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Baleares
La ciudadanía de Formentera se planta tras un año de parálisis institucional en la isla
Nunca en Formentera se habían unido bajo un mismo lema tantas asociaciones. La convocatoria de la manifestación que ayer llenó la plaça de la Constitució de Sant Francesc es tan histórica como la situación que se vive en el Consell Insular, al mando del cual se encuentra un presidente no adscrito, Llorenç Córdoba, que cuenta con el apoyo de un solo conseller, Artal Mayans. A principios de verano el resto del Ejecutivo renunció a sus cargos, como medida de presión para forzar la dimisión de Córdoba y, desde entonces, la paralización de la actividad política es total.
Todo empezó el 27 de noviembre de 2023 con un críptico mensaje de WhatsApp del que es también el único diputado de Formentera. “Llorenç Córdoba escribía que se estaba planteando su apoyo al Gobierno de Marga Prohens y eso desencadenó una crisis en el seno de la institución insular”, explica Carmelo Convalia, corresponsal del Diario de Ibiza en la isla durante décadas recién jubilado. “Los miembros de Sa Unió, formación nacida de la coalición entre el PP y Compromís amb Formentera, le retiraron la confianza a Córdoba y la tensión fue subiendo de tono hasta que se hizo insostenible”. El 17 de junio, José Manuel Alcaraz, presidente del Partido Popular en Formentera, presentó su dimisión con el objetivo de “garantizar la estabilidad política en el Consell”, pero no sirvió de nada. A él le siguieron siete consellers más de Sa Unió y el Gobierno de la isla quedó casi desnudo.
“Hay implicados sectores tan diversos como el hotelero, el ganadero, los vecinos y el ecologismo, algo que no había pasado antes en la historia de la isla”, cuenta Rosa Rodríguez
“La principal consecuencia a la ausencia de las figuras políticas ha sido la inexistencia de la junta de Gobierno”, añade Convalia. “Este organismo debe reunirse cada semana y tomar decisiones, pero no puede hacerlo porque el cuórum mínimo es de tres personas y, desde junio, solo hay dos cargos ejecutivos”. A efectos prácticos, todos los proyectos y acciones que suponen una cuantía superior a los 15.000 euros están bloqueados. Las asociaciones no pueden acceder a ninguna subvención anual y los presupuestos están, también, en el aire.
“Deim prou”
Ante este panorama, hace dos semanas empezó a tomar forma el movimiento “Deim prou” (Decimos basta). Lo que fue una reunión de cinco personas representantes de varias entidades es ahora ya una masa de 35 asociaciones, en una isla con una población censada de 11.000 personas, que se han sumado al manifiesto. Rosa Rodríguez, miembro de Sos Vivienda, destaca que no es un colectivo politizado ni piden “la dimisión de ningún cargo en concreto”. Además, “el funcionamiento de la organización es horizontal”: todos son portavoces. “Hay implicados sectores tan diversos como el hotelero, el ganadero, los vecinos y el ecologismo, algo que no había pasado antes en la historia de la isla”.
Para Francesca Faccioli, de la Associació de Veïns de Formentera, “la crisis está afectando a la imagen de la institución, que para la isla es muy importante”
Rodríguez considera que “a nadie le conviene que el Consell esté paralizado” porque “en un momento u otro, todos nos veremos afectados por la inactividad”. En este punto, el presidente de la Associació Hotelera de Formentera, Juanma Costa, afirma que “por ahora, la falta de acción no ha afectado nuestro día a día, pero nos preocupa que no haya ninguna planificación de infraestructuras, las licencias urbanísticas estén paradas y el Consell deje de ser el referente que era”.
Para Francesca Faccioli, de la Associació de Veïns de Formentera, “la crisis está afectando a la imagen de la institución, que para la isla es muy importante”. Recuerda que hasta el 2007, la gestión dependía del Consell d’Eivissa i Formentera y opina que “ningún residente quiere volver a ese escenario”. De hecho, todo el movimiento pretende “proteger la institución”, de ahí que se solicite “una gobernabilidad política, transparente, responsable y estable”.
Sin políticos
En la manifestación los políticos no han tenido cabida. La ciudadanía se ha armado de silbatos, cacerolas y tarjetas rojas y cada entidad ha exhibido su lema. “Nos une el interés común por buscar una solución al conflicto”, explica Faccioli, “y esperamos ser un ejemplo para las personas representadas en el pleno”. Todas las personas entrevistadas se hacen la misma pregunta: ¿Cómo puede ser que los residentes se pongan de acuerdo y ellos no?
Rodríguez considera que “a nadie le conviene que el Consell esté paralizado” porque “en un momento u otro, todos nos veremos afectados por la inactividad”
La portavoz de Sos Vivienda va más allá y asegura que “todas las personas con las que he hablado querrían una repetición de las elecciones, sin embargo, eso no será posible hasta dentro de dos años y no podemos esperar más”.
La concentración ha sido la primera acción de la plataforma “Deim prou” y, si las cosas no cambian, no será la última.
Moción de censura
El mes agosto, la posibilidad de una moción de censura para echar a Llorenç Córdoba de la presidencia del Consell sobrevoló la isla. El PSIB-PSOE y Sa Unió estuvieron a punto de llegar a una acuerdo, pero, en el último momento, “la exigencia de los socialistas de ostentar la presidencia no fue aceptada por Sa Unió, que el 2023 ganó las elecciones por mayoría absoluta al obtener nueve escaños”, explica Carmelo Convalia. “Estaban dispuestos a gobernar en coalición, pero consideraban justo presidir el Consell”. De esta manera se cerró la puerta a una de las dos vías legales que podrían forzar la dimisión de Córdoba. “La otra, que sería una inhabilitación, tampoco se ha dado”, concluye Convalia.
La más pequeña de las Baleares encara otro invierno incierto con un fuerte malestar interno en las formaciones políticas dentro del Gobierno y, como novedad, en la calle, que ya ha tomado cartas en el asunto.