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El pasado 21 de junio la Conselleria de Política Territorial, Obras Públicas y Movilidad de la Generalitat Valenciana, encabezada por Arcadi España, publicó el proyecto de ampliación de la CV-60 en el tramo Palma de Gandía-Gandía que pretende conectar la AP-7 y la N-332. La nueva autovía, con un presupuesto inicial de 66 millones de euros, estaría construida sobre un talud elevado, y constaría de cuatro carriles, así como de los correspondientes accesos, vallados y vías de evacuación de aguas. En su nuevo trazado, atravesaría ocho municipios (Palma, Beniflà, Potríes, Rafelcofer, Beniarjó, Bellreguard, Almoines y La Font d’en Carròs), y supondría la pérdida de más de 600.000 m² de huerta histórica.
La noticia fue recibida con estupefacción por parte de los vecinos de la zona, que no esperaban la reactivación de un proyecto con más de treinta años de antigüedad en un momento como este. Tal ha sido la discreción del gobierno autonómico a la hora de anunciar la puesta en marcha de la obra, denuncia, que se han tenido que organizar charlas informativas a cargo de habitantes de pueblos de la comarca. De esta forma nació la Plataforma per l’horta de La Safor, un colectivo formado por gente de todo tipo unidos por una causa: parar la ampliación de la CV-60. Uno de sus miembros, Joan Peiró Aznar, destaca la capacidad de organización de todas las personas que forman el colectivo: “No deja de sorprenderme la reacción de la gente, todo el mundo aportando dentro de sus capacidades, luchando por la cancelación de esta barbaridad”.
Además de las charlas informativas, la Plataforma está llevando a cabo numerosos actos que tienen por objetivo presionar a la política valenciana para que busque soluciones. Ahora mismo, indica Peiró, “la tarea más importante que estamos llevando a cabo es la recogida de alegaciones simples, que se pueden firmar digitalmente. Todo es muy urgente, porque nos han dado hasta el 30 de julio para estudiar un proyecto de 2.000 páginas”, se queja.
La Generalitat trata de justificar el proyecto afirmando que es una oportunidad única para vertebrar el territorio y conectar la comarca con el resto de la provincia de Valencia, algo que ayudaría, dicen, a su desarrollo económico y social y contribuiría a detener el despoblamiento. Como respuesta, la Plataforma hace hincapié en las incongruencias del Gobierno autonómico, que en los últimos años ha impulsado el transporte privado en detrimento del público, sostienen, lo que deja fuera de la ecuación de la movilidad a personas mayores que no pueden conducir, así como a los más jóvenes: “Desde la Generalitat siempre se habla de vertebración del territorio, pero a la hora de la verdad, le quitan el transporte público a una zona en la que para hacer recados hay que ir al pueblo de al lado. Para movernos usamos la red de caminos rurales y senderos, muchos de los cuales desaparecerán si finalmente se construye la carretera”, apunta Peiró. “Si no tienes coche, ¿cómo te desplazas?”
La huerta es todo un signo de identidad de La Safor, y ocupa un espacio muy importante en los corazones del vecindario. No obstante, lleva décadas menguando, algo que Peiró recuerda perfectamente: “Cuando yo era pequeño, todo era huerta y todos participábamos de ella. Pero en los últimos treinta años ha ido cayendo, ahora todo son carreteras”. No por ello ha perdido importancia; al contrario, la reivindicación de su valor sentimental es uno de los pilares fundamentales de la lucha: “Es lo que nos han dejado nuestros antepasados, y es lo que queremos dejar a nuestros niños”.
La ambientología, también en contra
Los argumentos en contra no acaban ahí. El ambientólogo Ismael Aznar Frasquet, miembro de la Plataforma y secretario de la Associació Centre Excursionista la Madrilla, cuenta que la zona afectada por la construcción de la carretera está catalogada en la cartografía de la propia Generalitat como “suelo crítico contra el cambio climático”, y destaca que la pérdida de las 60 hectáreas de huerta que están previstas supondría “la liberación de 7.000 toneladas de dióxido de carbono atrapadas durante años, así como dejar de absorber otras 900 toneladas de CO2 anuales”.
Aznar destaca que la pérdida de las 600 hectáreas de huerta de la Safor que están previstas en el proyecto supondría “la liberación de 7.000 toneladas de dióxido de carbono atrapadas durante años”
La zona también es de vital importancia en materia hidrográfica, pues es un área altamente permeable que tiene un papel muy destacado en la recarga de los acuíferos que abastecen de agua a municipios y campos de cultivo. No obstante, también es un lugar sobre la que sobrevuela constantemente el peligro de la intrusión marina, es decir, que el agua dulce de los acuíferos sea sustituida por agua salada del mar. En este contexto, Aznar señala: “La Plana de Gandía ha sufrido la impermeabilización artificial de más del 30% de la superficie permeable, por lo que la construcción de una nueva carretera solo puede empeorar esta situación, así como contribuir a contaminar el agua almacenada en los pozos”.
Al hilo de esto último, desde la Plataforma se destacan varios tipos de contaminación que derivarán de la ampliación de la carretera. La más evidente será la atmosférica; pero también destaca la visual, pues la presencia de la nueva vía rápida interferirá en la continuidad paisajística, impidiendo poder divisar los pueblos colindantes.
Asimismo, el paso constante de vehículos motorizados pondrá sobre la mesa la contaminación acústica, un campo en el que las incongruencias institucionales vuelven a quedar al descubierto: “El estudio sobre impacto acústico realizado por el Ayuntamiento de Gandía establecía el tráfico como la causa principal del exceso de ruido. Ahora apoyan la ampliación”, afirma Aznar. Un apoyo, cabe recordar, que se ha dado principalmente a través de la figura de Diana Morant, hasta hace una semana alcaldesa de Gandía, ahora al frente del Ministerio de Ciencia.
Para Aznar, la ampliación de la autovía supondría “un riesgo para la dispersión de la fauna, y un vector de contaminación de las aguas que pondría en peligro la población de anguila”
Por último, cabe destacar, exponen desde la Plataforma, el riesgo que entraña para el río Serpis, cuyo entorno está protegido en el Plan de Acción Territorial y Forestal de la Comunitat Valenciana (PATFOR), y que está considerado terreno forestal estratégico y corredor ecológico. La situación empeora si se considera la existencia, en el curso bajo del río, de una zona de reserva de anguila, una especie en grave peligro de extinción. Para Aznar, la ampliación de la autovía supondría “un riesgo para la dispersión de la fauna, y un vector de contaminación de las aguas que pondría en peligro la población de anguila”.
Demasiados riesgos para una comarca que ha sido dejada de lado y maltratada durante mucho tiempo, y que ahora no se plantea echarse a un lado. Al contrario, exigen a la Generalitat que se cuente con ellos para establecer un plan verdaderamente democrático, que escuche al pueblo y que sea para el pueblo. Así lo sentencia Peiró: “Nos quieren echar, pero no nos vamos a ir. Esto es una lucha por la vida, porque estamos cansados de ver cómo la destruyen. L’horta nos ha dado, nos da, y nos seguirá dando vida”.
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son 60 hectareas no 600.
600.000 m2 / 10.000 m2 por ha da como resultado 60.
y no por ello es menor el desproposito, 60 ha de huerta es muchisimo terreno que podria autoabastecer a varios municipios