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Chile
Carlos Ruiz Encina: “La hipótesis de que el conflicto ya está agotado en Chile no es cierta”
Para el sociólogo chileno Carlos Ruiz Encina, las raíces de la revuelta vivida en las últimas semanas hay que buscarlas en la emergencia de nuevos actores y coordinadoras creadas para hacer frente a la aplicación ortodoxa del neoliberalismo.
Cuando estallaron las revueltas en Chile, el pueblo fue expresando de forma cada vez más clara su hartazgo y su demanda de cambios profundos. El Salto habla con el sociólogo Carlos Ruiz Encina para tratar de entender qué expresan estas protestas, cómo se están canalizando, los desafíos en el corto y medio plazo, y los límites y horizontes de los gobiernos progresistas en América Latina.
Carlos Ruiz Encina está siguiendo muy de cerca las revueltas en Chile, es doctor en sociología y el actual presidente de la Fundación Nodo XXI. Es considerado como el ‘ideólogo’ del partido de izquierdas Frente Amplio, con inspiración en Podemos y su homónimo uruguayo. Investiga y trabaja sobre estudios latinoamericanos, conflicto social y revueltas en el neoliberalismo de nuestro tiempo.
Después de más de dos semanas de protestas, ¿cómo está la situación en Chile?
Hubo un cambio de gabinete, pero de poco peso. Unido a esto parece ser que [el presidente] Piñera está abriendo una vía para manejar una agenda social y para una reforma de la Constitución. De momento eso está en términos muy vagos y se está viendo qué quiere decir esto concretamente.
Hay algunos avisos —aún sin confirmar— de que los sindicatos que manejan las refinerías harían paro y eso podría generar una falta de combustibles. Lo que señalan los dirigentes sindicales es que las reservas dan para cinco días. Después de eso, el país se paralizaría. Si esto llega a producirse podría generarse una nueva escalada de protestas. La hipótesis de que el conflicto ya está agotado no es cierta, todo lo contrario, esto no parece parar.
Chile
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El sábado y el domingo, Chile estalló. Las revueltas se fueron haciendo más intensas una vez que Piñera cedió el control político a los militares y decretó medidas extraordinarias nunca vistas en democracia.
Nos llegan noticias de graves vulneraciones a los derechos humanos. ¿Qué papel está jugando este tema en los procesos de negociación?
El tema de los derechos humanos ha agravado mucho más el conflicto. Inicialmente, esto se trataba de una crisis social y económica. Pero con las violaciones de derechos humanos tan graves que se están dando, este tema ya se convirtió en un ingrediente imprescindible e insoslayable de la salida que vaya a tener esta crisis. Ya hay más de 20 muertos, hay más de 4.000 detenidos, torturas, agresiones sexuales... Todo esto tiene que tener alguna respuesta y no estamos en condiciones de que estas cuestiones se puedan solucionar como se ‘solucionaron’ en la Transición. Son condiciones muy distintas. De hecho acaba de salir un informe que se llama PacoLeaks sobre el espionaje que se ha hecho a dirigentes sociales por parte de la policía, incluso antes del conflicto.
“Estas protestas nacen por un distanciamiento enorme entre la política y la sociedad. Entre una política que se fue elitizando y burocratizando”
¿Cómo se han canalizado estas protestas que parecieron nacer sin una dirigencia política clara?
Estas protestas nacen por un distanciamiento enorme entre la política y la sociedad, entre una política que se fue elitizando y burocratizando —en el fondo se fue neoligarquizando— y una población que no tiene una representación política en esas estructuras. En la medida en que los viejos sujetos sociales fueron desarticulados por la transformación neoliberal —me refiero las viejas clases medias y a la vieja clase obrera—, en su lugar viene emergiendo todo un enjambre de coordinadoras que están muy vinculadas a estos problemas de la privatización de la vida cotidiana en Chile. Coordinadora por la soberanía de las pensiones, por la soberanía del agua, las distintas coordinadoras feministas especialmente la del 8M, las coordinadoras estudiantiles, que se empiezan a articular en algo que se está llamando “Unidad social” y que todavía no tiene una representación en la política institucional, por lo tanto es difícil que se puedan abrir las vías de negociación concretas, tanto para plataformas mínimas como para plataformas de mediano plazo.
“Esta sociedad nueva que surge de la metamorfosis neoliberal tan fuerte en Chile, empieza a construir nuevos sujetos sociales”¿Estas coordinadoras serían los antecedentes de estas revueltas?
Sí. En la medida en que son nuevos sujetos son relativamente más invisibles para el escáner que está acostumbrado a detectar sujetos tradicionales. De alguna manera esta sociedad nueva que surge de la metamorfosis neoliberal tan fuerte en Chile, empieza a construir nuevos sujetos sociales. Este conflicto político está poniendo en la palestra a esos actores. Si miras las últimas marchas antes de este proceso, te das cuenta de que un millón de personas se manifestó en contra del sistema de pensiones, las multitudinarias marchas feministas y estudiantiles ya venían asomando ese proceso de formación de esos actores. Hoy se empiezan a articular entre ellos y empieza a madurar cierta capacidad de generalización de intereses.
Hay una cosa que es alucinante y es la total ausencia de banderas de cualquier tipo de partidos políticos en estas protestas. Históricamente se marchaba en bloque por partidos o formaciones. En este momento la gente no se atreve a sacar ni una sola bandera
Parece que no se ven demasiadas consignas partidarias...
Exactamente. Hay una cosa que es alucinante y es la total ausencia de banderas de cualquier tipo de partidos políticos en estas protestas. Históricamente se marchaba en bloque por partidos o formaciones. En este momento la gente no se atreve a sacar ni una sola bandera. El individuo está tratando de hacerse escuchar con carteles creativos, frases, chistes, memes... es como una sociedad que quiere hacerse escuchar y que está cansada de ser ignorada por la política. Es una sociedad que tiene mucha demanda de identidad, como un nuevo pueblo. Hasta la propia izquierda palidece. Esto no es un movimiento reconocidamente de izquierdas, sobrepasa todas las cuestiones, es muy multiclasista y muy extendido.
¿A qué se debe este distanciamiento que comentabas de la sociedad y la política institucional?
Hace tiempo se viene incubando un divorcio muy grande en Chile entre política y sociedad. La política no está recogiendo los procesos sociales, y esto no es sólo un problema del Gobierno actual sino también del anterior. Esto viene desde la Transición a la democracia, un proceso que se hizo de una manera muy cerrada y elitista. En el famoso plebiscito para salir de la dictadura se registró la máxima participación política. Después de eso, la participación ya bajó a menos de la mitad. Los últimos dos gobiernos tienen un respaldo de un cuarto del electorado. Este es un país que desde hace mucho tiempo no cuenta con grandes mayorías políticas y tiene las tasas más bajas de participación electoral que hay en América Latina, entorno a un 40%.
¿Por qué se da este aparente desinterés?
Junto con el problema de la Transición, en Chile existe una desidentificación con la política muy fuerte, y esto no se da en una sociedad que esté tranquila, sino que sucede en una sociedad que tiene una muy alta propensión a la movilización. Desde los años 2000 en adelante, las movilizaciones vienen creciendo en Chile.
Chile es un país que desde hace mucho tiempo no cuenta con grandes mayorías políticas y tiene las tasas más bajas de participación electoral que hay en América Latina, entorno a un 40%En 2011 el Frente Amplio apareció como una promesa para llenar ese espacio, pero quedó más o menos pendiente. Desde el Frente se ofrecía más y mejor administración, pero la gente está pidiendo mucho más que eso, está queriendo transformaciones más efectivas.
¿Los partidos de izquierda chilena están haciendo autocrítica y tratando de establecer el diálogo con estas coordinadoras que recién se están formando?
Eso está en proceso en medio de discusiones internas muy intensas. Yo tengo la impresión de que a esta nueva estructura social chilena requiere una nueva izquierda. La izquierda del siglo XX ya fue, tuvo sus grados de adecuación en algunos casos más y en algunos casos menos. Pero ante esta situación, se necesita un panorama nuevo y no hay cómo seguir reeditando en función de campos de refugio interno a través de las viejas matrices identitarias. El desafío es avanzar hacia esta nueva realidad y yo creo que eso está en este momento en curso y tensionando fuertemente, porque la izquierda que hay aún no es capaz de ponerse al frente del proceso.
La ensoñación de volver a la política de cúpulas de los años 90 no tiene ningún asidero en la situación actual y si Piñera insiste en eso lo único que va a hacer es recrudecer la situación actual¿Cómo sería este proceso constituyente que la mayoría de los manifestantes están pidiendo? ¿Para qué serviría concretamente?
En mi opinión, las transformaciones de orden constitucional tendrían que terminar de constitucionalizar la salida del neoliberalismo, este neoliberalismo chileno ortodoxo. Eso significa plantearse un nuevo modelo de desarrollo. Ahí te vas a confrontar con un empresariado muy rentista que es el que se lucró con este tipo de neoliberalismo exportador de materias primas. Eso va a llevar a una tensión larga. Mientras se trabaja en esa situación de mediano plazo, se tendrían que lograr, y eso es lo que más está insistiendo el Frente Amplio y otros actores, medidas inmediatas que impacten en las cuentas de los ciudadanos a fin de mes, porque estamos en un contexto de protesta, eso no se puede olvidar.
Lo otro que me parece muy importante es que esos procesos de transformación de mediano plazo no se deleguen en las clásicas comisiones entre comillas de “expertos” en las cuales lo que se hacía era naturalizar de manera tecnocrática los intereses de una minoría muy poderosa. Se necesita participación popular en cualquier solución que vaya a generarse. La ensoñación de volver a la política de cúpulas de los años 90 no tiene ningún asidero en la situación actual y si Piñera insiste en eso lo único que va a hacer es recrudecer la situación actual.
Los sectores ultraconservadores empiezan a abrir la posibilidad de una situación autoritaria mucho más fuerte. Eso me parece que en estos momentos es un riesgo latente¿Cómo crees que se está dibujando ese corto plazo?
Eso corre en las relaciones de fuerza que en este momento, así como hay cosas en la reorganización a nivel popular que tienen que ver con este nuevo pueblo que empieza a surgir de las cenizas del viejo pueblo del siglo XX. Tiene que emerger una nueva izquierda que sea capaz de vincularse con este nuevo pueblo. En el otro lado de la moneda, del lado de la derecha, también hay una presión muy fuerte de sectores ultraconservadores que en este momento tratan de aprovecharse del vacío que genera el Gobierno con sus actitudes erráticas. Empiezan a abrir la posibilidad de una situación autoritaria mucho más fuerte. Eso me parece que en estos momentos es un riesgo latente.
América Latina vive tiempos convulsos y la gente está saliendo a la calle en masa para expresar este descontento. ¿Cómo podrían los gobiernos progresistas latinoamericanos, muchos de ellos con problemas de recambio y crisis de institucionalidad, catalizar este descontento que hoy incendia la región?
Cada país tiene su particularidad, pero lo común a todos es que el neoliberalismo transformó las bases sobre las que se estructuraban los sujetos sociales del siglo XX y ahí quedó desanclada cierta izquierda. Quedó desvinculada porque de alguna manera todavía está esperando que se reanimen los viejos actores y ahí es donde aflora el dilema. El dilema para construir en este momento nuevas izquierdas en los distintos lugares es apropiarnos del presente. Apropiarnos de esta singularidad y la especificidad que tiene este presente y no seguir en repliegues identitarios hacia lo que haya sido el siglo XX. Ahora, en el caso de Chile, esa transformación es más aguda porque el neoliberalismo fue más agudo, entonces tuvo mayor potencialidad de desarticulación de los viejos actores. Ahí es donde las distintas situaciones nacionales tienen que encontrar distintos puntos de articulación.
“Para construir nuevas izquierdas debemos apropiarnos del presente y no seguir en repliegues identitarios hacia lo que haya sido el siglo XX”Las movilizaciones actuales están expresando un cierto descreimiento hacia la política institucional, no sólo en Chile. ¿Tendríamos que seguir confiando en la democracia?
Los que no somos propietarios de las grandes riquezas, los que no tenemos poder económico, no tenemos otra opción que no sea fortalecer y defender la democracia. La política puede estar mal, por eso hay que apretarla y exigirla, pero nosotros no tenemos otra herramienta. Otros sí tienen otra serie de recursos de poder, por lo tanto nos equivocaríamos mucho si cayéramos en algún tipo de ensoñación con otra vía para resolver esta situación. Nosotros somos los interesados en defender la democracia, ellos al revés, lo que han ido haciendo es debilitarla, restringirla y elitizarla. A nosotros, los del mundo de abajo, nos corresponde ensanchar la política con nuestros intereses y nuestros temas. De ahí que en medio de toda la protesta se necesita mucha responsabilidad con la defensa de la democracia. Si no quienes perdemos somos nosotros.
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Para mi el solo ve la visión de una persona de izquierda esta sesgado porque no es capaz de ver una visión integral donde todos participen izquierda derecha y centro lograr hacer un país más justo pero escuchando a todos los sectores donde el principal problema en este pais es la perdida del Respeto entre nosotros y nuestras instituciones con razón o sin razón pero nos hemos perdido el respeto y sin respeto es imposible dialogar. Hoy el sentido común es el menos común de los sentidos . Si no aprendemos a RESPETAR A ESCUCHAR y sobre todo a recuperar esos valores que antaño nos hacían diferentes y mejores personas.
Muy sesgado el artículo. Querer construir una carta Magna sin antes educar al pueblo es una utopía.
Me parece que esto es plenamente politico, es algo organizado para hacer caer un gobierno. No creo en las palabras de este sociologo. Aqui deberiamos remar todos para un mismo lado. Este pais es un paraiso con respecto a otros de la orbe
Me parece que esto es plenamente politico, es algo organizado para hacer caer un gobierno. No creo en las palabras de este sociologo. Aqui deberiamos remar todos para un mismo lado. Este pais es un paraiso con respecto a otros de la orbe