We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Arte
Paula Bonet: “Es necesario expresar lo que le pasa al cuerpo femenino; si no, no existe”
Paula Bonet, dibujante y pintora, trabaja actualmente en el proyecto Roedores, donde aborda el tabú de las pérdidas gestacionales desde un punto de vista feminista.
La obra de Paula Bonet responde a sus inquietudes y emociones como artista y huye de las imposiciones del mercado del arte. Todos sus trabajos abrazan la causa feminista, un movimiento “imprescindible para sentirnos libres”, según reivindica. Se licenció en Bellas Artes por la Universidad Politécnica de Valencia. No se considera ilustradora, sino “dibujante y pintora”. Autora de diversos libros, esta artista de Vila-real trabaja actualmente en el proyecto Roedores, donde aborda el tabú de las pérdidas gestacionales desde una perspectiva feminista.
¿Cómo se refleja la fuerza de la lucha de las mujeres?
Hay un movimiento feminista muy fuerte a nivel mundial y las imágenes son lo que más se consume en nuestro contexto. Las mujeres somos más de la mitad de la población y estamos cansadas de no tener las mismas oportunidades y tratos que los hombres. Finalmente hemos despertado y estamos poniendo palabras e imágenes a ese despertar. El feminismo nos aleja de ese individualismo al que nos aboca el contexto y, cuando se entiende que la causa es tan importante y que tenemos la razón de nuestra parte, se pierde el miedo y la voz se hace firme.
Sobre el caso de La Manada, publicaste una imagen con gran repercusión en redes. Decía: “Hermana yo te creo. Dejad de juzgarnos a nosotras. Nosotras somos las agredidas”. ¿Por qué este mensaje?
La sentencia evidenció el contexto heteropatriarcal en el que vivimos, un espacio hecho a la medida del hombre heterosexual. Implicó que no se nos tiene en cuenta o que se nos culpabiliza incluso de actos que no hemos cometido y decisiones que no hemos tomado. Se nos revictimiza. Es lamentable.
¿Cuál es el punto fuerte de movimientos como #MeToo o #cuéntalo?
La sororidad. El hecho de saber que no estamos solas, ni locas, y que realmente no somos responsables de actos de los que nos hemos responsabilizado toda la vida. Hemos podido sentirnos libres, acompañadas y dispuestas a hablar. Es doloroso pero necesario. El 8 de marzo salí a la calle pensando que no tenía nada que celebrar y enseguida supe que estaba muy equivocada. Algo está cambiando, pero no podemos dejarnos llevar por la inercia. Todavía no hemos hecho nada. Debemos agruparnos, no dejar de señalar y, sobre todo, no desfallecer.
"La división de géneros y lo que supone, culturalmente, ser de uno o de otro está mires donde mires y desde que naces"Las personas socializadas como hombres y mujeres no reciben el mismo aprendizaje sobre el amor. ¿Cómo se puede despatriarcalizar y descapitalizar el amor?
¡Ojalá tuviera la respuesta! Es un proceso larguísimo y debe estar en el funcionamiento de cualquier sistema. El patriarcado lo impregna todo, no solo la forma de entender el amor. La división de géneros y lo que supone, culturalmente, ser de uno o de otro está mires donde mires y desde que naces: en las tiendas de ropa y de juguetes, en las historias que consumimos, en los libros de texto, en el léxico... Lo que se nombra en masculino es considerado universal, lo femenino es “lo otro”. Es un proceso complicadísimo y muy lento.
¿Cómo crees que influye tu arte en la lucha feminista?
Cualquier acción —un dibujo, un texto, una propuesta de movilización, una denuncia, un artículo— es necesaria para la toma de conciencia. Toda mujer sufre discriminación porque la discriminación está en la raíz de la cultura, incluso en el léxico, gran depositario de los prejuicios que existen contra nosotras. Mis obras son miguitas que forman parte de un movimiento colectivo, cada vez más fuerte y mejor encarado, que no se deja llevar por la inercia y que continúa nombrando, denunciando, dibujando y cuestionado.
Hablar de los abortos es necesario y supone un gran esfuerzo. Pero si no hablamos también del dolor, no sabremos hacerle frente y seremos una sociedad coja
Parte de tu obra quiere visibilizar un tema tabú: los abortos. ¿Por qué era necesario expresar algo tan íntimo?
Hablar de este tema es doloroso y supone un gran esfuerzo. Tener que hacer frente públicamente a todas las preguntas que surgen alrededor de las maternidades es duro. Traspasé la línea entre enseñar solo mi trabajo y mostrar una foto tan íntima, aparentemente embarazada —realmente contenía un embrión muerto— porque vi, cuando yo era aquel cuerpo, que nunca había sabido de la existencia pública de ese estado. Si no hablamos también del dolor, no sabremos hacerle frente y seremos una sociedad coja. Considero muy necesario dar nombre a lo que le pasa al cuerpo femenino, porque lo que no se nombra no existe. Hay muchas invisibilizaciones que afectan a las mujeres. Enciende la televisión, pasea por cualquier ciudad, mira la publicidad, entra en un quiosco y abre revistas al azar: ¿dónde están las mujeres grandes y por qué este contexto no las representa? Parece que las mujeres solo podemos existir en la esfera pública mientras somos jóvenes y despertamos el deseo del hombre; solo en ese caso se nos representa.