ETA
Moyano: “El secuestrador de Luis Suñer tenía necesidad de exteriorizar un año con intensidad de película"

El periodista desvela en 'Operació Apolo' (Alfons el Magnànim/Libros del K.O., 2025) detalles inéditos de un rapto de ETApm un tanto peculiar, con un comando valenciano integrado por dos homosexuales militantes de la izquierda radical que prepararon un zulo en un pueblo de la Safor. Parte del dinero logrado se destinó a financiar la película 'La fuga de Segovia'
El periodista valenciano Sergi Moyano
El periodista valenciano Sergi Moyano

El eslogan “Hacienda somos todos” nació en 1978 para concienciar a la población española de la necesidad de pagar impuestos y dejar atrás el visto bueno social que tenía la picaresca durante la dictadura franquista. El Gobierno llegaba a publicar entonces una lista con los mayores contribuyentes, como una manera de marcar ejemplo. Ese año el primer puesto fue para el empresario valenciano Luis Suñer, dueño de Cartonajes Suñer y helados y congelados Avidesa. Tres años después, siete encapuchados irrumpían en su fábrica para secuestrarlo. Eran miembros de ETA, que lo tuvieron cautivo durante tres meses, hasta que consiguieron 325 millones de euros por su liberación.

Fue un secuestro que conmocionó a la sociedad valenciana en el ambiente agitado de 1981. Y por el que nunca se detuvo ni juzgó a ninguno de sus autores. Ahora el periodista Sergi Moyano (Carcaixent, 2000) relata en el libro Operació Apolo (Alfons el Magnànim, 2025) —tiene versión en castellano, Operación Apolo (Libros del K.O., 2025)— detalles inéditos del operativo de ETA político-militar. En un estudio de tres años que ha sido posible gracias a la ‘Beca Josep Torrent de periodismo de investigación’ otorgada por la Unió de Periodistes Valencians, aporta el testimonio inédito de uno de los secuestradores, Xavi (nombre ficticio), un valenciano de origen madrileño.

El libro 'Operación Apolo' de Sergi Moyano
El libro 'Operación Apolo' de Sergi Moyano

El libro combina el periodismo de investigación con un ritmo de novela policíaca y desvela aspectos no conocidos como que Luis Suñer pasó casi todo el cautiverio en un zulo realizado por una pareja valenciana homosexual en un pueblo de la Safor o que parte del dinero logrado se destinó a financiar la película La fuga de Segovia de Imanol Uribe y Ángel Amigo (también exmiembro de ETApm).

 -¿Cómo consigues que un secuestrador y exmiembro de ETApm te cuente qué hizo hace 44 años?
Porque confía en mí. Voy recomendado por personas conocidas que tenemos en común y que me avalan. Él también me investiga un poco para saber quién soy, de dónde vengo, de qué pie cojeo. Llego a él porque por casualidad una chica que conozco me dijo que había hecho mucha amistad de joven con un chico que le había dicho que había participado en el secuestro de Luis Suñer. No me quiso dar el nombre, pero tiré del hilo y llegué a él. Y aceptó hablar desde el anonimato. Nunca fue detenido, ni identificado como miembro de ETA, ni relacionado con este caso. El libro es fruto de un pacto con el que llegué con esta fuente. Para él fue como una confesión, era una historia que se le había quedado dentro durante 44 años y que solo había llegado a verbalizar con la gente más próxima. Era como un episodio de su juventud y que tenía necesidad de exteriorizar, porque fue un año de una intensidad de película. Era un chaval de 24 años que, de repente, lleva una pistola, se mueve en entornos que para el común de los mortales son muy extraños, se iba a la montaña a disparar, tener una persona secuestrada en un local que has abierto tú…

-A parte del relato, que está muy bien explicado en el libro, ¿cómo lo recordaba el protagonista? ¿Qué emociones expresaba durante las largas conversaciones que mantuvisteis?
Él lo relataba todo de manera muy metódica, muy punto por punto, explicando el contexto y el por qué de las cosas. Tenía necesidad de ordenar bien las ideas y la historia. Y sí que es cierto que no exterioriza un sentimiento de arrepentimiento. Su arrepentimiento ya fue irse de la lucha armada junto al resto de polimilis, que fueron los primeros que se dieron cuenta que en democracia no tenía sentido el uso de las armas. De hecho, estuvo mucho tiempo pagando una cuota a una asociación que defendía la paz y estaba contra el terrorismo, motivo por el que después apareció en una lista negra de ETA militar. Por tanto, no se para a analizar su pasado y no entra a valorar si estaba bien o mal secuestrar a una persona. En muchos exmilitantes de ETA acostumbra a pasar que intentan contextualizar su pasado para que las cosas que hicieron tuvieran sentido. Si no, sería una enmienda a la totalidad de lo que hicieron. Intentan justificar algo que ahora no harían, pero que en su momento creían que luchaban por una serie de valores.

No exterioriza un sentimiento de arrepentimiento. Su arrepentimiento ya fue irse de la lucha armada junto al resto de polimilis, que fueron los primeros que se dieron cuenta que en democracia no tenía sentido el uso de las armas”

-¿Qué lleva a unas personas que viven en el País Valencià a militar en una organización independentista vasca que utiliza la lucha armada?
Son las circunstancias de cada uno las que los empujan a eso. Quien siembra la semilla es un madrileño que ha vivido los años más duros de la Transición en Madrid, que ha participado en todos los movimientos de resistencia en los últimos años del franquismo, sobre todo en el movimiento LGTBI… y que vive de cerca la represión. Por tanto, llega al País Valencià y empieza a hacer colla con un grupo de valencianos vinculados al ala comunista del nacionalismo valenciano, del PSAN, y ahí inició un proceso de radicalización.

Llega el chasco de la Transición, ven que después de producirse el cambio de régimen que añoraban… no se acabó de materializar por lo que habían luchado. Es un contexto muy polarizado, en plena Batalla de València, con ataques constantes de la extrema derecha a la izquierda y al nacionalismo, a intelectuales, maestros, filólogos, etc. Y eso les empuja hacia la lucha armada. Terra Lliure todavía no había comenzado a caminar y para ellos la referencia es ETA político-militar. Consideran que es su proyecto porque en su concepción de lucha armada pesa más la cuestión izquierdista que la nacionalista, y está sometida a una estrategia política, cosa que no pasa en ETA militar, donde son los mismos terroristas los que deciden la estrategia y el camino a seguir: “Nosotros tenemos las pistolas, nosotros mandamos”. En ETApm era Euskadiko Ezkerra (EE) y Euskal Iraultzarako Alderdia (EIA) quien dictaba en qué momento había que usar las armas para presionar a los estamentos políticos.

-¿Cómo vivieron su homosexualidad en la militancia en ETA los dos protagonistas que secuestraron a Luis Suñer? Las jerarquías militares, y más en la época, no parecen un entorno favorable para orientaciones sexuales que no son la dominante…
Digamos que la propia extrañeza de los miembros del comando hace que no se pueda vincular a una historia que se mueva en los entornos de la militancia en Iparralde [el territorio de Euskal Herria bajo dominio francés]. La mayoría de comandos ilegales estaban ahí, que es donde tenían casi todos los pisos francos y el arsenal de armas. Ahí sí que vivían en comunidad los militantes de ETA y hay cierta endogamia, son entornos donde han tenido que dejar todo vínculo con la familia. Todo en su entorno es ETA, es vivir para la organización. Los protagonistas del libro no viven realmente en ese entorno, están en el País Valencià. Aunque acuden en algún momento a hacer alguna instrucción militar, realmente es una célula que se circunscribe únicamente a la Safor.

El periodista valenciano Sergi Moyano
El periodista valenciano Sergi Moyano

-¿Lo sabían en la cúpula de ETA?
Probablemente no. La gente más próxima sabía que estaban juntos, pero tampoco era algo que manifestaran públicamente. Una de las cosas que tiene Xavi es que, aparte de ser una persona muy reservada, ha sabido camuflarse siempre en el ambiente, ser invisible. Eso le ha permitido, por ejemplo, no sufrir la represión homofóbica que hubo en los años 70 y 80 con la ley de peligrosidad y rehabilitación social, y esa Transición que también fue muy dura para el colectivo de homosexuales y trans.

Xavi ha sabido camuflarse siempre, ser invisible. Eso le ha permitido, por ejemplo, no sufrir la represión homofóbica que hubo en los años 70 y 80”

-La autocensura o el esconderse también es una forma de represión.
Sí, pero en este caso él es así. Siempre ha actuado de esa manera y nunca ha querido destacarse por nada. Y eso le ha venido bien, porque ha facilitado que, por ejemplo, durante 44 años nadie le haya vinculado a la militancia en ETApm y que haya tenido impunidad tras participar en un secuestro.

-Siendo tan joven, antes de encontrarte con esta persona que te habló de Xavi, ¿qué sabías de la historia del secuestro de Luis Suñer?
Lo conocía de manera muy superficial, porque mi familia es de Alzira y la hermana pequeña de mi madre nació el día que secuestraron a Luis Suñer, mi abuela estaba entonces dando a luz. Por eso, es algo que siempre se había comentado en mi casa como una anécdota y coincidencia agridulce. Hay que decir que Luis Suñer en Alzira era una institución, era el gran patrón, el amo de la ciudad. Intenté buscar cosas del caso, pero no encontré mucho. Y de repente apareció esta persona por casualidad, como pasan tantas cosas en el periodismo. Sí que es cierto que desde siempre me había llamado la atención que, tan cerca de mi casa, hubiera intervenido ETA y que hubieran secuestrado a un vecino de mis abuelos.

-¿Has recibido algún tipo de presión por alguna de las partes?
Digamos que a la familia no le hacía mucha gracia que hiciera el libro. Intentaron oponerse a que accediera al sumario del caso, pero finalmente la fiscal consideró que tenía derecho a acceder a los archivos por un interés legítimo. Yo entiendo que la familia de una víctima del terrorismo todavía vea estas cosas de una forma diferente. Sobre todo para la hija de Luis Suñer, que es una mujer muy mayor, continúa siendo un tema que le afecta mucho. En cualquier caso, creo que entenderán que yo soy periodista y que Luis Suñer, aunque fuera su familiar, es un personaje público y esta es una historia que es patrimonio de todos.

La familia de Suñer intentó oponerse a que accediera al sumario del caso, pero finalmente la fiscal consideró que tenía derecho a acceder a los archivos por un interés legítimo […] Luis Suñer es un personaje público y esta es una historia que es patrimonio de todos”

-Contrasta el hecho de que la familia se cierre a que se cuente la historia, cuando él, al salir del secuestro, sí que dio una rueda de prensa y concedió entrevistas. De hecho, mostró un cierto entendimiento con los secuestradores y algunos de sus planteamientos políticos. ¿Crees que realmente Suñer tenía un Síndrome de Estocolmo o realmente llegó a acercarse a ciertos postulados?
Yo sí creo que hubo un cierto Síndrome de Estocolmo, que es un fenómeno que acostumbra a ser habitual, aunque es polémico porque no hay una ciencia que determine en qué momento una persona lo tiene o no. Pero es cierto que algunas de sus declaraciones levantaron ampollas, sobre todo en determinados sectores del estado como la Policía y la Guardia Civil, a quienes no les hizo mucha gracia la manera en que Suñer se refería a las personas que le habían secuestrado durante tres meses. En algunas entrevistas se refería a ellos como “amigos”, que se había despedido de ellos brindando, que les había dado un abrazo, que durante el encierro había jugado a las cartas y al ajedrez… Es algo que sorprende mucho porque no es habitual.

Es cierto que es una situación de supervivencia y que uno de los secuestradores, Xavi, que era la persona que todos los días le daba de comer, sí que captó ese Síndrome de Estocolmo y que intentaba tratarle incluso con apelativos familiares. Le llamaba “Pepe” porque tenía un hermano que había muerto con ese nombre. Suñer intentaba encontrar valores compartidos. En sus empresas era una persona paternalista con sus trabajadores y los trataba como hijos suyos. Creo que también lo hace con sus secuestradores, los trata como si fueran jóvenes descarriados que deben encontrar un camino. Él incluso se ofrece a ayudarlos si dejan la violencia, trabajando en sus empresas.

Anagrama de ETA
'Hacia una estrategia revolucionaria vasca' es la primera publicación en la que aparece el anagrama de ETA. Vicente Sanpakú Ligia Pájaro

-En el libro cuentas que llegó a enviar comida al comando que acabó preso.
Claro. Que una víctima de un secuestro envíe helados y pollos a la prisión a quienes han sido sus captores… no es un hecho habitual. Es cierto que esas declaraciones en prensa fueron polémicas en la época porque algunos sectores consideraban que daba apoyo al terrorismo. De hecho, él dos días después de ser liberado defiende la amnistía para ellos, les desea la libertad y que vuelvan a una vida normalizada. Es decir, había una parte de mensaje de reconciliación que iba en la línea de la estrategia que había emprendido la UCD hacia la autodisolución de ETApm y que se consiguió en 1982, pero también había residuos de esos tres meses de cautiverio que para un hombre de 70 años fue complicado. Y para sobrevivir, se hizo amigo de ellos.

Suñer trata a sus secuestradores como si fueran jóvenes descarriados que deben encontrar un camino. Incluso se ofrece a ayudarlos si dejan la violencia, trabajando en sus empresas”

-¿Quizás era una estrategia de supervivencia, para que no lo mataran?
No, él en ningún momento creyó que le iban a matar. Sí que le imbuyó una pena muy grande, se sentía muy solo y pasó un tiempo muy deprimido. Los secuestradores captaron que estaba en una situación de estrés emocional muy fuerte y se asustaron, así que fueron a Iparralde a avisar a la dirección de ETA que había que cambiarlo de sitio. Y lo llevaron a un segundo zulo donde pasó las últimas dos semanas de cautiverio porque le vieron muy apagado.

-Suñer no era un hombre especialmente próximo a los sindicalistas, pero ellos le dieron su apoyo durante el secuestro. ¿Qué lectura tenemos que hacer de esto?
Creo que lo tenemos que leer en su contexto. Para explicar el éxito de las empresas de Luis Suñer, de la fortuna que acumuló y  de que tuviera dos industrias adalides de la sociedad valenciana, con dos empresas que aparecieron como un imperio industrial en medio de la comarca de la Ribera, eminentemente agrícola. De repente, Cartonajes Suñer fabricó el 70% de las cajas de medicinas de todo el estado. O Avidesa, los helados y congelados que también fueron pioneros y un símbolo para muchas generaciones. Eso no se explica sin sus trabajadores.

Luis Suñer construye su fortuna, en parte, porque tiene una base, unos trabajadores muy potentes, con una visión empresarial importante. Y los sindicalistas son clave, consiguieron mejoras en los derechos laborales pioneras en el sector, tanto de cartonajes como de helados. Eso coincide en el camino hacia la democracia. En los últimos años del franquismo se comienza a organizar el movimiento obrero alrededor de las empresas y los mismos trabajadores confiesan que, a pesar del trato paternalista y autoritario de Luis Suñer, era fácil llegar a acuerdos con él.

Es cierto que en Alzira no todo el mundo entendió las protestas de los trabajadores, les recriminaban ser unos desagradecidos porque ganaban un buen jornal. Estuvieron un poco incomprendidos y después se vio que dieron la talla en un momento tan delicado como un secuestro, cuando se pusieron con la pancarta y defendieron a su jefe considerando el acto como injusto e injustificable. Esa también es la historia de Luis Suñer: cómo incluso la gente de las clases populares le acabó dando apoyo.

zutik
Ejemplar de Zutik, en el archivo de Lazkao. Vicente Sanpakú Ligia Pájaro

-Después del secuestro, Luis Suñer tuvo cierta manga ancha o euforia a la hora de invertir en otras empresas. Hasta el punto que acabas el libro con la imagen de una Avidesa en ruinas. ¿Crees que el cautiverio tuvo algo que ver con el fin del imperio Suñer?
No. Y si tuvo alguna influencia, creo que fue mínima. Realmente las empresas de Suñer ya estaban en crisis antes del secuestro. El mundo había cambiado y su modelo empresarial se había quedado antiguo. Era un modelo familiar, donde él era el amo de todo y al final, la dictadura sin el dictador, se muere. En su caso, era él el amo y señor de las empresas.

Ya tenía 70 años cuando le secuestraron y en sus últimos diez años de vida le costó mucho adaptarse a los nuevos tiempos. Sí que es cierto que, aparte de las consecuencias que tuvo el secuestro para él a nivel mental, se embarcó en negocios que llevaban a la ruina. Se ve de manera clara en inversiones que en ese momento ya eran incomprensibles, como Radio Color, porque se le acerca determinada gente después de la fama del secuestro. Pero realmente sus buques insignia se fueron a pique cuando murió. Su hija no asumió las empresas y entre sus nietos tampoco había nadie con la capacidad de hacerlo. Ahora es una familia a la que no le queda nada del patrimonio que llegaron a poseer y se ha quedado como un nombre ilustre en las páginas de Historia, cuando llegaron a ser uno de los miembros de la burguesía valenciana más importantes de la época. Por ejemplo, su edificio de siete plantas se ha quedado en un piso en propiedad.

-Buena parte de tu investigación la has hecho en Euskal Herria, donde te has entrevistado con otros exmiembros de ETApm. ¿Cómo recordaban el caso de Suñer?
He hecho una veintena de viajes al País Vasco para entrevistarme con exmiembros de la dirección de ETApm y exmilitantes rasos. Es un caso que recuerdan de manera icónica. Lo primero que les viene a la cabeza son los “suñerdólares”, que es como bautizaron los billetes del rescate de Luis Suñer. Pero vivieron el secuestro desde la distancia, no tienen muchos recuerdos del hecho en sí durante los tres meses que duró, saben cosas a medias de las negociaciones… pero sí que aportaron claves de qué pasó con el dinero y dónde fueron a parar esos 325 millones de pesetas que pagó la familia, datos que nunca se habían conocido.

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