El negacionismo climático hace estragos en Alemania

El sector de la energía eólica atraviesa una grave crisis y, con él, los planes estatales para abandonar las energías no renovables.


Aerogeneradores Alemania
Aerogeneradores en el mar de Wadden, Alemania. Foto: Mark Michaelis
21 sep 2019 06:37

Si Alemania quiere alcanzar sus ambiciosos objetivos climáticos debería disponer de muchos más aerogeneradores que convirtieran a la energía eólica en uno de los pilares de la reconversión energética limpia. La Academia de la Ciencia calcula que serían necesarios unos 65.000 hasta 2050, casi el doble de los que existen en la actualidad. Sin embargo, en 2018 tan solo se instalaron 81 molinos en todo el país, la cifra más baja desde que se acordó la Energiewende (transición energética que incluye el con cierre de nucleares). Y en el primer cuatrimestre de 2019 el sector está paralizado: solo se ha construido menos del 90% de lo que instaló en el mismo periodo el año anterior.

La razón principal se debe no a la falta de permisos de instalación, sino a la avalancha de denuncias que asociaciones de vecinos y de “protección del medioambiente” —creadas en algunos casos ad hoc— interponen para oponerse a la construcción de los aerogeneradores cerca de sus viviendas o para defender especies de pájaros en peligro de extinción. No es rebatible el hecho de que las aspas de los molinos cada vez acaban con más pajaros, insectos y murciélagos. El número actual de la revista Geo en alemán trae en su portada el titular: “Bueno para el clima, ¿malo para la naturaleza?” y aborda esta problemática.

Los fabricantes de aerogeneradores se encuentran en graves apuros ante la falta de contratos. La segunda mayor empresa del sector, Senvion, anunciaba en agosto que paralizará una parte de la producción, lo cual afectaría a unos 200 trabajadores. Die Linke preguntó en sede parlamentaria al Gobierno el número de empleos que se habían destruido ya en el sector: los datos de que se dispone, entre 2016 y 2017, hablan de unos 26.000 despidos en solo ese periodo.

Los think tanks negacionistas que asesoran a las asociaciones de vecinos que se oponen a la construcción de molinos de viento están conectados con organizaciones relacionadas con la AfD

La excepción alemana en Europa, el modelo de reconversión energética denominado Energiewende, debería ser el gran ejemplo para el mundo. Un plan por el que, tras la catástrofe del accidente en la central nuclear de Fukushima en 2011, una de las naciones industrializadas y más ricas del mundo decide abandonar todas las energías no renovables tras un debate nacional en el que participaron desde expertos en ciencias naturales a filósofos y políticos. En 2020 se apagarán las centrales nucleares, si el plan no se posterga, lo cual ya sucedió en dos ocasiones. Hasta 2038 se cerrarían, asimismo, las centrales que funcionan con carbón.

El portavoz de Política Climática de Die Linke y diputado, Lorenz Gösta Beuthin, criticaba a El Salto que en la conferencia de crisis para tratar el futuro del sector eólico convocada por el ministro de Economía y Energía Peter Altmaier a principios de mes se hubiera invitado a las asociaciones responsables de la paralización de las obras de energía eólica, pero por el contrario no se hubiera invitado a los sindicatos alemanes. “Y eso que en el sector de la energía eólica trabajan más personas que en el carbón”, señala.

Recuerda que en 2017 se crearon alrededor de 26.000 empleos en el sector. “Da la impresión de que están esperando a que se bloquee la construcción eólica hasta que las grandes empresas del sector de la energía puedan hacerse con la transición energética como forma de compensarlas por abandonar el carbón”, denuncia.

En 2018 tan solo se instalaron 81 molinos en todo el país, la cifra más baja desde que se acordó la Energiewende

Por otro lado, desde la extrema derecha, y a diferencia de lo que ocurre con partidos de esta tendencia en otros países europeos, en Alemania predomina el negacionismo climático. En una conocida entrevista a la presidenta del grupo parlamentario de la Alternativa por Alemania (AfD), Beatrix von Storch, con los youtubers del canal Jung & naiv (joven e ingenuo), esta indicaba: “Los que quieran que cambiemos toda nuestra forma de vida para evitar las emisiones de dióxido de carbono tendrán que demostrarnos que eso es así y que el cambio climático no tiene más que ver con el sol”. Es decir, según ella, que el ser humano no es el responsable del cambio climático.

Esta tesis negacionista no la defiende solo Beatrix von Storch, nieta del ministro de Finanzas del dictador Adolf Hitler, sino que es común en miembros de la AfD y se refleja en su programa. En él se busca sin éxito una política contra el cambio climático. Por el contrario, se defiende el mantenimiento de las centrales de carbón, lo cual le proporcionó a la AfD numerosos votos en la región de Lusacia, afectada por el desempleo en el sector, en las elecciones en los Estados de Sajonia y Brandenbugo el mes pasado mes.

Los think tanks negacionistas que asesoran a las asociaciones de vecinos que se oponen a la construcción de molinos de viento están conectados con organizaciones relacionadas con la AfD, que al ser la tercera fuerza política, dispone de financiación suficiente para esparcir este tipo de ideas.

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