en los últimos años de la organización cotidiana de la Plataforma. Con la mezcla de demora en el tiempo y la gestión del compromiso personal también, como reconoce Fer, puede parecer más preferible “construir y crear el mundo que quiero, que denunciar injusticias todo el tiempo”.
Asímismo y por diferentes motivos, otros miembros activos durante los primeros años han querido pasar a un segundo plano o directamente se han ido desvinculando de la acción directa y su organización. Dichas ausencias no han tenido relevos. Los componentes del grupo organizador que se mantienen hoy en día son integrantes de la Plataforma desde sus inicios.
Tantos años han hecho también que las relaciones se estrechen mucho, que seamos más fuertes – señala Estela– pero también que a veces todo sea demasiado intenso
Descubrir los afectos y los cuidados
Ese desequilibrio entre lo personal y lo colectivo ha condicionado la capacidad del grupo para sostener su principal objetivo: mantener el cuidado y el apoyo a los encausados. Ana P., desde su experiencia como facilitadora de grupos en movimientos sociales, reconoce que esa tensión es difícil de sostener. “No se trata sólo de hacer acciones. Se trata de acompañar procesos personales que implican mucha incertidumbre vital. Se ve de cerca la injusticia. Esto es un cansancio añadido, pero también un estímulo”.
“Los ciclos de cada uno están ahí, lo queramos o no” admite Fer. “Lo importante es saber que nadie es imprescindible y hacer en cada momento de la vida lo que realmente sintamos”. Afrontar esta realidad durante un trabajo en grupo tan intenso conlleva, como aconseja Ana P., desarrollar un grupo de apoyo al mismo tiempo que se tiene un grupo de acción. “Eso la Plataforma lo ha ido haciendo por necesidad”.
Es necesario hacer más reflexión colectiva – subraya Ana P. Hacer explícito que necesitamos más espacios para hablar de cómo nos sentimos, nombrar el miedo, el coraje, el cariño, el cansancio, la admiración y el amor... nombrar el amor, aunque suene cursi, porque es real
Ese desgaste del colectivo, paralelo a un trabajo constante, ha derivado en un proceso que hace que ”nos vayamos conociendo cada vez más y que lo afectivo gane terreno”, indica Estela. Ese acercamiento ha sido sobretodo “más a nivel personal, y no tan sólo político”.
Escuela de activismo: de Plataforma a colectivo
Al tercer año de recorrido la Plataforma realizó un trabajo consciente de reorganización ante el desgaste y la prolongación de los tiempos, sin fecha de juicio a la vista, para reconducir su funcionamiento a largo plazo. En un intento, como comenta Fer, de vencer “muchas formas de militancia tradicional: prisas, falta de humor y cariño, mucho cansancio y sin disfrutar del proceso”. Un trabajo que todavía no ha concluido.
De cara al interior ha supuesto un reconocimiento no escrito de la Plataforma como un colectivo en sí mismo.
Ana P. confiesa que “es una evolución necesaria para sostener Plataformas de tan largo recorrido. Lo hemos visto otras veces, Plataformas que pasan de ser espacios de coordinación a lugares de trabajo”.
Y hacia el exterior ha dado como fruto la creación de la campaña del “No Caso del 14N” para centrar las labores de comunicación de la Plataforma exclusivamente en la absolución de Jorge y Pablo. Esta campaña, junto con el trabajo previo, no ha dejado de dar resultados desde el aniversario del año pasado a partir del cual los medios de comunicación regionales, después de cuatro años de silencio, han comenzaron a dar la palabra a los encausados mientras que la Delegación de Gobierno ha dejado de dar declaraciones.
Ana S. reconoce que ese trabajo interno ha sido imprescindibles para la evolución, el mantenimiento actual de la plataforma y sus últimas acciones, como las recientes jornadas antirrepresivas. “Ya lo decía Churchill” se ríe, “un pequeño grupo de personas, en un pequeño lugar, hacen cosas grandes”.
Como comenta Estela “parece que es una nueva etapa en la que las bases y estrategias que se asientan pueden formularse ya desde una amplia experiencia y un bagaje diferente”. Es un proceso de evolución no sólo como colectivo sino también interpersonal. Simón, militante de CNT, destaca su propio aprendizaje a partir de la heterogeneidad de las personas con las que se trabaja. “Siento que me han aportado cosas que hoy día las tengo ya interiorizadas”.
David también remarca especialmente la influencia del movimiento feminista tanto a nivel personal como en el funcionamiento de la Plataforma. “Poco a poco vamos quitándonos el rollito forofo. Los hombres solemos ser torpes y ruidosos en las asambleas, y nos vamos dando un poquito de cuenta”.
Línea de meta: el próximo abril
Desde mayo de este año ya cuentan con una fecha de juicio que ha dado un horizonte concreto a la organización. “Esto era una carrera de fondo –recuerda Fer– y, aunque las fuerzas están justas, la Plataforma llega con las suficientes para afrontar esta recta final”. Estela augura que el compromiso aumentará al tener más cercano el juicio ya que “será más fácil trabajar, ya con un calendario en la mano”.
Después de haber concluido las jornadas del que se pronostica como el último aniversario del 14N en Logroño parece que se hubiera plantado el campamento base definitivo antes de acometer el asalto final a la cima. Se mezclan sentimientos de cansancio por veteranía, tensa expectación y prudente esperanza antes de estudiar la estrategia final.
También huele, sin haber terminado, a fin de ciclo. Más allá de cuál sea el veredicto final, David señala antes de despedirse la importancia de optimizar el camino que se ha recorrido. “Tenemos que darle un sentido a todo esto que hemos vivido. Tenemos que hacer nuestras las fuerzas que nos embisten. Aprovechar el bagaje será interesante y debería ser una responsabilidad. Ya veremos cómo”.
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