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Alemania
Activistas alemanes dan un ultimátum al Gobierno para que cree una ley contra el desperdicio de alimentos
Una terrible tormenta tiene desde el miércoles media Alemania paralizada. En varios estados no circulan los trenes, en otros se han producido inundaciones, el aeropuerto de Berlín tuvo que cancelar los vuelos del jueves y en innumerables lugares tuvieron lugar accidentes con caídas de árboles y otros destrozos. Un panorama que se repetirá con más frecuencia debido al cambio climático, que según los expertos contribuyó a las inundaciones históricas en torno a Renania que tuvieron lugar este verano, con decenas de fallecidos, cientos de desaparecidos y miles de personas que acabaron sin techo.
Una de las cuestiones que los estados del norte global deben llevar a cabo para frenar el cambio climático y manejar los recursos disponibles de forma más sostenible es acabar con la destrucción y el desperdicio de alimentos en buen estado. Es el primer paso, aseguran los activistas alemanes del grupo llamado Aufstand der letzte Generation (traducido como Revuelta de la última generación). Con pancartas en las que puede leerse “Salvemos la comida. Salvemos la vida”, se manifiestan desde el pasado enero en contra de tirar a la basura alimentos en buen estado. Sus acciones no han dejado a nadie indiferente porque han bloqueado autopistas y carreteras, en las que realizaron sentadas o incluso se pegaron al suelo con pegamento. La semana pasada se pusieron a cavar con palas y plantar patatas en el jardín frente a la Cancillería.
En Alemania se destruyen doce millones de toneladas de víveres al año, según datos del Ministerio de Alimentación y Agricultura alemán. Una vergüenza ante la que el Gobierno ha creado un plan llamado “Estrategia nacional contra el desperdicio de alimentos” y una campaña informativa llamada “Demasiado bueno para el contenedor”. En España, el desperdicio es similar o incluso peor, teniendo en cuenta la menor población: más de 7 millones de toneladas al año, según el informe de la FAO Save food: Iniciativa mundial sobre la reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos.
“El gobierno está yendo en contra de la propia Constitución y su artículo 20”, afirman desde Aufstand der letzte Generation
Vamos a alcanza un grado y medio de calentamiento global en 2030, escribe la Revuelta de la última generación en su web, “y el gobierno está yendo en contra de la propia Constitución y su artículo 20”. Dicho artículo se refiere a la “protección de los fundamentos naturales de la vida y de los animales” y prevé que “el Estado protegerá, teniendo en cuenta también su responsabilidad con las generaciones futuras, dentro del marco del orden constitucional, los fundamentos naturales de la vida y los animales a través de la legislación y, de acuerdo con la ley y el derecho, por medio de los poderes ejecutivo y judicial”. Es por ello que creen que la solución estaría en las asambleas ciudadanas “que ya están proponiendo soluciones al gobierno”.
Una de estas asambleas es la llamada Bürgerrat Klima (traducido como Asamblea Ciudadana del Clima), que elaboró un documento la pasada primavera de la mano, según sus propias palabras, de “160 personas elegidas por sorteo de toda Alemania” que fueron aconsejadas por políticos, científicos y activistas de la sociedad civil y que se reunieron durante doce sesiones. En base a dicho documento, la última generación pide que “en los próximos cien días se cree el marco legal para un verdadero cambio agrario hasta 2030”, ya que la alimentación y el agua serán aún más escasos debidos al cambio climático. “Es su trabajo, según la Constitución, garantizar la alimentación del pueblo alemán y reducir el calentamiento global y la extinción de las especies”.
Han presentado un modelo de ley parecido al francés que contempla, por un lado, reducir los requerimientos que se aplican a frutas y verduras y que hacen que piezas torcidas o que no tienen unas dimensiones determinadas acaben en la basura
Aseguran que la huelga de hambre llevada a cabo el pasado septiembre como forma de protesta contra el cambio climático “fue un éxito porque el canciller Olaf Scholz llevó a cabo una charla pública tras la presión ejercida”. Es por ello que vuelven a apelar al mandatario, esta vez con un ultimátum en el que aseguran que, de no comprometerse a regular la destrucción de comida, ocuparán el aeropuerto berlinés. En concreto, han presentado un modelo de ley parecido al francés que contempla, por un lado, reducir los requerimientos que se aplican a frutas y verduras y que hacen que piezas torcidas o que no tienen unas dimensiones determinadas acaben en la basura. Asimismo, los supermercados tendrían prohibido tirar comida y se les obligaría a donarla. Piden asimismo reformar la ley que regula las fechas de caducidad, ya que hay productos, como el azúcar, la pasta o el arroz, que duran mucho más de lo que dice la etiqueta.
El ministro alemán de Alimentación, Cem Özdemir, del partido verde Die Grüne, ha explicado en un comunicado que es lógico que muchas personas se sientan enfadadas por el despilfarro de alimentos y que él también se siente así. “Les invito a todos ustedes a luchar con nosotros para conseguir las mayorías adecuadas para ello”. El nuevo gobierno, del que también forman parte el partido socialdemócrata SPD y el partido liberal FDP, también “se ha puesto como objetivo luchar contra el desperdicio de alimentos”, sin mencionar la propuesta del consejo ciudadano para el clima, que también pide explicaciones sobre qué ocurrirá con las multas y sanciones que los activistas han ido recibiendo. Respecto a esto último, el ministro de Justicia del FDP, Marco Buschmann, ya ha respondido que “las protestas no autorizadas en las autopistas son ilegales”.