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1 de enero de 1820. Casi 20.000 soldados aguardan en Cadiz embarcar para América para aplastar a los liberales e independentistas. La Constitución que considera compatriotas y hermanos a todos, sea en la américa o en la península ha sido suspendida por el rey, pero la resistencia por la libertad no ha cesado desde 1814. De toda aquella fuerza, un puñado de valientes se va a negar a cumplir esas ordenes. Son apenas 1500 hombres. Los coroneles don Rafael del Riego y don Antonio Quiroga Hermida, más su jefe de EM, Evaristo SanMiguel, se declaran al servicio de la Constitución y del gobierno nacido de la soberanía de la nación anulada ilegalmente por el rey Fernando VII y son aclamados por la tropa y la población, pero están sólos, Quiroga no logra asumir el control de Cádiz y las tropas realistas son superiores en toda la región.
Quiroga queda aislado de la división, no obstante Riego propone resistir a toda costa y emprende una larga marcha a la cabeza de sus soldados para intentar llegar a Madrid desde Cabezas de San Juan. Se dirige a los soldados y dice, según relata Francisco Miranda presente aquel día: «Lo más difícil de la obra ya está hecho, el valor no nos faltó al principio; yo confío en que tampoco nos abandonará hasta verla terminada. Quizás se opongan a nuestros designios los poderosos de la Tierra; pero sus huestes ¿podrán hacernos vacilar?… no. Desafiaremos el poder de los tiranos, que está fundado en la violencia; el nuestro lo está en la razón y en la justicia».
No es un golpe militar usual como siempre se ha querido presentar, es una acción de guerra, en condiciones muy difíciles, van a ser seguidos de cerca por el ejercito realista, al que tendrán que combatir duramente en varios encuentros: Los generales realistas saben que esta vez no tratan con campesinos desarmados o voluntarios sin experiencia y temen un encuentro directo. Veteranos aguerridos y con valor probado, vencerán en cada combate, pero aislados en una Andalucía aterrorizada por la represión absolutista, durante largas semanas se ven progresivamente aislados, sin poder cubrir las bajas y temiendo que tras marchar de cada ciudad esta sea destruida por los serviles. Málaga es liberada pero deben marchar camino de Madrid y no tienen tropas suficientes para mantenerla segura. San Miguel describe la situación: “El lector observará que hasta entonces (…) que los más adictos a la buena causa se contentaban con formar deseos; que las esperanzas de difundir el fuego de la libertad estaban muy desvanecidas, y en una palabra, que no podíamos contar con más terreno que el que pisábamos ni con más patria que nosotros mismos.”
La columna de Riego sale hacia el norte, cantan su canción de marcha, cuya letra ha sido escrita por Evaristo San Miguel.
Entran en Córdoba acosados por los realistas, van perdiendo soldados y marchan casi sin suministros avanzando hacia Extremadura y Portugal, atraviesan Llerena, Fuente Cantos, Los Santos, Berlanga, Azuaga, solo les impulsa una confianza ciega en la causa de la libertad de la Nación. Finalmente, en situación desesperada, Riego y sus oficiales comprenden que mantener la unidad de combate es estéril para la defensa o el ataque ante lo escaso de sus efectivos supervivientes. Han tenido noticia de que hay resistencia en puntos de Andalucía pero sobre todo en Galicia y toman la decisión de disolver el grupo separándose y dándose cita posterior decididos a continuar la lucha.
San Miguel describe la reunión tomada en la reunión de oficiales en el alojamiento improvisado del comandante general Riego : “La ciudad de San Fernándo o La Coruña fueron los puntos de reunión que se dieron mutuamente los patriotas vencidos más no desanimados. La escena de la separación fue tierna, y los guerreros tan costosos sacrificios habían hecho por su patria, se abrazaron, no sin lágrimas, al ver su acento tan desoído en el ejército que se empeñaba con furor en oprimirla”.
Pero ese destino quiso que su resistencia y capacidad para combatir y vencer se convirtieran en un mito y la noticia de su combate se extendió. Sus compañeros de la guarnición de Galicia al mando del Coronel Félix María Álvarez Acevedo se pronuncian en favor de la constitución y detienen a los mandos realistas. El modelo de actuación es el mismo de 1808 cuando el gobierno central está ocupado por los franceses,: se forma la Junta del Reino de Galicia y los voluntarios forman la MILICIA NACIONAL al lado de los militares liberales.
Álvarez Acedo marcha con sus hombres hacia Castilla y muere en un encuentro con los realistas intentando que los soldados se pasen a sus filas. Pero en unos días más otras unidades seguirán su ejemplo. Se extiende la rebelión contra el terror realista y el Rey se ve aislado en Madrid, el miedo prende en su ánimo cuando le informan que la guarnición de Madrid simpatiza con Riego. Hay simpatías pero también miedo y oportunismo, un general hermano del mismo que perseguía a Riego en Andalucía, Enrique José O’Donnell conde de La Bisbal, ha salido ahora con tropas para detener la columna de Riego, pero al llegar a Ocaña, y ante las noticias que llegan de Galicia, de Asturias y de Madrid se pronuncia a favor de la Constitución y la soberanía Nacional y envía a sus exploradores a localizar a los restos de la Columna de Marcha que saliera de Cabezas de San Juan casi tres meses atrás.
Riego y sus hombres que ya habían decidido intentar llegar por separado a las puntos de resistencia que permanecían ven llegar en la noche jinetes con la noticia del triunfo constitucional. Riego y el puñado de supervivientes que le acompañan irán a Sevilla como triunfadores y luego a Madrid. ¡soldados la patria nos llama a la lid, juremos por ella vencer, vencer o morir!