Colombia
Oscar Sánchez: “Petro está entregando la transición ecológica colombiana a las transnacionales europeas”

Óscar Sánchez es tesorero de la Unión Sindical Obrera colombiana, la central de trabajadores más extendida en la industria petrolera del país. Frente a las lógicas del expolio extractivista, pide al presidente del país, Gustavo Petro, que apueste por la transición ecosocial y se valga para ello de la pública Ecopetrol.
Óscar Sánchez
Óscar Sánchez, tesorero de la Unión Sindical Obrera colombiana.

Oscar Sánchez Pinto (1975) lleva media vida militando en la Unión Sindical Obrera (USO) colombiana, la más antigua del continente latinoamericano, de la que es tesorero. Cuenta con más de 30.000 trabajadores afiliados y una fuerte capacidad movilizadora, y es la central sindical de referencia en la industria del petróleo. Ahora, el sindicato se enfrenta al difícil reto de la transición ecosocial.

Sánchez apuesta sin ambages por ir cambiando de la explotación fósil hacía las energías renovables, pero es crítico con la forma en la que Gustavo Petro la está llevando a cabo. Le pide más diálogo con los sindicatos, planes de reconversión y más inversión en infraestructuras. Ha estado de visita en el País Vasco invitado por el Observatorio de Multinacionales de América Latina y ha podido visitar algunas de las multinacionales europeas que tienen presencia en su país como Petronor, que dirige el exmandatario del PNV, Josú Jon Imaz.

Colombia es un país con mucha potencia natural. El Gobierno de Petro quiere una política energética en donde el Estado sea fuerte y habla de transición. ¿Cuánto hay realmente de transición? ¿Cómo valoras su propuesta?
Colombia ha sido dominada y controlada por intereses foráneos, particularmente de Estados Unidos, y ha tenido una clase política servil. El Gobierno de Petro no es servil pero sí de corte neoliberal en lo que refiere a las políticas medioambientes y no tiene un poder real, lo que dificulta el proceso de transición. Todo lo que ha planteado en materia energética lo han obstaculizado y saboteado las élites colombianas. De hecho, se ha visto obligado a acordar algunas cosas con la extrema derecha y con las bancadas políticas que giran alrededor del clientelismo, de la burocracia y de la corrupción. Esto ha generado reticencias entre los sindicatos y movimientos sociales, quienes ven con ojos críticos su propuesta. Podemos calificar la política energética actual como una transición por el contexto de hostilidad para llevarla a cabo, pero no representa un cambio radical sino un pequeño giro.

Desde el sindicato podemos entender que Petro esté presionado y estén bloqueándole. Por eso le apoyamos, pero no nos gusta su forma de relacionarse con nosotros

La apuesta, entre otras, es hacía las renovables, pero sigue la inversión en gas y petróleo. ¿Qué efectos tiene esto?
Hay condiciones para una transición real y radical hacia las energías limpias. Tenemos dos océanos y un clima apropiado, pero no hay recursos ni infraestructura ni industria. Colombia es proveedora de materias primas y los tratados de libre comercio y la deuda pública nos ahogan. Si no somos capaces de producir un tornillo, mucho menos de diseñar y fabricar una turbina para el molino de una eólica. En este sentido, Ecopetrol, que es nuestra empresa pública petrolera, sigue apostando por el fósil. El Gobierno no está metiendo mano en Ecopetrol y podría estar haciéndolo. ¿Por qué? Pues porque Colombia tiene que seguir proveyendo de materias primas fósiles a Estados Unidos. Esa es la clave de todo.

Desde el sindicato podemos entender que Petro esté presionado y estén bloqueándole. Por eso le apoyamos, pero no nos gusta su forma de relacionarse con nosotros. Llevamos dos años pidiéndole una reunión y no hay manera, eso mengua el apoyo a su Gobierno. Es un presidente al que no le gusta acordar con los movimientos sociales y los sindicatos, solo lo hace cuando hay presión y movilización. Es un error. Tiene una visión muy arrogante de la política que no permite una construcción colectiva. No entiende que los trabajadores del petróleo podemos y debemos ser unos aliados en la transición. Debe construir junto a los sindicatos la hoja de ruta.

¿Cuáles son los efectos en la clase trabajadora de esa falta de espacios de diálogo y negociación?
Los trabajadores ven con escepticismo la forma en la que Petro plantea la transición energética porque creen que está implementando a rajatabla la reducción del fósil sin avanzar en crear una estructura paralela para las energías limpias. Temen que la industria fósil se marchite y se queden sin trabajo. El miedo es que si vuelve la extrema derecha entreguen a manos privadas lo poco que quede de la industria fósil y la destrucción de empleo sea extrema. Por eso, es urgente crear la alternativa. Hay que organizar la transición. Sin esa estructura alternativa son lógicas las reticencias de la clase trabajadora, pero con las estructuras creadas, los trabajadores son los primeros en apostar por la transición.

La transición no puede hacer que nuestros territorios se mueran o vayan a ser controlados por actores ilegales y extractivistas

¿Cómo se organiza esa transición energética?
En tres direcciones. La primera es mejorar los procesos tecnológicos para que la industria fósil y mineral sea menos contaminante. Tenemos refinerías obsoletas que están en marcha sin procedimientos de cuidado ambiental y con graves efectos en las vidas de las personas que habitan los territorios. En segundo lugar, se tiene que destinar un porcentaje de los beneficios de la industria fósil a las energías renovables. Es la propia industria fósil la que tiene que financiar la transición ecológica. Y, en tercer lugar, implementando paralelamente una transición socioeconómica que beneficie a los trabajadores de la industria fósil y a los territorios. Hay que capacitarlos para que se puedan desenvolver en otras actividades económicas como la agricultura o la pesca y darles así seguridad laboral. Cuándo no haya petróleo y carbón, ¿qué va a pasar con los enclaves energéticos que giran en torno a ello? Necesitamos responder a esta pregunta y prepararlo todo. La transición no puede hacer que nuestros territorios se mueran o vayan a ser controlados por actores ilegales y extractivistas.

Estoy pensando en los territorios y me vienen a la mente megaproyectos de empresas transnacionales que están presentes en estas zonas. ¿No choca esto con esa apuesta del Estado por liderar la transición? ¿Las grandes empresas internacionales deben tener algún papel en ella?
Desgraciadamente, la presencia de inversiones foráneas en nuestro país está normalizada. Por eso, aunque hay resistencia desde los territorios, en general su presencia está aceptada y se ve con buenos ojos. Esos megaproyectos están centrados en construir granjas solares y proyectos eólicos donde no había nada. Llegan como invasores y cambian todo nuestro panorama ambiental, cultural y social. Utilizan la tierra para su beneficio. Antes lo hacían con el fósil, el carbón o la minería, y ahora con las energías limpias. Petro está entregando la transición ecológica colombiana a las grandes transnacionales europeas, chinas y estadounidenses. ¿Por qué no puede liderarla nuestra empresa pública? El control debe ser público.

En el País Vasco no se notan tanto como en Colombia sus efectos porque estas empresas no apelan al exterminio político de la gente, pero la forma de operar es la misma.

Algunas de estas empresas que están destruyendo vuestro territorio son vascas. Has podido visitarlas. ¿Qué sensación te llevas?
Son empresas profundamente capitalistas. Tienen un relato y una guía de actuación y desarrollo empresarial puramente neoliberal y están haciendo en vuestros territorios lo mismo que hacen en los nuestros. No consultan a las personas afectadas por su presencia, expolian sus tierras y judicializan la resistencia. He visitado Petronor y también he visto los polígonos solares de Solaria o la macrogranja de Caparroso. He podido comprobar que hay una clase política servil que avala a estas empresas por encima del bienestar del territorio. En el País Vasco no se notan tanto como en Colombia sus efectos porque estas empresas no apelan al exterminio político de la gente, pero la forma de operar es la misma.

En toda la transición ecosocial latinoamericana Petro está teniendo un papel protagonista, es la figura que la lidera. ¿Qué valoración haces de su rol internacional?
Es un gran líder que se ha atrevido a proponer el debate sobre la necesidad de transitar hacia otro modelo que proteja la vida y el territorio. Es un líder mundial y no hay nadie más capaz que él, por eso lo reconocemos, valoramos y validamos. Eso sí, ese llamado internacional que hace al consenso y al diálogo es lo que le falta al interior de su país y eso es lo que le pedimos.

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senenoa
9/12/2024 9:24

Dadle tiempo a Petro. Colombia lleva décadas bajo el yugo de la derecha y de los EEUU. Cambiar los paradigmas no es fácil ni rápido. Los colombianos deben saber que su ´mejor futuro está con los gobiernos de izquierda como el de Petro; de los otros ya tuvieron de sobra.

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