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Narcotráfico
Narcos no es un serie de televisión
Ecuador ha descubierto lo que ya era evidente, que su territorio es lugar de blanqueo del narco. La paz de Colombia se enfrenta al peor enemigo, que no es Pablo Escobar. Narcos no es una serie, sino la forma más perversa del capitalismo.
Cuando Lenín Moreno, presidente de Ecuador, anunciaba este miércoles que su país ya no acogería las negociaciones entre el Gobierno de Colombia y el ELN estaban sucediendo varios hechos al tiempo.
Por un lado, Moreno lograba desviar la atención de su opinión pública, que lo estaba vapuleando por la pésima gestión de su gobierno durante el secuestro y asesinato de un equipo de periodistas ecuatorianos a manos de un grupo de disidencias de las FARC -liderado por Guacho-, en la peligrosa frontera norte del país.
Por otro, volvía a utilizar la palabra mágica –“terrorismo”- para no hablar de narcotráfico: una realidad con la que su país ha convivido alegre de recibir el flujo de narcodólares que precisaban de blanqueo. En un artículo difundido este jueves, Alberto Acosta, quien fuera presidente de la Asamblea Constituyente de Ecuador, y el economista John Cajas Guilarro, señalaban: “Nuestra economía dolarizaba (ávida de dinero en efectivo ante la no aplicación de alternativas monetarias) y débilmente institucionalizada, es el campo perfecto para el lavado de narcodólares; dinero que es crucial para disponer de suficiente circulante (tanto en los sectores más informales de nuestra economía como en el gran mundo empresarial, aunque con impactos diferentes), como sucede en México, donde representaría alrededor de 10% del PIB. Bien sabemos que, en el mundo de los negocios, estos narcodólares nunca son despreciados”.
Pero Lenín Moreno ha arremetido contra quien nada tenía que ver en este enredo: el ELN. La ceremonia de la confusión ha sido aplaudida por la derecha ecuatoriana y vitoreada por el uribismo. Y, en general, hay un país feliz con el caos generado en la frontera colombo-ecuatoriana: Estados Unidos, cuyo Gobierno ve la posibilidad de retornar a Ecuador como el gran asesor de la guerra contra un narco que el Gobierno ubica al otro lado de la frontera, aunque en realidad, se pasee por Mariscal Foch.
Llegará un momento en que habrá que enfrentar el problema del narco desde una óptica no policial ni militar. Muchos países de Latinoamérica y El Caribe rozan el poste de la calificación como Estados fallidos y se despeñan, lo que es peor, hacia la categoría de narcoestados, donde la acumulación capitalista sin límites y el necropoder se maduran para generar brutales beneficios en un mar revuelto en el que los tentáculos de Washington, la avaricia sin límites de las oligarquías locales y la incapacidad de imaginar otros modelos productivos fuera de la matriz colonial a costa de las comunidades. Narcos, para la mayoría de los europeos y para muchos ciudadanos urbanos de Latinoamérica es una serie de Netflix. Por desgracia, la realidad es mucho más brutal que la ficción banalizada.
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Como comentas algo te gusta que apoyemos al gobierno de colombia y que an hecho ellos por nosotros en el secuestro santas haciendose el loco que estaban en Ecuador y que wacho es ecuatoriano no tiene nada que ver el señor es de las farc alos que hace partido politico tienen que aprender de España lo que le hace a ETA no van existir y peor el privilegio de ser partido politico alcahuetes de asesinos