Los ecologistas cifran en 500.000 personas la asistencia a la Marcha por el Clima

La protesta, acto central del movimiento de contestación a la falta de ambición climática de los líderes globales, busca presionar para que la COP25 termine de cerrar un Acuerdo de París realista que contribuya a frenar la emergencia climática.

7 dic 2019 18:00

Con apenas un mes de antelación, tras la renuncia chilena y el traslado a España de la 25ª Cumbre de las Partes de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP25), el Movimiento por el Clima ha organizado una protesta que ha comenzado a las 18 horas junto a la Estación de Atocha de Madrid. El objetivo de la Marcha por el Clima, que dará paso a una semana de eventos en la Cumbre Social por el Clima, es presionar para que ocurra algo que, a día de hoy, parece lejano: que los mandatarios mundiales aumenten la ambición climática de sus planes nacionales de reducción de emisiones y cierren los múltiples flecos de un Acuerdo de París que debería entrar en vigor el año que viene y mantener el aumento de temperatura del planeta por debajo de los 1,5ºC.

 

17:57

Arranca la cobertura

La manifestación comienza a tomar cuerpo en la glorieta de Atocha. Hace escasos minutos ha terminado la esperada conferencia de Jóvenes por el Clima en la que ha participado la activista Greta Thunberg, foco de atención de la COP25. Pablo Rivas y Byron Maher han estado en la conferencia.


17:59

Bloque del sureste de Madrid

Media hora antes de la cita oficial ya se movían las columnas de los distintos puntos de Madrid que han confluido en la glorieta de Carlos V. El Salto Madrid ha acompañado a la del sureste.

18:03

Familias por el clima

Bloque familiar en el Paseo del Prado. Un vídeo grabado hace pocos minutos en la marcha por el clima.


18:03

Juventud por el clima

Desde las 16:30, la plataforma Juventud por el Clima ha realizado una mesa de debate en la Casa Encendida, de Madrid. La presencia de la activista Greta Thunberg ha rodeado de expectación la charla, en la que han participado miembros de Fridays for Future.


18:10

Presencia extremeña

Cientos de autobuses han llegado a Madrid para la manifestación del 6 de diciembre, un hito después de la multitudinaria huelga del 27 de septiembre.


18:12

La cabecera de la manifestación en Madrid, ocupada por pueblos indígenas. La conferencia COP25 iba a ser realizada en Chile, pero las protestas sociales llevaron al presidente Sebastián Piñera a solicitar ayuda a España. Aún así, la presencia de los activistas chilenos y de los pueblos originarios ha trasladado la acción a Madrid, no solo en la manifestación, también en la cumbre social que desde mañana tendrá lugar en la Universidad Complutense.


18:16, Madrid

Exigencias

Las principales organizaciones defensoras del medio ambiente presentaron sus demandas al Gobierno español para la nueva legislatura el martes en la COP25. La primera es retomar un proyecto que se quedó en el cajón y que ha ralentizado la lucha contra la crisis climática en España: la aprobación de la Ley de Cambio Climático y Transición Ecológica ambiciosa que sirva de guía para una descarbonización de la economía más necesaria y urgente que nunca.


18:19, Madrid

Rebelión contra la extinción


El colectivo Extinction Rebellion, que ha protagonizado varias acciones de protesta durante la cumbre, ha venido a la manifestación con un nutrido grupo de activistas y simpatizantes.

18:20, Madrid

Retos mayúsculos

Debajo de las redes sociales estaba el Debate sobre el Estado de la Nación. Tras las bambalinas del espectáculo, en el que tan bien se manejan –por más que sus estilos sean distintos– el presidente Rajoy como Irene Montero –ponente hoy de la moción de censura– y Pablo Iglesias –líder de Unidos Podemos–, se ha podido hallar la propuesta política para los próximos años de dos de los tres partidos que pueden optar a mayorías a día de hoy.

El comienzo espumoso y directo ha dado paso a las intervenciones largas y por momentos repetitivas. Cuando el número de espectadores en Youtube decrece, cuando otros asuntos se cuelan en la agenda mediática y clarean los escaños en el hemiciclo, es cuando comienza a hablarse de una cosa distinta a la corrupción.

El PP es corrupto (y eso no es noticia)

La moción de censura que se ha celebrado hoy, 13 de junio, en Madrid ha tenido esas dos velocidades. La primera, acelerada y vehemente, ha tenido como protagonista única a la corrupción. En este marco, Unidos Podemos navega a favor de corriente. Es simple, la enumeración funciona. El PP es un partido profundamente corrupto. Algo parecido a una organización criminal. Prácticamente ninguno de sus miembros más prominentes se ha quedado sin su ración en la andanada de hostias (verbales) que ha dado Irene Montero desde la tribuna del Congreso.

Las redes sociales celebran la intervención de Montero. Se recuerda que es la primera mujer que habla en una moción de censura. Se celebra la contundencia, el lenguaje no verbal, la dureza y la templanza de Montero leyendo la cartilla al PP. Las crónicas del crimen siguen escandalizando porque cada semana aumenta el listado de imputados, de sospechosos, de corruptores y corrompidos.

La defensa de Rajoy, débil en este asunto, consiste en victimizar a su partido. Eso pasa por presentarlo como un inocente recluso de algunas manzanas podridas pero, sobre todo, por denunciar una causa general contra el PP. Entre los quiebros de hoy en el capítulo de "no nos merecemos esto", Rajoy ha comparado a Montero con los puritanos, los inquisidores o con el censor florentino Girolamo Savonarola. Ha usado la ironía y la condescendencia. Pero, al margen de la retórica victimista, Rajoy no ha introducido novedades en el discurso sobre la corrupción. Quizá porque no lo necesita.

El PP sabe salir de ese embate. El marco corrupción indigna pero en el Congreso sólo ha servido para marcar los fracasos continuados de los adversarios de Rajoy. Le pasó al PSOE, con su viraje del no a Rajoy al no a Sánchez. Le pasó a Ciudadanos con la devaluación de su propuesta regeneradora que le permitió evitar las terceras elecciones. Le ha sucedido a Unidos Podemos hoy porque así estaba escrito. El resultado del chorreo: el mismo de la semana pasada en Madrid. El mensaje ha quedado claro por las dos partes. La corrupción del PP es estructural y aún así el partido venció en las urnas y consigue que en el hemiciclo no haya unidad contra ellos. El presidente del plasma consiguió que parte de la sociedad mirase hacia otro lado. Cifuentes consiguió que no se le relacionase con Esperanza Aguirre ni c0n Ignacio González, y que Ciudadanos mirase para otro lado.

Terminado el primer acto con el resultado previsto –cada bancada y cada sector tuitero contento con sus líderes– era necesario un plan b para que Unidos Podemos aprovechase la moción para algo más que para el levantamiento de las pasiones tuiteras. El único plan b posible era que la presentación de Pablo Iglesias como posible –¿como futuro?– presidente sonase verosímil. Comenzar a destejer el cordón sanitario establecido en torno a él desde noviembre. "Seducir", en argot de la nueva política, a los otros grupos parlamentarios. Poco a poco, con argumentos y tono sosegado. E Iglesias se ha afanado en ello. Y Rajoy se ha afanado en que eso no ocurra. Y así han pasado seis largas horas.

Iglesias con chaqueta

Casi un año de trabajo parlamentario ha generado toneladas de papel en formato de Proposiciones No de Ley en el grupo de Unidos Podemos en el Congreso. La mayoría no han sido aceptadas. Algunas han sido calcadas y aprobadas después por otros partidos (PP, PSOE o Ciudadanos). El secretario general de Unidos Podemos ha destilado el contenido de ese trabajo en su presentación como candidato y ha planteado uno tras o otro planes y medidas, proyectos y perspectivas de futuro. Una serie de “decálogos” de los que Rajoy ha pasado en patinete. El presidente ha devuelto su discurso a Iglesias en los términos del debate anterior: titulares, frases hechas para Twitter, Venezuelas, ironía y condescendencia.

Incluso después de la primera réplica, cuando la tarde y el presidente invitaban a retomar el espectáculo, Iglesias ha sacrificado el protagonismo en las redes sociales por presentarse a sí mismo como posible presidente. El tono lo ha mantenido a lo largo del día, a pesar de la virulencia con la que se han despachado contra él los diputados canarios, de Foro Asturias y de UPN.

Iglesias sabía que, al final del día, hiciera lo que hiciera, no tendría números para ser presidente, de manera que la opción de aparecer como un candidato noble y sensato en la derrota tenía varios objetivos que cumplir: acercarse a otros grupos, detener con un golpe de efecto el deterioro que apunta el barómetro del CIS, presentar como alternativa de Gobierno la gestión de los “Ayuntamientos del cambio” (y asociarla a su proyecto) y –relacionada con ésta– desarticular el discurso de recuperación económica sobre el que ha gravitado la defensa de Rajoy.

También, desde la intervención de Montero, se había quedado una buena mañana para que Iglesias mostrase la que es la principal novedad política de Unidad Podemos. Su defensa de la plurinacionalidad y el derecho a decidir rompe con la primacía de la izquierda jacobina en el hemiciclo, vigente desde 1978, y señala la principal diferencia con el PSOE. Ese factor que fue determinante para que no hubiese acuerdo posible en la ya lejana primavera de 2016.

Pero la situación en Catalunya sigue siendo, al menos oficialmente, secundaria para el Ejecutivo, que confía en que la cohorte de abogados del Estado dirigida por Soraya Sáenz de Santamaría y la propia corrupción de Convergència aporten una solución, por temporal que sea, al desafío planteado –si se quiere, puesto en escena– por el Parlament. A Rajoy le va bien moviéndose poco.

El milagro de Rajoy

En 1997 el entonces presidente del Gobierno, José María Aznar se encontraba en el momento de mayor subidón de su carrera. Ese año, el presidente, que llevaba un año en el cargo, marcó paquete con dos frases: una que se hizo trending topic de la época, “España va bien”, pronunciada en un mitin en Ávila; otra, para el siempre indiferente –en estos temas– público estadounidense: “Yo soy el milagro”, publicada por el Wall Street Journal. Veinte años después, ambas frases han recorrido, como un fantasma, el Congreso de los Diputados durante las intervenciones de Rajoy en materia económica.

La aplicación del PP en el seguimiento de la doctrina de Alemania, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo ha permitido al presidente enarbolar números hoy. Creación de empleo, aumento del PIB... incluso, decrecimiento de las desigualdades. El cambio de tendencia en el discurso de la UE –“los vientos de cola” económicos (la bajada de los tipos de interés en la UE, la expansión cuantitativa del BCE y la caída de precios del petróleo) de los que ha hablado Iglesias– siguen meciendo a Rajoy en el dolce fare niente.

El problema vendrá cuando soplen duros vientos.

Pero no era prudente que nadie jugase a ser Cassandra hoy. Rajoy, que sabe que las curvas de la crisis no han terminado, ha hablado de una salida de la crisis que es como un bibelot, perecedero de tan frágil. Sólo estará a salvo, dice el presidente, si está cuidada por él y por el guardián más longevo del Tesoro, Cristóbal Montoro. Tampoco Iglesias puede impugnar completamente la recuperación si no quiere pasar por cenizo, algo de lo que le ha acusado su rival hoy.

Por eso el secretario general de Podemos ha rodeado el “España va bien” sin augurios y con datos, sobre el aumento de la tasa de pobreza, el desmontaje del Estado de bienestar, el paro, la precariedad y la brecha salarial entre hombres y mujeres. La principal crítica de Iglesias ha sido la impugnación del proyecto económico nacional patrimonialista del Partido Popular, algo que Iglesias ya esbozó en una entrevista dada a El Salto. El secretario general de Podemos ha presentado como imprescindible un cambio de modelo y ha apuntado a una recuperación “a la portuguesa”, pactada pero abierta a confrontaciones con la troika, ese concepto que ya no suena en estos debates ni en unos escaños ni en otros

Con el aval del eje Bruselas-Frankfurt-Berlín, Rajoy mantiene un Gobierno interino, que se deja llevar por la corriente generada en los centros de poder de la UE. Pero el “España va bien” de Rajoy parte de una situación de desventaja con respecto al de Aznar por el simple hecho de que la crisis del desarrollismo no es tan profunda como la que abrió la caída de Lehman Brothers en 2008. Si el bibelot se rompe, las críticas de Iglesias al modelo económico cobrarán más sentido. Hoy, sin embargo, Rajoy ha manoseado su recuperación con menos chulería que Aznar pero con la misma convicción.

¿Quién es normal?

Ahí es donde entra en juego el segundo factor. Rajoy no se considera a sí mismo un milagro, sino que se arroga el campeonato de la “normalidad”. El antecedente, entonces, no es el ciclado Aznar, sino un político más “normal”, el italiano Giulio Andreotti. Como el factótum de la Democracia Cristiana, Rajoy es de la doctrina de que el poder solo desgasta a quien no lo tiene. Como él político de la trama italiana, el presidente hace de la relativización de las capacidades de su adversario su principal activo político.

Por la mañana, Montero ha querido impugnar el territorio conquistado por el PP en el que el partido, que comienza y termina en Rajoy, es la fuerza del orden, de lo serio y lo sensato. La posibilidad de quitar el poder a Rajoy es que una parte importante de la población de los territorios más "normales" –aquellos en los que el PP obtiene la diferencia fundamental en escaños para ganar las elecciones– deje de pensar que la sensatez está debajo del ala de Rajoy.

Corrupción. Leña. El partido de los poderosos y no el de la gente “normal”. Pasadas las primeras horas, Rajoy ha devuelto el golpe: Podemos es lo opuesto de lo normal. Iglesias, contenido, lo ha negado. Varias horas después está visto que todo saldrá como estaba previsto, lo que no quiere decir que sea normal.

18:22

Thunberg en Madrid

“Algunas personas quieren mantener el statu quo y quieren que todo siga como hasta ahora”, ha declarado la adolescente Greta Thunberg. “Les da miedo el cambio un cambio que piden los jóvenes y que por eso quieren silenciarnos”.

Greta Thunberg en Madrid
Greta Thunberg durante la conferencia de Juventud por el Clima en el contexto de la COP25. Byron Maher

En agosto, Marta Monasterio y Patricia Araque escribían en un artículo sobre la controversia en torno a Thunberg: "A nosotras Greta no nos molesta, porque nos da la excusa perfecta para contarles a nuestras hijas que te puedes levantar una buena mañana con miedo, pero que eso no tiene por qué llevarte a la inacción. Que, en medio del caos, te puedes organizar con tus amigas y amigos para cambiar las cosas. No nos molestas Greta. Ni tú, ni Fridays for Future. Nos inspiráis. Y a nuestras hijas también. Gracias".


18:26, Madrid

Chile, muy presente

Los colectivos chilenos, que vieron como Sebastián Piñera cancelaba la cumbre en Chile, están muy presentes en la manifestación y tendrán un protagonismo especial en la Cumbre Social por el Clima que comienza mañana en la Complutense.

18:34

Un sinfín de pancartas

Hombres a caballo frente a blindados Panther. Revólveres contra la artillería más potente que jamás había pisado la Tierra. 100.000 charros, icónicos vaqueros mexicanos, símbolo nacional mitificado en las obras de la edad de oro del cine de la nación maya y azteca, para frenar a todo el poderío militar y tecnológico de la Wehrmacht, las fuerzas armadas de la Alemania nazi.

No ocurrió, pero pudo haber sucedido durante la mayor contienda bélica de la historia de la humanidad. Lo que sí está claro es que esta fuerza, fuese de 100.000, 150.000 o de unos pocos miles de hombres –las fuentes no son claras y los periódicos de la época, donde aparecen las cifras más amplias, gustaban de exagerar los números por aquello de ensalzar la patria– existió, o al menos un embrión de la misma. Una foto en la que aparecen en torno a 150 quedó para la historia. Era la Legión de Guerrilleros Mexicanos, y pretendía defender el país de una posible invasión nazi que, finalmente, nunca sucedió.

Esta historia no aparece en los libros de texto que estudian los jóvenes del país norteamericano. “Los propios mexicanos no la conocen, ni siquiera los exmilitares del Escuadrón 201 [de la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana] que participaron en la II Guerra Mundial”. Había sido olvidada. Pero tal como cuenta Fernando Llanos, el redescubridor de esta leyenda, apareció, literalmente, como tantos otros grandes relatos: en un cajón perdido.

El misterio

“La pregunta no es por qué nadie la conocía, sino por qué yo no la conocía si era mi abuelo”, relata Llanos a El Salto. El acertijo al que se enfrentó este artista y cineasta, que ha vuelto a España para presentar Matria, la cinta que ha ganado el premio Diosa de Plata 2017 al mejor documental otorgado por la asociación Periodistas Cinematográficos de México (Pecime), le ha costado más de una bronca en la familia. “Mis tíos me dejaron de hablar durante meses”. No congeniaban con la idea de que una parte de la historia familiar saliese a la luz. Un relato que Llanos desarrolla (calma, no hay spoiler –al menos de la resolución del misterio final– en este artículo) en un proyecto que, además del documental, incluye un libro y una exposición sobre la vida de Antolín Jiménez (1890-1975).

¿Quién fue Antolín Jiménez? Su nieto, el autor del metraje que nos ocupa, lo introduce como “un charro que fue revolucionario, masón, político y empresario”. Revolucionario en su juventud, nada menos que en la División del Norte, a las órdenes del legendario Pancho Villa durante la época de la Revolución Mexicana. Allí aprendió las artes de la guerrilla, que pretendía emular con su legión de charros, llegando a dinamitar un tren y obteniendo el grado de teniente coronel. Masón porque en el México de los años 30 y 40 estos círculos eran un trampolín para su siguiente objetivo: la política. Grandes figuras de entonces, como el expresidente mexicano Lázaro Cárdenas, formaron parte de diferentes logias. Político, porque consiguió su objetivo con creces: tres veces diputado, y por tres partidos distintos (por un Estado en el que no nació), formando parte de la creación del Partido Revolucionario Institucional (PRI), la formación que ha monopolizado casi en exclusiva más de medio siglo de historia mexicana. Y, finalmente, empresario, dueño de negocios como un despacho fiscal y una editorial que le permitieron hacer dinero y le ayudaron en su ascenso a la élite sociopolítica del país.

Interés político

Fue en la cúspide de su carrera cuando Antolín Jiménez se acercó a los vaqueros mexicanos, uno de los máximos símbolos nacionales de la mexicanidad, llegando a presidir la Asociación Nacional de Charros.

Llanos plantea que este acercamiento buscaba un interés político, un movimiento de Antolín por acercarse a la exaltación del nacionalismo que este colectivo y sus lustrosos trajes simbolizaban, y capitalizarlo. Es en ese contexto en el que nacen los supuestos 100.000 integrantes de la Legión de Guerrilleros Mexicanos. “Los números probablemente eran una exageración muy conveniente a mi abuelo”, apunta el cineasta. Un ejército nacido del corazón de la patria –con el título del documental, Matria, Llanos hace referencia al lema del grupo paramilitar, ‘Todo por la patria’– para defenderla del diablo nazi.

Aunque no todo es lucha contra el racismo y el fascismo de Hitler en México. Tal como cuenta Llanos, “aquí fueron muy admirados en un principio, por muchas razones”. El antiamericanismo tuvo mucho que ver, aunque México finalmente declaró la guerra a la Alemania nazi, a pesar de que un sector del ejército era abiertamente proalemán. “En el inicio de la II Guerra Mundial México tuvo una relación comercial muy fuerte con Alemania. Una gran parte del petróleo que Hitler utilizaba era mexicano, porque como tenían conflicto con todos los demás países, con México no había broncas y les vendíamos el petróleo”.

Sin embargo, las cosas comenzaron a cambiar en 1941 tras el ataque japonés a Pearl Harbour y la entrada del imperio nipón en la guerra. México decidía entonces cortar relaciones diplomáticas con las potencias del Eje y su exportación de petróleo se centró en los aliados, principalmente Estados Unidos. El hundimiento de dos navíos mexicanos por parte de submarinos nazis en mayo de 1942 –de junio a septiembre caerían cuatro más– llevó a México a declarar la guerra a las potencias fascistas y a unirse a los Aliados. El Escuadrón 201 de la aviación fue su aportación militar más notable.

Flechazo

El flechazo de Llanos con esta historia fue instantáneo al encontrar los álbumes sobre su abuelo en un cajón de la casa familiar. “Yo soy artista plástico y proyectaba vídeo en las calle en mi época pura y dura de videoartista, pero cuando encuentro esta historia, digo, esto es una película, una buena película”.

Salta a la vista el gancho de la historia, pero además el cineasta habla de un público “constantemente cautivo” de historias sobre los nazis. “Globalmente llama mucho la atención y hay fans siempre para todo esto. Yo siempre digo que es como Darth Vader, es el malo de la película, pero llama la atención”.

Este mes de junio Llanos está en España presentando Matria en una gira que incluye A Coruña, Barcelona, Cáceres o Madrid, entre otras ciudades. Ya había pasado previamente por Calanda (Teruel) –donde realizó, junto al artista Dick el Demasiado, una pieza audiovisual que simula “el tráiler que todos imaginan, el de una película de acción con una épica confrontación de Charros contra Nazis”– o Valencia, entre otros puntos. En el horizonte, “Brasil, Argentina y Uruguay en diciembre”. Y más adelante, terminar sus dos próximos proyectos. Primero, Los Inobedientes, una película de ciencia-ficción sobre el futuro de México, proyecto que incluye una novela gráfica. Más tarde, otro filme acerca del presente del país y el poder del PRI. Tres películas en total, “una sobre el pasado, otra sobre el futuro y otra sobre el presente de México”, relata. O lo que es lo mismo, “un sobre mi abuelo, otra sobre mi hijo y otra sobre mi padre, que es priísta”.

En todos estos lugares se realizarán pases de Matria, una oportunidad para conocer este relato en el que se entrecruzan la familia del director y los grandes acontecimientos de la historia de México durante más de medio siglo. Solo así el espectador podrá conocer la respuesta a la pregunta que no se desvelará en este texto: ¿por qué el nieto de una figura como Antolín Jiménez no conocía la verdadera historia de su abuelo?

18:35, Madrid

Casa en llamas

Si nada cambia en la COP25, el mundo continuará dirigiéndose hacia un incremento de temperatura de más de 3,5ºC respecto a los niveles preindustriales. Un informe del Observatorio de Sostenibilidad, presentado el 29 de noviembre, cifraba en 1,57ºC el calentamiento medio de España desde el año 1960.


18:39

Centros sociales por el clima

Los centros sociales de Madrid no se han perdido la manifestación: la Villana de Vallekas o la Ingobernable han acudido con sus propios cortejos.


18:42, Madrid

Reivindicaciones locales, problema global

Como otros muchos colectivos que luchan por el medio ambiente desde lo local, Pacto por el Mar Menor y la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE) han viajado desde sus territorios para defender su patrimonio natural, en este caso, el Mar Menor.

18:42

Organizaciones ambientalistas

Ecologistas en Acción, SEO Birdlife, Greenpeace y otras plataformas y organizaciones climáticas han dinamizado la llegada de autobuses y la presencia de miles de personas en las calles de Madrid.


18:52, Madrid

Almeida y sus trabas


A pesar de la afluencia, que se cuenta en decenas de miles de personas, el Ayuntamiento de Madrid solo ha cortado uno de los sentidos del Paseo del Prado.

18:58, Madrid

Greenwashing

El lavado de cara verde —o greenwashing— de algunos de los mayores contaminantes españoles en la propia Cumbre del Clima ha sido escandaloso. Compañías como Iberdrola, sexto contaminante industrial en España; Acciona y, especialmente, Endesa, primer contaminante español y responsable del 9% del total de emisiones del país, han gastado miles de euros en publicidad para la COP25, incluida la compra de las portada de los principales periódicos generalistas el día en que dio comienzo la cita internacional.


19:00

Presencia portuguesa

Mi opción para los Premios Sombra de este año es para Hijos del entendimiento. El spot, que luego se convertiría en obra de teatro, nos lleva con agilidad, destreza y buena iluminación a mezclar churras con merinas. Pero no una mezcla de churras con merinas leve, no. Se trata de una equivocación tan grave que parece que McCann Spain, la agencia encargada del spot, no ha entendido nada. O lo ha entendido todo y sus clientes no son precisamente Campofrío, sino Falange Española de las Jons.

El spot está basado en que personas de opciones políticas, gustos o creencias diferentes pueden llegar a entenderse, y amarse. Se trata todo de parejas que, estando en posiciones ‘enfrentadas’, son la mar de felices y llevan un viaje de años juntos. Esa alegría de vivir se ve colmada por una prole que, al final del spot (aviso spoiler) les sirve una cena a base de embutidos. Hasta aquí todo bien, o casi, si no eres vegetariana, claro. Lo único reprobable: pues que todas las parejas son hetero (al menos por fuera, a efectos del anuncio).

El problema viene del lío que se hacen al ponernos los ejemplos de las diferencias: como si fuera igual votar a un partido o a otro o haber apoyado un genocidio o no

El problema viene del totum revolutum, tuttifruti, caos-y-destrucción, lío-del-copón –llámenlo ustedes como quieran– que se hacen al ponernos los ejemplos de las diferencias: como si fuera igual votar a un partido o a otro, ser hincha de un equipo u otro, ser creyente o ateo, o haber apoyado un genocidio o no. Han leído bien.

Así empieza el spot: España, 1937 por ejemplo, a un miliciano se lo llevan los nacionales en un camión junto con otros presos. La multitud lo mira. Él se gusta con otra chica, todos lo notamos. Ella, para disimular, le grita con agresividad “¡rojo!” y él responde “¡fascista!”. La furgoneta que le lleva a él sirve de telón de fondo de las otras diferencias: ser vegetariana o carnívoro, ser taurina o antitaurino, ser de Podemos o del PP, manifestante o antidisturbios, etc.

Y llegada a este punto, ya no sabes qué pensar porque lo vemos todo en el mismo plano, pero no es igual de legítimo defender derechos que vulnerarlos. ¿O sí? ¿Qué nos quieres decir, Campofrío? ¿Que es lo mismo participar en un levantamiento contra la legalidad vigente, con sus posteriores masacres y genocidio, que defender esa legalidad? Estoy confundida, Compofrío.

Quizás si me hubieran puesto más ejemplos, hubiera entendido esto del entendimiento. No sé, si me hubieran puesto un clásico tipo “machista vs feminista”, que iría tan bien con este guion de aquí vale todo.

Twitter ya arrojó un par de ejemplos que se podrían sumar divinamente: “Echo de menos en el anuncio una bonita historia de amor romántico maltratada – maltratador. #ironia” decía Edurne (@Edurnix).

“A McCann le ha faltado incluir a los de Coca-Cola y sus trabajadores en la campaña #Hijosdelentendimiento. Que ya van 3 años de conflicto”, decía Pedro Mozas Rello. Ireneitor‏ (@irenegonza_ ) agregaba: “Para Campofrío lo mismo es ser del Betis, que taurino o vegetariano ¿#HijosDelEntendimiento o de un malentendido?”. Claro, porque al final del anuncio ¿qué le sirven a la señora vegetariana? He rebuscado en la página de Campofrío y no he encontrado muchas opciones.

“Porque se puede crear algo increíble por encima de nuestros prejuicios” es el lema final del anuncio. Campofrío, cuatro décadas de dictadura franquista y un genocidio no es un prejucio, es mucho más que eso. No se trata de que no nos podamos entender, sino de entender bien qué ha pasado en este país. Y vuestro spot suaviza de tal forma los crímenes de Estado que debería ser denunciable. Además, Campofrío, tenemos que decirte que el chiquillo que llevan preso los militares no sería rojo, ¡porque tiene una gorra de la CNT! ¡Y que los adjetivos se escriben en minúscula!


Emma Gascó ha participado en el jurado de la décima edición de los Premios Sombra a la peor publicidad del año, organizados por Ecologistas en Acción. El Premio del Jurado ha correspondido a Hijos el entendimiento, campaña lanzada por Campofrío Food Group en la navidad de 2016. Las cinco personas integrantes del jurado consideran que este anuncio tiene fuertes componentes de manipulación, cuando entre la marca y el producto que ofrece no tiene ninguna relación con los valores que trata de representar en sus campañas.

19:07, Madrid

Cuestión de grados

Si no hubiera sido por la Semana Santa de Calanda, en Teruel, Andy Moor (Londres, 1962) jamás hubiera entrado a formar parte de The Ex en 1990. Es probable que ni tan siquiera hubiera conocido a la banda holandesa que, por aquel entonces, ya había grabado diez discos, dado 600 conciertos y renegado unas cuantas veces de la etiqueta de “anarcopunk”.

“Me gustaban mucho las películas de Luis Buñuel, así que me fui a Calanda en cuanto me enteré de que había nacido allí. Una de la motivaciones de aquel viaje era ver en directo la gran procesión con tambores que hacen en Semana Santa. Durante aquellos días leí mucho sobre la Guerra Civil española y, cuando regresé a Edimburgo, seguí buscando información. Fue entonces cuando cayó en mis manos de casualidad 1936 The Spanish Revolution, el disco que The Ex publicó sobre el conflicto en su 50 aniversario, que venía acompañado de un libro de fotografías de la CNT de 144 páginas. Lo compré sin conocer al grupo, solo quería saber más cosas de la Guerra Civil”, recuerda el guitarrista, en una llamada telefónica desde Ámsterdam.

A la capital holandesa se trasladó Moor con 28 años, “absolutamente emocionado”, cuando recibió la llamada de G. W. Sok (que abandonó el grupo en 2010), Katherina Bornefeld y Terrie Hessels, el único miembro original que aún permanece en la banda.

El grupo se había formado en 1979, en plena explosión del punk, escogiendo por sorteo el instrumento que iba a tocar cada miembro. Y sin haberse aprendido tres acordes, empezaron a actuar en casas okupas de todo el país. Un año después ya habían grabado tres epés y un disco: Disturbing Domestic Peace (1980).

Siempre hemos hecho y decidido todo nosotros mismos: dónde tocamos, cuánto tiempo giramos, cómo nos promocionamos, las entrevistas que hacemos, cuándo publicamos un disco, cuánto cuesta…
En aquel momento establecieron la única regla a la que The Ex se ha mantenido fiel desde entonces: nunca, en ningún momento, dejarían que una discográfica, promotor o agente dirigiera su música, sus giras o sus vidas. “Siempre hemos hecho y decidido todo nosotros mismos: dónde tocamos, cuánto tiempo giramos, cómo nos promocionamos, las entrevistas que hacemos, cuándo publicamos un disco, cuánto cuesta… No siempre es lo más inteligente para el tipo de negocio que podría llegar a ser, pero es la razón de que nunca nos hayamos frustrado ni hayamos hecho cosas que no nos gustaban”, asegura Moor, sobre una carrera totalmente autogestionada, que les ha hecho ganarse el respeto de popes como Steve Albini: “Son una inspiración absoluta. Se han recorrido el mundo tocando, han comprado sus casas, criado a sus familias y construido una carrera duradera de una manera natural, sostenible y ética”, reconocía el productor estadounidense en 2015.

El 31 de agosto se cumplen 39 años del debut de The Ex en una casa okupa de Castricum, cerca de Ámsterdam. Desde entonces han dado más de 1.800 conciertos sin ceder un ápice de su independencia, compartiendo escenario con nombres tan dispares e importantes como Fugazi, Nick Cave, Yann Tiersen, Shellac, Goran Bregovic, John Cale, Sun Ra Arkestra, Flaming Lips, Yo La Tengo, Primal Scream, Marc Ribot, John Zorn o Flea, el bajista de Red Hot Chili Peppers. Y han publicado cerca de 30 discos, algunos junto a históricas bandas como Sonic Youth o Tortoise, o respetados músicos de jazz como Tom Cora, Ken Vandermark, Mats Gustafsson o el legendario saxofonista etíope, recientemente fallecido, Getatchew Mekuria.

¿Quién dijo punk?
Para nosotros es una etiqueta muy molesta y antigua. No tiene sentido. Puede que la gente la necesite, pero nosotros no. Es probable que venga, precisamente, de ese sencillo sobre la revolución anarquista de la Guerra Civil, pero incluso entonces, cuando yo les conocí, ni siquiera se autodefinían como “anarcopunks”. Era gente a la que, simplemente, le apasionaba esa etapa de la historia de España.

¿Tampoco vestían como tales?
Tras descubrir 1936, fui escuchando su música poco a poco. John Peel pinchaba sus discos en la BBC Radio. Más tarde fui a verlos a Sheffield por primera vez y me quedé sorprendido. Había unas diez personas viajando con The Ex y era muy difícil diferenciar a los músicos de los que venían por diversión. Yo los esperaba vestidos de cuero, con cortes de pelo muy punk y aspecto de tipos duros, pero resultaron ser muy simpáticos y amigables. Y eso fue muy guay, porque realmente no me gustaba ese tipo de imagen y me impresionó que fuera gente muy normal haciendo buena música. Poco después de aquello, en 1989, la banda en la que yo tocaba entonces, Dog Faced Hermans, les teloneamos.

¿Ya habías decidido entonces que la música sería tu modo de vida?
Cuando empecé a tocar en Dog Faced Hermans a mediados de los 80, recibía una ayuda muy pequeña para desempleados del Gobierno. Intentaba sobrevivir de ella y de lo que sacaba de los conciertos. Y funcionó durante varios años, la verdad, así que puedo decir que ya había tomado la decisión de dedicarme a la música. Sin embargo, también descubrí pronto que iba a ser difícil, ya que nuestra propuesta no era muy comercial, pero lo acepté.

¿No te asustó la decisión de dejar Edimburgo para unirte a The EX en 1990?
Qué va, estaba emocionado porque había comprobado que The Ex trabajaba de la misma forma que Dog Faced Hermans, pero eran mucho más organizados y tenían más éxito. Para mí era un paso muy excitante. Los veía muy comprometidos con su música y de forma muy independiente, a pesar de lo cual tenían grandes audiencias y giraban por toda Europa y América.

¿Ese compromiso y esa organización son suficientes para entender que The Ex se haya mantenido durante 38 años girando, grabando discos y viviendo de su música con ese modelo autogestionado de negocio que se presta poco al beneficio económico? 

Bueno, la diferencia es que antes el dinero venía principalmente de la venta de los discos y ahora viene más de tocar en directo. Pero la verdadera clave es que llevamos vidas muy sencillas, sin mucho dinero. No vivimos en casas grandes, ni tenemos seguros desorbitados, ni alquileres altos. Todo el mundo en The Ex tiene un nivel de vida muy modesto. Esa es la razón por la que funciona.

¿No pagas una hipoteca?
Vivo en una casa alquilada que, originalmente, había sido una antigua escuela que fue ocupada. El alquiler que pago es muy, pero que muy bajo, en comparación con el resto de la ciudad, donde los precios son una locura. Algo parecido a lo que ocurre en España. Una renta baja es la manera en la que puedo sobrevivir económicamente con esta vida. Eso es algo que viene de este fenómeno tan particular de la okupación en Ámsterdam, lo que me permite vivir en una casa. Nuestros gastos diarios son muy bajos. Lo que paga mi hermano de seguro del coche es más de lo que pago yo de un año de alquiler. Son mundos diferentes.

Si tienes una banda y haces locuras como irte tres meses a tocar por ahí las mismas canciones cada noche y con la misma gente, te vuelves loco. Acabas no disfrutando de la música ni de las personas con las que viajas
A pesar de ello, ¿no os obliga a estar todo el día en la carretera?
Creo que ése es el gran secreto de The Ex para continuar juntos: nunca hemos tenido a nadie que nos diga cuántos conciertos tenemos que hacer ni nos hemos puesto ningún tipo de presión a nosotros mismos en ese sentido. Si tienes una banda y haces locuras como irte tres meses a tocar por ahí las mismas canciones cada noche y con la misma gente, te vuelves loco. Acabas no disfrutando de la música ni de las personas con las que viajas. Nunca hicimos esas cosas. Nos hemos podido mantener haciendo giras de una semana, diez días o dos semanas y, después, todo el mundo a casa a recuperarse. Creo que ése es uno de los grandes problemas que las bandas en general no saben manejar. Se fuerzan a tener éxito demasiado rápido.

¿Ése ese el único secreto de su supervivencia?
Bueno, hay otras razones, como que estamos interesados en otros tipos de música y no solo tocamos en una escena. Actuamos en el circuito del punk, del jazz, del rock, en el de las músicas del mundo, en las casas okupas… eso hace que continúe siendo emocionante.

No intentar ser una banda de punk o reggae, sino ser un grupo con ideas propias, nos mantuvo abiertos a tocar con músicos de estilos muy diferentes
Lo cierto es que The Ex ha tenido una evolución musical sorprendente en la últimas décadas…

The Ex empezó en la época del punk y, cuando yo entré, posiblemente su música se veía como tal, pero en algún momento nos dimos cuenta de que ya no estábamos tocando punk, sino nuestra propia música. La música de The Ex. No intentar ser una banda de punk o reggae, sino ser un grupo con ideas propias, nos mantuvo abiertos a tocar con músicos de estilos muy diferentes.

¿Son importantes las habilidades técnicas en esos encuentros?
No somos contrarios a ellas, pero lo más importante es tener ideas creativas. Las nuestras son bastante sencillas y no necesitamos una gran habilidad para desarrollarlas. De hecho, ninguno de los miembros de The Ex tiene mucha técnica. Ponemos el foco en buscar sonidos que funcionen juntos.

Ken Vandermark es un músico con mucho más nivel que nosotros, pero cuando tocamos con él, no le pedimos algo técnicamente complicado ni hacemos audiciones. Él elige su propia parte con la que aportar a la canción. Queremos celebrar la música, no demostrar lo virtuoso que es cada uno.

¿No seguís ninguna regla a la hora de componer?
No. Vamos al local sin que ninguno sepa lo que va a pasar. Cada uno toca su parte y pasamos un montón de tiempo buscando. Toda nuestra música viene de la improvisación. Y después, cogemos las partes que nos han gustado y, poco a poco, las juntamos en una canción. Al principio es muy abierto.

¿Escuchabas otras músicas más allá del punk o el hardcore antes de The Ex?
Unos siete años antes de unirme a ellos ya escuchaba free jazz, jazz de los 60 y 70 y bastante música africana. Fue Colin McLean, el bajista de Dog Faced Hermans, quien me introdujo en todo esto. Cuando llegué a Holanda, ya podría haber combinado ambas cosas, pero la influencia de la música africana en The Ex se produjo más tarde.

¿Y qué música has descubierto recientemente?
No mucha. Me gusta mucho Sleaford Mods, sobre todo las letras y la forma en la que juntan sus canciones. Es muy divertido. También estoy escuchando música grime, de Londres. Es muy interesante ver a esos chicos rapeando rápido, con esos beats a toda velocidad, haciendo cosas nuevas con el dubstep. Y estoy escuchando mucha música angoleña de los 70.

Esta forma de trabajar nos ha funcionado siempre, pero nos hacemos mayores y queremos tocar un poco menos. Es muy agotador dar tantos conciertos todos los años
¿No ha habido ni un solo momento de los últimos treinta años en los que os hayáis planteado cambiar este modelo de vida basado en el DIY (del inglés Do It Yourself, hazlo tú mismo)?
Justo ahora estamos pensando en eso más que nunca. Hasta este momento jamás habíamos tenido la necesidad de hacer cambios en este sentido. Esta forma de trabajar nos ha funcionado siempre, pero nos hacemos mayores y queremos tocar un poco menos. Es muy agotador dar tantos conciertos todos los años, aunque todavía tenemos que sobrevivir y debemos pensar bien cómo lo haremos.

¿Y has pensado de qué vas a vivir cuando ya no quieras o no puedas seguir tocando?
Espero estar tocando toda mi vida… [silencio] Para ser honesto, me estoy comportando como una avestruz, metiendo la cabeza en la arena para no afrontar ese problema. Ahora me imagino tocando toda mi vida, hasta que sea muy muy viejo. Lo cierto es que no pienso mucho en esas cosas y ni siquiera sé si voy a tener alguna pensión. Quiero tocar hasta que muera. Creo que tocar música que amas te mantiene vivo y joven. Me siento muy afortunado de haber tomado esta decisión y no dedicarme a un trabajo que solo desempeñe para conseguir dinero. Eso es un regalo y lo valoro mucho. Soy muy feliz.

¿Eres capaz de darle algún consejo a un músico joven que, sin tener una propuesta muy comercial, quiera dedicarse a la música toda su vida?
Es difícil dar consejos, porque la situación ahora es muy diferente de cuando nosotros empezamos. En primer lugar porque hay como diez millones de bandas. Son muchas. Pero si ya has tomado la decisión de intentar algo que es casi imposible, ¡eso ya es magnífico! Entonces intenta buscar tu propio camino sin centrarte en un estilo concreto. Haz tu propia música. No tienes que tocar todos los días para convertirte en un gran músico. Tómate tu tiempo para recargar las baterías, escuchar otros estilos y coger ideas.

¿Cansa que te preguntan continuamente sobre cómo habéis llevado vuestra carrera más allá de la música?
Me cansa mucho cuando la gente nos llama anarcopunk, pero eso no me molesta, creo que es bueno. La gente a veces se olvida de lo importante que es este enfoque del “hazlo tu mismo” y la independencia. Cuando empiezan, muchas bandas jóvenes piensan enseguida en tener un contrato discográfico, antes incluso de pensar qué música quieren hacer. Sin embargo, el 80% de ellas nunca lo tendrán. Y el otro 20% que sí, grabarán un disco y después se separarán por la presión. Dejarán de disfrutar de lo que hacen, soñando con ganar mucho dinero, sin que eso vaya a ocurrir jamás. Un buen punto de partida es hacer buena música sin pensar en hacer dinero. Por esa razón no me importa que me pregunten eso.

19:15, Madrid

Columnas

Joven, culto, majestuoso… Los elogios no escasean en la mayoría de medios para exaltar la figura del nuevo presidente francés Emmanuel Macron, 39 años. Tras el primer mes de mandato de este antiguo banquero de Rothschild, la “Macronmania” ha invadido una parte de la opinión pública francesa. Esta moda Macron se ha visto reforzada por su buen desempeño en sus primeros compromisos internacionales, como el comentado apretón de manos con Donald Trump. Ha permitido que su nuevo movimiento político consiga una holgada mayoría absoluta en la segunda vuelta de las elecciones legislativas, celebradas este domingo 18 de junio. Una victoria que da plenos poderes a Macron para aplicar sus reformas neoliberales.

El movimiento La République en marche (La República en marcha, LREM) ha logrado 350 diputados, una cifra superior a los 289 escaños necesarios para alcanzar la mayoría absoluta. Con sólo el 32% de los votos y el apoyo del 16% de los franceses con derecho a voto, la formación de Macron dispondrá del 60% de los representantes de la Asamblea Nacional. Esta anomalía resulta habitual en Francia por su sistema electoral proporcional a doble vuelta, en que sólo es elegido el ganador de cada circunscripción. La derecha francesa dispuso de mayorías aplastantes de 350 diputados en 2007 y 2012 e incluso de 450 en 1993. Pero la novedad en esta ocasión es que ha arrasado un naciente movimiento construido en torno a un solo hombre.

Creada en abril del año pasado, la formación de Macron surgió como una plataforma electoral para llevar al exministro de economía de Hollande al Elíseo. Primero, fue bautizada como En Marche! (EM), cuyas siglas se correspondían con el nombre y apellido de su candidato. Luego, cambió su nombre para las legislativas y se presentó bajo el estandarte de la regeneración. Con un 52% de candidatos que no habían ocupado cargos políticos electos y el 40% de ellos que no habían militado en ninguna otra formación, LREM presume de ser una formación de la sociedad civil. Esta renovación se ve reflejada en la nueva Asamblea Nacional, más joven y donde las mujeres ocupan el 37% de los escaños.

¿Una mayoría dócil para Macron?

La “nueva política” de Macron amenaza, sin embargo, con poner una alfombra roja al joven presidente para que gobierne de forma presidencialista. “Los diputados de LREM fueron elegidos por su juventud, por su trayectoria profesional, pero también por su docilidad”, asegura el periodista del semanario Marianne, Marc Endeweld, autor de la biografía L’ambigu monsieur Macron. La mayoría de ellos no han sido elegidos por su carisma personal ni por sus dinámicas campañas, sino “porque contaban con el apoyo del presidente”, explica el politólogo Fabien Escalona, especialista en la socialdemocracia francesa.

“Al principio los diputados macronistas seguirán probablemente todas las directrices del ejecutivo”, advierte el politólogo Thibault Rioufreyt, quien teme que esto reduzca aún más el escaso poder del Parlamento en Francia. La mayoría de las leyes francesas surgen como iniciativa del ejecutivo y los diputados sólo las debaten y las enmiendan. Un rol secundario del poder legislativo que puede verse reducido por la ambiciosa reforma institucional elaborada por el gobierno francés.

Con el pomposo nombre de ley de moralización de la vida pública, el ejecutivo prepara una batería de medidas regeneradoras; como la prohibición de emplear a familiares como asistentes parlamentarios o la limitación de los mandatos de los diputados a tres legislaturas. También pretende reducir de 577 a 385 el número de escaños y limitar el periodo de elaboración de las leyes a tres meses cada año. Estas medidas acentuarán “el papel secundario del Parlamento en la fabricación de las leyes”, reconoce Escalona. Pero, según el gobierno, permitirán lograr una mayor transparencia y eficacia. Para el joven dirigente francés, Francia debe convertirse en una eficiente startup.

Francia, la nueva nación startup

“Quiero que Francia sea una nación startup, una nación que piense y actúe como una startup”, proclamó Macron en inglés durante la conclusión del discurso que hizo el 15 de junio en el salón de nuevas tecnologías Viva Technology en París. Este espíritu business friendly también se ve reflejado en la manera en que ha construido su movimiento político. Una parte significativa de los candidatos a las legislativas de LREM eran empresarios o jóvenes emprendedores. “Todos ellos fueron elegidos por un comité de selección a partir de su currículum profesional”, explica el politólogo Thomas Guénolé, autor de La mondialisation malheureuse.

“Como hizo el magnate Silvio Berlusconi en Italia a mediados de los noventa, Macron ha organizado su formación como un partido-empresa”, afirma Guénolé. “El presidente francés también se asemeja al italiano por el carácter vertical de su movimiento y porque su figura emerge en un contexto de crisis de régimen”, asegura Escalona. Aunque reúne a antiguos miembros del Partido Socialista (PS), la derecha republicana e incluso de los verdes franceses, la empresa macronista surgió con un mensaje crítico respecto a las fuerzas tradicionales del bipartidismo francés. “Nuestro sistema político está bloqueado. Los aparatos políticos paralizan nuestra capacidad de avanzar”, afirmó el líder centrista en noviembre del año pasado durante el discurso que hizo para oficializar su candidatura a las presidenciales.

“Macron representa un populismo versión Cac40 (la bolsa de París)”, asegura el politólogo Gaël Brustier en una entrevista en el diario L’Humanité. Para este pensador gramsciano, el éxito del joven presidente francés se debe a su habilidad para seducir a través de “un discurso optimista sobre la globalización y la transformación del capitalismo”. Este mensaje ha servido para erigir “un nuevo bloque político favorable a la globalización, apoyado por los franceses que van bien y compuesto por la unión del ala derecha del PS y la derecha francesa”, afirma Guénolé. Una gran coalición articulada en torno a la figura del presidente y su ejercicio presidencialista del poder.

Un presidente monárquico

Según aseguraba el mismo dirigente centrista en 2015 en el semanario Le 1, en Francia existe un “vacío emocional, imaginario y colectivo” provocado “por la ausencia del rey”. “Hemos intentado rellenar este vacío a través de otras figuras, como los momentos napoleónicos o gaullista. Durante el resto del tiempo, la democracia francesa no ha sabido llenar este espacio”. Por este motivo, Macron aspira a ejercer el poder, según sus propias palabras, de forma jupiteriana, es decir, todopoderosa. Un estilo majestuoso y casi monárquico que se vio reflejado en el discurso que hizo para celebrar su victoria electoral el 7 de mayo en el patio del Louvre o en el encuentro en Versalles con el presidente ruso Vladimir Putin.

“Macron quiere encarnar en su persona la República francesa, a diferencia de los expresidentes Sarkozy y Hollande que no supieron hacerlo”, explica Endeweld. Para ello, pretende reforzar el carácter vertical de las instituciones de la Quinta República francesa. Por ejemplo, controlando al detalle su comunicación y “marcando las distancias con los periodistas políticos, ya que considera que estos enturbian la actividad política”, asegura el periodista de Marianne. Aunque públicamente delega numerosas tareas al primer ministro y los otros miembros del ejecutivo, el presidente “asume en realidad todos los poderes”, critica Endeweld, quien considera que este “tiene una concepción ambigua de la democracia”.

De hecho, el ejecutivo aprobará por decreto una nueva reforma laboral, que no será sometida al debate parlamentario. También prepara una nueva ley antiterrorista con la que introducirá en el derecho común algunas de las competencias en materia de seguridad del estado de emergencia, en vigor en Francia desde noviembre de 2015. Así, reforzará el poder ejecutivo en perjuicio del judicial. “El presidente utilizará todos sus poderes para sacar adelante sus reformas y dudo mucho de que recule”, advierte Guénolé.

“Macron ha dicho que quiere actuar como un presidente jupiteriano, pero esto no significa que utilice la fuerza para aprobar sus reformas”, explica el sociólogo Albert Ogien, investigador en el prestigioso Centro Nacional de Recerca Científica (CNRS). Para este especialista en nuevas formas de democracia, el dirigente francés quiere gobernar de forma majestuosa, pero al mismo tiempo dialogante, ya que sabe que hace falta consenso para gobernar. Para aplicar un programa neoliberal, no hay nada más efectivo que la seducción de un líder populista light.

19:23

"Queremos que las abejas lleguen a viejas". "Sin planeta no hay croquetas". "Los de la cima no se enteran ni del clima". Madrid se llena de motivos para frenar el calentamiento global en esta multitudinaria #MarchaPorElClima #6DPorElClima


19:29


19:30, Madrid

Hechos, no declaraciones

El comienzo de la COP estuvo lleno de buenas palabras y discursos. Sin embargo, frente a las buenas intenciones quedó patente la falta de hecho. “No estamos haciendo lo suficiente, ni siquiera nos acercamos”, señalaba el presidente del Panel intergubernamental de expertos sobre el cambio climático (IPCC),  Hoesung Lee.


19:31, Madrid

Los Viernes por el Futuro

Fridays for Future, el movimiento iniciado por Greta Thunberg, ha llevado a los jóvenes a ser punta de lanza del movimiento por el clima. En la imagen, bloque de FFF Madrid en la manifestación.

19:51

Movimientos sociales de Madrid

Los movimientos sociales de Madrid se han volcado en la organización de la protesta y de la Cumbre Social por el Clima que comienza mañana.

20:09, Madrid

Acciones

Las acciones de protesta no han parado desde el comienzo de la cumbre. En la imagen, activistas despliegan una pancarta bajo un puente con la frase que Greta Thunberg dijo frente a los líderes del mundo en la anterior cumbre: "¿Cómo os atrevéis?".

20:24, Madrid

Claves: mercados de carbono

Uno de los puntos clave de la COP25 es la posibilidad de la creación de un mercado global de emisiones de carbono. Sin embargo, para las organizaciones campesinas y ecologistas, esto amanezaría con “otra década más de inacción, distracción y acaparamiento del poder por las grandes empresas”.


20:29, Madrid

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Cada vez que Víctor Gaviria (Liborina, 1955) estrena una película, las clases pudientes de Colombia cargan todo su arsenal de reproches e insultos para despacharse a gusto con el director antioqueño. “Qué vergüenza, ¿por qué tiene que dar siempre esa imagen del país?”, claman.

Le ocurrió con aquel crudo retrato de los niños sicarios de Medellín, en Rodrigo D: no futuro (1990). También con La vendedora de rosas (1998), sobre las niñas que sobreviven en los suburbios de la capital enganchadas al pegamento. Se repitió cuando decidió contar la historia del narcotráfico colombiano en Sumas y restas (2005). Y lo ha vuelto a sufrir con La mujer del animal, un relato salvaje sobre la violencia de género en los barrios pobres de la periferia.

“Estas clases poderosas siempre se han mostrado hostiles hacia mi cine. Me acusan de hacer espectáculo de la violencia y de victimizar a los criminales que protagonizan mis filmes, lo cual es frustrante, porque lo cierto es que para mí sí que son víctimas de un problema estructural y de la desigualdad social”, defiende el director, que cuenta cómo hace poco unos conocidos se cruzaron con Lina Moreno, la esposa de Álvaro Uribe [presidente de Colombia entre 2002 y 2010], y unas amigas suyas, y no paraban de quejarse de que “la forma en que presentaba esa violencia no era la correcta”.

La razón de fondo tras esas críticas: el compromiso de Gaviria de poner siempre la cámara donde nadie quiere mirar. En este caso, en un país donde, según los datos oficiales, cada cuatro días una mujer es asesinada por su pareja o expareja y donde el 72% de las víctimas de las agresiones sexuales son menores de 10 años.

Unas cifras que muchas organizaciones consideran incorrectas, bajo la sospecha de que las mujeres golpeadas son muchas más de las que denuncian. “Es curioso cómo, sin embargo, en los barrios populares o de clase baja mis trabajos se reciben espectacularmente bien. Muchas veces, los empleados de la limpieza, botones, los chavales que van recogiendo la basura por las calles o los que limpian los parabrisas en los semáforos me paran para ofrecerme historias para una próxima película, que no son otras que sus propias vidas”, cuenta el cineasta, dejando escapar una sonrisa de satisfacción. “Y claro que mis obras tienen grandes dosis de agresividad, pero esta no es otra que la propia de los escenarios que retrato”, subraya.

En La mujer del animal, que se acaba de estrenar en España, vuelve a contar una historia basada en hechos reales: los de una adolescente que, en los años 70, fue violada y secuestrada durante seis años por el líder de una banda, Libardo el “Animal”, mientras el aterrorizado vecindario hacía la vista gorda como si nada ocurriera.

Se lo contó Margarita Gómez, la mujer que en la vida real fue víctima de aquel infierno difícil de digerir para el espectador y a la que aún hoy, más de treinta años después de que el “Animal” fuera asesinado por una banda rival, se la conoce como el título del filme.

Gaviria —primer director colombiano que llegó a la selección oficial de Cannes— cuenta de nuevo con actores no profesionales de las comunidades más desfavorecidas de Medellín, con la condición de que hayan vivido en primera persona situaciones parecidas a las que se relatan. Una forma de representar la historia con el menor maquillaje posible, dejando que “la realidad se manifieste tal y como es a través de la película, con el objetivo de remover la conciencia del espectador”.

¿Margarita Gómez le ayudó a reconstruir toda su experiencia en el filme? 
Nos asesoró casi todo el rodaje, excepto cuando rodábamos las escenas de violencia, que se marchaba. “Le cuento todo esto porque usted me lo pidió. Y quiero que la gente sepa lo que me ocurrió, que es lo mismo que sufren muchas mujeres en Colombia. Pero yo no quiero volver a revivirlo”, me decía. Tampoco ha visto la película… ni la verá jamás. 

¿Cree que podrán verla el resto de mujeres colombianas? 
Ha sido frustrante que muchas no hayan querido, después de que se extendiera el rumor de que era una experiencia terrible para ellas. Sin embargo, las que han ido al cine me lo han agradecido. Y ahora, incluso, La mujer del animal está siendo utilizada por colectivos femeninos como herramienta de concienciación y hasta me llaman para dar charlas. 

Los empleados de la limpieza, botones, los chavales que van recogiendo la basura por las calles o los que limpian los parabrisas en los semáforos me paran para ofrecerme historias para una próxima película, que no son otras que sus propias vidas

Le hago yo la misma pregunta que sus críticos. ¿Por qué siempre muestra la peor cara del país? 
Porque siempre me he encontrado con historias de fracaso, de abandono, de niños que entran en el narcotráfico porque no tienen ningún futuro. Chavales que manejan unos valores muy infantiles, convencidos de que robar y matar es trabajar y de que drogarse es la única vía de escape. Una mentira enorme que hace que me conmueva ante sus historias. 

En el caso de Natalia Polo, la actriz que da vida a Margarita Gómez, ¿a qué se dedica en la vida real? 
Es una auxiliar de enfermería huérfana y muy pobre a la que sus padres abandonaron cuando era una niña. Su madre era prostituta. Cuando fue acogida por su abuela con ocho o nueve años, sus tíos abusaron de ella. Es decir, que conoce perfectamente el mundo que vivió Margarita. 

¿Tito Alexander Gómez también estaba familiarizado con la violencia de su personaje, el “Animal”? 
Sí, porque en su juventud trabajó para la mafia. Tito era un delincuente que presenció cómo mataban a su hermano mientras ambos cometían un atraco juntos. Sus padres siempre le responsabilizaron de ello y él, traumatizado, quiso escapar de ese mundo. Hoy es conductor de autobuses, pero cuando le veo actuar en la película, no sé de dónde sale el actor, pero sale. Me pasa con todos los que participan en la peli. La mujer que hace de la madre del “Animal” en la ficción, en la vida real regenta un prostíbulo en Antioquía, el barrio en el que se encuentran casi todas las casas de Medellín donde se vende droga. 

En las escenas en las que se ve a Gómez borracho, ¿lo estaba de verdad?
Bueno, lo cierto es que fumaba mucha marihuana para actuar y tuve muchos problemas. Le decía que no se colocara tanto, pero no me hacía caso. A veces no podía ni hablar y otras llegaba tan eufórico y descontrolado, que le funcionaba para hacer de borracho.

¿También consumían cocaína de verdad en La vendedora de rosas?
Al principio no, pero los mismos actores se negaron a que fuera falsa y acabaron consumiendo cocaína real gran parte de la película. También pegamento y alcohol. En ese momento desaparecían las diferencias entre la realidad y la ficción. Por supuesto, a nadie se le obligaba a consumir nada. La protagonista, por ejemplo, inhalaba miel con leche condensada.

¿Y ni una sola vez dejó conscientemente que Gómez abusara de la marihuana, porque pensara que eso beneficiaría a la credibilidad del filme?
No. Siempre le decía que no fumara tanto porque estaba teniendo problemas con la memoria, pero llegaba un momento en el que no podía controlarle. En La vendedora de rosas me criticaron mucho por eso, puesto que había momentos en los que los muchachos estaban tan drogados que el rodaje tenía que pararse. El productor se ponía furioso y les quitaba el pegamento. Yo le decía: “No puedes solucionar un problema que es estructural. Hoy, en este set, estás viviendo un problema muy grave de la sociedad”.

¿Ningún gobierno de Colombia ha hecho nada para solucionar este problema, desde que rodó su primera película en 1990?
Después de la paz con las FARC han comenzado a hacerse las reformas sociales que se le debían a Colombia. Reformas a favor de las víctimas o de la restitución de tierras, para que no solo se produzca la entrega de las armas, sino la reinserción de todos los que participaron en la guerrilla y se vieron obligados, después, a vivir del narcotráfico, la delincuencia o la prostitución. El país tiene que incluir económicamente a toda esta gente en la sociedad a través de una serie de reformas que, tristemente, la mitad del país no quiere. Su pretexto es que la guerrilla ha sido muy violenta y que se han producido muchos asesinatos. Y es verdad, ha sido muy cruel, pero esa gente que critica las reformas no se da cuenta de que las FARC surgieron como consecuencia de una enorme desigualdad y de que lo único que ha hecho el conflicto ha sido profundizar en ella. No hay que olvidar que, en Colombia, el 1% de las élites tienen el 58% de las tierras. Es una acumulación impresionante. La sociedad civil ha sido masacrada con la guerra de una manera miserable.

¿El Animal, entonces, también es una víctima del sistema? 
Sí. De niño se salvó de milagro de un atentado contra su tío, un bandolero de la época de los enfrentamientos entre liberales y conservadores en los años 50. Este murió y a él, que era un niño, le dejaron una mano inutilizada y todo el cuerpo lleno de cicatrices a causa de los machetazos. Sin embargo, no pude mostrar ninguna ambigüedad en la película con respecto a él, por cómo trataba a la protagonista. Además, en las conversaciones que mantuve con Margarita y con el resto de vecinos del barrio, nadie me contó jamás que Libardo tuviera el más mínimo gesto de arrepentimiento por su parte. Era un violador sistemático. 

¿Cómo encuentra a todos estos actores? 
Voy a los barrios populares y aviso de que voy a hacer una película. Los vecinos me ofrecen muchas veces sus propios hogares, los centros de cultura o las casas de acción comunal y me ayudan a hacer una convocatoria a la que acuden cientos de personas, desde niños de ocho años hasta mujeres y hombres de más de 60. Les cuento la historia y les digo: “Todo aquel que haya vivido algo parecido o conozca a alguien que lo haya hecho, me gustaría que se quedara para hacerle una entrevista personal para conocer su vida”. Para La mujer del animal acabé haciendo unas 2.000 entrevistas, algunas de 10 minutos y otras de más de dos horas, las cuales siempre grabo. Y es increíble, porque es ahí donde empiezan a aparecer todos esos “animales”, huérfanos o pandilleros de la vida real. 

Es un proceso demasiado minucioso…
No se trata de un casting de un mes como en el resto de las películas. Puedo tardar más de un año en encontrar a los actores para hacer una reconstrucción lo más exacta posible de la vida de todo el barrio.

¿Esa es la razón de que únicamente haya hecho cuatro películas desde 1990?
No. Yo hubiera hecho más, pero nadie me apoya. No encuentro productores, no les atraen los temas que trato en las películas y tampoco les gusta que no use a actores famosos. Es la lógica del capital de esta gente, que solo invierten dinero donde piensan que lo van a recuperar seguro. Cuando ofrecía la historia de La mujer del animal, todos me la tiraban a la cara. Pensaban que era absurdo que alguien fuera al cine a ver una película sobre un hombre que pega a una mujer. Por eso he tardado 12 años en hacerla.

¿Y el presupuesto ha sido muy alto?
Un millón de dólares. Poco para Europa y mucho para Colombia.

Estamos en lugares donde no hay culpables, sino víctimas de sus circunstancias. Y hablamos de un país donde la mitad de la población, entre el narcotráfico y el paramilitarismo, está fuera de la ley

¿No lamenta la falta de experiencia de estos actores naturales?
He descubierto que las personas son buenas narradoras de sus propias vidas. Cuando rodamos siempre les digo que improvisen sobre lo que me han contado, para que pongan en el presente lo que han vivido. Creo que así logro evitar el moralismo en el que cae la narrativa, clasificando siempre a todo el mundo como buenos o malos. Esa es una de las cosas que más me agradecen los actores, que nunca los señalo como drogadictos o prostitutas. Estamos en lugares donde no hay culpables, sino víctimas de sus circunstancias. Y hablamos de un país donde la mitad de la población, entre el narcotráfico y el paramilitarismo, está fuera de la ley. Me gusta poner esos universos en la pantalla, sin señalar a nadie.

¿Se olvida de los actores tras finalizar el rodaje?
He mantenido el contacto con todos ellos. Soy muy amigo de todas las niñas que participaron en La vendedora de rosas, por ejemplo, con las que me veo continuamente. En este sentido no me considero un profesional del cine que termina su trabajo y se va. Y aunque parezca una contradicción, tampoco me gusta trabajar con profesionales, sino con gente que se compromete y conoce perfectamente el tipo de película que estamos haciendo. Por eso siempre trabajo con amigos.

Le han ocurrido cosas muy trágicas con sus actores, como estar esperando a uno para ensayar y que no llegue porque ha sido asesinado mientras robaba una moto. O la misma Leidy Tabares, protagonista de La vendedora de rosas, que fue condenada a 26 años de prisión por su participación en el robo y homicidio de un taxista, incluso después de haber sido invitada al Festival de Cannes por su buena actuación. ¿Cómo le afecta el destino de estos chicos al volver a sus vidas tras el rodaje? 
De una manera trágica. En Rodrigo D: no futuro, por ejemplo, casi todos los muchachos que hicieron la película fueron asesinados después. Y es curioso cómo, durante el rodaje, ellos mismos me decían que no tenían ningún futuro. Por eso, desde que rodé aquel primer filme, vivo desgarrado, y, en cierta medida, desadaptado. No creo en muchísimas cosas y vivo de espaldas a esa realidad que viven mis amigos, preocupados porque sus hijos estudien una ingeniería… 

¿Ha ido a visitar a Leidy Tabares a la cárcel?
Sí, claro, muchas veces. Voy una vez al mes o cada mes y medio. Tenemos muy buena relación…

¿A pesar del homicidio? 
Sí. Para mí eso fue muy duro. De todas las veces que he ido a visitarla, tan solo una vez me dijo, llorando, que sí había participado en el asesinato y que si la podía perdonar. Después siempre repitió que no tuvo nada que ver.

Una postura en la que se ha mantenido firme desde 2002, cuando fue detenida. Por lo tanto, nunca he llegado a saber a ciencia cierta si participó o no. 

¿Nunca se siente culpable o responsable del destino de estos actores?
Muchas veces me he preguntado si podía haber hecho algo, por ejemplo, con los actores de Rodrigo D: no futuro asesinados. Es muy difícil de explicar. Cuando estrenamos esa película, en 1990, se conoció el dato de que, en la década de los 80, habían muerto asesinados 50.000 jóvenes en estos barrios de invasión, al mismo tiempo que el recién elegido presidente, César Gaviria, aseguraba públicamente que en Colombia había futuro y esperanza. Es que estamos hablando de, como mínimo, un asesinado por cada unidad familiar. En este sentido, me siento culpable de formar parte de una sociedad que no le importó que murieran tantos jóvenes o que ignoró que estuvieran condenados al “no futuro”.

¿Pero no se siente responsable a título individual?
[Largo silencio] Claro que sí… me siento responsable de no haber estado más cerca. Por ejemplo, en el año 2000, matan a Giovanni Quiroz, que interpretaba a “El Zarco” en La vendedora de rosas, por un ajuste de cuentas entre bandas de narcotráfico. Recuerdo mucho cuando le decía que íbamos a hacer otra película juntos, después de que mostrara su intención de seguir actuando para huir de esa vida callejera. Sin embargo, mientras me decía eso seguía drogándose muchísimo y llevando una vida paralela. Cuando llegué a Medellín, todo el mundo me decía que, en sus últimos días de vida, preguntaba mucho por mí, mientras yo estaba viajando por la promoción de la película. Y acabaron matándolo. Durante un tiempo no paré de preguntarme por qué no había ido a buscar a ese “huevón” para decirle que se cuidara. Lloré muchísimo…

Teniendo en cuenta este entorno tan violento en el que usted rueda sus películas, con el objetivo de que la realidad invada la ficción, ¿nunca ha tenido problemas de seguridad durante los rodajes?
Por extraño que parezca, las bandas que controlan los barrios a través del tráfico de drogas y los impuestos, me cuidan. Vienen los chavales y me dicen: “Nos ha dicho el patrón que le tenemos que cuidar, hermano”. A esos mismos chicos que me vigilan y que son como soldados, yo les digo: “¿Por qué no hacen el casting?”. Y muchos lo acaban haciendo.

Para abandonar el barrio una vez terminado el rodaje, tuvimos que pagar unos 15.000 dólares más, además de lo que ya habíamos pagado semanalmente 

¿Tenía que pagar usted a esas bandas? 
Claro, pero no sé cuánto. De eso se encargaban los productores. Lo que sí sé es que, para abandonar el barrio una vez terminado el rodaje, tuvimos que pagar unos 15.000 dólares más, además de lo que ya habíamos pagado semanalmente. Todo el equipo vivió el rodaje con un estrés tremendo. 

¿Nunca pensó en hacer documentales en vez de películas?
En un documental no podría haber mostrado una cocina de cocaína de verdad, como ocurría en Sumas y restas (2005). Me metería en problemas con la ley. Y los actores, aunque sean ladrones o hayan estado en contacto con el narcotráfico en la vida real, tampoco podrían dar la cara. El piloto que aparece manejando una avioneta en esa película había volado a Estados Unidos con cocaína en el pasado, pero en ese momento estaba actuando y no había droga. ¿No te parece interesante?

20:40

Greta Thunberg: "La esperanza sois vosotros"

Greta Thunberg, en el escenario de Nuevos Ministerios: "La gente en el poder tienen que responsabilizarse y proteger el planeta para las futuras generaciones. La esperanza no está dentro de las paredes de la COP, está con vosotros".

20:59

Miles de personas permanecen en Nuevos Ministerios

Miles de personas permanecen en Nuevos Ministerios después de la manifestación por el clima. Todavía no han comenzado los conciertos. Ha habido varias intervenciones, la primera la de Greta Thunberg. También han hablado representantes de los pueblos originarios de Bolivia y de Chile, donde iba a tener lugar la cumbre del clima.

Manifestantes en la Cop25
Manifestantes en la Cop25. David F. Sabadell

21:07, Madrid

Gobiernos secuestrados

Las organizaciones que han preparado la Marcha leen un manifiesto unitario en el escenario de Nuevos Ministerios: "Es inadmisible que tantos gobiernos, parlamentos e instituciones públicas sigan entregados a las presiones de las grandes empresas, los bancos y los intereses financieros".

21:12

Cargas en Neptuno

Lejos quedan ya acciones como la primera manifestación de hologramas del mundo en abril de 2015 para denunciar lo que suponía la recién aprobada en el Congreso Reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana, más conocida como Ley Mordaza. Aunque no han desaparecido las movilizaciones, se ha detectado un descenso del 28% en las mismas con respecto a las cifras de los primeros seis meses de 2014, antes de la entrada en vigor de la reforma.

Durante su primer año y medio en vigor –hasta diciembre de 2016–, la Ley de Seguridad Ciudadana ha demostrado ser una máquina de recaudar muy eficaz con 131 millones de euros en sanciones. La plataforma No Somos Delito destaca que la tercera infracción que más recauda sea por “desobediencia o resistencia a la autoridad” –10,156 millones de euros– y que el tercer motivo de sanción más frecuente sea por “faltas de respeto a las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado” –22.627 sanciones–. “Esto supone un grave atentado contra la libertad de expresión, porque, como ya hemos podido observar, muchas de las denuncias interpuestas por faltas de respeto han sido tan absurdas como llevar una camiseta y las relacionadas con la desobediencia no son tal”, denuncian desde la plataforma. Critican que esta situación solo es posible por el trasfondo de la propia ley, en la que “se eliminan a los jueces y la administración pasa a ser juez y parte”. Y afirman que prueba de la “absurdez y ligereza con la que aplican, por ejemplo, el artículo relativo a la desobediencia” es la sanción interpuesta contra la periodista y escritora Cristina Fallarás. Ésta fue multada por una “infracción grave de desobediencia a la autoridad” durante una concentración de periodistas el 18 de mayo frente a la Embajada de México para protestar contra los asesinatos de informadores en el país latinoamericano.

“Habíamos pedido permiso para una concentración frente la Embajada de México contra los asesinatos de periodistas. Llegaron muchos cámaras y periodistas, y estábamos muy apretados”, relata la periodista. “Un coche de policía cortó la calzada de bajada de la Carrera de San Jerónimo para que se celebrase la manifestación, por lo que yo bajé a la calzada”, explica. En ese momento, uno de los policías se acercó a ella y exigió repetidamente que subiese de nuevo a la acera. Al tratar de explicar que no estaba interrumpiendo la circulación, ya que el coche de los agentes había cerrado el paso a la calle, y que había demasiadas personas ya en la acera, el agente le pidió la documentación. “Cuando me tomaron los datos ya sabía que me llegaría una multa, pero lo que no podía imaginar es que iba a ser de 600 euros, que no puedo pagar”, comenta preocupada.

La Rioja, líderes en sanciones por la Ley Mordaza

La Rioja, con 146 sanciones por cada diez mil habitantes, es la comunidad autónoma donde más denuncias relacionadas con la Ley de Seguridad Ciudadana se registraron desde su entrada en vigor hasta diciembre de 2016, según datos del Ministerio de Interior. En esta comunidad se registraron 253 denuncias por “faltas de respeto y consideración a las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado”, recaudando 40.501 euros. Esta cifra supone un baremo de 8,03 sanciones por cada 10.000 habitantes, siendo la tercera comunidad donde más sanciones por población se registraron por este motivo, detrás de Aragón (11,03) y Andalucía (9,85).

Otro de los motivos que pone en cabeza a La Rioja en este ránking son las sanciones interpuestas por “desobediencia o la resistencia a la autoridad o a sus agentes en el ejercicio de sus funciones” que suponen 4.368,55 euros por cada 10.000 habitantes, muy por encima de la media nacional que se sitúa en 2.181,44 euros.

Para Amnistía Internacional La Rioja estas cifras “confirman lo previsible: más poder para la policía, menos garantías para que la ciudadanía defienda sus derechos y un impacto negativo en el ejercicio de los derechos de reunión pacífica, información y expresión”. Y añaden que “deberíamos aprender de países como Holanda o Reino Unido, donde existen mecanismos independientes de investigación policial de esos abusos”.

Sanciones a periodistas

Una de las más conocidas es la interpuesta a la interpuesta a la periodista de Catalunya Radio Mercè Alcocer, por una “infracción grave de desobediencia a la autoridad” mientras cubría la salida de Jordi Pujol y Marta Ferrusola de la Audiencia Nacional. Pero han sido muchas más.

El 3 de marzo de 2016, Axier López, fotógrafo y reportero de la revista Argia compartió en su cuenta de Twitter unas instantáneas de la detención en Eibar de la activista Naroa Ariznabarreta, que se había negado a personarse en la vista oral en la que se la juzgaba por un corte de autopista en el año 2007.

Este hecho transformó a Axier López en el primer periodista español multado por la Ley Mordaza y llevó al parlamento de Gipuzkoa a negarse aplicar esta ley. El periodista recibió de la Delegación del Gobierno en Gipuzkoa la notificación de una sanción de 601 euros, por subir fotografías a una red social “sin autorización”.

A finales de abril de 2016, la periodista de Vice Esther Yáñez acudió a cubrir una cacerolada promovida por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) ante la sede del Partido Popular, en protesta por la negativa del PP a la ley catalana antidesahucios. “Estaba preparando un reportaje sobre el tema y fui a hacer producción y a conocer a las familias. Empecé a hacer fotos de los participantes y un policía vino y me pidió el teléfono. Quería ver las fotos. Le dije que no estaba fotografiando a los policías y que en la vía pública podía hacer las fotos que quisiera. Me pidió la documentación inmediatamente. Le pregunté por qué. Sin responder, me la volvió a pedir. Le dije que me parecía injusto que me pudiese identificar sin darme explicaciones de nada, cuando yo ni siquiera podía ver su número de placa, porque no lo llevaba”.

Dos meses después, Esther Yáñez fue oficialmente sancionada por supuesta desobediencia a la policía y por no querer identificarse. “Es completamente falso. Expliqué a ese policía quién era, y sí, le manifesté mi desacuerdo con su actitud, pero en ningún momento sobrepasé el perímetro de seguridad que nos impusieron y tampoco me negué a identificarme”, afirma la periodista.

Para la Plataforma en Defensa de la Libertad de Información (PDLI), el caso de Axier López pone de manifiesto que “la aplicación de esta ley es inconstitucional”. Así opinaba también la Defensora del Pueblo, quien afirmó que “no se hace ningún juicio de proporcionalidad, ni se motiva la constitucionalidad de la sanción impuesta, ni siguiera se considera que pueda existir una limitación o afectación de un derecho fundamental”. Respecto a los casos de Mercé Alcocer y Esther Yáñez, desde la PDLI consideran que “son ilustrativas de lo que venimos denunciando, que estas sanciones contra la libertad de información responden a un patrón: su ‘camuflaje’ bajo infracciones genéricas como faltas de respeto y consideración a miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad o resistencia a la autoridad”.

También denuncian que las “trabas para informar cada vez son más numerosas: peticiones constantes de identificación por parte de las fuerzas de seguridad del Estado, multas y sanciones derivadas de la Ley de seguridad ciudadana o demandas constantes relacionadas con el derecho al honor (calumnia, injuria…). Y las consecuencias de todo esto son más cualitativas que cuantitativas, empezando por la autocensura y acabando por la merma de una sociedad democrática a base de socavar poco a poco un derecho fundamental como es el de la información”.

Sobre los datos de la cuantía de las multas afirman que “es importante tener en cuenta que indican el importe total de la sanción, pero no que la Administración haya ingresado esa cantidad, pues si se pagan en un plazo breve y voluntario queda reducida la cuantía a la mitad, lo que habrá favorecido que muchos afectados paguen sanciones injustas por lograr esa reducción”.

Libertad de Expresión

En este sentido son muchas las acusaciones que se han hecho de la interpretación que los cuerpos de seguridad hacen del artículo 37.4 –faltas de respeto y consideración a las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado–. En esta línea, la plataforma No Somos Delito se plantea “¿Qué son faltas de respeto a las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado?”. Según denuncian “el texto no da ninguna pauta de lo que puede o no considerarse una falta de respeto”. Para la plataforma esto permite un sin fin de “atrocidades” contra la libertad de expresión, como la que sufrió Xavier Casanovas.

Casanovas fue multado en el aeropuerto barcelonés de El Prat cuando atravesaba el control de pasaportes por dirigirse en catalán al agente. Según explicó este viajero, le indicaron que la utilización de esta lengua era “una falta de respeto” y un ejemplo de “poca estima” a España. A pesar de la advertencia, el ciudadano siguió utilizando el catalán y le volvieron a indicar que se dirigiera a ellos en castellano. Posteriormente, en la notificación que recibió informándole de la sanción impuesta (601 euros), se explicaba que había cometido una infracción de tipo grave porque hizo “caso omiso de las órdenes dadas por los agentes actuantes y, de este modo, dificultó su labor policial y retrasó el flujo normal de pasajeros”.

También han llenado muchas portadas las sanciones a músicos y artistas por este mismo concepto. Uno de los últimos que se han dado a conocer es la sanción interpuesta contra el grupo Émbolo durante un concierto que este medio organizaba con motivo de las fiestas de San Isidro.

“A medida que el evento avanzaba, pudimos ver desde el escenario a un grupo de policías poniéndose cada vez más nerviosos. Al terminar y dirigirnos a los camerinos, nos encontramos a una veintena de agentes de la policía local mirándonos con actitud totalmente amenazadora e intimidatoria. Una vez en los camerinos, la coordinadora del evento nos comunica que a la policía no les ha gustado la actuación e incluso les han dicho: ‘No queremos otros titiriteros’ y nos advierte que están muy cabreados, que tengamos cuidado y que temen por la continuidad del festival.”

Unas horas más tarde Daniel, cantante del grupo, se dirigió de nuevo a los camerinos y seis policías en uniforme de paisano le arrinconaron y le pidieron identificarse. Es entonces cuando le comunican que va a ser denunciado por las “ofensas a la autoridad” en determinadas partes del espectáculo.

Pero las sanciones por faltas de respeto no se reducen solo al mundo “real”. También han llegado al virtual. Uno de los casos que a más gente ha afectado tuvo lugar en noviembre de 2016, cuando un usuario de Facebook colgó un vídeo donde un agente de la policía nacional de Santiago de Compostela perseguía, sin demasiado éxito, a un hombre sin camisa por las calles de la ciudad. Este vídeo se hizo viral y el agente implicado en la persecución terminó multando a la mayoría de usuarios que comentaron el vídeo, lo marcaron como “me gusta” o lo compartieron en su cuenta.

Devoluciones en Caliente y derechos de las personas migrantes

La gran olvidada para muchos medios de comunicación es la “disposición adicional décima”, más conocida por legalizar las “devoluciones en caliente”, o, como la Coordinadora de ONG´s las denomina, “devoluciones sumarias”. Esta disposición, que fue agregada en último momento a la ley, fue la primera en entrar en vigor; tan solo un día después de la aprobación del texto en el Congreso.

Recientemente el Centre per la defensa del drets humans Iridia, en colaboración con NovAct y Fotomovimiento, ha publicado su informe anual sobre la situación de los derechos humanos en la frontera sur. En él, se pone de manifiesto la “inexistencia de datos oficiales derivados de los protocolos de actuación de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado”. “No se realiza ningún tipo de registro de las personas que son devueltas en caliente, ni partes de lesiones…”. En este aspecto coincide el colectivo SOS Racismo, que considera que “la ausencia de datos y la opacidad hacen sospechar del porqué no dejan trabajar ni a periodistas, ni a las organizaciones de derechos humanos.” Del mismo modo, recuerdan que la situación no ha cambiado en nada porque “lo único que ha hecho la reforma de la ley es legalizar una práctica que era y sigue siendo habitual”.

Iridia pone de manifiesto que, “cuando se salta la valla, se hace porque no hay otro medio de poder solicitar asilo”. Actualmente hay dos vías para solicitar el asilo en la frontera sur: en las oficinas de asilo –inauguradas en el año 2015– o en un Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI). No obstante, desde Iridia ponen de manifiesto que, “para poder acceder a estas oficinas, tienes que pasar por los puestos regulares, donde las fuerzas regulares marroquíes no dejan que se acerque ninguna persona procedente de los países del África negra, y para poder entrar en el CETI, tienen que hacerlo a través de la valla”.

Por su parte, la Caravana Abriendo Fronteras, que el año pasado se dirigió a Grecia para denunciar las situaciones que sufren allí las personas que buscan asilo, se dirigirá este año a la frontera sur para denunciar que, “en nuestro Estado, se comenten violaciones sobre los derechos fundamentales de las personas de forma constante y reiterada”. Desde la plataforma consideran que “las devoluciones en caliente, permiten que muchas personas que deberían estar protegidas por el Estado, por tener el derecho de asilo y/o refugio, sean devueltas a Marruecos; donde por todas y todos es conocido que no garantizan los mínimos derechos a estas personas, que en ocasiones sufren violencia por parte de la Policía Marroquí”. En esta ocasión, la caravana recorrerá a partir del 15 de Julio los centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Aluche, Algeciras, Isla de la Palomas, y también el CETI de Melilla y la propia valla.

El colectivo SOS Racismo añade que esta ley no solo vulnera los derechos de las personas migrantes en la frontera, sino que recuerda cómo “son perseguidas por el resto del territorio”. Para este colectivo en algunas disposiciones se regula para evitar las redadas racistas, “pero, al no existir protocolos ni haber ningún registro de ningún tipo, la realidad es que se siguen produciendo permitiendo la impunidad”. Y añaden: “Si de verdad quisieran acabar con las redadas racistas crearían un protocolo donde se recoja un registro sobre las identificaciones y cacheos que realizan, así como los motivos de los mismos”. Del mismo modo recuerdan como “el miedo que generan con las redadas racistas” hacen que los propios afectados no denuncien la vulneración de sus derechos. “En una persona con la nacionalidad, negarse a identificarse en estos supuestos puede conllevar una sanción administrativa. En el caso de una persona migrante, con o sin permiso de residencia, puede suponer la expulsión o que se les deniegue el permiso de residencia”.

La guerra de las camisetas

Uno de los casos más polémicos que ha tenido esta ley fue el de Belén Lobeto. Una joven madrileña que, al volver a su casa, fue identificada y propuesta para sanción por el ya mencionado artículo 37.4 aludiendo a que el mensaje de su bolso –A.C.A.B: All Cats Are Beautiful– era una falta de respeto a los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado. En esta ocasión, y como consecuencia de la polémica que se generó por el “abuso de poder” que suponía, fue retirada, aunque sin consecuencias para los agentes. No obstante han sido muchos los casos recogidos por motivos similares: una prenda de vestir.

A la luz de estos casos, y tras registro en una pequeña tienda del barrio madrileño de Vallecas –donde incautaron 50 camisetas y 40 sudaderas–, el fotógrafo Santi Ochoa organizó la exposición “La Guerra de las Camisetas”.

“Las camisetas son una forma de expresión personal y de los movimientos sociales, más libre y auténtica que las utilizadas por la industria cultural. Reflejan a toda una sociedad en una época determinada; son pura sociología”, afirmaba su autor. En ella recogía 81 fotografías de camisetas con mensajes críticos y satíricos dirigidos a las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado.

Multas que no se ajustan a la ley sancionadora

De los aspectos más criticados de la ley por las principales organizaciones en defensa de los derechos humanos es la discrecionalidad sancionadora de esta reforma. Para la Asociación Libre de Abogados (ALA), los estándares para sancionar han disminuido. “No solo las garantías legales del procedimiento sancionador han disminuido, empezando por el principio de veracidad de los agentes, que contamina desde el primer momento cualquier procedimiento, sino los mismos estándares de percepción de las infracciones”, apuntan. Critican que al desaparecer los jueces del procedimiento sancionador “se cercenan las garantías democráticas, de separación de poderes y el derecho de defensa” y añaden que “un juez jamás consideraría que el solo hecho de portar una pancarta o corear un lema te convierte en organizador de una concentración no comunicada, pero la policía sí. O que mover unos contenedores en una manifestación es una perturbación grave de la seguridad ciudadana, pero la policía sí.”

Para ALA es la ausencia de un juez lo que permite a la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana ser tan efectiva: “La policía sanciona por actos que un juez jamás sancionaría, de ahí que se hayan disparado las sanciones por grabar a policías en el ejercicio de sus funciones, los casos en que se obliga a ciudadanas a borrar sus grabaciones bajo amenaza de sanción o detención o las sanciones por faltas faltas de respeto a la autoridad en caso de no estar de acuerdo con los agentes y tener discusiones. Son sanciones que no existen en la Ley de Seguridad Ciudadana, pero como es la policía quien primero interpreta la ley y quien después la aplica, lo hace siempre en beneficio propio”.

Y advierten: “Es fundamental evitar que estos estándares sigan reduciéndose, pues cada vez que se reducen, el nuevo límite del que partimos es aún más estrecho y no podemos permitirnos interpretaciones cada vez más restrictivas cuando ejercemos derechos fundamentales”. Para ello, animan a que los ciudadanos recurran sus multas cuando estas sanciones no sean ciertas, y así, “aunque sea al final del procedimiento, se consolide una jurisprudencia y unas buenas prácticas avaladas por los jueces para obligar a las autoridades a pensárselo dos veces antes de multar tan alegremente”. Otros colectivos como No Somos Delito consideran que otro de los motivos es “el propio desconocimiento de la ley por parte de la sociedad, que al desconocer el texto, no conoce sus derechos y permite que los agentes apliquen la ley sin ajustarse a la misma”. Desde ALA recuerdan que hacer fotos a los agentes en el ejercicio de sus funciones no es en sí mismo sancionable, “será únicamente sancionable cuando se pueda poner en peligro la seguridad personal o familiar de los agentes, de las instalaciones protegidas o en riesgo el éxito de una operación”.

21:30, Madrid

Música para cerrar

Tras cinco décadas de lucha armada, la guerrilla que nació como el brazo armado de los campesinos sin tierra de Colombia oficializa su entrega de armas hoy, 27 de junio. Si bien las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) no fueron derrotadas militarmente por el Estado, su objetivo histórico de la redistribución de la tierra en Colombia quedó lejos de haber sido logrado.

En los acuerdos alcanzados en La Habana, la guerrilla aceptó una suerte de coexistencia entre el latifundio, la estructura histórica del agro colombiano, con espacios de preservación para la economía campesina a pequeña escala. Sin embargo, el tradicional apoyo estatal al gran capital rural, no da visos de sufrir grandes variaciones en el futuro inmediato. Las tensiones entre el latifundio y el pequeño campesinado siguen tan vigentes como en los años 60, cuando las FARC comenzaron su lucha armada.

Desde los años 90, comenzaron a surgir movimientos sociales protagonizados por campesinos mestizos, indígenas y afrodescendientes, que proponen una ordenación rural basada en la protección de las pequeñas comunidades y de la agricultura familiar. Propuestas basadas en la propiedad comunal, como los resguardos indígenas o los territorios colectivos afrodescendientes; o la limitación de la propiedad, como las zonas de reserva campesina, han chocado con el modelo terrateniente y el monocultivo. Tras cincuenta años de guerra interna, el acceso a la tierra sigue en el centro del conflicto social en Colombia.

Extractivismo y agroindustria

Las FARC eran consideradas como la guerrilla más longeva del continente, si bien coexistieron durante sus cinco décadas de actividad armada con otras organizaciones guerrilleras en Colombia. El M19, una guerrilla esencialmente urbana, y el Movimiento Armado Quintín Lame, que defendía los intereses de los pueblos indígenas del país, pactaron su desmovilización a principios de los 90 y fueron parte activa en la redacción de la constitución del 91. Las FARC se quedaron entonces fuera del proceso.

"El mismo día que se convocó la asamblea constituyente, se ordena bombardear el campamento de las FARC donde se estaba negociando la paz", explica Carlos Quesada, investigador de la Universidad Nacional de Bogotá y autor del libro Territorios campesinos: La experiencia de las zonas de reserva campesina."Esa identidad campesina, ese proyecto territorial, queda absolutamente excluido del régimen jurídico político colombiano. El pacto político que se dio en Colombia excluyó deliberadamente a esta porción de la sociedad", añade Quesada.

La constitución del 91 supuso un innegable reconocimiento de la pluralidad étnica del país y un avance en la democratización del Estado. Pero, al mismo tiempo, estableció las bases para lo que se denominó la "apertura democrática" y el comienzo de un proyecto neoliberal que sigue vigente. El país abrió sus recursos petroleros a multinacionales extranjeras y desde el Estado se apostó por la expansión del monocultivo de productos tradicionales como la caña de azúcar y más novedosos como la palma aceitera. Se potenciaba un modelo cuyo origen se remonta a la colonización española del siglo XVI, la extracción de recursos buscando satisfacer a los mercados internacionales y no la creación de una economía interna.

A la desregulación del sector y las subvenciones introducidas desde el Estado, que beneficiaban a la agricultura latifundista frente a la economía campesina, se sumó, a finales de los 90, la expansión del paramilitarismo por todo el país. Zonas de reciente colonización, donde habían ido a parar campesinos sin tierra procedentes de las zonas más fértiles del país, fueron el escenario principal de actividad de los grupos paramilitares, que provocaron un éxodo masivo y un posterior despojo de tierras."El paramilitarismo permite que el campesinado llegue a determinadas regiones, las habite, las construya, tenga una fuente de ingresos fijos y constantes, ganado, enseres, y cuando ingresa, reapropia y reconcentra esas tierras en manos de los hacendados", declara Quesada.

Una locomotora sin frenos

A base de subvenciones, desregulación o, en algunos casos, violencia paramilitar, el monocultivo se ha ido extendiendo por zonas periféricas del país que habían permanecido con formas de agricultura familiar hasta los 90. Cuando Juan Manuel Santos llegó a la presidencia en 2010, la agroindustria y la minería estaban entre las cinco locomotoras del progreso de su Plan Nacional de Desarrollo. En el Catatumbo, los Montes de María o el Meta, varias de las zonas más golpeadas por la guerra desde finales de los 90, la locomotora del progreso ha llegado en forma de monocultivo de palma aceitera.

En todas estas zonas las comunidades locales han denunciado problemas similares derivados de la llegada del monocultivo: contaminación del agua por los agroquímicos, amenazas a la soberanía alimentaria de las regiones y condiciones laborales miserables para los trabajadores agrícolas. En zonas mineras como la Guajira, o el bajo Cauca, los ríos se han secado o contaminado con mercurio. "El planeta futuro no puede ser construido sobre la base de que los países productores tengan todos estos problemas y que se profundicen más las desigualdades y la pobreza", declara Paula Álvarez, investigadora independiente colombiana especializada, entre otros temas, en las consecuencias ambientales del monocultivo de palma aceitera y caña de azúcar.

Los Montes de María fueron una de las zonas consideradas como despensas agrícolas del país durante los 70 y 80. La apertura económica provocó la quiebra del arroz, incapaz de competir con la producción estadounidense, y la guerra hizo que un tercio de la población se desplazara por la violencia. El monocultivo de palma o de teca es ahora casi la única actividad agraria en la región. "La locomotora que no tiene frenos atropella a todo el que está por delante", declara Gabriel Pulido, líder comunitario de Mampuján, una población de la zona que tuvo que desplazarse completamente bajo amenazas de grupos paramilitares. "Con esa locomotora han querido pasar por encima a toda la población de los montes de María", añade Pulido.

Modelos alternativos

Mientras se hacía cada vez más evidente que la lucha armada guerrillera no lograría el objetivo histórico de la redistribución de la tierra, otros movimientos sociales de base se fueron desarrollando en las últimas dos décadas. Basados en el reconocimiento a las minorías étnicas del país que se estableció en la constitución del 91, indígenas y afros desarrollaron sus propias formas de economía campesina, basadas en la propiedad comunal. Como se ha dicho, los campesinos mestizos quedaron fuera de la participación en el ordenamiento territorial en el 91, pero establecieron posteriormente un modelo propio, la zona de reserva campesina, que fue también reconocido por el Estado.

En estas zonas especiales, de las cuales el Estado sólo ha legalizado seis en todo el país, los campesinos son dueños de su parcela, pero existe un límite a la extensión de la propiedad para evitar que se generen latifundios. "Las zonas de reserva delimitan un territorio para la economía campesina, basada en las unidades agrícolas familiares", declara César Jerez, miembro de la Asociación Nacional de Zonas de Reserva Campesina (ANZORC). "Es muy sencillo, pero muy difícil de aplicar, porque representan el antagonismo con el modelo terrateniente latifundista feudal y la agroindustria que lo engloba".

La contraposición a estos modelos comunitarios es la ley de Zonas de Interés de Desarrollo Rural, Económico y Social (ZIDRES). Aprobada en 2016 por el Gobierno de Santos, establece un modelo de asociación entre el gran capital rural y el pequeño campesino que Quesada califica como "la renovación del interés del Estado por la entrega de los territorios baldíos al empresariado a través de argucias". Bajo esta ley, el campesino ve reconocida su propiedad sobre la tierra con la condición de que se asocie a un gran empresario pasando, en la práctica, a formar parte de un proyecto de monocultivo.

La pugna entre ambos modelos será uno de los grandes conflictos del posconflicto colombiano. De la creación de un equilibrio que permita subsanar las desigualdades estructurales en el medio rural colombiano dependerá que comience finalmente una etapa duradera de paz o que el país sudamericano regrese a una guerra interna cuyo origen puede rastrearse hasta su misma fundación.

23:15, Madrid

Cobertura audiovisual de la Marcha por el Clima

Unas 500.000 personas asistieron a
la Marcha por el Clima,
este viernes 6 de diciembre.
La protesta, acto central del movimiento
de contestación a la falta de ambición climática
de los líderes globales, busca presionar para que
la COP25 termine de cerrar un Acuerdo de París
realista que contribuya a frenar
la emergencia climática.


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