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Crisis climática
Think Tanks negacionistas: ¿quién presiona para no actuar contra la crisis climática?
Los think tanks han proliferado en las últimas décadas, especialmente los de corte neoliberal. Su objetivo es influir en las políticas públicas, los medios de comunicación y la opinión pública en general. En el caso de las organizaciones negacionistas del cambio climático, mantienen una postura ideológica neoliberal y son cercanos a una serie de partidos de derecha que han alcanzado el poder en algunos países de la UE en los últimos años.
Existe un sólido consenso científico sobre la existencia del calentamiento global. Según el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), es extremadamente probable que la influencia humana sea la causa dominante del calentamiento que se viene observando desde mediados del siglo XX. En cuanto a su relevancia, la crisis climática es, probablemente, el reto más acuciante al que los humanos nos hayamos enfrentado jamás.
Si has visto la película Gracias por Fumar (Thank You For Smoking, Jason Reitman, 2005), puede que esta historia te suene: un portavoz de la industria tabacalera se dedica a hacer lobby a favor de la industria tabacalera y contra los estudios científicos que relacionan el consumo de tabaco con el cáncer de pulmón. Para ello refuta, niega, y siembra la duda de todas las formas posibles respecto a la veracidad de la evidencia científica.
En la cinta, los acontecimientos son presentados de forma satírica, pero la trama está basada en hechos reales: la industria tabacalera, efectivamente, llevó a cabo una campaña desinformativa enorme con el fin de sembrar dudas respecto a descubrimientos científicos que pudiesen ligar el consumo de tabaco con el cáncer y, en consecuencia, perjudicar su actividad económica.
Lo mismo han hecho, durante décadas, las partes interesadas en la industria de los combustibles fósiles, repitiendo, desde los años 70, la táctica emprendida por la industria tabacalera con el fin de paralizar las acciones realmente efectivas para hacer frente a la emergencia climática, sin importar lo que cueste llevar a cabo su estrategia (ni para sus bolsillos, ni para el futuro de los habitantes del planeta).
Los negacionistas: ¿quién, cómo y por qué?
Todo comenzó con ExxonMobil, que, dando seguimiento a un informe interno de 1978 que afirmaba que las emisiones de carbono estaban calentando el planeta, comenzó una campaña multimillonaria para sembrar la duda respecto a los artículos científicos que probaban esta afirmación. Con los años, otras empresas se unieron a su estrategia.
Aquí entran en juego los think tanks o laboratorios de ideas de corte negacionista que arrojan al terreno de juego argumentos como que el aumento de CO2 y de las temperaturas no tienen nada que ver, o que las actividades humanas no están relacionadas con el cambio climático.
Los think tanks son instituciones o grupos de interés que se dedican a la investigación orientada a políticas públicas. El término surgió en Estados Unidos y hace referencia a las organizaciones que se involucran en el proceso político a través de la producción de conocimiento. Hay toda una gama de laboratorios de ideas: mientras que algunos están centrados en la producción de información, otros pertenecen a coaliciones con intereses comunes y apoyan ideologías concretas a través de su trabajo y su influencia en las políticas públicas.
El 63,93% de los textos producidos por estas instituciones critican a las activistas y políticos que luchan contra el cambio climático, y el 49,43% incluyen menciones que contradicen la difusión científica
Núria Almiron ha dirigido una investigación sobre los principales think tanks negacionistas del cambio climático en Europa. Según la autora, estos “han proliferado mucho en las últimas décadas, especialmente los de corte neoliberal, y su misión es activista, de influir, en las políticas públicas, los medios de comunicación y la opinión pública en general”. De ahí su interés en estudiar este fenómeno: “Aunque no sepamos cual es exactamente su influencia, cuando un actor quiere influir en la esfera pública y tiene una carga ideológica tan problemática, lógicamente es de interés estudiarlos para alertar a la población”.
El lucro de muchas de las empresas más poderosas del mundo se basa en la producción de carbón, petróleo o gas natural. Y precisamente por ello no les falta combustible para alimentar la máquina negacionista, contaminando los medios de comunicación con desinformación. Para difundir sus argumentos, la industria se vale, entre otras herramientas, de think tanks de ideología conservadora, a los que a menudo financia, para que produzcan contenidos 'científicos' alineados con sus objetivos. Estas organizaciones y su producción comunicativa, a la que aportan barnices académicos, han sido muy estudiadas en Estados Unidos, pero no tanto en Europa.
De ahí la importancia de indagar en este movimiento a este lado del océano. El presente estudio ha sido impulsado por el proyecto THINKClima de la Universitat Pompeu Fabra, especializado en examinar el negacionismo del cambio climático diseminado por think tanks en Europa.
El discurso de ocho think tanks europeos estudiados, concluyen las investigadoras, replica la narrativa negacionista presente en Estados Unidos
La investigación ha sido realizada por Núria Almiron, académica de la misma universidad; Maxwell Boykoff, de la universidad de Boulder Colorado; Marta Narberhaus, de la Universitat Internacional de Catalunya, y Francisco Heras, investigador independiente. El trabajo abarca 24 años, desde 1994, fecha en la que se publicó el primer documento sobre el cambio climático en una de las organizaciones, hasta 2018.
El discurso de ocho think tanks estudiados, concluyen las investigadoras, replica la narrativa negacionista presente en Estados Unidos. El artículo califica el discurso de estos como un contramovimiento reciente y emergente, que mantiene una postura ideológica alineada con el movimiento negacionista del cambio climático existente en Estados Unidos.
Para la doctora Núria Almiron, “el movimiento negacionista del cambio climático en Europa probablemente sea más influyente de lo que parece a simple vista”, y aporta dos razones: “Una es por sus vínculos con el neoliberalismo, que lo hace próximo a toda una serie de partidos políticos de derechas que en los últimos años han alcanzado el poder en algunos países de la UE. La otra es que su mera existencia puede hacer que haya personas que se planteen el consenso científico al respecto del cambio climático y políticos de todos los colores que se contengan de aplicar medidas más radicales para no encrespar los ánimos”.
los principales think tanks negacionistas europeos
Los ocho think tanks estudiados son apenas una muestra de las organizaciones negacionistas del cambio climático en Europa, pero representan, según las autoras del artículo, los grupos de presión negacionistas más importantes con sede en el continente. Localizados en seis países europeos, son los siguientes:
Institute of Economic Affairs (IEA)
Nacido en el Reino Unido en 1955, el IEA es el más antiguo de los think tanks analizados. Se describen a sí mismos como “el primer think tank de Reino Unido para el libre mercado” y es considerada como una de las organizaciones conservadoras de este tipo más influyentes. Se ha revelado que han sido financiados por el gigante petrolero BP y que también obtienen fondos de casas de apuestas y de donantes estadounidenses interesados en un Bréxit duro.
Centre for Policy Studies (CPS)
Creado en Londres en 1974, se autodefinen como “grupo de expertos de centroderecha líder en Gran Bretaña” y su misión es “desarrollar una nueva generación de pensamiento conservador, construido en torno a la promoción de la empresa, la propiedad y la prosperidad”. Junto con IEA, el CPS es considerado uno de los think tanks con mayor poder de influencia en Reino Unido.
The Global Warming Policy Foundation (GWPF)
Este grupo de expertos se estableció en 2009, por iniciativa de el excanciller conservador Nigel Lawson. Se dedica por completo al tema del cambio climático y es considerado líder entre los medios de comunicación para la negación del cambio climático.
Liberales Institut (LI)
Fuera del Reino Unido, la siguiente organización más antigua incluida en el análisis es Liberales Institut, fundado en Zurich, Suiza, en 1979. Dicen dedicarse a la “investigación y difusión de las ideas de libertad”.
Institut Économique Molinari (IEM)
El IEM comenzó su actividad en 2003. Tienen oficinas en París, Bruselas y Montreal, pero se trata de un centro muy pequeño. Su nombre proviene del economista belga Gustave de Molinari (1819-1912), al que se reconoce como uno de los primeros defensores de las ideas “anarcocapitalistas” en Europa. Promueven un “día de la liberación fiscal” en Francia, siguiendo al padre del neoliberalismo económico Milton Friedman, quien relanzó la idea en la década de 1980 en Estados Unidos.
Austrian Economics Centre (AEC)
Con sede en Viena (Austria) el AEC declara que su principal objetivo es difundir las ideas de la Escuela Austríaca de Economía. Como la mayoría de las otras organizaciones estudiadas, el AEC tiene vínculos estrechos con negacionistas estadounidenses como The Heritage Foundation, el Cato Institute o Americans for Tax Reform.
Europäisches Institut für Klima und Energie (EIKE)
EIKE es el think tank más grande en lo que se refiere a documentación producida: publican el 73% de este tipo de textos que hacen referencia al cambio climático. Es el segundo grupo de expertos totalmente dedicado a la emergencia climática. Además, Trabajan en estrecha colaboración con el partido populista de derecha Alternative for Germany (AfD) y están muy bien conectados, según las investigadoras, con el movimiento negacionista estadounidense: han celebrado conferencias del Heartland Institute y están a cargo de la subsidiaria europea de CFACT, una organización lobbista estadounidense que ha recibido grandes sumas de dinero de ExxonMobil.
El caso de España: El Instituto Juan de Mariana
El Juan de Mariana es el segundo think tank más activo de los analizados en el estudio científico. Dicho instituto fue fundado en 2005 en Madrid. Cuenta con vínculos estrechos con los negacionistas del cambio climático estadounidenses. Han recibido financiación de la industria petrolífera de dicho país. El nombre de la institución proviene del filósofo español Juan de Mariana, jesuita y teólogo que defendía la propiedad privada y defendía poner límites claros al poder político.
Las autoras de la investigación recuerdan que cuando se inauguró el instituto, se celebró, precisamente, un seminario contra el Protocolo de Kioto al que asistió el escéptico del cambio climático Christopher Horner, del Competitive Enterprise Institute.
El centro también ha copatrocinado varias conferencias internacionales sobre el Cambio Climático organizadas por el instituto Heartland, grupo de expertos sobre libre mercado con sede en Chicago a la vanguardia del negacionismo de pruebas científicas sobre el calentamiento global de origen antropogénico. El Instituto Juan de Mariana es también cercano a varios otros think tanks europeos con apuestas radicales a favor del libre mercado.
Un contramovimiento emergente
Tal y como explican las investigadoras en su artículo, “el contramovimiento negacionista europeo es reciente y continúa creciendo a día de hoy”. Especifican que, aunque el primer texto sobre el cambio climático que han encontrado es de 1994, los contenidos negacionistas no son relevantes hasta 2007.
El estudio muestra que la ideología neoliberal y conservadora (que las investigadoras entienden como posiciones cercanas a la extrema derecha) aparecen en casi el 40% de los textos de la muestra analizad
De hecho, la mayor parte de los textos negacionistas del cambio climático se han publicado entre 2014 y 2019, y uno de los argumentos más radicales esgrimidos por los think tanks estudiados en el artículo, “el cambio climático no está ocurriendo”, apareció con mayor frecuencia en textos publicados entre 2015 y 2017.
A la vez, en el estudio se afirma que la beligerancia de los mensajes de los think tanks europeos es elevada, y se explica que, aunque el movimiento en Europa tiene dimensiones más reducidas que en EE UU, no puede ser considerado como una versión moderada de su homólogos estadounidenses.
DISCURSO SIMILAR A los negacionistas estadounidenses
Según el estudio, los think tanks europeos que defienden una ideología negacionista del cambio climático tienen discursos que van desde la negación más categórica, “el cambio climático o calentamiento global no está sucediendo”, y siguen por afirmaciones con matices como “está sucediendo pero no sabemos cómo de serio es, o no es serio”, “está sucediendo pero no es malo, sino bueno”, “está sucediendo pero no es por causas humanas”, “está sucediendo pero tenemos otros problemas más graves”, o incluso “está sucediendo pero cualquier política que se lleve a cabo será peor que el calentamiento en sí”.
A la vez, el 63,93% de los textos producidos por estas instituciones critican a las activistas y políticos que luchan contra el cambio climático, y el 49,43% incluyen menciones que contradicen la difusión científica.
Además, el estudio muestra que la ideología neoliberal y conservadora (que las investigadoras entienden como posiciones cercanas a la extrema derecha) aparecen en casi el 40% de los textos de la muestra analizada. Aquí incluyen argumentos que apoyan como soluciones el crecimiento económico, la autorregulación del mercado, una mínima intervención del gobierna o críticas a los impuestos por contaminar.
En palabras de Almiron, “ellos invocan casi siempre como causa de sus esfuerzos la necesidad de proteger el mercado, la economía. Para ellos el capitalismo sirve para luchar contra el cambio climático, no lo contrario. En mi opinión, y es solo la mía, este es el principal motivo, ciertamente, proteger la lógica capitalista, aunque no funcione, que para ellos sí funciona o, si falla por algún lado, es arreglable”. En este sentido, la doctora afirma que existen estudios que asocian la relación entre neoliberalismo y negacionismo del cambio climático con la vulnerabilidad de ciertas masculinidades. Según estas investigaciones, “la lucha contra el cambio climático es percibida como una amenaza por estas identidades, que se niegan a reducir el nivel de consumo de carne, de viajes, de agotamiento de recursos naturales, etcétera”.