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Huelga
Estiba ¿quién dijo privilegio?
Los trabajadores portuarios han sido demonizados por los principales medios de comunicación, obviando su realidad laboral y la historia de conquistas sindicales estiba.
La profesión de la estiba no siempre gozó de unas condiciones de trabajo dignas. Si bien el oficio es tan antiguo como la navegación marítima misma, las primeras referencias a sus condiciones hablan de precariedad, jornales de miseria, peligrosidad y durezas extremas, junto a una absoluta incertidumbre laboral.
La primera organización formal de estibadores de la que se tiene conocimiento en el País Valencià fue la Cofradía de cargadores de Sant Telm del Grau de València, en el siglo XVI. Era una cofradía con un carácter meramente asistencial y marcadamente religiosa. No sería hasta varios siglos después en 1842, cuando se produjo la primera huelga de estibadores en el Grau de València, una de las primeras manifestaciones que sentaron las simientes del incipiente movimiento obrero valenciano junto a la Revolució del petroli d’Alcoi.
En esta huelga, la máxima aspiración de aquellos estibadores era la de acabar con la arbitrariedad en las contrataciones. Hasta ese momento, el empleador podía discriminar por cualquier razón: favoritismos, raza, o incluso dar un jornal a discreción, según considerase. En aquellos años no era extraño ver a los estibadores a pie de playa o apostados en las faldas del monte Bencantil d’Alacant.
Generalmente eran personas de los barrios pobres cercanos a los puertos
Esperaban la llegada de algún buque para unirse a la fila de trabajadores en el puerto, con la esperanza de ser contratados y ganar así algún pequeño jornal. Generalmente eran personas de los barrios pobres cercanos a los puertos, como el de Grau de València o el Raval Roig d’Alacant, que en muchas ocasiones tenían que compaginar los trabajos portuarios con la pesca para poder vivir.
Valentín Martínez, delegado sindical de la Coordinadora de trabajadores del mar d’Alacant, recuerda que poco antes de la II Guerra Mundial las contrataciones se hacían todavía a dedo, en el bar, y los patrones seleccionaban a los trabajadores discrecionalmente. Su abuelo vivió todo aquello, yendo en una bicicleta a ver si había suerte día a día. Aquellas prácticas quedaron eliminadas con la creación de las primeras asociaciones de estibadores modernas.
No era infrecuente que muriesen trabajadores en accidentes laborales o sufriesen percances
Tanto es así que idearon una forma de proteger a sus familias frente a los muchos accidentes fatales que sucedían antiguamente. No era infrecuente que muriesen trabajadores en accidentes laborales o sufriesen percances que, sin ser fatales, se traducían en incapacidad para desarrollar trabajo alguno en un tiempo en el que los seguros, las pensiones y los subsidios eran inexistentes.En el contexto de una sociedad tremendamente patriarcal, en la que generalmente el único sustento de las familias era el trabajo que desarrollaban los hombres, la única forma de garantizar un ingreso pasaba por autootorgarse el derecho de que los hijos relevaran a sus padres fallecidos en el puesto de trabajo.
los trabajadores lo definen como una reminiscencia de solidaridad obrera
Este mecanismo fue durante mucho tiempo una suerte de seguro de vida, una forma de no caer en la quiebra familiar absoluta. También, una forma de solidaridad y apoyo mutuo frente a la desgracia de la muerte de un compañero de trabajo que, sin este derecho, dejaba tras de sí a toda una familia sin ingreso alguno. Esta es la razón por la cual se les suele acusar de nepotismo. Por el contrario, los trabajadores lo definen como una reminiscencia de solidaridad obrera frente a la habitual falta de seguridad y derechos laborales de décadas pasadas. En la actualidad, los estibadores todavía mantienen muchos de esos derechos derivados de décadas de luchas sindicales, solidaridad y numerosas jornadas de huelga.
“Dicen que cobramos demasiado, pero la gente que nos conoce sabe que nos curramos hasta el último euro que percibimos”, responde Valentín Martínez a estas aserciones. “El manejo de mercancías portuarias es un trabajo a destajo: tantos contenedores, tantos euros”, continúa. De esta forma, la remuneración está muy condicionada por el volumen de tráfico en cada terminal y por las fluctuaciones propias del comercio internacional. Por otra parte, habría que destacar el alto grado de cualificación y especialización de las plantillas de estibadores cuya productividad se traduce en amplios índices de rentabilidad para las empresas del gremio.
“¿Cuánto cuesta mantener un barco atracado en términos de tiempo y combustible? Somos un colectivo muy profesionalizado, hemos duplicado la tasa de rendimiento y los puertos espa- ñoles son de los que más han crecido en los últimos años, por lo que las operadoras se ahorran mucho dinero gracias a nuestra eficiencia, aunque algunas siempre quieren más”, concluye Martínez.
en 2016 fallecieron en accidente laboral tres estibadores
El trabajo sigue siendo duro, pese a las mejoras en la seguridad y prevención de accidentes laborales. Según fuentes sindicales, en 2016 fallecieron en accidente laboral tres estibadores. Es una labor que se desarrolla 24 horas al día durante 360 días al año, en cualquier condición climática; llueva, haga calor o frío, se continúa trabajando a pie de muelle. Los únicos días sin actividad son dos festivos locales, Año Nuevo, Navidad y la Virgen del Carmen, la patrona del mar.
La estiba es una profesión de tremenda responsabilidad en la que la vida de unos y de otros depende de la profesionalidad, el compañerismo y la compenetración como equipo del quehacer de toda la plantilla.
cualquier pequeño error puede ser fatal y terminar en una tragedia.
Miles de toneladas sobrepasan sus cabezas diariamente; cualquier pequeño error puede ser fatal y terminar en una tragedia. Los salarios de media rondan entre los 30.000 y 40.000 euros brutos anuales según la Coordinadora de Trabajadores del Mar. De este salario, unos 1.200 euros mensuales es fijo; el resto varía en función de la productividad. Estos datos quedan muy lejos de las cuantías ofrecidas por los empresarios del sector, que lo cifran entre 70.000 y 100.000 euros brutos anuales.
Los estibadores poseen un modo de división del trabajo rotativo poco común que hace que ninguna persona trabaje más horas que el resto. Hasta que toda la plantilla no ha tenido un turno no se inicia de nuevo la rueda de turnos. Se trata de una forma de distribución del trabajo de forma igualitaria ante la irregularidad e impredecibilidad de muchos tráficos marítimos.
Los trabajadores deben estar al tanto de las escalas de los buques para conocer qué jornadas tendrán de trabajo, lo que se traduce en la imposibilidad de la conciliación familiar: “Nuestra cotidianidad familiar no existe”, sentencia Valentín Martínez. “No tenemos mucha vida social, pero muchos estamos aquí porque nos gusta este tipo de vida, siempre supimos dónde nos metíamos y ahora no sabemos vivir fuera de aquí”.
No saben, pero tampoco quieren hacerlo; y precisamente ésa es la lucha de la Coordinadora de Trabajadores del Mar. La fuerza de este sindicato poco común —todos sus afiliados son estibadores y no cuenta con ningún liberado, a excepción del Coordinador General, es internacionalista, radicalmente participativa, ya que todo se decide a mano alzada—, ha sido clave para mantener la fuerza en la negociación colectiva entre patronal y trabajadores.
El 100% de las plantillas de todos los puertos del Estado ha secundado las sucesivas jornadas de huelga convocadas
El 100% de las plantillas de todos los puertos del Estado ha secundado las sucesivas jornadas de huelga convocadas a raíz del decreto aprobado por el Partido Popular, Ciudadanos, Partido Nacionalista Vasco y con la abstención del Partit Demòcrata Europeu Català. La solidaridad internacional es una de las cualidades insignia de la organización sindical en la estiba.
Jordi Aragunde es el principal responsable de International Dockworkers Council (IDC), una asociación mundial de trabajadores portuarios que cuenta con 115.000 afiliados, y no duda que los estibadores portugueses, franceses y norteafricanos apoyarán los bloqueos. Explica que son conscientes de que “cualquier cambio o agresión en un sistema estatal de puertos puede afectar a corto y medio plazo a las instalaciones de otros países.
La liberalización del sector no solo busca devaluar la fuerza de trabajo, sino acabar con un potente modelo sindical”. Sobre esto reflexiona Martínez: “Aparte de resultar incómodos, hay que tener en cuenta que el 70% del comercio estatal se mueve a través de puertos. Podemos parar la mayor parte de las mercancías del país”.