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Catalunya
Osona, un bastión independentista en la Cataluña central
Un bastión catalanista donde el independentismo es hegemónico desde hace muchos años.
“Cataluña será cristiana o no será”, este es el lema que se atribuye al obispo Josep Torras i Bages, uno de los padres del catalanismo conservador y regionalista de raíz católica que ejerció como religioso en la ciudad de Vic a principios del XX. Vic, capital de la comarca de Osona, situada en el centro-norte de la Cataluña central, es un bastión catalanista donde el independentismo es hegemónico desde hace muchos años.
A día de hoy, esta ciudad de 43.000 habitantes es aún la sede de un obispado de orígenes medievales, con una catedral de estilo neoclásico en el casco antiguo que se alza imponente desde lejos. El centro histórico de la ciudad, con calles estrechas que se entrecruzan entre ellas, está repleto de viejos palacios aristocráticos, entidades eclesiásticas, monasterios e iglesias que tuvieron una influencia capital en el período del Antiguo Régimen.
Actualmente, sin embargo, el poder de estas instituciones languidece y sus edificios son más bien patrimonio del pasado. Como en el resto de Cataluña, la práctica religiosa queda relegada a la generación de los abuelos.
"Osona fue un foco de resistencia contra el centralismo estatal español desde un principio", explica el profesor de Historia Jordi Figuerola
La comarca de Osona, donde residen unas 154.000 personas, es una región de tradición agrícola y ganadera que constituye el epicentro de la industria cárnica en Cataluña. También es la cuna del sacerdote Jacint Verdaguer, uno de los precursores de la literatura contemporánea en lengua catalana. El religioso, con las alegorías de su poesía romántica, transmitió muchos de los elementos que marcaron la cosmovisión del catalanismo conservador.
Durante la época del poeta, en siglo XIX, Osona vivía tiempos convulsos: las instituciones feudales de carácter más local desaparecían mientras las nuevas instancias de poder de un Estado liberal radicado en Madrid tomaban el control del territorio. No obstante, según explica Jordi Figuerola, profesor de Historia Contemporánea en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), “Osona fue un foco de resistencia contra el centralismo estatal español desde un principio, por eso hoy en día sigue siendo un punto neurálgico del catalanismo”.
Del carlismo al PDeCAT pasando por el pujolismo
Igual que en muchas otras partes de la Cataluña rural, el carlismo fue hegemónico entre la mayoría de campesinos de Osona a lo largo del siglo XIX. En aquellos momentos, “las familias campesinas de las comarcas catalanas más agrícolas veían las posiciones carlistas de Patria, Rey y Fueros como una apuesta de ruptura con el Estado central”, comenta Jordi Figuerola.Más adelante, este legado de tradición carlista se mezcló con el catalanismo conservador y católico del obispo Torras i Bages y la cosmovisión patriótica y romántica del poeta Jacint Verdaguer. “Desde tiempos decimonónicos, la sociedad de Osona estuvo marcada por un sentimiento de pertenencia a la tierra en que la identidad catalanista era muy fuerte”, argumenta Figuerola. En la creación de este substrato, “la referencia histórica de escritores como Verdaguer hizo que la defensa de la lengua y la cultura catalanas ganase mucho peso en la comarca”, añade el historiador.
Poco años después, igual que en el resto de tierras catalanas, la tradición política catalanista y conservadora de Vic se fusionaría con el nacionalismo burgués de la Lliga Regionalista, que buscaba el encaje de la autonomía catalana dentro del Estado español desde una perspectiva de modernidad ordenada. “Después del franquismo, la corriente del regionalismo catalanista entroncaría con el pujolismo”, relata Jordi Figuerola.
Para este profesor de la UAB, “durante toda la transición, el liderazgo de Jordi Pujol fue hegemónico en la Cataluña de interior”. En su opinión, las recetas de Pujol encajaban a la perfección con los puntos de vista de una parte mayoritaria de población de Osona: “el expresident aseguraba el mantenimiento del orden social, del catalanismo y de ciertos valores conservadores”.
El PSAN, que en 1979 incluso obtuvo representación institucional en Vic, "creó los primeros tejidos sociales de la Izquierda Independentista en la comarca"
Sin embargo, durante los últimos años, el impacto de la crisis económica y el auge del movimiento independentista cambió de manera substancial el panorama político de Osona. Anteriormente, Unió Democràtica de Catalunya (UDC), el partido democristiano liderado por Joan Antoni Duran i Lleida, tenía una arraigo importante en la comarca.
Josep Maria Vila d’Abadal, exalcalde de Vic y presidente de la Associació de Municipis per la Independència hasta 2015, fue un miembro histórico de UDC que abandonó el partido en 2012 por discrepancias con Duran, que era contrario a la estrategia independentista.
No obstante, la federación de CiU se acabó rompiendo y UDC se presentó sola en las elecciones autonómicas y generales sin obtener representación institucional. Ramon Espadaler, antiguo teniente de alcalde de Vic y exconsejero de Interior con Artur Mas, sería el último secretario general de la formación democristiana, que desapareció ahogada por la deuda pocos meses atrás. En la esfera política de Convergència –ahora PDeCAT–, que recientemente ha virado del autonomismo al independentismo, Osona también es un núcleo importante del que proceden dirigentes como el exportavoz en el Congreso de los Diputados Francesc Homs o la actual coordinadora general del partido, Marta Pascal.
Una tradición propia de republicanismo catalanista
No obstante, en Osona –como en gran parte de la Cataluña interior–, el catalanismo conservador que antes representaba CiU ha perdido fuelle para dar paso a una estrategia política procedente de una tradición catalanista de izquierdas que también tiene una larga trayectoria histórica. A pesar de la preeminencia rural, en las comarcas centrales de Cataluña también llegó la industrialización. Allí, las fábricas textiles tuvieron un peso importante a lo largo del siglo XX, hasta que la mayoría de ellas desaparecieron pocas décadas atrás por el impacto de la globalización.Sin embargo, la raíz cultural catalanista propia de la comarca también influyó en el ámbito de los trabajadores fabriles. “En Osona, el catalanismo de tradición obrerista y federal tuvo su punto álgido durante los tiempos de la II República, pero también impregnó los movimientos locales de izquierda en las postrimerías del franquismo y la Transición”, explica el historiador Jordi Figuerola.
Aún así, durante los últimos años, “el catalanismo federalista comarcal ha evolucionado en su conjunto hacia el independentismo”. Según el profesor de la UAB, “Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), con una presencia histórica reducida en la región, recoge ahora esta corriente y recientemente ha ganado mucho más peso del que tenía antes”. Para Figuerola, “esta tradición se contrapone con un republicanismo de estilo más urbano y federal que representa el espacio de Ada Colau y Els Comuns en el área metropolitana de Barcelona”.
La irrupción de la Izquierda Independentista
Durante la última década, en una comarca donde Ciudadanos no tiene ni un concejal municipal y el PP no más de cinco representantes, los colectivos políticos que pertenecen al movimiento de la Izquierda Independentista (EI) han aumentado mucho su presencia en las instituciones municipales a través de la Candidatura d’Unitat Popular (CUP).“Se trata de una generación de gente más joven descontenta con el régimen de la Transición, contraria a la globalización neoliberal y afectada por el impacto de la crisis económica que se ha organizado sobre todo durante los últimos años para defender el territorio y reivindicar un cambio radical del modelo socioeconómico existente”, comenta Figuerola.
Este sector, sin embargo, bebe de la tradición de lucha antifranquista del Partido Socialista de Liberación Nacional (PSAN, en sus siglas en catalán), fundado en 1968 y propulsor de un primer paradigma de independentismo anticapitalista. El PSAN, que en 1979 incluso obtuvo representación institucional en Vic, “creó los primeros tejidos sociales de la Izquierda Independentista en la comarca, con una herencia política que enlaza con las luchas sociales de los últimos años”, considera Jordi Figuerola.
En los comicios municipales de 2015, el viraje de una parte de la población de Osona hacia un discurso más próximo al independentismo de izquierdas se evidenció en los resultados electorales. En Vic, igual que en Manlleu –segunda ciudad de la comarca–, la CUP sacó cuatro concejales y se convirtió en la tercera fuerza política del municipio. Paralelamente, Plataforma por Cataluña (PxC) prácticamente desapareció.
El partido de ultraderecha, creado en Vic por exmilitante de Fuerza Nueva Josep Anglada, tuvo representación institucional en muchos pueblos de la Cataluña de interior durante años, donde usó un discurso racista contrario a la población subsahariana y magrebí llegada a partir de la década de los noventa para trabajar en los sectores de la industria cárnica y la agroindustria. Sin embargo, a día de hoy, PxC no conserva más de ocho concejales en toda Cataluña.
Determinación para la independencia
Después del referéndum del 1-O, “la mayor parte de población de Osona considera que la independencia es la única vía para romper con el régimen del 78”, comenta Pere Freixa, miembro del Comitè de Defensa del Referéndum de Vic.“El pasado domingo, la celebración de la votación fue un acto de desobediencia generalizado: la movilización popular en la comarca ha sido masiva y en ella participa gente de todos los sectores políticos”, decía Freixa durante la mañana de huelga general del 3 de octubre en un tramo de la carretera C-17 de las afueras de Vic.
Allí, en el enlace de esta vía con el Eje Transversal –que conecta el interior de Cataluña desde Lleida hasta Girona–, miles de personas y centenares de campesinos con tractores cortaron la carretera durante siete horas para reivindicar las libertades catalanas y condenar la violencia de la policía española.
En medio de la carretera, donde gente de todas las edades se juntaba en un ambiente festivo, “Els carrers seran sempre nostres” (las calles serán siempre nuestras) fue el cántico que más se escuchó en la movilización, una reivindicación con un mensaje revolucionario que ya se ha generalizado en las manifestaciones de toda Cataluña. “En Osona, pero también en el resto del país, el relato vigente del independentismo ha roto con una tradición conservadora de orden que por ahora queda en la recámara”, opina el profesor Jordi Figuerola.
La tarde del 3 de octubre, en Vic, la jornada de paro laboral y movilizaciones siguió su curso. Con la mayoría de comercios, empresas y instituciones públicas cerradas, la Taula per la Democràcia (Mesa por la Democracia) convocó una concentración en contra de la represión en la Plaza Mayor de Vic a la que asistieron alrededor de 15.000 personas.
Pocas horas después, el rey Felipe VI enviaba un duro mensaje por televisión en que se alineaba con las posturas del PP y condenaba la deriva del proceso soberanista. El día siguiente, Puigdemont replicaba el discurso del monarca y comunicó que el próximo lunes el gobierno catalán aplicaría los resultados vinculantes del referéndum catalán en pleno parlamentario. El encuentro, sin embargo, ya ha sido suspendido por el Tribunal Constitucional. A día de hoy, la situación política de Cataluña sigue colgando de un hilo. En Osona, sin embargo, lo tienen claro: la independencia es el único camino.