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Criptomonedas
El G20, las criptomonedas y Goldman Sachs
La última reunión del G20, en Argentina, ha finalizado. Este año, a petición de Alemania y Francia, los criptoactivos y su regulación han estado encima de la mesa.
Las criptodivisas, sobre todo el bitcoin, están en boca de todo el mundo. Generalmente vinculados a mensajes alarmistas, los grandes medios de comunicación repiten lo mismo día tras día como un mantra: alto riesgo, mercado negro, altamente especulativo, no lo hagas.
Lagarde, la directora del Fondo Monetario Internacional, realizó unas declaraciones la semana pasada que fueron calentando motores para el G20: “La tecnología detrás de los criptoactivos, incluyendo la blockchain, es un avance excitante que podría revolucionar campos más allá de las finanzas. Podría, por ejemplo, promover la inclusión financiera creando métodos de pago de bajo coste para aquellos que no disponen de cuentas bancarias y además, empoderar a los millones de personas de los países de renta baja”.
Sin embargo, no era todo positivo: “Hay que combatir el fuego con fuego”, añadió Lagarde. “La misma razón que hace a los criptoactivos tan atractivos es aquella que los hace peligrosos. Los activos digitales están construidos de una manera descentralizada, sin la necesidad de bancos centrales, lo que las convierte en anónimas. El resultado de esto es que se convierten en un potencial vehículo para el lavado de dinero y la financiación del terrorismo”, concluyó la directora.
La misma conclusión ha emanado del recién clausurado G20, que ha admitido que los criptoactivos “plantean cuestiones relacionadas con la protección de los consumidores e inversores, la integridad de los mercados, la evasión impositiva, el lavado de dinero, y el financiamiento al terrorismo”.
¿Sirven realmente para financiar el terrorismo?
Según Foreign Affairs, “las criptomonedas difícilmente son una solución a la financiación del terrorismo. La mayoría de ellas tan solo permiten anonimato parcial y es difícil transferir grandes cantidades de estos activos. Asimismo, hay una aceptación reducida en las regiones en las que los grupos terroristas están más activos, como Oriente Medio o el Norte de África”. Parece más plausible que los terroristas utilicen divisas oficiales como el euro o el dólar antes que bitcoin, ya que la conversión de estos en dólares es un proceso complicado.
Parece más plausible que los terroristas utilicen el euro o el dólar antes que bitcoin, ya que la conversión de éstos en dólares es un proceso complicado
Distintas fuentes afirman que la mayoría de los ingresos de los grupos terroristas es el cobro de impuestos o robo de fuentes de riqueza de los territorios en los que operan. Por ejemplo, Daesh recibe la mayoría de sus fondos de la venta de petróleo, extorsiones o requisamiento de propiedad privada. Estos métodos territoriales restringen las posibilidades de utilizar criptomonedas.
Agentes disruptivos que no gustan a los gobiernos sí lo utilizan, como Wikileaks. Cuando ocurrieron las grandes filtraciones que demostraron el alto grado de corrupción gubernamental en Estados Unidos, espionajes y contraespionajes, la connivencia del Gobierno con los poderes privados o las mentiras sobre la guerra de Afganistán, la Casa Blanca cortó todas las fuentes de ingresos a la organización responsable de las filtraciones. En ese momento, Wikileaks empezó a aceptar donaciones en distintos tipos de criptomonedas como bitcoin, litecoin, zcash o monero. Solo en bitcoin, Wikileaks ha recibido a fecha de hoy 26.400 donaciones, acumulando un total de 4.042 bitcoins, equivalente a 30.007.563,18 euros.
SI TAN PELIGROSAS SON, ¿POR QUÉ NO SE REGULAN?
En las recientes jornadas del G20 ha habido un tímido intento de llegar a un acuerdo común. La conclusión de consenso ha sido que “los criptoactivos carecen de los principales atributos que tienen las monedas soberanas” al no estar emitidas por un banco central, y un compromiso a “implementar los estándares del GAFI”, el Grupo de Acción Financiera Internacional encargado de coordinar acciones conjuntas de ámbito internacional contra el lavado de activos y el financiamiento del terrorismo.
Sin embargo, los criptoactivos representan una herramienta muy jugosa para los grandes capitales. Lo que surgió como un experimento de encriptado descentralizado y anónimo que cuestionaba la existencia misma de las entidades financieras y los Estados en la emisión e intercambio de moneda, hoy en día se ha convertido en un activo financiero altamente rentable, aunque muy volátil.
En diciembre de 2017, el bitcoin alcanzó máximos nunca antes vistos, superando los 20.000 dólares. Hoy nos encontramos con precios que rondan los 7.000. Esta gran variación de precios, es debida, entre otros motivos a la ofensiva de uno de los bancos más importantes e influyentes del mundo: Goldman Sach, que ha decidido iniciar su andadura en las criptodivisas con un órdago a la grande.
Se dice que Goldman Sachs es el banco más poderoso del mundo, no porque sea el más grande, sino porque es el más influyente en los gobiernos. Muchos hombres importantes han pasado por sus despachos.
El pasado 26 de febrero, Circle Internet Financial Ltd., una empresa subsidiaria de Goldman Sachs compró Poloniex, un exchange de intercambio de criptomonedas, por 400 millones de dólares. Poloniex acumula un volumen de mercado equivalente a 13.071 bitcoins, unos 116 millones de dólares. Según Circle, con esta compra la empresa contribuye a generar una economía de token (criptoactivos) en un mercado global abierto. Poloniex fue la primera plataforma en ofrecer ethereum y el primer exchange en llegar a los mil millones de dólares de volumen de intercambio diario.
Una empresa subsidiaria de Goldman Sachs compró Poloniex, un exchange de intercambio de criptomonedas, por 400 millones de dólares
La estrategia de Goldman Sachs no es solo intercambiar criptomonedas, sino convertir el exchange en un marketplace distribuido que contenga tokens que represente todas aquellas cosas que se consideren de valor: bienes físicos, inversiones, vivienda, producciones creativas como arte, música o literatura, prestación de servicios, crédito, derivados financieros, etc. Es probable que Poloniex se convierta en la primera plataforma de intercambio basada en blockchain de inversiones financieras de todo tipo, la nueva bolsa de valores basada en blockchain.
Las grandes financieras han visto el negocio en las monedas encriptadas. Los Estados no toman cartas en el asunto y hacen declaraciones tibias sin ninguna vinculación regulatoria definitiva. El mercado de las criptomonedas es más volátil y especulativo que nunca, pero en esta situación podemos apelar a la sabiduría popular: cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar.
La toma de posiciones de los poderes corporativos en el mercado de los criptoactivos ha comenzado, en los próximos meses probablemente veamos cómo el valor del bitcoin especialmente se incrementa exponencialmente, lo que nadie sabe es cuándo explotará la burbuja. Ahí nos echaremos a temblar.