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Argentina
Los estudiantes se rebelan contra los recortes de Milei a las universidad públicas argentinas
El Gobierno de Javier Milei logró finalmente que la oposición en la Cámara de Diputados no consiguiera los dos tercios de los votos necesarios para rechazar el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) firmado por el presidente que vetó la ley de financiamiento universitario sancionada por el Congreso Nacional.
En una sesión especial de la cámara baja, 160 diputados votaron a favor de insistir con el proyecto de ley, mientras que 84 votaron en contra y cinco se abstuvieron. De esta manera, no se alcanzaron los dos tercios necesarios para poder rechazar el veto presidencial. La ley dada de baja por Milei establecía mínimos incrementos en el presupuesto del nivel superior y también para sus profesores. Un informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC) estimó que el coste de la ley equivalía apenas al 0,14% del Producto Interno Bruto (PIB).
Los estudiantes convocaron a una huelga por 24 horas en las universidades públicas nacionales de todo el país, mientras se extiende la rebelión estudiantil con tomas de facultades y rectorados
El Gobierno debió negociar hasta último momento los apoyos necesarios para sostener el veto. En un congreso puesto en sospecha por compra de voluntades, la clave del apoyo logrado por Milei para sostener el veto estuvo en su negociación con el ex presidente Mauricio Macri, que pudo alinear al bloque de su partido, el PRO, para que defendiera el veto presidencial junto a parte del radicalismo y el peronismo.
Universidades ocupadas
El Frente de Gremios Universitarios (docentes y no docentes) convocó a una huelga por 24 horas en las universidades públicas nacionales de todo el país, mientras se extiende la rebelión estudiantil con tomas de facultades y rectorados en Buenos Aires y las universidades del conurbano bonaerense, Córdoba, Rosario, Mendoza, Jujuy, Tucumán y otras provincias. Semejante respuesta y participación del movimiento estudiantil en la Argentina no se veía desde las masivas tomas de universidades que se desarrollaron en marzo de 2001, cuando el ministro de Economía del Gobierno de Fernando de la Rúa, Ricardo López Murphy, anunciara un fuerte recorte en las universidades. El entonces ministro, hoy diputado nacional, debió renunciar a su cargo horas después de su anuncio, mientras que el presidente De la Rúa dejó el poder a fines de ese mismo año, en medio de un contexto de profunda crisis social y económica y acorralado por una rebelión popular que llegó hasta las puertas de la propia Casa Rosada. En tanto, las actuales ocupaciones universitarias fueron decididas en masivas asambleas que se desarrollaron luego de la jornada de movilización frente al Congreso de la Nación, donde el Gobierno volvió a desplegar un fuerte operativo policial que culminó con represión y detenidos.
Ya la semana pasada, la calle volvió a hacer oír su voz, cuando el 2 de octubre se llevó adelante una masiva movilización en defensa de la educación y la universidad públicas.
Descontento social, recesión y caída de imagen
La protesta universitaria emerge en medio de un clima social cada vez más tensionado ante el avance de plan de ajuste neoliberal que ejecuta el Gobierno nacional, pero que ya provoca lucha y resistencia como la que llevan adelante las organizaciones de jubilados y jubiladas; o la que vienen desarrollando los trabajadores de la salud, otro claro blando de ajuste por parte de la Casa Rosa. En los últimos días se han presenciado en Buenos Aires reclamos por parte de trabajadores del Hospital pediátrico Garrahan y el Hospital psiquiátrico Laura Bonaparte, cuyos trabajadores vienen resistiendo el intento de cierre por parte del Gobierno ultraliberal.
En tanto, las medidas de Milei hunden aún más al país en una crisis social que parece recién comenzar. Los números oficiales aportan un mapa de la compleja realidad. Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (Indec), casi el 53% de los argentinos y argentinas se encuentran por debajo de la línea de pobreza. En las infancias, el porcentaje es más alarmante, ya que 7 de cada 10 niños en la Argentina es pobre. Otros datos oficiales de la economía son muy claros también. A julio de este año la industria cayó 5,4% de forma interanual y sumó 12 meses consecutivos con bajas. En tanto que el consumo masivo cayó en agosto en forma interanual un 17,2 % según el Indec.
La protesta universitaria emerge en medio de un clima social cada vez más tensionado ante el avance de plan de ajuste neoliberal que ejecuta el Gobierno nacional
Frente a esta situación, el Gobierno está decidido a intentar avanzar todo lo que pueda con el plan de ajuste, mientras la imagen de Javier Milei comienza a mostrar serios signos de desgaste y descrédito, tal como lo han mostrado variadas encuestas en las últimas semanas. Este derrumbe está motorizado, no solamente por la profundidad y la prolongación del ajuste, sino también por varios gestos de peso simbólico por parte del Gobierno, que empiezan cambiar el humor y general malestar social. Hace algunas semanas el presidente Milei encabezó en la quinta presidencial de Olivos con todos los legisladores que apoyaron el otro veto de Milei, el que dio por tierra con la ley de movilidad que otorgaba un pequeño incremento a los jubilados. Se empieza a visibilizar que la famosa frase de Milei de “no hay plata”, va dirigido claramente para las demandas populares pero no para la especulación financiera o el funcionamiento de los servicios de inteligencia para perseguir opositores.
Mientras tanto el movimiento estudiantil universitario, una vez más se muestra como caja de resonancia de las contradicciones que atraviesa a una sociedad cada vez más golpeada por las consecuencias del ajuste neoliberal. ¿Será la hora de la vuelta del movimiento estudiantil como actor protagónico de los movimientos de lucha en la Argentina, tal como lo fue en la resistencia al neoliberalismo en los 90? No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que un nuevo tiempo se avecina en la Argentina, y esta vez de creciente movilización social.