We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
La mercantilización del deporte de élite, en especial del fútbol, es un hecho constatable. Desde las mangas de las equipaciones hasta los nombres de los estadios, pasando por la denominación del campeonato profesional, todo es un espacio publicitario en el actual universo balompédico.
Sin embargo, el principal activo social de los clubs de fútbol, lo que da sentido a su existencia, sigue siendo la comunidad de seguidores que arrastran y que ya no es considerada por los gestores de los equipos de fútbol como tal, sino que ha pasado a ser, especialmente en los últimos quince años, un público objetivo que ofrecer a marcas comerciales.
“Hemos sido aficionados de fútbol toda la vida y nos sentíamos como meros clientes. Me compro la camiseta, me pago el abono, viajo con el equipo, pero luego no puedo estar seguro de que mi equipo se haya vendido en un partido”, explica Manuel Gómez, uno de los fundadores del Orihuela Deportiva.
Todo es un espacio publicitario en el actual universo balompédico
Junto con el Unión Deportiva Aspense, son los exponentes en el País Valencià del modelo de club de fútbol popular, una corriente que surge frente a la citada mercantilización. Daniel Pujalte, presidente del UD Aspense, cree que el fútbol de élite tiene mucho “de pan y circo, de gente atontada en casa viendo partidos constantemente”.
Antes la gente iba al estadio a ver a sus equipos locales, “pero ahora la mayoría gasta en ver por televisión de pago al Madrid o al Barcelona”, explica. La conversión de la mayoría de equipos en sociedades anónimas deportivas, obligada por la Ley del Deporte de 1990, ha hecho que exista una menor participación de los aficionados.
En los equipos pequeños, de pueblo, de barrio, tampoco ha existido una participación real de los aficionados en la gestión, como apunta Gómez: “Tu opinión, tus propuestas, son paradas o despreciadas por las directivas autoritarias”. Esta situación es difícil que se dé en alguno de estos dos clubes, que funcionan de forma democrática y asamblearia, bajo el principio de una persona, una acción, un voto.
El fútbol de élite tiene mucho de pan y circo, de gente atontada en casa viendo partidos constantemente
“Teníamos ganas de crear algo nuevo, de partir de cero con los valores que podemos representar como cooperativa que trabaja de forma horizontal”, explica María Gallud, coordinadora logística del Orihuela Deportiva y miembro de la Comisión de Área Social y Comercial, quien recalca que “el pilar fundamental que acompaña a la democracia interna del club es que este debe ser un activo dentro de la comunidad. El área social es lo que nos diferencia del resto”.
“Los socios del club son todo. Nos dividimos en comisiones y, al llegar, cada socio puede colaborar, integrarse y formar parte según sus conocimientos, herramientas y disponibilidad”, explica Gómez. Las comisiones del Orihuela Deportiva son la organizativa (tareas institucionales, subvenciones, etc.), la económica, la logística (los días de partido montan vallas publicitarias, stands o rifas) y la de acción social y comercial (el gran peso del club, la diferencia con un club normal).
La conversión de la mayoría de equipos en sociedades anónimas deportivas ha hecho que exista una menor participación de los aficionados
Aunque tanto el Orihuela Deportiva como la UD Aspense tienen juntas directivas, Pujalte explica que “tomamos todas las decisiones importantes del club en asamblea. Se hacen dos asambleas ordinarias al año, una a mitad y otra a final de temporada”. En el Orihuela Deportiva, por su parte, tienen también “asambleas internas cada dos semanas, que es la maquinaria en la que se vuelca el trabajo que las comisiones van desarrollando. El socio y el aficionado tienen voz dentro del club y no es solo la junta directiva la que toma las decisiones sin tenerles en cuenta”, expone Gallud.
La autonomía deportiva
La única parcela que posee autonomía dentro de la entidad es la deportiva. El presidente del Aspense explica que en la asamblea ordinaria de final de temporada se decide quién será el director deportivo, que presentará un proyecto para ese año. “A las reuniones de la junta directiva vienen tanto el entrenador como el director deportivo”, expone Pujalte. Ambos clubes afrontan su segunda temporada en competición en la misma categoría, segunda regional, aunque en grupos diferentes.Son, con diferencia, los clubes con mayor masa social de la división. Gómez relata con orgullo que “tenemos más aficionados que el primer equipo de Orihuela, que está en puesto de ascenso a Segunda B. Nosotros estamos metiendo a más gente en el campo que ellos. ¿Por qué? Quizás la gente sí está viendo lo que no ven los medios”.
Lo que no están viendo los medios es que la comunidad de aficionados del Orihuela organiza desde jornadas y proyecciones de documentales, recogidas de alimentos y material escolar, a eventos como el Barbacha, concurso de poesía que utiliza el apodo futbolístico del gran Miguel Hernández y con el que colabora incluso su fundación. “En lo deportivo no se nos da importancia y lo social es invisible para los medios”, sentencia Gallud.
La comunidad de aficionados del Orihuela Deportiva organiza jornadas, proyecciones de documentales, recogidas de alimentos y de material escolar
En el caso del Aspense es una asociación paralela la que se encarga de la parte más social y cultural, realizando conciertos, charlas, etc. “El club no es político en sí. Sí es cierto que hay una hinchada, una grada de animación que sí se ha marcado políticamente. Pero dentro del accionariado popular del club hay gente de derechas, de izquierdas, apolítica”, aclara Pujalte.
Ante la falta de repercusión en los medios locales, en las redes sociales han encontrado el principal canal para comunicarse. “Nos dieron mucha facilidad para arrancar con gran fuerza al principio”, reconoce Pujalte. En el Aspense usaron un vídeo viral para anunciar su vuelta, en el que ya dejaban impronta de sus valores. Una pareja está viendo un partido por televisión en un bar y, de pronto, empiezan a discutir y a enfadarse por una jugada polémica. Entonces aparece un tipo detras suya, con la camiseta del Aspense, que les dice que el fútbol es para divertise.
La grada marca la diferencia
Porque la gente que va al estadio a ver jugar a estos dos clubes se lo pasa bien. De ello se encarga el Komando Torrija, en el caso del Aspense, y hasta tres secciones en el caso del Orihuela Deportiva. Tifos, cánticos, pancartas, bufandas, un despliegue poco usual en esa categoría. Gallud es contundente al valorar la atmósfera diferente que se vive en sus gradas: “El club sin la grada no es nada, somos los que lo sentimos y gestionamos”.
Esta pasión la explica Ricardo, participante en la grada de animación del Orihuela, porque “te implicas tanto en el proyecto, tiene tantas posibilidades de participar a nivel social, que lo deportivo lo sientes mucho más”. ¿Lo notan los jugadores? “Hay jugadores que llegan de equipos del fútbol tradicional donde les enseñan a ser individualistas y a commpetir simplemente, pero se van dando cuenta del club en el que están y se implican", relata Ricardo.
Orihuela Deportiva: "Hay que recalcar que el compromiso es con la tierra, con la comarca
"Vienen a nuestras actividades sociales, se interesan y empiezan a entender que hay un proyecto diferente. Muchos de ellos aseguran que les gusta estar aquí y que quieren seguir precisamente por eso. También les llama la atención el hecho de jugar con grada de animación, pocos tenían experiencias anteriores”, razona, convencida, Gallud, quien también resalta que a su grada “no solo se acerca gente de Orihuela, sino de toda la Vega Baja. Hay que recalcar que el compromiso es con la tierra, con la comarca”. De forma gráfica, este compromiso ha sido llevado a la espalda de la equipación con la que visten los jugadores, donde se encuentra dibujada la silueta geográfica comarcal.
Quizá ese compromiso social les ha marcado en su relación con las instituciones. En el caso del Aspense, el roce ha llegado por el uso de instalaciones municipales. “Estamos cansados y desilusionados con la Concejalía de Deporte: hay un campo de césped natural que pueden usar los otros tres clubes del pueblo, pero nosotros no”, explica Pujalte.
Uno de los principales retos de estas dos entidades es poder hacer sostenible económicamente participar en la competición
El agravio comparativo en el caso del Aspense se da también con las oficinas. Los demás equipos del pueblo poseen locales cedidos y con los gastos cubiertos por el Consistorio. “Desde algunos puntos de vista se nos ve como si tuviéramos cuernos y fuéramos pintados de rojo. Muchas veces la gente piensa: ‘Algo querrán’. Al equipo de fútbol femenino, Atlético Aspe, les ofrecimos utilizar la sede de forma totalmente gratuita y no quisieron. Tal vez para que no las identificaran con nosotros, que nos tachan de peleones y reivindicativos”, se lamenta Pujalte.
Uno de los principales retos de estas dos entidades es poder hacer sostenible económicamente participar en la competición. “Un equipo de fútbol de segunda regional conlleva muchos gastos. Árbitros, desplazamientos, fichas de jugadores, seguros de jugadores, cuotas de club, las sanciones... Nos hinchan a pagar y pagar”, dice Pujalte. Los cálculos que ellos mismos han hecho apuntan a los 8.000 euros anuales, “cantidad que para un club modesto es complicado conseguir. Nosotros no queremos tener beneficios, simplemente queremos cubrir gastos”, explica Pujalte.
Sus grandes vías de financiación son los accionistas, el merchandising y la publicidad en los partidos y a través de redes sociales. Otra forma de apoyar es el carnet de simpatizante, conectado con una red de comerciantes locales. “Este carnet vale 10 euros pero te ofrece descuentos con estos comercios, al final recuperas la inversión y, además, fomentamos la venta local”, explica Pujalte.
Sus grandes vías de financiación son los accionistas, el merchandising y la publicidad en los partidos y a través de redes sociales
El presidente del UD Aspense señala que también se decide en asamblea cuánto vale una acción del club: “Son 100 euros el primer año; los cuatro siguientes, 50 euros anuales: 300 euros en total. El quinto año ya no tienes que pagar nada, ya eres dueño del club”. La asamblea decide también quién forma la junta directiva que está trabajando durante todo el año, en la que hay unas siete personas. “Nuestra idea es cambiarla todos los años para que todos los accionistas puedan participar y no acabar siendo un proyecto de cuatro o cinco personas”.
Rivalidad vs fraternidad
Son muchas las cosas que tienen en común estos dos clubes. Ambos se definen en su web oficial como el primer club de fútbol popular del País Valencià. Y ambos han sido asesorados y apoyados por el Club Accionariado Popular Ciudad de Murcia. En ese contacto casi simultáneo, de hecho, fraguaron su fraternidad.“Nos invitaron a bajar a Murcia a uno de sus partidos y fue allí donde nos encontramos a un compañero del Orihuela Deportiva. Al poco tiempo nos llamaron para que bajáramos nosotros a Orihuela para explicarles nuestro proyecto en su reunión fundacional. Bajamos varias compañeras, nuestra reunión fue muy informal, en un bar con 15 personas, y en Orihuela nos sorprendió llegar a un salón de actos con un montón de gente. Fue chocante, muy divertido”, expone Pujalte.
El presidente recuerda que “a partir de ahí empezamos a hacer cosas en común y hemos ido creciendo en paralelo. Hace poco subieron al derby que tuvimos, hicimos comida conjunta. A nivel de club nos apoyamos y resolvemos dudas en cuanto a régimen interno, compartimos métodos, nos asesoramos”.
El apoyo del CAP Ciudad de Murcia fue clave: “Nos recibieron y resolvieron un montón de dudas que teníamos
Los aficionados de este club, el CAP Ciudad de Murcia, fueron los pioneros en el Estado español en este movimiento de equipos de fútbol popular, y la historia de su creación ilustra a la perfección los estragos de la mercantilización del fútbol para los aficionados. Surge de la comunidad de aficionados del antiguo Ciudad de Murcia, club fundado por Quique Pina, recientemente detenido por blanqueo de capitales.
En un ejemplo perfecto de las consecuencias drásticas del fútbol como negocio: en 2007 Pina decidió vender el club por unos 22 millones de euros a Carlos Marsá, propietario del Granada 74. Alegó un trato discriminatorio, ya que el otro club de la ciudad, el Real Murcia, acababa de pegar un pelotazo urbanístico —los hechos fueron calificados judicialmente así en 2015—, y a su club se lo habían denegado. Esa venta supuso trasladar la plaza del equipo a la ciudad andaluza, que la ocupó en la categoría de plata, así como la desaparición del antiguo club.
La comunidad de aficionados protestó en el último encuentro del Ciudad en Murcia arrojando billetes de 500 euros con la cara de Pina
La operación fue recurrida judicialmente, pero la justicia dio la razón a Pina. Tras unos años de cambios de sede y denominación bajo los mandos de Evedasto Lifante, empresario vinculado al volley local y antiguo directivo, se refundan. La comunidad de aficionados, que protestó en el último encuentro del Ciudad en Murcia arrojando billetes de 500 euros con la cara de Pina, decidió crear el nuevo CAP Ciudad de Murcia en 2011 y empezar en la última categoría.
Para el Orihuela Deportiva, su apoyo y ejemplo ha sido muy importante, como describe Gómez: “Nos recibieron y resolvieron un montón de dudas que teníamos. Tras ello montamos la plataforma de aficionados al fútbol popular en Orihuela e hicimos una asamblea para exponer lo que queríamos hacer. El resumen que nos queda de aquel encuentro es que lo más importante es la ilusión”.