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Aborto
El día después de cuando el aborto dejó de ser un derecho constitucional en Estados Unidos
Son las seis de la tarde del primer viernes de verano. Washington Square Park, el parque de Nueva York que ejerce de punto de encuentro de jóvenes, tatuadores, vendedores de marihuana y estudiantes con latas de cerveza, tiene hoy un aspecto muy diferente. Miles de personas, la mayoría mujeres, ocupan la plaza. Han venido a quejarse y a gritar, porque desde hoy oficialmente el aborto no es un derecho constitucional en los Estados Unidos.
El viernes 24 de junio, la Corte Suprema hacía público el fallo sobre el procedimiento judicial Dobbs vs Jackson Women's Health Organization, la anulación de Roe v. Wade, el caso que hace más de 50 años convirtió el aborto en una práctica legal en los Estados Unidos.
Aborto
Golpe a los derechos reproductivos El Tribunal Supremo anula el derecho al aborto en EE UU
Las últimas cifras disponibles del Instituto Guttmacher, una organización sin ánimo de lucro que promueve la salud reproductiva son de 2020 y dicen que en ese año se practicaron 930.160 abortos en todo el país, frente a 916.460 en 2019. Cabe señalar que las cifras reportadas incluyen solo los abortos inducidos legales realizados por clínicas, hospitales o consultorios médicos, o que hacen uso de píldoras abortivas dispensadas en establecimientos certificados como clínicas o consultorios médicos. No tienen en cuenta el uso de píldoras abortivas que se obtuvieron fuera de los entornos clínicos.
Son días convulsos en el alto tribunal. Esta misma semana publicaban la resolución por la cual las armas son permitidas en la calle, para defensa propia, en estados como Nueva York, un “oasis” de las armas. El Tribunal, que espera a la última semana de trabajo antes de verano para publicar sus resoluciones más controvertidas, ha hecho pública la decisión de desproteger el aborto esta semana, aunque era ya un secreto a voces. El fallo fue “filtrado” y publicado el pasado 3 de mayo por el medio Politico, que sigue de cerca la vida gubernamental del país.
El think tank Pew Research Center determinó en su última encuesta que el 61 % de los adultos estadounidenses dice que el aborto debería ser legal todo o la mayor parte del tiempo, mientras que el 37 % dice que debería ser ilegal todo o la mayor parte del tiempo.
“Es la primera vez en la historia moderna, y tal vez incluso en toda la historia de los Estados Unidos, que se anula un precedente establecido para rescindir los derechos de las personas”, lamenta Carol Sanger, profesora de derecho
Carol Sanger, profesora de derecho de Columbia University, especializada en derechos reproductivos, apunta que “esta es la primera vez en la historia moderna, y tal vez incluso en toda la historia de los Estados Unidos, que se anula un precedente establecido para rescindir los derechos de las personas”. La profesora añade que “los conservadores han estado esperando mucho tiempo, 50 años, para tener suficientes jueces de su ideología para que puedan salirse con la suya. Y se opusieron y odiaron a Roe V. Wade desde 1973. Así que este es su momento”.
De hecho, uno de los miembros más controvertidos, el juez Clarence Thomas ya ha dicho que el Tribunal Supremo “debería reconsiderar la contracepción, y las leyes sobre matrimonios del mismo sexo”.
“En 2015 tuve un aborto. Sin él, probablemente no me habría graduado de la universidad, y no estaría donde estoy hoy. Estoy muy triste y enfadada”, dice Annelise Eden en un tuit. Eden acaba de graduarse con matrícula de honor de un máster de periodista de la Universidad de Columbia.
La escritora Tiffany D. Jackson compartía en Twitter un pensamiento que también se palpaba en las protestas: “Vivimos en un país que nos obliga a parir pero que no tiene baja por maternidad obligatoria ni atención médica universal”.
Amanda Paige, una joven de Florida que vive y trabaja en el mundo editorial en Nueva York, reaccionó rápidamente ante la resolución del tribunal y publicó en sus redes el siguiente mensaje. “Hola, si conoces a alguien que necesite un lugar donde quedarse en el estado de Nueva York para abortar, puedo encargarme de darle una habitación, transporte y comida. Vivo en una ciudad pequeña a una hora de la ciudad de Nueva York. No me importa si casi no te conozco, o si no te conozco de nada. Puedes contar conmigo”.
Carol Sanger dice que “la gente con menos recursos necesitará ayuda de fuentes privadas, o posiblemente de sus empleadores”. De hecho ya hay varias empresas, como Amazon, Apple o Bumble, que han anunciado ayudas económicas y laborales a sus trabajadoras para poder abortar si así lo desean.
Símbolos como los pañuelos verdes —inspirado por la marea verde, la lucha de las proabortistas argentinas—, los pantalones blancos con manchas rojas y muchos carteles con mensajes claros. “My body, my choice” (Mi cuerpo, mi decisión), “Abortion is a human right” (Abortar es un derecho humano), y “Being pro life is regulating guns, no women’s bodies” (Protejer la vida es regular armas, no el cuerpo de las mujeres).
La manifestación de Nueva York y de la mayoría de ciudades del país fue organizada por Rise Up for Abortion Rights. Merle Hoffman es una de sus fundadoras y lleva vinculada al movimiento desde que en los años 80 empezó a colaborar con la clínica Choice’s Womens Medical Center del barrio de Queens, al este de la ciudad de Nueva York, que atiende en una variedad de servicios alrededor de la reproducción a más de 34.000 pacientes al año. “Ya no podemos ver al Tribunal Supremo como el Olimpo y a las personas que lo integran como dioses. Creo que la credibilidad de la corte se está perdiendo”.
“Esto es solo el principio de un ataque a los derechos fundamentales”, vaticina Ryan Bess Winnick, vecina de Brooklyn
Ryan Bess Winnick, vecina de Brooklyn de 34 años, lleva escrito en su camiseta “My body, my f* choice” (My cuerpo, mi jodida decisión). Desde Washington Square Park cuenta cómo tomará acción, participando en una asociación que llama a ciudadanos registrados como demócratas o independientes de los estados con empate, para que vayan a votar. “Cuando lo leí por la mañana en las redes y en medios, me sentí muy triste. Esto es muy trágico. Pero justo después mi reacción ha sido de enfurecimiento, y por eso estoy aquí”. Bess Winnick añade que “esto es solo el principio de un ataque a los derechos fundamentales”.
El revocamiento de Roe v. Wade no significa que a partir de ahora sea ilegal abortar en los Estados Unidos, pero ya no es un derecho universal y, por lo tanto, su regularización dependerá de cada estado. Los más liberales como Nueva York o California, ya han anunciado que van a blindar el derecho al aborto, y no solo eso, sino que van a poner facilidades a mujeres de otros estados que quieran abortar.
Hasta 26 estados tienen leyes que restringen o prohíben el aborto y que han entrado en vigencia o lo harán en los próximos días. Aun así, lo más probable que la demanda de abortos no cambie. Un análisis del NYT determinó que con la anulación de Roe, la distancia media de viaje para realizar el procedimiento aumentaría de 56 a 450 kilómetros. Lo que significa que los estados, incluidos Kansas, California e Illinois, verán sus clínicas inundadas con pacientes de otros estados. Illinois espera que su número de pacientes aumente entre dos y cinco veces, según ha calculado Bloomberg.
Algunos estados con leyes de aborto permisivas como Nueva York, California y Oregón han aprobado nuevas instancias para proteger y blindar aún más el derecho al aborto
En las últimas semanas, también ha habido acción política proabortista. Y es que anticipando que muchos estados restringirán el acceso al aborto, los políticos en algunos estados con leyes de aborto permisivas como Nueva York, California y Oregón, han aprobado nuevas instancias para proteger y blindar aún más el derecho al aborto y esperan que más mujeres de estados con menos acceso al aborto viajen a sus estados para abortar.
Helmi Henkin es una joven activista que vive en Sant Louis, Missouri, uno de los estados que ha anunciado que prohibirá el aborto. Henkin empezó su activismo en 2016, como acompañante de mujeres que querían abortar en Tuscaloosa, donde hay una de las únicas tres clínicas de aborto de Alabama. Ahora se decida al activismo digital. “Me hice famosa en Twitter porque durante años si veía una noticia sobre algo relacionado con el aborto, respondía con un listado de lugares donde las personas podían donar para promocionar el aborto”. Luego lo convirtió en un documento, que hace aproximadametne un mes Squarespace le pidió si podía convertir en un sitio web que pudiera mantener gratis para siempre. Así que ahora es un sitio web, un documento creciente y vivo.
Las respuestas vienen también de organizaciones seculares que están reaccionando rápido. Nori Rost salió del armario en 1978. Tenía 16 años y vivía en el estado de Kansas, conversador y muy rural. Ahora es la presidenta de la New York Ethical Society, una alternativa secular a la religión, que se basa en la ética y los valores. “Aunque estemos en retroceso, la diferencia entre antes de Roe v. Wade y ahora es que las mujeres no recibían la atención médica adecuada y además estaban solas y avergonzadas en el proceso”. Rost explica que tras la decisión del tribunal, quiere crear una red entre las diferentes sociedades culturales e iglesias unitarias universales, para que las mujeres que están en estados que han perdido su acceso al aborto puedan acceder a fondos y ayudar con el viaje y la vivienda, y venir a un estado que lo permita como Nueva York.
En este sentido, Carol Sanger cree justamente que “si algo puede salir de esto, es una mayor solidaridad en temas reproductivos, porque tendremos que empezar de nuevo y volver a la década de 1950. Es increíble”. Sanger pone palabras a lo que ya se ha ido viendo en los últimos años. “Creo que Estados Unidos ha perdido estatus como líder en el mundo en muchos temas. Y creo que eso comenzó con Trump”.
Por su parte, Hoffman opina que “la libertad nunca es gratis y siempre hay que estar alerta, porque nada está escrito en piedra y nos han quitado el único lugar donde las mujeres tienen el poder de vida y muerte. Ahora vivimos en un estado de esclavitud”.