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Coronavirus
Irresponsables
El trabajo es el quid de la cuestión. El país no se ha detenido. Únicamente la hostelería, parte del comercio y la Administración, el deporte y la cultura han sido paralizadas. El resto del entramado productivo sigue como hasta hace una semana.
#Quédatencasa, #quédateentucasa o el aún más explícito #quédateentuputacasa son algunos de los hagstags que según pasan los días y según comienza a hacerse (más) pesada la obligada estancia en el domicilio, están teniendo una importante visibilidad en redes sociales. Detrás de ellos se encuentran ciudadanos que muestran su lógico malestar frente a las personas que por un motivo u otro se saltan el confinamiento, tachando de irresponsables a quienes no siguen las normas decretadas por el Gobierno y responzabilizándolos de (otras) posibles moratorias de esta situación. Se ven no pocos casos además, en los que desde las ventanas, algunos vecinos recriminan a los transeúntes el hecho de circular por las calles.
Partamos de una premisa básica: quien se salta el estado de alarma en estas circunstancias tan especiales por un comportamiento egoísta, no es más que, efectivamente, un irresponsable que no entiende la gravedad y particularidad de la situación. Una persona insolidaria que merece todo el oprobio del mundo. Ahora bien, conviene no pasarse ni de frenada ni de listos y sobre todo, no mirar al dedo cuando nos señalan la luna
No hay que pasarse de frenada. Quienes están saltándose a la torera el estado de alarma son una minoría exigua de personas que únicamente ven amplificada su censurable conducta por mor de la actitud de algunos (bueno, muchos) medios de comunicación que a falta de criterio periodístico acerca de lo realmente trascendente de esta situación, se dedican a informar de memeces. Porque sí, que una persona haya sido multada por bañarse en la Playa de San Lorenzo de Gijón es, en la situación actual, una memez del tamaño de la cordillera Cantábrica. La minoría es tan exigua que el número de sanciones es apenas de unos cientos en Asturias, algo que para una comunidad con un millón de habitantes es menos del 0,1%. ¿Qué número de sanciones se han impuesto en el resto del Estado para una población 47 millones? Pues el viernes de tarde 30.000 (y 350 detenidos), el 0,07% del total de la población. Es cierto que no todas las conductas insolidarias se están sancionado pero desde luego estos datos son indicativos.
En segundo lugar, no hay que pasarse de listos. Cuando en el supermercado aparecen juntas dos personas, sobre todo con ancianos o niños, en lugar de censurar esa acción conviene preguntarse si acaso quienes se han saltado la directriz de acudir solo una persona a la compra lo han hecho porque no tenían más remedio. Cuando desde nuestras ventanas vemos personas por la calle, es imposible saber qué las ha empujado a salir de casa. No sabemos si esa persona ha salido a la compra, si tiene que ayudar a un familiar o amigo en cuarentena (o con otro tipo de problemas) o si viene o va a su trabajo...
Y éste, el trabajo, es el quid de la cuestión. Esta es la luna que señala el dedo. El país no se ha detenido. Únicamente la hostelería, parte del comercio y la Administración, el deporte y la cultura han sido paralizadas. El resto del entramado productivo sigue como hasta hace una semana, sin apenas excepción, produciéndose por tanto importantes aglomeraciones en centros de trabajo o en el transporte urbano. Importantes aglomeraciones que tienen lugar en un estado de alarma decretado precisamente para tratar de evitarlas pero que solo las evita, conscientemente, a medias. En ellas además, el seguimiento de las normas mínimas (y máximas) para mantener una buena higiene y una seguridad que impidan el contagio del covid19 se vuelve prácticamente imposible, principalmente por la falta de interés de muchas empresas.
En apenas una semana de estado de alarma se están produciendo situaciones en muchos centros de trabajo que ponen de manifiesto la gravedad de la continuidad de la mayor parte de la actividad laboral
En apenas una semana de estado de alarma se están produciendo situaciones en muchos centros de trabajo que ponen de manifiesto la gravedad de la continuidad de la mayor parte de la actividad laboral. Las trabajadoras de Balay en Zaragoza y de Mercedes en Vitoria se plantaron estos días atrás ante la falta de medidas de seguridad en sus centros de trabajo. Y un plante espontáneo en una empresa no ocurre todas las décadas. En Gijón, los trabajadores de Armón protagonizaron un plante a principios de semana por esta misma situación. El plante en Armón, una empresa con historial de explotación, falta de medidas de seguridad y accidentes laborales escalofriante, da buena muestra de hasta qué punto se están produciendo situaciones de inseguridad ante el covid19 en las empresas. Nadie en todo Gijón esperaba que en su único astillero pudiera suceder una cosa así.
En Inditex, la CGT reclamaba a principios de la semana pasada la paralización de la producción, entre otras cosas por la falta de medidas de seguridad adecuadas para hacer frente al virus, casualmente cuando Amancio Ortega se ofrecía a fabricar mascarillas para el Gobierno (pero parece ser que no para sus trabajadoras). En las residencias geriátricas la CSI denuncia la falta medios, tanto para trabajadoras como para usuarios, que eviten los contagios en el mayor grupo de riesgo.
En este país hay irresponsables pero no son los que vemos a través de la ventana sino a través de la pantalla con traje y corbata
Las imágenes de metros y autobuses llenos de personas o las más recientes de las trabajadoras que acuden a la recogida de la fresa en Huelva son otros ilustrativos ejemplos de la situación. ¿Qué situación? La de una ciudadanía que culpa del posible prolongamiento de la situación a las escasas actitudes insolidarias de algunos ciudadanos pero que obvia que los verdaderos problemas a este respecto se encuentran en un Gobierno que sigue priorizando la economía a las personas y sobre todo, en una patronal (en la gran patronal) que actúa de manera muy irresponsable para con sus trabajadores y para con el conjunto de la ciudadanía del país y que solo toma medidas si la presión y la acción colectiva de los trabajadores y los sindicatos la obligan a ello.
En este país hay irresponsables pero no son los que vemos a través de la ventana sino a través de la pantalla con traje y corbata. Convendría no olvidarlo y tenerlo en cuenta para el futuro próximo.
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Las y los trabajadores con conciencia, llámese Mercedes Vitoria o Balai Zaragoza etc.., son los que merecen la pena nombrar y renombrar, tods los demás son los mantenedores y aliados necesarios de este sistema asesino
La persona detenida (y sancionada) 4 veces en la playa de Xixón es un anciano con alzheimer y deterioro cognitivo severo. Y le sancionamos. Y fustigamos. Lo que dice más de nosotros mismos que del pobre paisano.