Coronavirus
Si está el enemigo, que se pase por la retaguardia

Esta situación evidencia el protagonismo de todas las personas que “sostienen” y “cuidan”: cuando se habla de guerras, a menudo olvidamos que existen en ellas esos otros actores que curan, alimentan, sostienen, animan, limpian, comunican.

Rueda Prensa Covid19 30 Marzo 2
Intervención del comisario principal Jose Ángel González, director adjunto operativo de la Policía. La Moncloa
¿De qué guerra se puede sentir parte esa mujer de 85 años que está aislada en un piso y quizá cuenta con las visitas voluntariosas de unas vecinas que le dejan vituallas cada dos días? ¿Qué guerra hay para ese conductor del transporte público o para aquella otra que transporta mercancías doblando turnos desde hace dos semanas? ¿Cuál es la guerra para los millones de niños y niñas que llevan ya tres semanas privados de la luz del sol, de sus rutinas y la compañía de otros niños? El estado de alarma parece estar hecho de un día amontonado con otro día, que llevan adjuntos una ristra de datos amontonados sobre los datos del día anterior, con la cifra creciente de fallecidos: que es, de todo esto, lo único que lo hace semejante a una “guerra”.

Un señor uniformado aparece en el televisor y nos dice “todos somos soldados”. La extrañeza cunde entre nosotras, las que estamos en redes y las que no, 48 millones de personas intentando adaptarse al confinamiento obligatorio. Miramos a un lado y a al otro, y no vemos nada parecido a una guerra —hasta que aparecieron destacamentos militares por las calles, y entonces—.

La arenga bélica no conmueve a los millones de trabajadoras y trabajadores que están llenando las cifras de paro con ERTE movilizados desde todos los sectores; tampoco tranquiliza o insufla ánimos a las que están viendo a sus familiares ancianos morir por la inacción y colaboración de los responsables de residencias de la tercera edad: casi un 30% de los fallecidos con coronavirus en España vivían en residencias y no fueron tratados. No se ve la guerra. O sí.

En una película de acción catastrofista, noticias como la de esas muertes en soledad aparecerían en unos pocos segundos, retransmitidas en el relleno de un noticiario, mientras el héroe (de acción) entra al baño después de una dura jornada de pelear con los malos: al principio lo veríamos de espaldas, al cabo descubriríamos que es el mismo militar que dio la rueda de prensa pidiendo heroísmo a todo el mundo. Aprieta la mandíbula, aguanta las lágrimas.

En la presente tragedia difícilmente somos “soldados” los millones de anónimos que aguantan la respiración, se preparan para otro día igual al anterior, comprueban la despensa, o intentan aportar  conocimientos, habilidades o apoyo logístico a quienes no pueden salir de casa

Pero estamos muy lejos de esa película; nos sentimos muy ajenos a los héroes de acción. Quizá haya quien necesite de la idea de “heroísmo” para aplicarse serios recortes a la movilidad o las libertades individuales, pero no pasa así con quienes lloran a distancia la muerte de sus familiares, ni tampoco, probablemente, necesiten de ello médicos, enfermeras, celadores, personal de limpieza de los hospitales, que siguen haciendo su trabajo como antes del estado de alarma, en circunstancias más duras. La idea de “heroísmo” estaría atada a una “causa”, y esta es difícil de encontrar. En la presente tragedia difícilmente somos “soldados” los millones de anónimos que aguantan la respiración, se preparan para otro día igual al anterior, comprueban la despensa, o intentan aportar  conocimientos, habilidades o apoyo logístico a quienes no pueden salir de casa. Un virus recorre el planeta, enferma y mata a personas: qué hagas con ello es lo único que importa.

Sin heroísmo y sin causas, esta “guerra” carece de épica. En la guerra sin metáforas hay pocas cosas épicas, basta una pequeña incursión en la literatura: desde hace días no puedo dejar de pensar en la novela de Ricardo Fogwill Los pichiciegos sobre la ocupación argentina de las Malvinas: es un relato centrado en la infantería, los mismísimos soldados rasos que no saben a qué se los echa, y de esa lectura recuerdo la miseria, las esperas interminables, decisiones sin sentido, destrozos de los cuerpos , más esperas, más miseria y mucho, mucho caos...

Esto que estamos viviendo es prácticamente su reverso: infectado, enfermo, sin oxígeno, cuidando a un enfermo, cuidando a los niños, cuidando porque es tu trabajo, yendo al trabajo que todavía es necesario, perdiendo el trabajo o aguantando la respiración en un piso de 40 metros cuadrados en el que has quedado confinada, entreteniendo a otros miembros de la familia, enfrentando la aridez para llenar la despensa, promoviendo la red de apoyo del barrio, charlando por teléfono con los cuatro amigos que se han puesto en cuarentena com síntomas. O muriendo a las puertas de una UCI saturada. El reverso de todo ello está hecho de enormes cantidades de tiempos muertos, encierro, soledad, fiebres, personas que sufren aislamiento o enfermedad, pulmones que colapsan y cientos de millones de gestos para atender dolencias del cuerpo y del alma. Esto... quizá es una guerra sin épica.

Que el treinta y tantos por ciento de las víctimas en España del virus sean personas que se encontraban en residencias privadas o concertadas y no recibieron atención ni fueron trasladados a hospitales es solo un síntoma de lo que hemos permitido

Asumiendo que el “coronavirus” no quiere “enseñarnos” nada, hay algo que emerge de facto en esta crisis, paulatinamente a lo largo del globo: la pandemia tiene efectos desiguales porque partimos de situaciones desiguales. Si aceptásemos el marco de la guerra (global), tendríamos que admitir que nuestro enemigo no es este virus, sino otra cosa que se puso en marcha mucho tiempo atrás para sacar provecho de nuestra vulnerabilidad y lucha por la vida. Si esto es una guerra, para muchas comenzó mucho antes. Que el treinta y tantos por ciento de las víctimas en España del virus sean personas que se encontraban en residencias privadas o concertadas y no recibieron atención ni fueron trasladados a hospitales es solo un síntoma de lo que hemos permitido. Que especularan con nuestras vidas, con los cuidados que se merecen las personas mayores o dependientes, que dejásemos en manos privadas salud y atenciones. Son víctimas de un maltrato antiguo, de una guerra que el capitalismo emprendió hace décadas contra la vida digna; a ellos los encontró el virus en medio de una indefensión y abandono casi absolutas.

Sectores esenciales para el mantenimiento de la vida han sido depredados durante décadas, cuando no directamente privatizados. Actividades de nulo reconocimiento se revelan vitales —la limpieza, la higiene, el cuidado personal, la atención a los dependientes y ancianos, la sanidad—: quienes están salvando vidas son quienes ya, anteriormente, cuidaban. Nadie los consideraba héroes.

A esa lucha por el sostenimiento y dignificación de la vida, que encarnan muchas personas —los sanitarios, y otros muchos más— no se suele mirar. Es esta situación —¿de ¿excepcionalidad? de ¿catástrofe?— la que pone de relieve todos esos gestos y les hace adquirir la dimensión que deberían tener en cualquier otro momento, en cualquier “normalidad”.

Y es esta situación la que evidencia el protagonismo de todas aquellas y aquellos que “sostienen” y “cuidan”: cuando se habla de guerras, a menudo olvidamos que existen en ellas esos otros actores que curan, alimentan, sostienen, animan, limpian, comunican.

Quienes están mostrando fatigosamente su relieve e importancia en esta emergencia estuvieron siempre ahí, y si queréis que lo llamemos “guerra”, ellas y ellos son la retaguardia. La vital retaguardia

La “guerra” es el paradigma capitalista que amenaza nuestras vidas y las hace pasearse por la cuerda floja de la precariedad casi en cualquier parte del mundo y de la escala social. La guerra comenzó mucho tiempo atrás y la epidemia solo lo pone todo al trasluz. La epidemia que no nos “quiere decir nada” revela muchas cosas, y una de ellas es que estaban especulando y jugando a los dados con las necesidades primarias de nuestros cuerpos, a todos los niveles. Y es así a lo largo y ancho del planeta. Quienes están mostrando fatigosamente su relieve e importancia en esta emergencia estuvieron siempre ahí, y si queréis que lo llamemos “guerra”, ellas y ellos son la retaguardia. La vital retaguardia.

Arquivado en: Coronavirus
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Comunidad de Madrid
Pandemia La Fiscalía abre diligencias por primera vez por muertes sin asistencia en domicilio durante la pandemia
Los padres de Francisco Rodríguez fallecieron en su domicilio de Madrid tras contagiarse de covid-19 y después de llamar de manera recurrente para conseguir asistencia médica que no consiguieron a tiempo.
Comunidad de Madrid
Comunidad de Madrid Presentan la primera demanda por mayores muertos en domicilios sin traslado hospitalario durante el covid
Los padres de Francisco murieron sin recibir traslado hospitalario ni asistencia médica a tiempo cuando enfermaron por covid-19 en su domicilio de Madrid, entre mediados de marzo y principios de abril de 2020.
Sanidad
Investigación La exclusión hospitalaria de mayores durante el covid en Madrid precedió a la existencia de protocolos
El primer protocolo de la Consejería de Sanidad sobre derivación a hospitales de pacientes de covid residentes en centros de mayores es del 18 de marzo, pero la disminución de residentes derivados empezó el 7 de marzo, según una investigación.
#55592
6/4/2020 17:11

Una de las pocas notas positivas que podemos sacar de esta terrible crisis social, sanitaria y económica, es la apreciación social que han adquirido los servicios públicos. La vital importancia que poseen, tanto sanidad como cuidados, en la dignidad de los trabajadores. Porque el capitalismo siempre ha sido el enemigo de la vida libre, con su libre comercio

2
0
#55587
6/4/2020 17:03

España: 4000 millones de euros para Sanidad, 18.000 millones para presupuesto militar. Ya sabeis donde está el dinero para médicos y respiradores

3
0
#55640
6/4/2020 21:28

Es lo que tiene el estar en la OTAN imperialista...
Entre ese gasto desmedido e inútil, más el gasto religioso y evasión fiscal de la iglesia, se podría conseguir un estado social más sólido y universal

0
0
Feminismos
Feminismos As mulleres galegas ocupan o segundo posto de menor retribución por hora de todo o Estado español
A súa precariedade maniféstase na contratación temporal, oportunidades limitadas de promoción e acceso limitado a postos de dirección. A desigualdade estrutural afecta especialmente ás traballadoras do sector primario, onde permanecen invisibles.
Análisis
Análisis ReArm Europe, el triunfo del capitalismo verde militar
El plan que acaba de presentar la presidenta de la Comisión Europea vuelve a utilizar la mágica cifra de los 800.000 millones, ahora con el objetivo declarado de transformar el modelo de defensa europeo.
La vida y ya
La vida y ya Reparadoras de grietas
Piensa, sobre todo, en quién se fijará en los vínculos que rompieron las bombas. Quién se dará cuenta de todo lo que se quebró.

Últimas

Feminismos
En directo Los feminismos salen a la calle por el 8M
Más de 1.200 convocatorias en todos los rincones del estado muestran la vitalidad de un movimiento que hoy tendrá el handicap de las fuertes lluvias en buena parte del territorio.
Argentina
La calle contra Milei Pensionistas argentinos salen a las calles para hacer frente al ajuste y la represión de Milei
Cada miércoles, jubilados y jubiladas se movilizan alrededor del Congreso en Buenos Aires exigiendo el aumento de sus haberes, la continuidad de la moratoria jubilatoria y el acceso a medicamentos esenciales.
Opinión
Opinión La pesadilla que no acaba
El funcionamiento de los servicios que deberían proteger a los menores de edad no alcanzan en forma y tiempo, y dejan familias rotas por el camino.
Reducción de jornada
Seguidismo de la patronal Junts traslada a Yolanda Díaz su “no” a la reducción de jornada y peligra su posible aprobación
La negativa de Junts a apoyar la reducción de jornada (al menos por el momento), junto con el no del PP, suman suficientes votos en contra como para tumbar la ley de bajada de horas una vez llegue al Congreso.
Gasto militar
Industria militar España deberá aumentar el gasto militar otros 20.000 millones de euros para cumplir con el rearme de la UE
Los 27 aprueban el plan de la Comisión Europea para aumentar el gasto en armamento en 800.000 millones de euros. Solo este año, España debería aumentar la partida de defensa en 3.500 millones de euros, según Geshta.
Sevilla
Komando G “Sin las mujeres, el barrio se pararía”
El Komando G es una red feminista ubicada en el Polígono Sur de Sevilla en la que participan vecinas y mujeres representantes de entidades sociales que busca ser un espacio de cuidados y reivindicación para todas las mujeres del barrio.
Gasto militar
Industria militar Europa y su alternativa a Trump: aumentar el gasto militar
La Comisión Europea anuncia el aumento del gasto militar en 800.000 millones de euros. "Estamos en una era de rearme”, dice la presidenta de la Comisión Europa, Ursula von der Leyen.

Recomendadas

Urbanismo
Urbanismo salvaxe Un pobo contra o asfalto: Bembrive e Mos rebélanse contra unha autovía que arrasará o seu pulmón verde
Veciñas e veciños conseguen presentar 25.000 alegacións contra unha estrutura de dez quilómetros, defendida xa só polo PSOE en Madrid e en Galiza, que partirá en dous unha poboación enteira e forzará a expropiación de decenas de vivendas.
Fronteras
Fronteras Sombras en el acuerdo de cesión de competencias pactado por el PSOE y Junts
El acuerdo sobre transferencia de las competencias en materia de migración entre PSOE y Junts encuentra el 'no' de Podemos y de organizaciones de migrantes y el 'sí' con matices de la izquierda independentista y de Sumar.
República del Sudán
Belkis Wille “En Sudán hay milicias practicando violaciones a gran escala contra mujeres y niñas”
Belkis Wille, investigadora de Human Rights Watch, denuncia los abusos de grupos armados como las Fuerzas de Apoyo Rápido en el conflicto sudanés, donde se registran crímenes tanto de esclavitud sexual como de sometimiento mediante violaciones.
Salud mental
Sesgos en medicina Mujeres y consumo de psicofármacos: la medicalización de sus vidas
Las mujeres consumen el doble de psicofármacos que los hombres. Además de una mayor prevalencia de depresión o ansiedad, las especialistas avisan de sesgos de género en los diagnósticos.