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Cooperativismo
El papel del Cooperativismo en el derecho a la Salud

Cuando hablamos de cooperativismo, nos viene a la cabeza un grupo de personas que se unen para cooperar y poder tener acceso a productos, servicios o un puesto trabajo (cooperativas de trabajo asociado) o bien una mezcla de todas ellas (cooperativas integrales), poniendo en común capacidades y recursos que de manera individual serían mucho más limitados. El foco no está en los resultados económicos a repartir sino en la mejora de la actividad cooperativizada a través de la reinversión de los beneficios.
A comienzos de este año hablé sobre cooperativismo en el mundo rural, así como el importante papel que ha ocupado y ocupa, a pesar de sus limitaciones y el debilitamiento en muchos casos del espíritu cooperativo, a la hora de vertebrar y dar algo de oxígeno a nuestros pueblos.
Hoy quiero hablar de un gran desconocido “el cooperativismo sanitario“ y su papel para alcanzar el acceso global a la sanidad como instrumento de apoyo a los sistemas sanitarios públicos. Así como los retos y potencialidades que contemplamos desde el primer cuarto del Siglo XXI.
Veamos un ilustrativo ejemplo de 1936, en el que 500 campesinos de siete villas se unieron en Polonia para contratar un doctor y un dentista.
Tenemos que buscar el origen de las mutuas de seguros, de las cooperativas y de lo que en esos momentos iniciales se conocían como fondos de enfermedad, en las igualas. La iguala era un incipiente seguro de enfermedad con cierta motivación social, que estaba implantado en España desde el Siglo XVIII. Consistía en un convenio establecido entre los médicos asentados y los pueblos y sus habitantes. Las familias pagaban al médico una cantidad igual, este les atendía en caso de enfermedad, sin necesidad de desembolso en ese momento.
Desde principios del siglo pasado existían en España algunas mutuas de seguros que proporcionaban asistencia médica a sus mutualistas, pero hasta 1934, año en que los médicos bilbaínos fundaron el primer igualatorio médico corporativo, no se empezó a desarrollar el seguro médico privado. Con dicha iniciativa se emprendía en el contexto de la sociedad urbana la experiencia de las igualas, propia del mundo rural.
El colegio de Médicos de Barcelona se interesó por el funcionamiento del Igualatorio Médico Quirúrgico de Bilbao y encomendó al Dr. Josep Espriu, por entonces miembro de la Junta Directiva del órgano colegiado, que estudiara su funcionamiento. Esta Experiencia inspiró en 1957 la creación del Igualatorio de Barcelona al que se denominó Asistencia Sanitaria Colegial.
Las cooperativas sanitarias, cuyo máximo impulsor en España fue el doctor Espriu, no fueron reconocidas como clase principal de cooperativa hasta la Ley General de Cooperativas de 1987, que, no obstante, las contemplaba únicamente en cuanto especie del género cooperativas de seguros: “son Cooperativas Sanitarias las Cooperativas de Seguros cuya actividad empresarial consiste en cubrir riesgos relativos a la salud de sus socios o de los asegurados y de los beneficiarios de los mismos” (art. 144.1)2. Una definición más satisfactoria sólo se hace realidad en el ámbito estatal cuando se promulga la vigente Ley 27/1999 de cooperativas, que concibe las cooperativas sanitarias como aquellas que “desarrollan su actividad en el área de la salud”, y regula la figura mediante remisiones a la disciplina, según los casos, de las cooperativas de trabajo asociado, de las de servicios, de las de consumidores y usuarios, de las integrales o de las de seguros (art. 102).
En la actualidad, las cooperativas de salud de España se agrupan en la Cooperativa Sanitaria de Galicia (COSAGA), el CES Clínicas en Madrid y la más importante de las cooperativas sanitarias españolas, que son aquellas que integran la Fundación Espriu. Otro tipo de cooperativas sanitarias son las farmacéuticas, que en España se han desarrollado básicamente como empresas de distribución con un enorme impacto en el sector. Esta experiencia cooperativa en la distribución farmacéutica data de principios del siglo XX. Su objetivo era garantizar que las farmacias de todo el país tuvieran acceso a las mismas referencias independientemente de tamaño o ubicación geográfica (rural o urbana). Por otro lado, en España, existen las mutuas de seguros, que a su vez se dividen entre mutualidades de previsión y mutualidades sociedades seguros que colaboran con la seguridad social. Las mutualidades son compañías de seguros que proporciona un tipo de seguro voluntario que complementa la seguridad social obligatoria.
Las cooperativas sanitarias, calificadas como la “tercera vía” de la asistencia en materia de salud que se presta en España, están actualmente ofreciendo cobertura a unas 2.700.000 personas en todo el territorio.
En cuanto a su situación en el resto del mundo, Según los datos de la Organización Internacional de Cooperativas de Salud (IHCO) y de la Alianza Cooperativa Internacional (ACI), cerca de 100 millones de hogares en todo el mundo tienen acceso a la salud gracias a las cooperativas. Se ha constatado la presencia de este modelo empresarial en el sistema de salud de 76 países, contabilizando más de 3.300 cooperativas sanitarias con una facturación global superior a los 15.000 millones de dólares.
En Europa, Italia es otro de los grandes exponentes del movimiento cooperativo médico a nivel internacional, donde se estima que alrededor del 13% del gasto público en asistencia sanitaria y social se destina a financiar los servicios prestados por las cooperativas.
En Argentinna, las cooperativas se dedican principalmente a la atención primaria, la enfermería y los servicios farmacéuticos y surgen como respuesta a un contexto social y económico en el que casi el 50% de la población no tiene acceso a la sanidad.
En Brasil, las cooperativas ocupan la mayor parte del mercado, siendo Unimed la red de atención médica más extensa de Brasil y el sistema de trabajo cooperativo médico más grande del mundo.
En Japón, es una forma de organización ciudadana para solucionar las necesidades de asistencia sanitaria de las personas.
En India, Lok Swasthya Sewa, lleva 30 años garantizando el derecho a la salud de las trabajadoras. Fundada en 1990, Lok Swasthya es la primera cooperativa sanitaria de la India dirigida por mujeres y dedicada a garantizar el acceso a una asistencia sanitaria asequible a las trabajadoras de la economía informal. Surgió a partir de SEWA (Asociación de Trabajadoras Autónomas) con el objetivo de hacer frente a la falta de seguridad social y a la carga financiera que suponen los gastos médicos para las mujeres vulnerables.
Lok Swasthya tiene sede en Ahmedabad y gestiona una red sanitaria integral de farmacias que permanecen abiertas las 24 horas y un centro de producción de medicamentos ayurvédicos. Estas farmacias no solo funcionan como dispensarios, sino también como centros comunitarios de información sanitaria. Una de sus principales innovaciones es la creación de SEWA Shakti Kendras (SSK), centros comunitarios de alfabetización sanitaria que empoderan a las mujeres instruyéndolas sobre sus derechos sanitarios, el acceso a los servicios públicos y las medidas de prevención de enfermedades.
Lok Swasthya pone un fuerte énfasis en el autogobierno y forma a sus integrantes en materia de liderazgo y salud, creando un sistema sanitario sostenible dirigido por mujeres. La cooperativa recibe sistemáticamente las calificaciones más elevadas en las auditorías gubernamentales por su excelencia. También ejerce influencia sobre políticas públicas como la integración de las farmacias en los servicios sanitarios gubernamentales.
El modelo de Lok Swasthya pone de relieve el potencial transformador de las cooperativas sanitarias en la mejora de la salud, la estabilidad financiera y la autonomía de las mujeres, ofreciendo una solución para la sanidad inclusiva que puede reproducirse en todo el mundo.
Uganda Health Partners Cooperative (UHPC) amplía el acceso estudiantil a la asistencia sanitaria asequible mediante un seguro médico cooperativo.
UHPC ofrece un acceso sostenible a la atención sanitaria a través del modelo cooperativo, la capacitación y el apoyo a donantes, socios de desarrollo cooperativo y otras partes interesadas para la adopción y aplicación del seguro sanitario cooperativo. Su objetivo es llegar a más de 500 000 cooperativistas y sus familias para 2028.
Profundizando un poco en las diferentes tipologías presentes en el área de la salud, existen distintos intereses a los que las cooperativas intentan dar solución. Por un lado, los pacientes quieren recibir la mejor asistencia sanitaria al menor coste posible. Para ello, existen dos caminos posibles: o bien asociarse, e incluso si son el número suficiente de cooperativistas, ser los propietarios de los recursos asistenciales (hospitales, policlínicas, etc.). Pero como la asistencia sanitaria es muy costosa, también pueden intentar compartir riesgos, por lo que las cooperativas sanitarias pueden tomar el papel de aseguradoras.
Por otro lado, los profesionales de la sanidad también pueden intentar dar respuesta a sus necesidades creando una cooperativa que les proporcione puestos de trabajo de mejor calidad (trabajo asociado) o bien una cooperativa que les proporciones suministros o servicios, como el caso de la cooperativa que dispensa a los farmacéuticos (servicios)
Entre las ventajas que podemos encontrar dentro del cooperativismo:
> Modelo de gobernanza democrática: que favorece la transparencia, fomenta la innovación y la implicación y motivación de las profesionales sanitarias (más evidente en el modelo de trabajo asociado). También el contar con estructuras más simples y menos rígidas que otros modelos, permite reaccionar con mayor agilidad ante situaciones y cambios, por ejemplo, pandemias como la COVID 19.
> Intercooperación: Estrechamente vinculado con el anterior, ya que una de las principales amenazas para este modelo se produce en los momentos en los momentos de mayor crecimiento orgánico que en muchas ocasiones diluye las ventajas del espíritu cooperativo, relegándolo a un mero apellido en la denominación social, a través de la intercooperación con otras cooperativas se puede modular el crecimiento equilibrándolo con la participación en organizaciones con una tamaño asumible.
Entre los retos que podemos encontrar dentro del cooperativismo:
> Adaptación a las nuevas necesidades tecnológicas , económicas o sociales
> Cambio demográfico y aumento de la prevalencia de las enfermedades crónicas
> Integración de la Prevención y de la labor socio sanitaria, para una correcta coordinación y aprovechamiento de las potencialidades de cada eslabón
> Que el crecimiento no diluya el espíritu cooperativo, a este respecto la inter cooperación es una herramienta clave como he comentado anteriormente.
En resumen, en un contexto como el actual de elevada competencia, lamentablemente la Salud es para muchos un mero servicio más con el que mercadear, frente a ello un Sistema Sanitario Público con el apoyo del cooperativismo deben ser una alianza fuerte que permita el acceso global a la salud y que ninguna persona se vea excluida. Por otra parte en el contexto capitalista las cooperativas deben reforzar sus valores (cooperación frente a competencia, participación de las personas socias y poner el foco en mejorar la actividad cooperativizada frente a un crecimiento ilimitado) para no diluirse en el mar de la las olas capitalistas.
¡La salud no es un negocio es un derecho!
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