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Ecologismo
Las playas del sur de València han perdido el 70% de su superficie en tres décadas
Años 90, tres playas de València suman 170 hectáreas de arena. Son las de Pinedo, El Saler y La Garrofera, a día de hoy tremendamente visitadas por aquellas personas que huir del núcleo urbano y llegar un poco más allá de la Malvarrosa. De esas 170 hectáreas, aplicando una metodología con imágenes por satélite que suele emplearse para calcular el volumen de los desiertos, un grupo de investigación de la Universidad de Valencia (UV) ha comprobado que en 2022 apenas sumaban 43 hectáreas. Se trata de una disminución del 70%, donde además juega un importante papel una de las políticas más discutidas en la actualidad: la ampliación del puerto de València. La mayor reducción se produjo tras la ampliación de estas instalaciones entre 2010 y 2012, y el equipo investigador concluye en varios apartados del artículo científico que existe una relación entre las sucesivas expansiones del puerto y la reducción de la superficie de playas valencianas.
Tal y como señalan desde la propia universidad, “el estudio muestra una relación directa entre la expansión del Puerto de València, con la creación de la Marina Real Juan Carlos I y la preparación para las pruebas de la America’s Cup, y la reducción de superficie de las playas”, haciendo alusión al evento de 2007 y la expansión del puerto de 2009-2010. Las imágenes aéreas, además, explicitan que desde 2013 hasta 2022, “como consecuencia del efecto de la ampliación del puerto y la reducción de las actividades de rehabilitación en el área, se produjo una reducción de aproximadamente 90 hectáreas de arena”, añaden.
Si bien es cierto que los autores aluden a la dinámica de las corrientes marinas (que van de norte a sur) en ese área del Mediterráneo para explicar cómo las playas del sur pierden arena, hacen alusión en varios apartados a la ampliación del Puerto. Dan cifras concretas por playas: entre los veranos de 2013 y 2014 la superficie de arena se redujo de 54,63 hectáreas de arena a 37,26 en la playa de Pinedo; de 37,08 a 23,04 en la del Saler; y de 47,61 hectáreas a 31,23 en la playa de La Garrofera.
Aunque la buena noticia es que una restauración de 2023 en estos espacios ha aumentado la superficie de arena hasta las 112 hectáreas —concretamente pasó de 22,91 hectáreas a 42,49 en Pinedo, de 9,30 a 38,64 en El Saler, y de 11,73 a 31,77 en La Garrofera—, se siguen sin alcanzar los niveles anteriores y los investigadores son claros al indicar que “a pesar de estos esfuerzos por rehabilitar y revegetar las dunas, el proceso no está completo”.
Igualmente, el equipo de la UV incide en la intervención humana más allá del puerto de València al asegurar que “los efectos negativos de la urbanización, las actividades recreativas y la inadecuada gestión del medio costero son evidentes”, definiendo como “preocupantes” los resultados, “teniendo en cuenta que estas playas son hábitat de importantes especies marinas, como diversas aves y tortugas”.
En término de soluciones, los tres autores aluden a la dificultad de una recuperación total pero apuntan a la necesidad de un cambio integral en la planificación territorial, en el que subrayan la puesta en marcha de un Plan de Acción Territorial Litoral para una adecuada gestión, que debe perseguir el objetivo principal de “reducir la presión humana en la zona y considerar aspectos tanto socioeconómicos como ambientales, con la participación activa de la comunidad local en la toma de decisiones”.