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Ecologismo
El PSOE frena la renaturalización del río Vinalopó de Elx
El Río Vinalopó que divide la ciudad de Elche ha vuelto a ser objeto de debate político durante los últimos días después de que el gobierno de la ciudad dejara pasar la oportunidad de renaturalizar el caudal en su tramo urbano y acabar, de esta forma, con el hormigón que lo acompaña.
El proyecto trabajado junto a colectivos ecologistas y presentado por Compromís, partido minoritario del gobierno de coalición que dirige la ciudad, se topó con la negativa del PSOE y su alcalde, Carlos González, quien aseguró que la actuación necesita de una reflexión más sosegada que despejase las dudas sobre la inundabilidad y la estabilidad de la ladera del río. De esta forma, el pasado 11 de marzo, la junta de gobierno renegó de la propuesta con la que pretendían financiar el proyecto de viabilidad para optar a una subvención europea que se haría cargo del 95% del coste de la operación.
El proyecto incluía la eliminación del hormigón de la ladera del río, aumentar el cauce entre los 40 y56 metros y sustituirlo por vegetación para recuperar de esta forma fauna y flora autóctona
La propuesta que respalda Compromís surge de numerosas asociaciones medioambientales de la zona que pedían desde hace años que el gobierno municipal iniciase los trámites para sumarse a las exigencias europeas que pedían la renaturalización de todos los ríos antes de 2027. En este caso, el proyecto incluía la eliminación del hormigón de la ladera del río, aumentar el cauce entre los 40 y56 metros y sustituirlo por vegetación para recuperar de esta forma fauna y flora autóctona.
Tras la negativa, estas organizaciones realizaron un manifiesto conjunto de apoyo a la renaturalización. Entre las firmantes figura Volem Palmeral, un colectivo que denunció la falta de actuación porque, según dicen, “el Vinalopó no cumple su función natural de río y prácticamente es una acequia encajonada entre hormigón que responde a modelos agresivos con el medio ambiente de hace décadas”.
Estas declaraciones retrotraen a mediados del siglo pasado, cuando se acometió una serie de arreglos a diferentes ríos que causaban problemas en su tramo urbano y que se intentaron dominar mediante medidas estructurales para evitar desbordamientos, inundaciones o desvíos del caudal. Unas medidas que tuvieron sus frutos pero que, como afirma Jorge Olcina, otro de los firmantes de este mismo manifiesto y presidente de la Asociación de Geógrafos Españoles, hoy en día ya no tienen cabida. “Tras la aprobación de la Estrategia Territorial Europea de 1999 y la directiva del Marco de Agua del 2000, este tipo de actuaciones son propias de otra época”, defiende el catedrático de Análisis Geográfico Regional.
Y es que esas legislaciones sumadas al Convenio del Paisaje, de también principios de siglo, tienen como único objetivo perseguir nuevas directrices en torno a los cauces de todo el territorio europeo en pos de conseguir una lógica planificación de la sostenibilidad del agua, una mayor calidad paisajística y un perfeccionamiento del recurso natural. Otra de las asociaciones que se manifestó en contra de la posición socialista fue Margalló-Eologistes en Acció, quienes trataron de movilizar a la población antes de que finalizase el plazo para la presentación del proyecto ya que defendían que se trataba de “una oportunidad única que no podían desaprovechar”.
El no político
La posición del PSOE en este aspecto se entiende si se analiza los posibles afectados de la renaturalización. Aunque el proyecto impulsado por entidades ecologistas se reafirma en asegurar la imposibilidad de inundaciones del cauce del río o que esta actuación provoque focos de eclosión de mosquitos y malos olores, la realidad es que la zona se encuentra en un enclave trascendental de cara a las elecciones municipales del año que viene: un mal resultado de la reforma hundiría las aspiraciones electorales de los socialistas de hacerse con alguna de esas zonas, que hasta ahora forman parte del feudo del Partido Popular.
La posición del PSOE en este aspecto se entiende si analizamos los posibles afectados de la renaturalización: la zona se encuentra en un enclave trascendental de cara a las elecciones municipales del año que viene
Capital verde europea 2030
Con la negativa final a la redacción del proyecto, la ciudad de Elche pierde una oportunidad sustancial para comenzar a proyectar su postulación como Capital Verde Europea en 2030, un objetivo que ha tenido muy presente el gobierno ilicitano durante toda la actual legislatura y que se enmarca dentro de un conjunto de acciones ambientales que le permitirían obtener una inyección económica importante gracias a la visibilidad que aporta la demarcación.
Pero dejando a un lado los posibles beneficios económicos, lo que resulta evidente es que la negativa a la renaturalización repercutirá en un futuro a los partidos que actualmente gobiernan, ya que la remodelación debe producirse antes de 2027 obligatoriamente, siguiendo las directrices europeas. Sobre esta cuestión reflexionaba la portavoz de Compromís en Elche, Esther Díez: “No entendemos que quieran dejar para un futuro indeterminado una cuestión tan importante en este contexto de emergencia climática”. La capitalidad verde perseguida por PSOE y Compromís como socios de gobierno pasa, necesariamente, por realizar una mejora que encontraba en este proyecto rechazado una posible financiación para ahorrar costes económicos y, en consecuencia, también políticos.