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Chile
El posible regreso de Bachelet sobrevuela el inicio del año electoral en Chile

2025 será año electoral en Chile, y a punto de comenzar el mes de marzo, aún es una incógnita quién será el candidato de la izquierda para las elecciones presidenciales. En la derecha las cosas están más claras, y la exalcaldesa de Providencia Evelyn Matthei, una figura popular entre los suyos que ya fue candidata presidencial en 2013, volverá a tratar de llegar a La Moneda. Aún más a su derecha, esta vez el ultraderechista José Antonio Kast no estará solo y tendrá que hacer frente a la competencia de Johannes Kaiser, otro candidato de la derecha radical que se autodenomina “libertario” tratando de emular al presidente argentino Javier Milei.
Frente a la gran variedad de opciones en la derecha, en el campo progresista todo son rumores e incertidumbre. Ningún miembro del gobierno parece contar con los suficientes apoyos como para ser competitivo electoralmente. Y las figuras del espacio más populares como el alcalde de Maipú, Tomás Vodanovic (Frente Amplio), o el gobernador de la Región Metropolitana de Santiago, Claudio Orrego —ex democristiano, ahora independiente— han rechazado en varias ocasiones que vayan a abandonar sus feudos locales para aventurarse en la carrera presidencial.
El ultraderechista José Antonio Kast no estará solo y tendrá que hacer frente a la competencia de Johannes Kaiser, otro candidato de la derecha radical, que emula el discurso de Milei
En medio de este mar de dudas ha emergido una figura que podría aunar los consensos suficientes como para liderar un espacio amplio que abarque desde el Partido Comunista y el Frente Amplio hasta los partidos de la antigua Concertación: la expresidenta Michelle Bachelet. El respaldo a su figura no es ni mucho menos unánime, pero de momento parece la única capaz de disputarle la presidencia a la gran favorita, Evelyn Matthei.
Los números de Bachelet
El pasado 16 de febrero los datos publicados por la encuestadora Cadem en su barómetro mensual agitaron notablemente el panorama político chileno. Según Cadem, Bachelet no es solo la candidata más conocida y la cuarta mejor valorada, sino que un 50% de los encuestados declara que votaría o podría votar por ella.
Estas cifras, indudablemente buenas, deben leerse con cierto detenimiento. Actualmente, Bachelet cuenta con más apoyo directo que Evelyn Matthei, y un 27% declara que no dudaría en votar por ella frente a un 23% que no dudaría en apoyar a la candidata del centroderecha. Sin embargo, Matthei cuenta con un importante punto a favor frente a su hipotética contrincante: genera menos rechazo. Mientras que un 45% de los encuestados afirman que nunca votarían por Matthei, el porcentaje en Bachelet aumenta hasta un 49%. La ex presidenta levanta los ánimos en un espacio huérfano de referentes, pero también despierta fuertes animadversiones en buena parte del electorado, que culpa al “bacheletismo” de muchos de los males de Chile.
A pesar de que la candidata de la derecha, la exalcaldesa de Providencia Evelyn Matthei, se sigue situando por delante en los sondeos, parece que la expresidenta socialista es la única que podría hacerle frente
A pesar de que Matthei se sigue situando por delante en los sondeos, parece que la expresidenta socialista es la única que podría disputarle la carrera presidencial. Aunque hay otros candidatos como Orrego y Vodanovic que son mejor valorados que Bachelet, cuando se pregunta por voto o capacidad de solucionar problemas los chilenos parecen tenerlo claro y apuestan por la antigua presidenta. Otros nombres que han sonado, como la ministra Carolina Tohá, cuentan con tasas de rechazo muy elevadas y además son percibidos mucho menos competentes a la hora de solucionar problemas.
A fecha de hoy Bachelet parece la única carta ganadora de la izquierda ante un contexto muy adverso. Sin embargo, esta apuesta también conlleva sus riesgos.
El pueblo contra las élites
Si finalmente la expresidenta Bachelet decidiera embarcarse por tercera vez en la carrera presidencial, esta no sería ni mucho menos un camino de rosas.
Si pasara a una hipotética segunda vuelta contra Evelyn Matthei se enfrentaría a la candidata más potente y mejor valorada según los sondeos. Este enfrentamiento, sería un revival de 2013 cuando Bachelet venció a Matthei por más de 20 puntos. Sin embargo, ahora la situación es muy diferente y tanto el clima político como los temas que prometen dominar la campaña, con una fuerte presencia de inmigración y seguridad, favorecen claramente a Matthei.
Tanto el clima político como los temas que prometen dominar la campaña, con una fuerte presencia de inmigración y seguridad, favorecen claramente a la candidata de la derecha, Evelyn Matthei
Y si se viera las caras en segunda vuelta contra alguno de los dos candidatos de ultraderecha, también enfrentaría serias dificultades. De darse esta situación, el balotaje sería la pugna de dos poderosos relatos. Por un lado, el del campo democrático contra la reacción, que consiguió imponerse en 2021 con la victoria de Boric frente a Kast. Y por otro, uno que ha logrado grandes éxitos en los últimos tiempos: el del pueblo contra las élites. Quien lograra imponer su historia seguramente se convertiría en el futuro Presidente de Chile.
Si se quiere entender algo de lo que ha ocurrido en la política chilena los últimos cinco años no puede obviarse la enorme capacidad movilizadora que ha tenido el discurso antiélites. El antielitismo estuvo presente en el estallido de octubre de 2019, en la elección de la convención constitucional con el auge de candidaturas como La Lista del Pueblo, y en las elecciones presidenciales de 2021, donde los principales candidatos trataron cada uno a su manera de presentarse como outsiders de la política tradicional.
Chile
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Este antielitismo ha ido mutando en distintas formas, primero fue capitalizado por una izquierda que lideró las protestas, pero después se volvió contra ella y ha sido aprovechado por candidatos con un discurso reaccionario como José Antonio Kast o Franco Parisi en las presidenciales de 2021. El último en subirse en este tren ha sido Johannes Kaiser que combina su programa ultraliberal y antiestado con una fuerte crítica a la casta política.
Si se quiere entender algo de lo que ha ocurrido en la política chilena los últimos cinco años no puede obviarse la enorme capacidad movilizadora que ha tenido el discurso antiélites
El gran riesgo que corre la candidatura de Bachelet es que le pondría en bandeja a estas formaciones el discurso antielitista. Bachelet gobernó dos períodos presidenciales, entre 2006 y 2010 y entre 2014 y 2018. En ellos se llevaron a cabo avances importantes, y su legado es valorado positivamente por buena parte de la población chilena. Pero también se trataron de mandatos con numerosas limitaciones donde graves problemas estructurales que sigue padeciendo la población chilena no consiguieron abordarse. De hecho, fruto de estos descontentos acumulados y no resueltos por los Gobiernos del centroderecha y de la Concertación, surgió el Frente Amplio, coalición de izquierdas que llevó a Gabriel Boric a la presidencia.
Esto podría pesarle a Bachelet en una segunda vuelta si un hipotético candidato de ultraderecha consigue colocarse como el outsider político frente a las élites tradicionales. Kast no pudo imponer este relato en 2021 pues se enfrentaba a otro outsider como Boric, y basó su campaña en el balotaje en tratar de desdemonizarse, rebajando su imagen de ultra y mostrándose como un candidato razonable. Pero si se presenta Bachelet, tanto él como Kaiser podrían aprovechar y tratar de capitalizar el descontento de los chilenos presentándose como una opción del pueblo frente a las élites tradicionales.
La operación Bachelet puede salir adelante e incluso subir la moral a un espacio aparentemente desmovilizado. Pero también conlleva unos riesgos que el centroizquierda chileno debería valorar debidamente.
El legado de Boric
Hay una última reflexión sobre el posible retorno de Bachelet que la actualidad electoral no debe opacar. Que el legado del primer presidente frenteamplista sea la vuelta de Bachelet es un fracaso de la izquierda chilena. Es cierto que peor sería que su legado fuera la llegada al poder de la ultraderecha pinochetista o su versión ultraliberal. Pero que el espacio que nació como una alternativa al bipartidismo chileno termine su primer mandato apoyando como candidata a la presidenta del primer Gobierno contra el que salió a protestar a las calles está muy lejos de ser algo que celebrar.
El entendimiento entre Bachelet con las fuerzas más a la izquierda del arco parlamentario no es algo nuevo, y ya en su segundo Gobierno, con la llamada “Nueva Mayoría” figuras importantes del Partido Comunista como la actual portavoz de Gobierno, Camila Vallejo, formaron parte del ejecutivo. Pero que a casi 20 años de la llamada Revolución Pingüina, la única alternativa que puede proponer la izquierda transformadora sea la presidenta contra la que se manifestaron entonces demuestra una preocupante falta de imaginación política y de referentes en el espacio.
Que el legado del primer presidente frenteamplista sea la vuelta de Bachelet es un fracaso de la izquierda chilena. Es cierto que peor sería que su legado fuera la llegada al poder de la ultraderecha
A corto plazo Bachelet podría solucionar los males inmediatos de la izquierda e incluso llegar a ganar una elección que parece muy favorable para la derecha o la extrema derecha. Sin embargo, el mero hecho de que hoy sea prácticamente la única candidata posible para el espacio debería llevar a una reflexión política de calado. Si a medio plazo la izquierda chilena quiere sobrevivir deberá plantear a la sociedad algo diferente a Michelle Bachelet.