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Arte
El cuadro que cambia de firma en Málaga y otras raras historias de museos en la ciudad de Picasso
La apertura de museos como vía para convertir Málaga en objeto de deseo de turistas culturales e inversores ha dejado una larga ristra de episodios insólitos en la ciudad. El último es el cambio en la firma de una obra adquirida por el Carmen Thyssen en 2015.
Fue de manera casual, reconoce la artista multidisciplinar Diana Larrea, pero ella opina que su hallazgo resulta muy “significativo y simbólico” sobre el trato que recibe el trabajo de las mujeres artistas, a menudo discriminado e incluso negado. Su descubrimiento también es el hilo del que tirar para conocer cómo la idea del turismo cultural ha cambiado la fisonomía de la ciudad de Málaga, que en la actualidad cuenta con 37 museos —desde el Museo del Cautivo y la Trinidad al Interactivo de la Música, pasando por el Automovilístico y de la Moda, el Centre Pompidou o los dedicados a Pablo Picasso—, la mayor parte inaugurados en las últimas dos décadas.
A finales de mayo, Larrea se encontraba recabando información sobre la pintora realista sueca Jeanna Bauck para su proyecto Tal día como hoy, una acción artística que desarrolla a diario en su página personal de Facebook con la que recuerda la trayectoria de creadoras del pasado.
Rastreando el paradero del cuadro Shipping of the coast, encontró que la obra firmada por Bauck había sido vendida en subasta internacional el 21 de octubre de 2014. El cuadro, aparentemente, pertenece ahora al Museo Carmen Thyssen de Málaga, “pero se encontraba con la firma original borrada y con una firma falsa del pintor español José Gartner de la Peña”, explica Larrea a El Salto. Para ella, el hecho de que las obras de las autoras “tengan menos valor económico en el mercado del arte que el de sus compañeros masculinos provoca casos de prácticas fraudulentas como este de Jeanna Bauck”. Larrea recuerda episodios similares, como el de la pintora barroca flamenca Judith Leyster, que cuenta con numerosos cuadros atribuidos erróneamente a otros pintores en pinacotecas como el Louvre.
La artista reveló su descubrimiento en Facebook el 25 de mayo y ese mismo día recibió una llamada desde el museo malagueño en la que le comunicaban que “abordarían el tema lo antes posible”. Desde entonces, no volvió a saber nada del asunto. Sin embargo, en septiembre se encontró con una “sorpresa mayúscula” cuando comprobó que, en la página web del Carmen Thyssen, “los restauradores han destapado la firma original, han borrado la falsa y reatribuido el cuadro a su autora auténtica”. Sin emitir comunicado alguno, ni dar explicaciones. El museo tampoco ha respondido a El Salto.
[Después de la publicación de este artículo, desde el Museo Carmen Thyssen informan de que esta obra no pertenece a su catálogo ni está expuesta en el centro ni se encuentra en sus fondos sino que es una pieza perteneciente a la colección privada de la baronesa Carmen Cervera]
Larrea considera que los museos son “instituciones al servicio de los ciudadanos” y por ello volvió a publicar la novedad en Facebook, ya que “merecemos tener conocimiento de este caso, además de la trama del fraude que hay detrás, puesto que el cuadro fue vendido a este museo a través de Subastas Ansorena en julio de 2015”.
La ciudad de Picasso abre museos sin obra que exponer
Inaugurado en marzo de 2011, el Museo Carmen Thyssen de Málaga se encuentra en el Palacio de Villalón, un antiguo edificio señorial del siglo XVI ubicado en el centro de la ciudad. Apenas cuatro semanas después de su apertura llegaron las primeras curvas con la dimisión de la directora, María López Fernández, y de Tomás Llorens, miembro del Patronato, quien se despidió aduciendo que el Carmen Thyssen, gestionado por la Fundación Palacio de Villalón, había “dejado de tener el grado de credibilidad histórico-artística que debería esperarse de un museo de su naturaleza”.
A menos de 100 metros está La Casa Invisible, centro social ocupado que opera en el barrio desde 2007 que se mostró crítico desde el primer momento con la apertura del museo, al considerar que sería punta de lanza de la gentrificación en la zona, ayudaría a iniciar procesos de expulsión de residentes y también de incremento de los alquileres. Tres efectos que hoy son plenamente manifiestos cuando se analiza el desarrollo de las grandes ciudades en los últimos años.
“Lo que ocurre en Málaga —opina Laura Cano, museóloga especialista en arte contemporáneo— es un fenómeno global”. Ella señala que el alcalde Francisco de la Torre Prados (del Partido Popular, en el cargo desde el año 2000) ha manifestado “un interés extraordinario por abrir museos sin sentido, que no arraigan en la sociedad aunque algunos le han salido bastante bien. Ha visto por ahí un filón para hacer de Málaga una ciudad cultural en la que entre dinero y pueda entrar muchísimo turismo. Pero no se reduce al Thyssen. Hay muchos museos en Málaga con poca justificación social, que son solo sucursales”.
Del mismo modo que ocurrió en Bilbao con el Guggenheim, o en Barcelona con los grandes eventos, Málaga ha transformado su epidermis con el objetivo de captar inversiones, en procesos de renovación urbanística que implican profundas repercusiones sobre la vida de los vecinos. Málaga lo ha llevado a cabo por la vía del atractivo cultural, fomentando la apertura de museos y haciendo bandera de ser la ciudad natal de Picasso. Una iniciativa en principio positiva pero cuyas consecuencias son hondas y afectan al modelo de ciudad. El artista Rogelio López Cuenca hablaba de la “picassización” de Málaga en una entrevista en Diagonal en abril de 2014. En su opinión, se trata de “la cara más visible —hasta la caricatura— de la imposición de las políticas neoliberales en la ciudad; el modo particular en que se ha acometido la reconversión al mercado del turismo cultural de una ciudad desindustrializada para atraer inversiones y visitantes: construcción o ampliación de infraestructuras de transportes, terciarización de la economía, en torno a la hostelería principalmente, gentrificación del centro histórico, sometimiento de la política urbanística a los dictados de las inmobiliarias”. López Cuenca también se preguntaba si es compatible la ciudad marca con una ciudad política dirigida por la ciudadanía y cuáles son las prioridades: “¿Una ciudad se puede ‘situar en el mapa’ sin ser sede de macroeventos? ¿Sin edificios de arquitectos-estrella?”.
Barcelona
¿Sigue siendo Barcelona una ciudad muerta?
En ese trayecto para convertirse en la capital de los museos en el Mediterráneo, en Málaga ocurrieron “cosas muy estúpidas”, recuerda Cano, quien pone como ejemplo la fallida apertura del Museo Art Natura: “Dividió en dos la antigua tabacalera: una parte sería para el Museo del Automóvil y la otra para lo que se supone que iba a ser un museo de piedras preciosas, en la que se expondría una colección privada”.
En la historia de este museo no falta de nada: un enredo político-judicial con sospechas de desvío de fondos públicos y la inauguración de un centro sin obra que exponer.
El contrato para el Museo de las Gemas fue adjudicado en noviembre de 2006 por el Ayuntamiento a la entidad Royal Collection por un precio de 8.352.000 euros y durante un plazo de diez años. Se le concedió en exclusiva a esa sociedad por “ser la única poseedora en exclusiva de todas las colecciones que por su singularidad la hacen única en el mundo”.
Según lo firmado, el Consistorio otorgaría una subvención o canon de 1,2 millones de euros anuales durante los seis primeros años a la sociedad propietaria de la colección de gemas, y obtendría un beneficio del 7% de los ingresos logrados. El Ayuntamiento abonó el canon durante los años 2007, 2008, 2009 y 2010, ascendiendo la cantidad pagada a 5.675.035 euros.
En 2016, la oposición consiguió abrir una comisión de investigación para fiscalizar lo que entendían como “el mayor desastre económico” del gobierno de De la Torre, que habría supuesto un despilfarro superior a 30 millones de euros, según sus cálculos. “Aquello fue sonado, una malísima gestión, un chasco impresionante —sostiene Cano—, ganas de abrir cosas con dinero público, sin sentido ni fundamento”.
Esta especialista hace repaso a algunas de las pinacotecas de la ciudad, y la nota que obtienen es negativa: “El Museo del Patrimonio Municipal, nada. La Casa Natal sí porque todo lo de Picasso llama la atención. El Thyssen porque es el Thyssen y está en el centro, pero la colección es muy floja y las exposiciones temporales, de vergüenza. El Museo Picasso de Málaga sí está haciendo muy buenas exposiciones, pero es ajeno al Ayuntamiento, lo gestiona la Junta. Los fondos son un depósito de la familia de Picasso”.
En su resumen, finalmente, una sentencia muy clara: “Lo que ha hecho el Ayuntamiento son museos vacíos”.
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¿Ni una mención al Centro de Arte Contemporáneo (CAC), las denuncias contra el propietario de la empresa concesionaria, sus negocios artístico-hosteleros, etc.? Qué artículo más escaso ha quedado.