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Argentina
La pandemia y la crisis social hunden las perspectivas electorales del oficialismo en Argentina
Los resultados de la elecciones Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del 12 de septiembre último en Argentina arrojaron un triunfo de la fuerza política del ex presidente Mauricio Macri, Juntos por el Cambio, por más de un 40% de los votos, frente al oficialista Frente de Todos, que logró un poco más del 31% de los sufragios a nivel nacional. Sin embargo, el triunfo opositor no fue producto de un incremento considerable del caudal de sus votos con respecto a las PASO de 2019 (obtuvo solo 800.000 votos más). La derecha opositora, atravesada también por disputas internas, se impuso nacionalmente en votos absolutos, ganando en 16 distritos. Por su parte, el Frente de Todos perdió unos cuatro millones votos respecto de las PASO de 2019 y solo resultó ganador en seis de las 24 provincias. En la Provincia de Buenos Aires, la más importante del país, solo ganó en una de las ocho secciones electorales.
En tanto, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), también se impuso cómodamente Juntos por el Cambio, fortaleciéndose la figura del alcalde de la ciudad capital, Horacio Rodríguez Larreta, que se proyecta como uno de los presidenciables del “ala centro” de la coalición opositora, frente al “ala dura” expresada en el expresidente Macri y en su exministra de Seguridad, Patricia Bullrich. También, se destacó el 14% de los votos obtenidos en la capital por expresiones de ultraderecha que se presentaron por fuera de Juntos por el Cambio y autodefinidas como “libertarias”, aunque profesen una política ultraconservadora y completamente antiderechos, y que levantaron como candidato a un economista mediático (Javier Milei) que fue instalado por excesiva presencia como tertualiano televisivo.
El Frente de Izquierda-Unidad (FIT-U), de orientación trotskista, obtuvo alrededor de 1.100.000 a nivel nacional (1.500.000 si se suman otras fuerzas anticapitalistas menores), constituyéndose en tercera fuerza a nivel nacional
En el otro extremo, se destaca el crecimiento de la izquierda que realizó una elección histórica en una PASO. El Frente de Izquierda-Unidad (FIT-U), de orientación trotskista, obtuvo alrededor de 1.100.000 a nivel nacional (1.500.000 si se suman otras fuerzas anticapitalistas menores), constituyéndose en tercera fuerza a nivel nacional y con destacadas elecciones en CABA, provincia de Buenos Aires y Jujuy (con el 24% de los votos), entre otras, que le abre la posibilidad de incrementar sus diputados en el Congreso Nacional.
Este reparto de votos fue interpretado como un voto castigo o voto bronca contra el Gobierno, expresado también en el crecimiento del voto en blanco en algunas provincias y la menor concurrencia a las urnas desde 1983, votando apenas el 67 % del padrón electoral.
Tensiones en el Palacio
La inesperada derrota en los comicios que definieron los candidatos y las fuerzas políticas que competirán en las generales del 14 de noviembre próximo para ocupar cargos legislativos, abrió una fuerte fisura en la coalición gubernamental. Tres días después de la caída electoral, varios ministros, que responden a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, pusieron a disposición su renuncia. En primer lugar, lo hizo el ministro del Interior, Eduardo Enrique ‘Wado’ de Pedro, quien dio el paso inicial que desató una renuncia masiva de ministros que responden a Kirchner. El gesto político abrió una aguda crisis en el Gobierno nacional y tensión extrema entre el presidente de la Nación, Alberto Fernández, y su vicepresidenta. Desde los principales medios opositores de la derecha se empezó a hablar de que Cristina de Kirchner ponía entre las cuerdas a Alberto Fernández para imponer su orientación. Incluso una dirigente de Juntos por el Cambio, la exdiputada Elisa Carrió, llegó a hablar de un “golpe de Estado”. Horas después, el presidente rompió el silencio ante tantos rumores. A través de su cuenta de Twitter, el jefe de Estado señaló: “He oído a mi pueblo. La altisonancia y la prepotencia no anidan en mi. La gestión de gobierno seguirá desarrollándose del modo que yo estime conveniente. Para eso fui elegido”. Las palabras fueron leídas como un mensaje a su vicepresidenta. Un día después, el jueves 16 de septiembre, Cristina de Kirchner hizo pública la tensión interna y dio a conocer una carta titulada “Como siempre … sinceramente”, en la que detalló las advertencias que le había hecho al presidente antes de las PASO y se refirió a “una delicada situación social” y al “atraso salarial, descontrol de precios —especialmente en alimentos y remedios— y falta de trabajo, sin desconocer, obviamente, el impacto de las dos pandemias: la macrista primero y la sanitaria a los 99 días de haber asumido el Gobierno”.
Además, afirmó que el Gobierno viene llevando adelante “una política de ajuste fiscal equivocada que estaba impactando negativamente en la actividad económica y, por lo tanto, en el conjunto de la sociedad y que, indudablemente, esto iba a tener consecuencias electorales”, y aseveró que estos planteamientos no fueron escuchados por el presidente. Por otra parte, criticó duramente al portavoz presidencial, Juan Pablo Biondi, un hombre de confianza del presidente Fernández que debió dar un paso al costado, señalado como el responsable de operaciones de prensa en su contra.
El Gobierno considera que el deterioro económico fue el detonante principal de la caída electoral, a pesar de considerar que evitaron una mayor catástrofe sanitaria frente a la pandemia y el avance del plan de vacunación contra el coronavirus
Mientras tanto, la coincidencia en la coalición oficialista es que el deterioro económico fue el detonante principal de la caída electoral, a pesar de considerar que evitaron una mayor catástrofe sanitaria frente a la pandemia y el avance del plan de vacunación contra el coronavirus. Argentina cuenta con más de 114.000 muertes por Covid-19 y atraviesa un momento de descenso de la curva de contagios. Sin embargo, la situación económica y social presenta datos alarmantes, con una caída del salario real de los trabajadores que se encuentra en su nivel más bajo de los últimos diez años y una inflación interanual que supera el 50%, según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC).
Nuevo gabinete
Finalmente y luego de una semana de fuertes tensiones, especulaciones mediáticas y duras negociaciones, el presidente Alberto Fernández decidió renovar a gran parte de su gabinete de ministros. A última hora del viernes 17 de septiembre, confirmó al gobernador de Tucumán, Juan Manzur (quien había sido propuesto por Kirchner), como Jefe de Gabinete de ministros en lugar de su hombre de confianza, Santiago Cafiero, quien pasó a ocupar el cargo de ministro de Relaciones Exteriores y Culto. La designación de Manzur, un hombre vinculado al Opus Dei y activo militante contra el derecho al aborto, fue seriamente cuestionada por las organizaciones y referentes feministas, quienes además pusieron su foco en la primacía masculina en un Gobierno nacional que había dado un fuerte gesto hacia la agenda feminista a partir de la creación del Ministerio de la Mujer, Géneros y Diversidades.
Otro de los hombres designados en el Gabinete que generó fuertes cuestionamientos es Aníbal Fernández, nuevo ministro de Seguridad en reemplazo de la antropóloga Sabina Frederic. Aníbal Fernández ocupó varios cargos ejecutivos en el pasado en las presidencias peronistas de Eduardo Duhalde, Néstor y Cristina Kirchner, entre ellos la Jefatura de Gabinete. Organizaciones de derechos humanos y sociales recordaron su responsabilidad en distintos hechos represivos como la desaparición de Julio López en 2006, un testigo en juicios por crímenes de lesa humanidad de la última dictadura, y de quien aún hoy se desconoce su destino. Myriam Bregman, quien fuera abogada del testigo y referente de izquierda así lo recordó: “Se cumplen 15 años de la desaparición de Julio López. Aníbal Fernández, el que nos dijo que ‘podía estar en la casa de la tía’, nuevamente al mando de las fuerzas de seguridad”. También, el nuevo Ministro de Seguridad ocupó la Secretaría General de la Presidencia durante el gobierno de Duhalde cuando, en medio de una protesta en plena crisis en 2002, fueron asesinados por la policía bonaerense los militantes piqueteros Maximiliano Kosteki y Darío Santillán.
“Se cumplen 15 años de la desaparición de Julio López. Aníbal Fernández, el que nos dijo que ‘podía estar en la casa de la tía’, nuevamente está al mando de las fuerzas de seguridad”
Las otras áreas sensibles del Gobierno que estuvieron en el centro de los cuestionamientos tras la derrota electoral, fueron las de Economía y Producción. Martín Guzmán, el ministro de Economía, encabeza la negociación con el FMI, en momentos en que el Gobierno acaba de enviar al Congreso el presupuesto nacional para 2022 que mantiene el déficit fiscal en un 4,5% del PIB. Argentina deberá pagar el próximo 23 de septiembre unos 1.900 millones de dólares, lo que representa el primer vencimiento de magnitud de una deuda histórica y exponencial con el organismo contraída bajo la gestión de Mauricio Macri, que representa una soga al cuello y una dificultad para cualquier intento de recuperación de la variables sociales y económicas. De acuerdo a la información de la Secretaría de Finanzas, en 2022 los vencimientos a organismos internacionales (FMI y Club de París) suman 21.210 millones de dólares en 2022; 21.344 millones en 2023, y 6.996 millones en 2024.
El otro ministro cuya continuidad fue confirmada, Matías Kulfas, al frente del Desarrollo Productivo está en el centro del diseño de las medidas que prepara el Gobierno para intentar dar respuesta a la situación económica con un shock de medidas. Se habla de la restitución del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) otorgado el año pasado cuando comenzó la pandemia. También el Gobierno prevé adelantar la reunión del Consejo del Salario para incrementar un 10% el Salario Mínimo, Vital y Móvil que apenas alcanza a la línea de indigencia. Por otra parte, se estudia una mejora en las jubilaciones, cuyo haber mínimo perdió 6,7% de su poder adquisitivo desde que asumió Fernández. A esto se suma muy probables políticas de fomento al consumo en planes de compras en cuotas y créditos baratos para asalariados o monotributistas. Sin embargo, reinan las dudas sobre cuánto podrán estas medidas contener una situación social en franco deterioro.
Un futuro incierto
El nuevo Gabinete de consenso que busca restituir la unidad en el Frente de Todos y garantizar gobernabilidad, significa una fuerte impronta del peronismo más rancio y tradicional, algo que es leído por algunos sectores como un giro a la derecha del Gobierno. Al otro día de confirmar la nueva configuración del Ejecutivo, Alberto Fernández participó junto a todos sus ministros en un acto en la provincia de La Rioja, acompañado por todos los gobernadores peronistas. Todo un gesto político que busca cerrar filas en la coalición gobernante de cara a las elecciones generales del próximo 14 de noviembre. Por el momento, Fernández logró evitar una ruptura en el Frente de Todos, una coalición conformada por varias tendencias del peronismo y que fuera fundada para derrotar electoralmente al derechista Gobierno de Mauricio Macri en 2019. Se trata de una ingeniería política compleja donde se destacan, entre otros, tres sectores: los que responden a Alberto Fernández, los que conforman el espacio de Unidad Ciudadana de Cristina Kirchner y quienes se alinean con el Frente Renovador del presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa. Un mapa político que tiene como trasfondo una marcada crisis social y económica que pegó un salto durante el gobierno de Macri y se profundizó con el impacto de la pandemia. La pobreza se ubicó en el 42% de la población en el segundo semestre del 2020, según el INDEC.Las personas en situación de pobreza pasaron en el curso del último año de 10 a 12 millones. La indigencia afecta en el segundo semestre de 2020 a un 10,5%, por encima del 8% del mismo período de 2019
Dentro del universo de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) que abarca a los 31 aglomerados urbanos del país, la cantidad de personas en situación de pobreza pasó en el curso del último año de casi 10 a 12 millones. En cuanto a la indigencia, la foto en el segundo semestre del 2020 muestra un 10,5%, por encima del 8% del mismo período de 2019. En las ciudades que mide la EPH hay tres millones de personas indigentes.
La crisis política aguda que está en curso, aunque pueda cerrarse coyunturalmente, amenaza tener múltiples derivaciones que pueden definir un nuevo escenario político. El tiempo dirá cuál es el nivel de fractura que queda en un Gobierno que debe afrontar cuesta arriba la campaña electoral de cara a noviembre. Lo cierto es que más allá de los resultados en las urnas, las causas estructurales profundas que motivaron la derrota electoral del 12 de septiembre, seguirán vigentes y anticipan nuevos episodios.
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Francamente, me resulta, no se si decir curioso o sorprendente, que un medio que se reivindica de la izquierda real publique un artículo que podría figurar, sin llamar la atención, en cualquier medio generalista. Que una coalición de partidos que se reclaman del "trotskismo" obtenga 1,1 millones de votos a los que se suman otros, 400.000 de otros grupos políticos que también se reclaman del "trotskismo" o de la llamada "extrema izquierda", merezca un recuadro de tres líneas y un comentario sobre el "voto de castigo" me parece que resulta curiosos o sorprendente, ?o no?
Patxi