Crisis climática
Apostando por el desastre: la lucha contra quienes juegan con nuestro futuro

El lado oscuro del capitalismo nos enseña que el desorden, el cambio y la escasez ofrecen posibilidades de beneficio a quienes estén dispuestos a especular con sus consecuencias.

#EnPiePorElClima Madrid 5
Detalle de una de las pancartas en la manifestación por el clima, en septiembre de 2018. Álvaro Minguito
Transnational Institute. Traducción al español: Christine Lewis Carroll. Revisión: Beatriz Martínez
5 mar 2019 06:00

Es difícil leer el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas in inglés) y sentirse motivado y entusiasmado. Al fin y al cabo, el informe, publicado en octubre de 2018, advertía de que nos encaminamos hacia un cambio climático catastrófico, mucho más allá del objetivo del incremento máximo de 1,5 grados de temperatura que se fijó hace tres años en la conferencia de las Naciones Unidas sobre el clima celebrada en París. Me deja con una sensación de desasosiego y pavor. Sin embargo, aunque parezca extraño, puede que algunas de las personas que hayan leído el informe del IPCC hayan reaccionado con alegría. Sí, ante la posibilidad de hacer dinero. El lado oscuro del capitalismo nos enseña que el desorden, el cambio y la escasez ofrecen posibilidades de beneficio a quienes estén dispuestos a especular con sus consecuencias.

La capacidad aparentemente desvergonzada de algunas personas para buscar provecho en las situaciones más desesperadas se me reveló con crudeza cuando leí sobre un inversor financiero de Dallas que se dio cuenta, mientras el huracán Harvey se aproximaba a la costa este de los Estados Unidos, de que resultaría muy rentable invertir en vivienda temporal en Houston y el sur de Florida, ya que la gente huiría de su hogar y buscaría algún lugar donde alojarse. “La ocupación llegó al 100% en muchos de esos hoteles”, declaró el inversor de Dallas. “No superamos esta cifra, pero conseguimos un 25% o 30% bastante rápido”.

En su libro Windfall, el periodista McKenzie Funk viaja por todo el mundo para reunirse con las grandes empresas que ya se están empezando a lucrar con el aumento del nivel del mar, las inundaciones, los incendios y la escasez

Supongo que es el gran espíritu emprendedor estadounidense en acción, pero no es un caso aislado. Hay una creciente industria global que se está preparando para beneficiarse del cambio climático. En su libro Windfall, el periodista McKenzie Funk viaja por todo el mundo para reunirse con las grandes empresas que ya se están empezando a lucrar con el aumento del nivel del mar, las inundaciones, los incendios y la escasez de alimentos y agua en distintas regiones. Entre ellas, encontramos servicios contraincendios privados en California que se enfrenta a incendios incontrolados cada vez más intensos, especuladores de tierras que apuestan sobre a dónde se desplazarán los cultivos a consecuencia del cambio de las temperaturas, compañías de tecnología agrícola que ofrecen cultivos manipulados genéticamente, capaces de lidiar con el calor extremo, empresas holandesas que suministran infraestructuras de contención de aguas y compañías energéticas que piensan, aunque parezca perverso, que los fenómenos extremos del cambio climático se traducirán en un mayor consumo de energía, ya que la gente, por ejemplo, utilizará cada vez más al aire acondicionado.

Puede que la victoria electoral de Trump se viera rodeada por la negación del cambio climático, pero su renuncia a los compromisos asumidos en este ámbito ha ayudado a la industria a beneficiarse de ello. Su inacción hace que la jugada de estas compañías, que cuentan con que la situación empeore, sea una apuesta cada vez más segura.

Trump también está proporcionando un estímulo al negocio de las compañías de geoingeniería, que prometen parches tecnológicos contra el cambio climático que bien contrarrestan el aumento del calor originado por el calentamiento global o bien eliminan el dióxido de carbono de la atmósfera. Entre ellos, encontramos propuestas tan estrafalarias como el lanzamiento al espacio de miles de millones de pequeñas sombrillas para rebotar la luz solar. Parecería contradictorio que los republicanos que niegan que la intervención humana sea la causa del cambio climático inviertan en tecnologías no probadas que modificarían deliberadamente el clima.

Pero es de destacar que los aliados comerciales y políticos de Trump, famosos por su negación del cambio climático, son a menudo los mayores entusiastas de la geoingeniería. Y durante el mandato de Trump, se les está concediendo más libertad de acción para experimentar, a pesar de la moratoria internacional sobre la geoingeniería. David Keith y Frank Keutsch, dos artífices de la geoingeniería, prevén experimentar con pulverizadores desde un globo en los cielos de Arizona, con el fin de evaluar los riesgos y los beneficios de su despliegue a mayor escala.

Detrás de estas grandes empresas que especulan con nuestro futuro, encontramos un sinnúmero de empresas financieras y compañías de seguros que apoyan su trabajo. Ya están probando sus estrategias de inversión y sus finanzas indican dónde esperan que el cambio climático pueda generar beneficios. Barney Schauble, de la empresa de inversión Nephila Advisors, comentó a la revista Bloomberg que “si ves algo que otros se niegan a ver y tomas decisiones a partir de ello, sospecho que te puede ser muy útil en el largo plazo”. El resultado es un aumento de los fondos que buscan prever los sectores de un futuro cambiado por el clima. Entre ellos, se incluye un mercado en auge de seguros y reaseguros que ofrece proteger a los propietarios de viviendas, a los agricultores y a las empresas del número creciente de fenómenos relacionados con el clima.

Este mercado no surge en un vacío político. Lo estimulan los políticos que, mientras se quejan de los costes potenciales de los efectos del cambio climático, persiguen movilizar financiación privada, por ejemplo, mediante la promoción de los bonos de catástrofe, un tipo de reaseguro que raramente se hace efectivo, pero que, en teoría, se ofrece en caso de los acontecimientos catastróficos más extremos.

Estos bonos están siendo presentados por la OCDE, las Naciones Unidos y el Banco Mundial como un modo de protegerse contra el cambio climático. Sin embargo, entre 1996 y 2012, los inversores solo abonaron 682 millones de dólares de los 51.000 millones de dólares comparados en bonos de catástrofe. Esto se explica porque, debido a las restricciones sobre lo que constituye una ‘catástrofe’, solo se hace efectivo un pequeño porcentaje de bonos.

En otras palabras: como muchos otros productos financieros de hoy, los bonos de catástrofe tienen más que ver con crear una nueva fuente de ingresos para los banqueros que con proteger a las personas vulnerables.

El 75 % de las compañías en 49 países ni siquiera contempla el riesgo climático en sus informes financieros

Sería erróneo sugerir que esto significa que todas las grandes empresas se preparan para beneficiarse del cambio climático o incluso para anticiparse a él. De hecho, al igual que muchos políticos, la mayoría de ellas parece miope con respecto a los efectos probables del cambio climático sobre su modelo de negocio. Según un informe publicado por KPMG en 2017, el 75 % de las compañías en 49 países ni siquiera contempla el riesgo climático en sus informes financieros. Entre las que sí lo hacen, el cambio climático se considera principalmente como un riesgo para los beneficios, que se derivaría de los cambios en el tiempo meteorológico o la regulación climática, y no como un indicio de la absoluta necesidad de cambiar la manera de hacer negocios.

Esta combinación de miopía y especulación desvergonzada por parte de las grandes empresas es peligrosa, dado el inmenso poder político, económico y cultural que han acumulado durante las últimas décadas. Es como si nos hubiera robado las llaves del coche un conductor para llevarlo directamente al acantilado, sin pensarlo siquiera o, en el mejor de los casos, calculando cómo sacar dinero del choque inevitable.

Lo que nos lleva al último grupo importante que apuesta por el ‘desastre’: el ejército y la industria armamentística que lo abastece. El ejército siempre ha sido una de las organizaciones más activas en lo que se refiere a la previsión de los efectos del cambio climático, con informes que se remontan a 1990 y que analizan sus consecuencias. En 2008, tanto los Estados Unidos como la Unión Europea identificaron el cambio climático como un ‘multiplicador de amenazas’ en el marco de sus estrategias de seguridad, advirtiendo de escenarios apocalípticos y de que el cambio climático intensificaría los conflictos y las tensiones existentes. En 2009, un ejercicio de hipótesis de este tipo predijo lo siguiente: “A medida que primero miles, luego millones y después cientos de millones de personas hambrientas empiecen a inundar Europa, la Unión Europea intentará escudarse tras altos muros y bloqueos navales, una estrategia de contención que se considerará moralmente indefendible y provocará una gran inestabilidad y empobrecimiento internos, pero que también se verá como un asunto de supervivencia”.

En Europa, observamos este hecho en la forma en que la seguridad ha ido adoptado un papel cada vez más protagonista en las prioridades de la UE

Basándose en estos escenarios, al ejército y a las compañías de armas y seguridad que lo acompañan no les ha costado argumentar que la respuesta a este futuro incierto pasa por un aumento enorme del gasto militar. En Europa, observamos este hecho en la forma en que la seguridad ha ido adoptado un papel cada vez más protagonista en las prioridades de la UE.

De no gastar prácticamente nada en este ámbito hace diez años, la UE gastará 11 000 millones de euros entre 2014 y 2020. Durante este período, el presupuesto del organismo de la UE encargado de las fronteras, Frontex, ha experimentado un aumento del 3.688%. Los ganadores son las grandes empresas armamentísticas ―Airbus, Finmeccanica, Thales y Safran― muchas de las que exportan armas a las regiones donde se viven conflictos (norte de África y Oriente Medio) y, de este modo, contribuyen a que la gente huya y, después, consiguen contratos para militarizar las fronteras de la UE e impedir su entrada en Europa.

En este contexto, podemos empezar a vislumbrar un futuro definido por estrategas empresariales y militares, un futuro que presupone la escasez y el conflicto, y promete seguridad y beneficios constantes para los ricos. Nuestro reto consiste en arrebatar el mando de control de estos actores, que son los principales responsables de la crisis climática y no deberían ser los encargados de nuestra respuesta a sus consecuencias.

Teniendo en cuenta el poder al que nos enfrentamos, no será una lucha fácil. Pero hay momentos en los que podemos divisar las posibilidades y el poder de un enfoque diferente.

En el verano de 2018, en el Estado indio de Kerala, una impresionante organización de mujeres, Kudumbashree, movilizó a 400.000 de sus socias después de unas inundaciones sin precedentes para proporcionar ayuda

En el otoño de 2015, miles de europeos entregaron alimentos a las personas refugiadas que cruzaban Europa, tripularon buques de rescate en el Mediterráneo, organizaron actos de bienvenida en sus ciudades para los sirios que huían de una guerra espantosa y consiguieron cambiar durante un tiempo el discurso de hostilidad hacia las personas refugiadas.

En el verano de 2018, en el Estado indio de Kerala, una impresionante organización de mujeres, Kudumbashree, movilizó a 400.000 de sus socias después de unas inundaciones sin precedentes para proporcionar ayuda, limpiar y reconstruir hogares, escuelas, hospitales, edificios de la administración local y centros infantiles. Incluso 38.000 integrantes de Kudumbashree abrieron las puertas de sus propios hogares para dar cobijo a las familias que se habían quedado sin techo debido a las inundaciones.

Cuba, un país falto de recursos, por lo general consigue proteger de los huracanes muchas más vidas que su hostil vecino, los Estados Unidos, gracias al sistema bien organizado de los comités locales de defensa civil, respaldado por los recursos del Gobierno central y unas comunicaciones eficaces. Cuando este país empobrecido se enfrentó al huracán más potente de todos los tiempos, el Irma, en 2017, murieron diez personas, mientras el mismo huracán, incluso ya debilitada la velocidad del viento, mató a más de 70 personas en el país vecino, mucho más rico.

La verdad es que la escala sin precedentes de la hecatombe climática significa que el futuro es muy incierto. No sabemos qué desafíos nos planteará un clima profundamente inestable y cambiante. Pero si hemos de apostar por el futuro, estos ejemplos de solidaridad, justicia y resistencia parecen mucho mejores para nuestro futuro colectivo que dejar el mundo en manos de las grandes empresas y el ejército. Nuestra lucha consiste en convertir esta resuelta apuesta en una estrategia para la transformación política sistémica.

artículo original
Betting on a crash – confronting those speculating on our future” fue publicado en la web del Trasnational Institute.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Crisis climática
Crisis Climática No es Mazón, es el negacionismo
Hay una explicación, sencilla, que explica la desidia del presidente valenciano: que es un negacionista climático.
Ecofeminismo
COP29 Bakú Las voces de los pueblos en la COP29
Meena Raman, Directora Third World Network (TWN) en Malasia y presidenta de Amigos de la Tierra Malasia (Sahabat Alam).
Crisis climática
Informe de Unicef El cambio climático multiplicará por tres la exposición de los niños y niñas a las inundaciones para 2050
Es la proyección que hace Unicef en su informe 'El Estado Mundial de la Infancia 2024'. La exposición a olas de calor extremas será ocho veces mayor para 2050 respecto a la década del 2000. “El futuro de todos los niños y las niñas está en peligro”, advierte la agencia de la ONU.
#31295
6/3/2019 12:06

Cooperar en lugar de competir.
Ayudar en vez de enfrentar.
Solidaridad y no xenofobia.
Frugalidad frente a consumo sin límite.
Responsabilidad y no lucrarse de la desgracia.
Esperanza ante catastrofismo
Paz y alegría frente a guerra y encabronamiento.
Futuro. No suicidio.

0
0
Dana
València Mazón se atrinchera detrás de un militar y cierra su crisis de gobierno
El president valenciano ha remodelado el Consell de la Generalitat dando salida a dos conselleras y fichando un general en la reserva para la vicepresidencia.
COP29
Cumbre del clima La propuesta de los países ricos para cerrar la COP29 enfurece a las naciones en desarrollo
El Norte global, causante histórico del cambio climático, propone 250.000 millones de dólares anuales para la adaptación y mitigación climática del Sur, cuando el propio borrador del acuerdo establece que al menos serían necesarios cinco billones.
Argentina
Argentina El Bonaparte: la historia del hospital de salud mental que le torció el brazo a Milei
Es el centro referente en Argentina para tratamientos de salud mental y adicciones. Javier Milei intentó acabar con él, pero los profesionales sanitarios y los pacientes del hospital no lo permitieron. Esta es su historia.

Últimas

Palabras contra el Abismo
Palabras contra el Abismo Lee un capítulo de ‘Café Abismo’, la primera novela de Sarah Babiker
El barrio es el espacio físico y social en los que transcurre ‘Café Abismo’, la primera novela de la responsable de Migraciones y Antirracismo de El Salto, Sarah Babiker.
Italia
Italia Milán, cuando la ciudad de las oportunidades se hace inaccesible
Ya quedan pocos talleres, farmacias, peluquerías o papelerías de barrio en Milán, y el precio de la vivienda aniquila su población originaria.
Brasil
Brasil Bolsonaro es acusado por la policía del intento de asesinato de Lula da Silva para dar un golpe de Estado
El expresidente tenía “pleno conocimiento”, según la policía brasileña, de un plan para asesinar a los elegidos por el pueblo para ser presidente y vicepresidente después de las elecciones de 2022.
Opinión
Opinión Yo he venido aquí a licitar
El capitalismo de licitación, o capitalismo licitador, es el modelo económico que mejor define las prácticas que los diferentes gobiernos del PP valenciano han llevado a cabo a lo largo de la historia.
Más noticias
Cine
Cine Nicolás Pereda, el Hong Sang-soo mexicano que habla de clases y desigualdad con humor (extraño)
El realizador presenta su último largometraje, ‘Lázaro de noche’, una comedia contenidísima sobre los deseos y sobre el trabajo cultural, en el marco de L’Alternativa, Festival Internacional de Cinema Independent de Barcelona.
Opinión
Opinión El TPI finalmente emitió las órdenes de arresto contra Netanyahu y Gallant. La lucha está lejos de terminar
La corte ha emitido órdenes de arresto contra el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el ex ministro de Defensa, Yoav Gallant, por crímenes de guerra cometidos en Gaza. Como resultado, ambos no podrán viajar a al menos 124 países.
Comunidad de Madrid
Sanidad Pública Los sindicatos denuncian a la Comunidad de Madrid por exponer a sus sanitarios a “gravísimos” riesgos
Solicitan la mayor indemnización económica pedida contra una administración por no contar con un verdadero plan de prevención de riesgos laborales para atención primaria.

Recomendadas

Estados Unidos
Hari Kunzru “En EE UU hay dos tipos de nazis: los que llevan botas y los que llevan corbata”
El escritor británico reflexiona sobre la victoria de Donald Trump y cómo los conservadores han movilizado teorías como la psicología evolutiva para renovar sus posiciones y plantear una batalla cultural en foros online o redes sociales.
València
Exclusiva El Gobierno de València contrata 12,9 millones en obras de la dana a una constructora investigada por pagos al cuñado de Barberá
La Generalitat Valenciana ha hecho el encargo a Ocide, una empresa cuya matriz está siendo investigada en el caso Azud por pagos “de naturaleza ilícita” al abogado José María Corbín a cambio de contratos adjudicados por el Ayuntamiento de València.