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Medio ambiente
La construcción de un camping de lujo amenaza el espacio protegido del marjal de Gandia
El pasado mes de mayo, se celebraba en Madrid la Feria Internacional del Turismo (FITUR), donde se organizó un acto dedicado a las actividades turísticas desarrolladas en todo el País Valencià. En este, la alcaldesa de Gandia, Diana Morant (PSPV), anunciaba la construcción de un camping de lujo —también llamado glámping, un concepto que hace referencia a la experiencia de combinar la acampada al aire libre y las condiciones de los mejores hoteles— en la zona de la Alquería del Duque, ubicada junto al marjal de Gandia. Esta declaración ha generado, tanto entre los grupos políticos municipales como el vecindario, un debate sobre cuál es el modelo turístico para la comarca de la Safor, así como las necesidades de hacer un turismo sostenible y respetuoso con el medio ambiente.
Los motivos por los cuales se justifican este tipo de instalaciones turísticas son de sobra conocidos por el vecindario de la comarca. El hipotético beneficio económico y la producción de nuevos puestos de trabajo son los argumentos clásicos para defender el turismo, independientemente del proceso de turistificación y destrucción del territorio que se pueda derivar. En este caso, sin embargo, los argumentos van más allá y apuntan también a la “sostenibilidad de los lugares situados cerca de espacios verdes”.
Gandia y su comarca ya han sido zonas explotadas de manera masiva desde finales del siglo XX, y han sufrido y sufren los efectos de un turismo muy poco sostenible. Por eso, desde la Plataforma por los Pueblos de la Safor, se oponen al camping de lujo, el cual, según consideran, no supondrá ningún cambio en el modelo turístico. “Se trata de un modelo heredado que hay que cambiar. Las políticas tendrían que ir en la línea de mantener o disminuir la carga que Gandia ya tiene, pero no de aumentarla”, defiende Xavier Ródenas, miembro de la plataforma y ex concejal independiente del Ayuntamiento de Gandia, gobernado en la actualidad por el PSPV y Compromís junto a Gandia Unida.
La afirmación de la alcaldesa de llevar a cabo este proyecto turístico al lado del marjal de Gandia y el rincón del Duque ha sido, cuando menos, “un error” por dos cuestiones, según consideran desde la Plataforma por los Pueblos de la Safor. En primer lugar, por dar el proyecto por hecho, cuando se encuentra en una fase muy embrionaria; y en segundo, por la oposición que ya se había generado, tanto por parte de las compañeras de gobierno del PSPV como de las entidades locales. “El Ayuntamiento ha admitido a trámite el proyecto, pero este todavía tiene que esperar los informes de la Generalitat, así como los de varios departamentos del consistorio”, explica Ródenas.
Otra de las cuestiones que preocupa a las activistas ecologistas es el proceso de solicitud de la Declaración de Interés Comunitario (DIC), redactada por la empresa que se encargará de la gestión del glámping, Sunny Resorts SL. Para poder conseguir una declaración favorable, se tienen que presentar varios documentos, los cuales tienen que justificar la necesidad de implantar ciertas actividades industriales, turísticas o agroalimentarias en suelo rural o no urbanizable. Aun así, Ródenas recuerda que esta figura “ha sido malversada, principalmente, durante los años oscuros del PP y la especulación urbanística, para obtener vía verde a la construcción de instalaciones turísticas, como los campos de golf”.
Impactos en el marjal y los barrios
El camping de lujo, con capacidad para 3.081 personas, ocupará una superficie de unos 188.000 metros cuadrados. Según la memoria donde se concretan las características del proyecto, además de las parcelas de acampada y de las zonas de aparcamiento correspondientes, el glámping contaría con instalaciones deportivas y un recinto para actos y conciertos. En definitiva, serán unas instalaciones de grandes dimensiones, lo cual ha hecho saltar las alarmas entre el vecindario, preocupado por los efectos que tendrá la presencia masiva de turistas en una zona con un alto valor medioambiental.
Pau Lucio, ornitólogo, vecino del barrio del Molí de Gandia y coordinador del Foro 21 de Gandia —un consejo local de participación sobre el territorio creado en el marco de la agenda 21, un plan de acción municipal con el objetivo de conseguir un desarrollo sostenible— expone algunos de los riesgos medioambientales que supondría la construcción de un complejo al lado del marjal, y en la misma línea que Ródenas, tilda de “falacia” considerar este proyecto “como sostenible o motor de la economía”.
La Alquería del Duque se sitúa cerca de los colmillos del marjal. A pesar de que en la memoria del proyecto se declara que no se encuentra en suelo protegido, el ornitólogo afirma que sí que afecta el perímetro de amortiguamiento de zonas húmedas del mismo marjal, donde se encuentran y viven muchos seres vivos, principalmente aves, a las cuales afectaría la presencia masiva de turistas. Otra cuestión señalada por el especialista es el incremento del uso del agua, así como de las problemáticas ya existentes para su depuración. Lucio remarca que la depuradora municipal ya genera “muchos problemas” en la localidad de Gandia. Por lo tanto, “lo último que se necesita es incrementar esta carga”, remarca. Además, una buena parte de los terrenos afectados son de uso agrícola, destinados sobre todo al cultivo de naranja.
Durante el año, la población de Gandia se sitúa en torno a unas 73.800 habitantes, una cifra que puede ascender hasta las 320.000 en verano, a causa de la llegada de turistas. Una de las zonas más afectadas por esta turistificación es, precisamente, el barrio del Molí el cual, según Lucio, todavía se vería más perjudicado con la instalación del camping. La memoria del proyecto no especifica ninguna ampliación o creación de accesos al glámping, lo cual ha incomodado a su vecindario, puesto que a la zona solo hay caminos estrechos que conectan algunas casas y campos y suelen estar poco transitados. Así pues, la cuestión del tráfico que se generará y las afecciones a las personas que residen es otro de los puntos de debate.
En cuanto a los impactos económicos, el vecindario alerta de que ya convive con otros campings, de carácter familiar, que “se verían afectados con la puesta en marcha de una competencia como esta”. En este sentido, Ródenas también insiste en el hecho que no se tendrían que generar más puestos de trabajo inestables y precarios a lo largo de la temporada de verano, sino asegurar que los que ya existen en la zona de la playa y otros espacios turísticos se convierten en trabajos seguros, estables y dignamente remunerados.
El negocio de Sunny Resorts
Sunny Resorts SL es una sociedad con sede en Madrid dirigida por Pelayo Cortina Koplowitz, hijo de Alberto Cortina, copropietario de la empresa Alcor Holding, propietaria a la vez del 12,5% de ACS, la mayor constructora del Estado español. Su madre es la aristócrata y empresaria Alicia Koplowitz, marquesa de Bellavista y reconocida por la revista Forbes como la cuarta persona más rica del Estado español en el año 2009. Esta empresa se dedica a la construcción de campings de lujo en Portugal y en el Estado español, bajo el eslogan de la sostenibilidad y la defensa del turismo alternativo. Aun así, las fuentes entrevistadas ponen en entredicho los valores que pregonan y denuncian su enriquecimiento a expensas del territorio y de su gente, destinando sus proyectos a personas con una capacidad adquisitiva elevada.
No se trata de la primera amenaza turística a Gandia y, seguramente, tampoco será la última. Justo hace unos pocos meses, varios grupos ecologistas y vecinales se movilizaban para oponerse a la construcción de una torre de apartamentos turísticos de lujo en el complejo hotelero de la llamada colonia Ducal, y hace algunos años, también se consiguió parar la urbanización de la playa virgen la Ahuir. Con estas victorias, Xavier Ródenas señala que en cierto modo ha sido “positivo” el anuncio prematuro de la alcaldesa, puesto que “se ha generado un avanzado debate sobre si hace falta este resort o no”. Por eso, tienen la esperanza que este anuncio que se proclamaba con orgullo en una feria sobre turismo español quede en el olvido con una nueva victoria de los movimientos ecologistas y vecinales de la Safor, que apuestan por un modelo económico diferente y por la conservación de su territorio.