Ríos
¿Qué hacemos con el río Oja? Panorama de la cuenca más polémica de La Rioja
Pozos de captación, planes de embalse, cortes de suministro, desaparición del caudal y el ingrediente exclusivo de la contaminación por fertilizantes más alta de La Rioja. La gestión del agua del río Oja en los últimos años la convierte en una cadena de parches sin una solución integral.

La gestión de agua de este valle se ha convertido en los últimos años en un foco de polémica y conflicto que ha dividido a sus habitantes por dos ejes. Una primera separación según la posición del municipio en el flujo del agua enfrentando a la cabecera del río que ve como el recurso de montaña beneficia a la vega baja. Y otra disputa según el abanico de métodos, y sus consecuencias, con los que satisfacer ese abastecimiento. En la memoria reciente permanece la regulación del vecino río Cidacos que ha culminado con la controvertida construcción de la presa de Enciso.
El valle del río Oja es el abanderado de los siete valles de La Rioja. Desciende rápidamente desde la Sierra de la Demanda y en pocos kilómetros le da tiempo a abastecer a Ezcaray, la principal villa turística de la comunidad y enlace a la única estación de esquí de la región, y regar la vega agrícola de Santo Domingo de la Calzada y Haro, antes de morir en el Ebro unido al río Tirón.
La naturaleza de esta cuenca, que combina acuíferos aluviales en la superficie y calizos a más profundidad, ambos comunicados, hace que la solución no sea sencilla. La tradición de faltas de abastecimiento en esta cuenca y la falta de soluciones integrales por parte de la administración hace de esta cuenca un paradigma de la gestión del agua en esta comunidad.
El río seco a las primeras pruebas del bombeo
En 2010, tras la inversión de más de 25 millones de euros en infraestructura, comienzan las primeras pruebas para extraer agua de los acuíferos calizos mediante bombeo, cerca de Ezcaray, en la cabecera del valle. La intención es abastecer a los pueblos de la llamada Mancomunidad de la Esperanza, formada por pequeños municipios de la zona. Desde ese momento se aprecia problemas y anomalías en el río, en especial por los habitantes de Ezcaray y Ojacastro.
El caudal del Oja ha desaparecido por completo en pocas horas
Aun así las pruebas no cesan y el empeño continúa en 2012 cuando, ejecutado ya el proyecto, comienzan los bombeos en el pozo San Torcuato, el primero de los tres pozos proyectados, con un segundo pozo con deficiencias y un tercero sin acabar. Inmediatamente el cauce del Oja se ve afectado y se secan varios tramos.
Las autoridades se vieron obligadas a parar el bombeo a las 48 horas ya que, como denuncian desde la Sociedad Local de caza y pesca de Ezcaray, “dejaron sin agua de boca a Ojacastro”. No tardaron en hacer públicas sus quejas al observar cómo “el caudal del Oja ha desaparecido por completo en pocas horas”. Señalan que estas extracciones provocaron “las muertes de cientos de truchas” al vaciarse ese tramo del río. Desde que comenzaron las pruebas, y año tras año, se dedican a rescatar “miles de ejemplares de trucha” de los tramos que quedan secos o aislados.
Ante esta situación varios particulares interponen querellas criminales, a través del Seprona, por delito ecológico contra los responsables del bombeo. Como consecuencia, la empresa pública ACUAEBRO recibe una sanción administrativa en firme de 10.000 euros y se abren diligencias previas en el juzgado número dos de Haro.
Pero tres años después se archiva la causa. Aunque la propia empresa reconocía la falta de autorización expresa y la Guardería Forestal corroborarse la muerte sistemática de ejemplares de trucha, la jueza no encontrar motivos de “un perjuicio grave en el equilibrio de los sistemas naturales”.
En enero del 2014 se realizó otro bombeo de prueba durante 38 días. Dado que no arroja datos concluyentes al no ser periodo estival se realizó otro bombeo entre mayo y octubre, durante 153 días. En 2015 la empresa privada TYPSA es contratada para realizar un estudio de impacto medioambiental que determina las posibles afecciones “de poca relevancia”. Ecologistas en Acción cataloga este informe de 175 páginas como “chapuza”, asegurando que se trata de “un estudio realizado para cubrir un expediente de la Administración”.
En julio de 2016 vuelve el bombeo y, con él, Ojacastro se vuelve a quedar sin agua como sucedería cuatro años antes. A pesar de ello desde el 2017 se inicia la explotación regular del pozo de bombeo.

La presa de Urdanta como solución final
Mientras tanto, en abril del 2016, el Gobierno de La Rioja licita el proyecto para la construcción de una presa en Urdanta, que inundaría esa aldea perteneciente a Ezcaray tras un muro de cincuenta metros. La construcción de un embalse en la cabecera del Oja es planeada desde 1996, aunque en inicio se proyectó en Posadas y con un muro dos veces más alto. Ahora se comenzaba por fin con el trámite. Sin embargo el gobierno se vio obligado a paralizar la licitación de inmediato ante la movilización social contra el proyecto.Si antes era los bombeos ahora se le añadía el proyecto de la presa para dividir a la población. Ese mismo año se realizan dos reuniones públicas con pocas semanas de diferencia. Una convocada por Amigos de la Tierra en Ezcaray, la cabecera del valle, en la que hubo un rechazo unánime a la futura presa. La otra fue organizada por la comunidad de regantes de Santo Domingo de la Calzada, aguas abajo, cuyos asistentes apoyaban la construcción de una presa capaz de acumular agua en invierno para su aprovechamiento estival.
Tanto una como otra parte parecían necesitar un informe objetivo sobre la situación del acuífero que ayudará a superar la confrontación de opiniones.
El Informe del Instituto Geológico
Ese informe científico llegó al año siguiente, siete años después de haber iniciado la regulación de la cuenca. En 2017, es el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) quien realiza un exhaustivo estudio de 633 páginas en los que analiza los acuíferos de la cuenca (Tomo I, Tomo II). En él desestima la construcción de la presa para asegurar el abastecimiento de agua de boca de los habitantes de la cuenca. Aconseja que bastaría con la captación de agua superficial en invierno y primavera. Mientras que en época estival se podría bombear del acuífero al río para compensar el agua perdida por este en otras estaciones.
También advierte de la complejidad de la gestión de los acuíferos aluviales y calizos del Valle del Oja dada la conexión entre ámbos, que justificaría la desaparición del caudal aluvial de superficie durante las extracciones de agua subterránea. Al mismo tiempo recomienda la realización de un estudio para conocer los posibles efectos que tienen los bombeos en el medio ambiente.Sin embargo la Comunidad de regantes de Santo Domingo de la Calzada no tardó en cuestionar el informe y señalan la falta de abastecimiento que tienen los pozos de suministro agrícola. Recuerdan que “en la pizarra salen bien los números, pero la realidad no es así”. Detrás permanece el plan de transformación en regadío de toda la zona del Oja que, como dice el gobierno regional, no se desarrollará hasta que no haya una comunidad de regantes que organice la demanda en toda la cuenca.
Actividad agrícola y contaminación por fertilizantes
Esta programada expansión de cultivo de regadío en la vega baja del Oja le acompaña una polémica paralela a la del abastecimiento desde la cabecera del valle. Es la declaración de esta parte del acuífero como el más contaminado de toda la Rioja a causa de la actividad agrícola.
La Confederación Hidrográfica del Ebro alertaba en 2017 de que las aguas superficiales de la zona entre Santo Domingo de la Calzada y Haro rebasan el límite permitido por la OMS de concentración de nitratos (50 mg/l), como consecuencia directa de la falta de regulación del uso de fertilizantes en la agricultura de la zona. La situación es aún más alarmante en las aguas subterráneas donde se alcanza más del doble de contaminación sobre ese margen de seguridad sanitaria.
José María Infante, "ese agua arrastra nitratos de origen agrario cuando pasa a una masa de agua subterránea, y vuelve a bombearse de nuevo para el riego"
Tal y como indicaba el director general de Calidad Ambiental y Agua del gobierno de La Rioja, José María Infante, "ese agua arrastra nitratos de origen agrario cuando pasa a una masa de agua subterránea, y vuelve a bombearse de nuevo para el riego". Esos mismos pozos de riego que, según la propia consejería, están situados junto al aluvial del que se abastece de agua de boca Santo Domingo de la Calzada y con los que "entra en competencia".
Estas declaraciones formaron parte de la invitación que realizó el gobierno regional al ayuntamiento de Santo Domingo de la Calzada en agosto de 2016 para que se conectara al suministro de procedente de los bombeos del alto Oja y así paliar los periódicos cortes en el suministro de agua que venía sufriendo. Al ayuntamiento desestimó la invitación y ha pasado a invertir 276.795 euro en la nueva fase de la renovación de su red de abastecimiento.
En esta situación Santo Domingo de la Calzada abandera la posición por la regulación del río en su cabecera, con la presa de Urdanta como solución estrella a su sempiterna falta de abastecimiento tanto agrícola como de boca. A pesar de ello no hay noticia de movilización institucional o social por la regulación de la actividad agraria, su consumo de agua y su uso de fertilizante que contamina el agua por la que compiten con los habitantes de la ciudad.
¿Y ahora qué?
A día de hoy los bombeos continúan en la cabecera del valle y el estudio de daños que recomendaba el informe del IGME sigue sin ver la luz. El consejero de Medio Ambiente del gobierno de La Rioja, Íñigo Nagore, no ha dado ninguna respuesta a dicho informe en el último Consejo Asesor de Medio Ambiente al respecto de la gestión de los acuíferos y su futuro.
Mientras se deja en la nevera el proyecto de la presa de Urdanta, Nagore ha invertido en la reparación de fugas en la red de abastecimiento de 20 municipios de la zona. Lo que ha conseguido reducir el 48% el volumen de agua consumida. Pero a la Consejería de Medio Ambiente tampoco se le conoce movimientos relevantes para la regulación de la actividad agrícola y su consecuente filtración de nitratos en las aguas subterráneas. De hecho trabaja de forma efectiva para su expansión agrícola.
El plan de regadío en el bajo Oja sigue adelante. A comienzos de este año se presentó el plan de transformación en regadío de 8.430 hectáreas de la zona del río Oja que lo conforman tierras de Santo Domingo de la Calzada y los municipios que le rodean. Este plan supone la construcción de una aduz en Ezcaray del que, a través de una conducción de 21 kilómetros, surtirá a dos balsas en Corporales y Manzanares.
Mucho menos se cuestiona que el consumo del agua deba seguir como hasta ahora. Solo se debate cómo satisfacer ese consumo.
El gobierno ha advertido que, según sus cálculos, los problemas de abastecimiento y secado del caudal seguirán produciéndose cuando Santo Domingo se conecten al sistema de suministro de Ezcaray. Incluso cuando se sume a este sistema la captación del pozo de Zorraquín, que explota el acuífero calizo Pradoluengo-Anguiano, diferente al del Oja. Así pues el embalse en la cabecera del río como solución final, aunque aplazado, sigue en el horizonte.
Regulación del río sin regulación de consumo
Del mismo modo que se comenzó con la explotación de los bombeos en la cabecera del rio sin un informe público previo del impacto medioambiental, parece que la completa regulación del río Oja sigue el mismo camino. El Plan Director de Abastecimiento de Agua del gobierno regional hace una estimación hasta el 2027 que no incluye un estudio integral de la demanda ni el estudio de impacto que aconsejaba el IGME.
Es decir, no hay un estudio integral con datos detallados de quién y cómo consume el agua de esta cuenca. Por ejemplo, no se puede detallar el volumen de consumo anual en la actividad agrícola en la cuenca del Oja. Mucho menos se cuestiona que el consumo del agua deba seguir como hasta ahora. Solo se debate cómo satisfacer ese consumo. Tampoco existe ánimo por parte de ninguna administración de, una vez se conozcan esos datos, decidir entre toda la comunidad de la cuenca del río como dar uso a esos recursos.
La problemática de la cuenca del río Oja recuerda como la gestión del agua es cuestión estratégica de cara al futuro en el que el cambio climático, que hace unos años nos soplaba la nuca, ahora parece adelantarnos por la derecha. Sin olvidar que la montaña de La Rioja pertenece al área Serranía Celtibérica, la segunda zona con menor población de Europa tras Laponia.
Este debate sobre el suministro de agua de una comunidad teje lo medio-ambiental con lo económico, pero también lo social y político. Para la administración de esta realidad multiple se repite la visión finalista en la que el río se asemeja a un combustible de desarrollo donde agua que pasa es un desperdicio. Frente a una visión amplia en la que el agua es un fluido vital de un sistema complejo que necesita de una nueva cultura del agua, no solo en el abastecimiento sino también en el cuestionamiento de su consumo y la toma de decisiones respecto a su gestión.
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