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Derecho al agua
La espiral del agua en Alicante
El agua es un recurso natural esencial para la vida y para cualquier actividad económica. Hoy inalcanzable en la provincia de Alicante, mañana inexistente. El recorte al trasvase Tajo-Segura propuesto por el Ministerio de Transición Ecológica y ratificado por la Generalitat ha puesto patas arriba el sector agrícola e industrial alicantino. En un intento por desacreditar la medida, patronal, grandes empresarios y políticos, presumiblemente afines a sus negocios, se manifiestan semana tras semana incurriendo en informes, movilizaciones y declaraciones. ¿La realidad? El cambio climático y las nuevas condiciones que conlleva han sumido la zona en una continua sequía que solo es posible revertir con un cambio de modelo estructural hidrográfico, agrícola, turístico y territorial. Casi nada.
El calor permanece durante más tiempo a lo largo del día y se prolonga cada vez más entre el final de la primavera y el principio del otoño. Por lo tanto, cada vez tenemos un panorama de disponibilidad del agua más complicado con menos lluvia, más temperatura y más evaporación. Unas condiciones que en la cuenca del Segura y también, por mucho que cueste asimilar, en la del Tajo se multiplican con respecto al norte de España. El contexto confiesa que poco a poco habrá una menor posibilidad de trasvasar agua y eso es incuestionable. Motivo por el cual profesionales como Jorge Olcina, Catedrático de Análisis Geográfico Regional en la Universidad de Alicante y también presidente de la Asociación de Geógrafos Españoles (AGE), desde noviembre de 2017, apuestan por un “plan b”: un sistema sostenible y multifuente.
Olcina defiende la necesidad de una reconfiguración total de lo que hasta ahora ha sido el actual modelo de demanda hidrográfica español: “Es necesario que reajustemos el gasto de agua que tenemos, tenemos que ser más eficientes de lo que somos en el gasto de agua y hay que apostar por soluciones que pueden impactar lo mínimo posible en el medio ambiente”. Un análisis que comparte Julio Barea, doctor en Geología y experto en Hidrogeología: “El primer paso es cambiar el modelo de demanda que existe. No puede ser que administremos el agua sin cabeza”.
“Es necesario que reajustemos el gasto de agua que tenemos, tenemos que ser más eficientes de lo que somos en el gasto de agua y hay que apostar por soluciones que pueden impactar lo mínimo posible en el medio ambiente”, expresa Olcina
Pero, ¿cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Esto es solo producto de las nuevas condiciones meteorológicas? Barea, colaborador de Greenpeace, no tiene duda de que, como el propio cambio climático, la situación actual en Alicante proviene de un periodo en el que se ha sobreexplotado los recursos hídricos disponibles indiscriminadamente. “El 44% de las masas acuíferas del país se encuentran dañadas o contaminadas, ¿por qué? En general, por el abusivo uso del agua de las grandes explotaciones agrícolas e industriales” afirma el coautor de SOS Acuíferos, un informe publicado por la asociación en defensa del medio ambiente en el que se analiza la situación de los acuíferos de toda España en base a los datos más actuales y oficiales que existen de las propias confederaciones hidrográficas.
Un uso descontrolado del agua que persigue el objetivo de las grandes producciones en aumentar desproporcionadamente las cosechas, hasta revertir por completo el curso natural de la naturaleza. Julio Barea denuncia que, entre las conductas recurrentes de estas macro explotaciones, “se triplican cosechas buscando únicamente explotar el beneficio lo que incurre en situaciones incomprensibles: que el Olivo sea la especie en la que más recursos hidrográficos se haya gastado en Andalucía, tratándose de un árbol de secano, es un escándalo”.
Julio Barea denuncia que, entre las conductas recurrentes de estas macro explotaciones, “se triplican cosechas buscando únicamente explotar el beneficio lo que incurre en situaciones incomprensibles, como que el Olivo sea la especie en la que más recursos hidrográficos se haya gastado en Andalucía tratándose de un árbol de secano”
Unas conductas que se repiten en el sur de Alicante y parte de Murcia. Acuíferos como el de la sierra de Crevillent o del Alto Vinalopó se encuentran también contaminados y, como manifiesta Jorge Olcina, “es posible limpiar estas aguas, pero antes es necesario parar este proceso de sobreexplotación”. Según Olcina, la solución en la provincia pasa por tres líneas de actuación: una nueva planificación hidráulica, impulsar procesos sostenibles en sectores claves como agricultura y el turismo, así como encontrar nuevas soluciones en el ámbito territorial.
En concreto, el catedrático explica que el sector turístico español, principal motor de la economía del país y promotor del despilfarro habido y por haber, es uno de los puntos clave a abordar. Un análisis que comparte también Barea: “Es insostenible que se autorice la mayor playa fluvial de España en del alto Tajo, cuando esta cuenca cosecha un periodo de sequía recurrente”. Este ejemplo podría sumarse a los 300 campos de golf que hay a lo largo de la costa española y al sobrecoste hidrológico que supone el sector de la construcción. La prolongación de actividades turísticas, la aclimatación de edificios o un diseño urbano más sostenible son algunas de las soluciones que propone Olcina.
Por otra parte, es trabajo de las administraciones reconfigurar la planificación hidrológica existente. “A la vista está que el modelo de demanda debe ser sustituido por un sistema más ajustado en el que evaluemos, mediante cálculos, el agua necesaria para determinadas actividades con el fin de ser más eficientes”, apunta el presidente de los geógrafos españoles. Percibe que —a pesar de los contras que se han demostrado también de estas vías— las desaladoras y la reutilización de aguas residuales pueden ser los caminos a recorrer. Estos recursos “no convencionales”, reitera Olcina, deben formar parte de los recursos actuales y futuros de Alicante para afrontar la falta de agua. Unas ideas que ya se están llevando a cabo en los abastecimientos urbanos pero que aún falta incorporar en el sector agrícola, principalmente por las dificultades técnicas y el alto coste. Asignatura pendiente de los estamentos públicos subvencionar este tipo de recursos en este tipo de industrias, apuntala el experto alicantino.
“Aún faltan muchos pasos por dar, tenemos que sentarnos para diseñar un esquema hídrico en el que Alicante disponga de muchas fuentes que abastezcan a la provincia”, afirma Olcina
Es por esto que personalidades como Tere Antón, presidenta de la Federación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural, reclama una solución temprana que contente a ambas partes, porque según dice “esta situación que se divisa va a dejar a los regantes y al mundo rural en una situación caótica”. “¿Cuál va a ser la solución para todos esos pequeños agricultores que durante todos estos años han realizado grandes inversiones para modernizar sus sistemas de regadío, si ahora les va a faltar el agua?”, se pregunta Antón.
“Una de las consecuencias de este modelo es que también acaba con los pequeños y medianos agricultores” señala Barea. Esta sobreexplotación acaba con el recurso natural y con el medio productivo sostenible. No es cierto que estas producciones sean necesarias para abastecer el consumo. Su único fin es invertir en conseguir más beneficios, cuando el suelo que pisan deje de proporcionarlos se marcharán en busca de otro nuevamente fértil dejando, de esta manera, los recursos naturales que sustentaban su actividad comercial sin existencias.
“Aún faltan muchos pasos por dar, tenemos que sentarnos para diseñar un esquema hídrico en el que Alicante disponga de muchas fuentes que abastezcan a la provincia de Alicante: aguas depuradas, incremento de la desalación y eficiencia en los regadíos”, afirma Olcina. No cabe duda de que entramos en una situación complicada que se va a torcer con el paso del tiempo por lo que es importante comenzar a tomar cartas en el asunto porque la solución está al alcance. Solo hay que comenzar a ponerla en práctica.