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Dana
El 98% de los más de 120.000 coches afectados por la dana tendrán que ser desguazados
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Una de las imágenes icónicas de los destrozos causados por la dana es la de coches apilados, rotos, gente muerta en su vehículo, gente buscando el suyo o automóviles que reventaron infraestructuras al ser arrastrados. El impacto en la capacidad mortífera de esta catástrofe es notable, según explica Pilar Serra, vicerrectora de Sostenibilidad, Cooperación y Vida saludable de la Universitat de València(UV): “En episodios de inundaciones extremas como la dana, la alta concentración de vehículos privados contribuye a obstruir las vías de evacuación”, ejemplifica.
Serra expone que también tiene consecuencias para la asistencia inmediata: “En áreas densamente transitadas los tiempos de respuesta y evacuación pueden incrementarse hasta en un 20–30%, lo que agrava el riesgo para la población y también ha dificultado el acceso de los servicios de emergencia a zonas críticas, aumentando el sufrimiento de los damnificados”.
Marian Sintes, coordinadora de salud en Con bici: “todo se olvida muy rápido y van a seguir dependiendo del coche porque en el área metropolitana de València el transporte público es muy deficitario”
Marian Sintes, coordinadora de salud en Con bici y afectada por la dana que vive en Picanya y trabaja como doctora en el centro de salud de Paiporta, explica que a pesar de que la mayoría de su vecindario y pacientes son conscientes de que mucha gente perdió la vida en sus vehículos o al ir a buscarlos al garaje, “todo se olvida muy rápido y van a seguir dependiendo del coche porque en el área metropolitana de València el transporte público es muy deficitario. Si la gente tiene que ir a trabajar fuera, ¿cómo va?¿Me tengo que levantar a las cinco para llegar a las ocho al parque tecnológico?”, se pregunta la doctora.
“Aquí dejó de funcionar el metro y hay líneas que todavía no están reparadas. Había mucho polvo en suspensión debido al barro y la maquinaria pesada y por eso no era seguro tampoco moverse en bici”, relata Sintes. “Ha fallado no poner un buen transporte público de urgencia. La administración, que vive para el coche y para que las empresas de automóviles funcionen, tiene un arma perversa, que es no dar un transporte público suficiente y eficiente”, argumenta. “Muchas veces el autobús viene lleno y te tienes que esperar al siguiente, solo hay una parada en el pueblo y con poca frecuencia. Yo lo he cogido y es deficitario”, se queja.
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La necesidad de un transporte más sostenible
Para la vicerrectora Serra, la experiencia de la dana refuerza la necesidad de acelerar la transición hacia modelos de movilidad más sostenibles: “Actualmente, datos del Observatorio de Movilidad Sostenible 2024, indican que solo alrededor del 30% de los desplazamientos urbanos se realizan mediante medios alternativos, lo que subraya el margen de mejora que tenemos”.
Según Serra la principal lección que podemos sacar de este desastre es que “la dependencia excesiva del coche privado y la falta de infraestructuras resilientes aumentan la vulnerabilidad de nuestras ciudades ante fenómenos meteorológicos extremos. Debemos repensar la planificación urbana y adoptar medidas que, además de reducir las emisiones de gases contaminantes, garanticen la seguridad y la rapidez en la evacuación”. La vicerrectora cree necesario “fomentar una cultura ciudadana que apueste por la movilidad sostenible y, al mismo tiempo, invertir en la mejora y adaptación de nuestras infraestructuras para enfrentar los retos que impone el cambio climático”.
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“Vivimos en una sociedad en la que el 97 % del tiempo nuestros coches están parados”, expone el científico del CSIC y profesor universitario Fernando Valladares. “Somos propietarios de algo que ocupa espacio, nos cuesta impuestos, recursos y se usa solamente un 3 % del tiempo. Es un motor de una economía que hay que revisar a la baja”, argumenta.
Valladares se pregunta si realmente “necesitamos un vehículo de 2000 kg para transportar a una persona de 70 u 80 kg yendo por una superficie horizontal asfaltada donde no hay que elevarse ni 30 cm en plano, a esos niveles hemos llegado”. El científico advierte que “no nos damos cuenta porque la industria del coche no tiene final, como no tiene final el modelo económico que hemos aceptado tácitamente”. “Eso no significa que no haya actividades económicas y situaciones personales que lo requieran, pero fiarlo todo al coche es alimentar una economía que nos está ahorcando”, matiza.
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Desde Con bici, la coordinadora estatal de entidades sociales que practican, defienden y promueven el uso de la bicicleta, se han elaborado una serie de propuestas para la reconstrucción basadas en el fomento de la movilidad activa y no contaminante en bicicleta que han hecho llegar al Ministerio de Transportes y los ayuntamientos afectados.
Para este colectivo ciclista nos encontramos “ante una oportunidad que desde la responsabilidad institucional se puede y debe fomentar como parte de la solución”. Sintes recuerda que “hemos planteado siempre la bicicleta como un transporte fácil, económico y saludable para la mayoría de la población, porque permite recorrer distancias cortas, que son las que realizan el 60 % de las personas”.
Valladares: “Estamos perdiendo una oportunidad de ser gente más sana y con más tiempo de calidad por el dichoso coche al que hemos sacralizado dando el primer espacio en las ciudades y en nuestras vidas”
Un argumento con el que coincide Valladares: “Estamos perdiendo una oportunidad de ser gente más sana y con más tiempo de calidad por el dichoso coche al que hemos sacralizado dando el primer espacio en las ciudades y en nuestras vidas, aunque la ciencia te dice que es una de las cosas que está llevando a chocar con los límites planetarios, en concreto con el límite del cambio climático”. Algo con lo que concuerda Sintes, que afirma que la combinación de “transporte público, bicicleta y caminar, supondría casi al 80 % de la población desplazarse de manera no contaminante, activa, fácil de aparcar y que no ocupa espacio. El problema está en que la gente que queremos movernos de esta forma, no lo tenemos fácil y no tenemos alternativas“, lamenta.
Guiseppe Grezzi, ex concejal de movilidad de València con el anterior gobierno de Joan Ribó, califica las fotografías icónicas de los coches en la dana como “una metáfora potentísima de todos los problemas que generan”. Para Grezzi, el sistema de motorización “es un sistema fallido, como prueba que hay quien se ahogó al sacar el coche del garaje, muchos murieron en sus vehículos y en las carreteras porque no estaban alertados”.
Guiseppe Grezzi, ex concejal de movilidad de València: “Las nuevas líneas son caras, pero un transporte colectivo que cuesta 50 € al mes, es una reducción de coste para el trabajador y ese dinero puede ir a la economía productiva”
Grezzi, que fue responsable durante 7 años de la Empresa Municipal de Transporte (EMT), no niega que sea costoso crear nuevas líneas de autobús. “Son caras, sí, pero luego se compensa con otros beneficios también económicos”, responde argumentando que, “si vas a trabajar todos los días en coche, dependiendo de la distancia te gastas 150-200 € al mes solo en gasolina, más gastos de mantenimiento, seguros etc. Un transporte colectivo que cuesta 50 € al mes, es una reducción de coste para el trabajador y ese dinero puede ir a la economía productiva”.
El ex concejal argumenta que “si los poderes públicos financian la línea de transporte, el rendimiento es mucho más alto, porque ese dinero que se ahorra va a la economía, saldrán más a cenar, comprarán más en la tienda, etc. Además hay menos accidentes—los accidentes en itinere son un coste importantísimo para los seguros y para las empresas—, menos mantenimiento de carreteras, menos emisiones,etc”.
La ventana de oportunidad abierta
¿Hemos perdido la oportunidad de repensar el modelo de movilidad? “No, al contrario, este suceso nos ha puesto de manifiesto la urgencia de acelerar la transformación de nuestro sistema de transporte”, responde Serra. “Si bien en los últimos años se han iniciado proyectos pioneros en transporte público y movilidad eléctrica, la dependencia al coche privado sigue siendo muy elevada. Esto nos insta a redoblar esfuerzos para integrar soluciones sostenibles en todas las áreas urbanas”.
Para Grezzi aún estaríamos a tiempo “si hubiera voluntad. Han pasado tres meses y el plan de reconstrucción no se ha presentado y no sabemos si hay un plan de movilidad, seguramente no”, se lamenta el político. “No lo sabemos, porque hay mucha opacidad, o no lo han puesto sobre la mesa y eso hace pensar que no lo quieren hacer. Lo que si se han presentado son algunas cosas muy graves y preocupantes, como rebajar la protección de l´Horta”, lamenta. Desde Compromis reclaman “un plan territorial donde no se reconstruya con los mismos patrones. La estrategia tiene que ir enfocada al transporte colectivo entre la ciudad de Valencia y el área metropolitana donde se desarrollan esos movimientos que tiene que ver con el trabajo, el ocio, etc.”
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Marian Sintes por su parte cree que es una oportunidad que todavía no está perdida. “La gente que vivimos dentro de la zona inundada tenemos graves problemas y todavía no hemos levantado cabeza. Hay mucha gente que está por cobrar, casas que están por hacer e infraestructuras por construir que se tiene que repensar cómo las van a hacer, porque han sido la causa de que esta inundación haya sido tan grave”, concluye.
Para el científico Fernando Valladares la solución no pasa ni por más coches ni por sacrificar la huerta. “Mazón y su gobierno están en otro mundo y no han entendido la dimensión de la crisis”
Grezzi da algunas soluciones posibles para mejorar la movilidad como incrementar la red de carriles bicis segregados, crear carriles VAO en la Pista de Silla para incentivar a los coches con más ocupantes, poner más recursos en las líneas de metrobús, reconstruir el metro con más recursos para ampliar frecuencia, desdoblar vías y contratar más conductores. También proponen hacer planes de empresa para ir en transporte público o para compartir coche.
Para el científico Fernando Valladares la solución no pasa ni por más coches ni por sacrificar la huerta. “Mazón y su gobierno están en otro mundo y no han entendido la dimensión de la crisis, por supuesto, no han hecho nada en su momento, ni están haciendo nada ahora, y encima echan más leña al fuego poniendo en mayor vulnerabilidad a la población en aras de una presunta economía que a la larga va a colapsar”, sentencia.
Valladares reflexiona sobre la forma de comunicar esta realidad: “Yo no sé en qué lenguaje ni qué palabras más llanas podemos utilizar para que no suenen ni a ecologista ni a izquierdas, sino simplemente a ser humano medianamente informado, preocupado por la realidad y con ganas de formar parte de la solución. Creo que lo que tenemos que encontrar es un lenguaje que no culpabilice”. El científico habla desde “una vía de humanidad, de encontrar el mínimo común múltiplo que nos una para hacer frente a lo que ya tenemos, que es un nuevo clima y unas nuevas amenazas. Y en esa nueva realidad, donde espero que entremos, con independencia de la edad, del dinero y de la ideología, no caben los coches”.
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Bueno, no hay que confundir las propuestas o deseos con la realidad. La oportunidad fue ocupada por el mercado de coches de segunda mano. La V-30 y V-31 ya recuperaron su transito habitual. Los Carriles VAO, un fracaso, que nadie ocupa en hora punta y acaban siendo invadidos (ver V-21 cualquier mañana) El trasporte interurbano en Valencia a mil años luz de el de Barcelona o Madrid... Vamos que para no emplear más de una hora para ir al curro en Valencia el coche es el único medio para la mayoría. Uno que vive en Sagunto.