Urbanismo
El buen diseño

La arquitectura del mundo va por un lado mientras que el mundo de la arquitectura discurre por otro: el de pijos, tibios y puretas.
Patio Interior Urbanización El Quiñon
Patio interior en urbanización El Quiñon en Seseña, Toledo. David F. Sabadell
11 ene 2023 07:00

En el verano 1947, días después de la firma del Tratado de París, se establecieron los acuerdos de Bretton Woods, según los cuales el dinero que un país emitía debía estar respaldado por su equivalente en oro. Con el dólar estadounidense como punto de referencia para el intercambio global y el oro como anclaje físico de las monedas, se aseguraba la estabilidad de la economía, ya que no se podía crear valor de la nada: el dinero que circulaba equivalía al dinero que cada Estado era capaz de respaldar con su reserva federal. Pero el 15 de agosto de 1971, Estados Unidos rompe unilateralmente con este acuerdo y empieza a emitir dinero sin respaldo en oro; en cambio, lo avala en su propia credibilidad como país. Este acontecimiento es clave, pues supone el desanclaje del valor y su correlato material ya que el valor pasa a ser algo etéreo, una propiedad asignada solo por credibilidad.

Este desplazamiento velado es la condición de posibilidad que permite al neoliberalismo generar valor de la nada y que la riqueza se haya multiplicado desde entonces. Un hecho que, por otra parte, ha traído consigo y, sin metáfora alguna, la angustia ante la disolución de los valores: si no hay nada firme a qué anclarlos, los valores, los hechos y las palabras, se pueden transformar en algo tan volátil como el precio de una acción. En humo, cháchara y charlatanería.

Al mismo tiempo que el poder económico pasaba de lo tangible —el peso, el chelín, el penique y la peseta— a los intangibles de hermenéutica abstracta —los bonos del Estado, las acciones, las primas de riesgo, los precios de cotización y los tipos bursátiles—, la arquitectura —la transcripción del poder económico en símbolos—, participaba en un proceso de similar de producción de signos y palabras, en ausencia de un relato social e histórico trascendental al que acogerse.  

A golpe de clichés, camisas blancas y fotografías de inmuebles inmaculados que hacen de la perfección un fetiche patológico, la arquitectura se presentaba como un bálsamo que encontraba en el reto de la capitalitat una doble agenda

A todo esto le daba vueltas, meses atrás, cuando asistí a uno de los múltiples eventos cools de la Valencia World Design Capital (WDC) 2022. En el transcurso del guateque, se enunciaron las credenciales de una “arquitectura y un diseño futuro” amparados en la sostenibilidad, la transformación y el bienestar social junto con la importancia del apoyo al tejido productivo local. Hasta ahí, poco o nada que decir, tan solo un apunte: nuestras mentiras nos definen tanto como nuestras verdades. 

A golpe de clichés, grafismo inmaculado, estilismos de COS y fotografías de inmuebles y productos que hacen de la perfección un fetiche patológico, la arquitectura y el diseño se presentaba, una vez más, como un bálsamo que encontraba en el reto de la capitalitat una doble agenda: no solo se trataba de ensalzar la idea del “buen diseño”, sino que este discurso parecía traer implícito un programa deontológico y casi de reforma civilizatoria que se deducía del sofismo con los que sus promotores defendían sus virtudes.

Incapaces no solo de empatizar, sino tampoco de soportar la imperfección del mundo, los discursos que escuchaba perplejo parecían haber encontrado en el “buen diseño” un analgésico. Una anestesia que se insensibiliza ante los estímulos, a veces dolorosos, que provienen del entono local al que pretenden representar. Bajo el velo del “buen diseño”, en la WDC no había dolor y mucho menos injusticias. Todo apuntaba más bien a una suerte de terapia élfico-finlandesa que se receta con tinta de bolígrafo japonés, a modo de masaje sensorial al ego, en que el acceso a los objetos confortables reemplaza el incómodo contacto entre cuerpos.

Deduje, entonces, que el “buen diseño” de la WDC al que allí no se paraba de aludir, no era más que otro un placebo para paliar la ansiedad ante la imperfección de la naturaleza humana. Como se inyecta a través de los órganos sensoriales, esta anestesia la atribuía a una estética fácilmente reconocible: superficies lisas que minimizan la fricción y reducen la percepción de suciedad. La “calma” atribuible a dichos planteamientos va asociada, sin muchos rodeos, a una idea de “limpieza” que, en tanto que la posición del otro es ridiculizada con argumentos como la falta de sofisticación; paradójicamente, el “like” de Instagram desemboca en una de las pocas herramientas de validación a las que acogerse: la unidad métrica de lo cool.

Deduje, entonces, que el “buen diseño” de la WDC al que allí no se paraba de aludir, no era más que otro un placebo para paliar la ansiedad ante la imperfección de la naturaleza humana

De aquella tarde estival recuerdo a la mayoría de los presentes intentando disimular, con apuro, goterones de sudor y camachos en axilas mientras presenciaba  una defensa a ultranza de una de las respuestas más curiosas y vacuas que ha encontrado la arquitectura y el diseño en los últimos años: el minimalismo. Uno tras otro, todos los oradores, defensores de este buen diseño, apelaron al minimalismo en la arquitectura y el diseño valenciano como una credencial de savoir faire; condición que supone que la arquitectura se debe retraer y que el diseño debe esconder al propio diseño para generar objetos completamente abstractos que, al estar despojados de cualquier alegoría o símbolo humano, permiten generar, otra vez, una calma en el espectador.

Del mismo modo que, paradójicamente, para alcanzar una condición terapéutica los objetos se sobrediseñan, justamente para borrar las huellas de su diseño, en términos urbanos encontramos una respuesta similar en la homeopatía del placemaking o el urbanismo táctico. Una suerte de terapia perceptiva que romantiza un espacio público que no existe; que es una quimera, una leyenda, algo de lo que se habla o se escribe, incluso que se proclama administrar, pero que nadie ha visto ni verá, al menos, en una sociedad capitalista. Esos lugares pretendidos como del encuentro amable y cooperativo raras veces ven soslayado el lugar que cada concurrente ocupa en un organigrama social que distribuye e institucionaliza asimetrías de clase, de edad, de género, etnia o raza.

De ahí que el verdadero despegue del minimalismo o la aparición de un urbanismo endógeno y neohigienista se dé, justamente, tras la disolución del acuerdo de Bretton Woods, como una forma de “reordenar” y devolver la calma y el sentido a una disciplina extraviada tras los últimos coletazos del discurso posmoderno. Sin embargo, lo que ha terminado por lograr es precisamente un lenguaje vacío de intenciones, validado y promovido por la crítica como una señal de una contemporaneidad indiferente a los procesos sociales que ocurren en el mundo. En otras palabras: la arquitectura y el diseño del mundo van por un lado mientras que el mundo de la arquitectura y el diseño discurren por otro: el de pijos, tibios y puretas. 

El foco de esta, mi crítica, no se centra en la forma mínima, sino en su opuesto: la intención máxima, el discurso moralista implícito en la retracción del diseño y la arquitectura como proyecto excluyente de la mayoría social de un territorio donde lo público adelgaza sin freno. Conceptos como el de una capitalitat que defiende la arquitectura y el diseño como algo puro y prístino reafirma la idea de que el desarrollo sin justicia social es una contraseña gubernamental fracasada. No hay realmente ninguna razón económica para la miseria ostentosa de la que allí se presumía, la pobreza aquí ha consistido en olvidar a los pobres.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Literatura
Silvia Nanclares “Moratalaz nace como barrio franquista, solo que no contaban con la presión vecinal”
Con ‘Nunca voló tan alto tu televisor’ la escritora madrileña regresa a su barrio y examina lo que quedaba debajo de la cáscara de progreso que supuso la construcción del edificio de Torrespaña, aun hoy uno de los más reconocibles de la ciudad.
Alicante
Alicante Denuncian a un alto cargo de Mazón y al alcalde de La Nucía por prevaricación urbanística
AE-Agró acusa a Bernabé Cano, alcalde de la Nucia y al Director General de Urbanismo autonómico de haber cometido un delito de prevaricación urbanística y otro ambiental con el PAI la Serreta.
Galicia
Galicia A Xunta aprobou a celulosa de Altri argumentando que a súa cheminea de 75 metros sería “icónica”
O Informe de Patrimonio Cultural, favorable á multinacional, emitiuse con base en dúas encargas externas, contratadas e pagadas pola empresa ao ex presidente e ao actual tesoureiro de Icomos-España.
Gobierno de coalición
Gobierno de coalición El PSOE se mira en el espejo de Canadá
La irrupción de un enemigo exterior poderoso como Trump ha provocado un giro rotundo en las elecciones del país norteamericano, catapultando a los progresistas tras estar al borde de una dura derrota.
Economía social y solidaria
Cooperativismo Economías tejidas por mujeres: feminismo y cooperativismo en Madrid, una genealogía por contar
La Economía Social y Solidaria feminista no ofrece fórmulas mágicas, pero sí un horizonte: uno donde lo productivo y lo reproductivo, lo económico y lo afectivo, dejen de estar enfrentados.

Últimas

Energía
Energía La organización colectiva, el verdadero kit de supervivencia en tiempos de emergencia y caos
Decenas de centros sociales, cooperativas y grupos autogestionados de vecinos en todo Madrid hicieron frente a los embates del parón eléctrico a través de improvisadas iniciativas comunitarias.
La vida y ya
La vida y ya Unas horas sin luz
Edu, un amigo que es conserje en un colegio público, me escribe para contarme que quienes más se angustiaron fueron las familias más vulnerables.
Más noticias
Maternidad
Maternidades Maternar sola, precaria y sin que se note
Actualmente, asistimos a un nuevo modelo de súper madre que es la monomarental, precaria, activista feminista, que hace malabares para que sus criaturas no se enteren de las patrañas que nos rodean sin perder de vista la crianza respetuosa
Argentina
Argentina Argentina encadena su destino al FMI por las próximas generaciones
A corto plazo, el nuevo acuerdo permitirá equilibrar el balance de pagos, pero a costa de que la economía se incline hacia la recesión
Málaga
Lucha por el agua Victoria parcial para la Mesa del Agua
Tras meses de lucha ciudadana, el equipo técnico de la Junta de Andalucía rechaza la concesión de agua al proyecto Transcendence sobre El Llano de Matagallar (Málaga)
Alimentación
Soberanía Alimentaria ¿Cómo hacer más accesible la alimentación sostenible a población en vulnerabilidad?
Existen proyectos en España que están intentado informar, sensibilizar y mostrar buenas prácticas en alimentación sostenible a personas en situación de inseguridad alimentaria, en los barrios o desde la infancia.

Recomendadas

Laboral
Laboral Coidar sen dereitos: a loita das traballadoras nas residencias privadas de Galiza
Sen tempo nin medios para ofrecer uns coidados axeitados, alertan dunha situación insostible nos centros e denuncian a privatización dun servizo a costa do benestar das persoas maiores e dependentes.
Galicia
Galicia Vigo, A Coruña e Ourense mercaron material policial a Israel por medio millón de euros en só catro anos
O alcalde ourensán, Gonzalo P. Jácome, adxudicou un contrato por 70.000 euros días despois do sete de outubro. Abel Caballero asinou outro de máis de 200.000 euros e a alcaldesa da Coruña seguiu a estela cun contrato de 170.000 euros.