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Ecuador
Claves para entender las elecciones en Ecuador: ¿vuelve el correísmo?
La izquierda ecuatoriana ha elegido la candidatura presidencial que enfrentará las elecciones del 20 de agosto. La excongresista de Revolución Ciudadana, Luisa González, buscará ser la primera presidenta electa de Ecuador con Andrés Arauz como candidato vicepresidencial, que ya concurrió a las anteriores elecciones presidenciales en 2021, ganando la primera vuelta. Luisa González fue ministra en el gabinete de Rafael Correa, trabajó en el despacho presidencial y también ejerció como cónsul en España. Ambos son la elección del correísmo para intentar impedir la repetición de un gobierno de la derecha en Ecuador tras el viraje ideológico de Lenin Moreno y la llegada al gobierno de Guillermo Lasso.
Con tan solo 2 años de vida, el gobierno de Lasso ha estado marcado por la corrupción, la crisis económica, el desempleo, y el aumento de la inseguridad tras el incremento del crimen organizado. Después de que el presidente convocara elecciones anticipadas activando el mecanismo constitucional de la muerte cruzada para evitar su juicio político, los partidos y las coaliciones pusieron en marcha las maquinarias para aprobar sus candidaturas, las cuáles reflejan la disgregación del espacio de la derecha y una recomposición del bloque de la izquierda tradicional y las organizaciones indígenas.
La aparición del candidato populista Jan Topic, exmilitar admirador de Bukele, se ha destacado como una opción de “mano dura” ante el aumento del crimen organizado
Lasso, consciente de su impopularidad tras dos años de ingobernabilidad en la que ni la cámara ni la calle lo respaldaban, ha renunciado a participar como candidato. El espacio del anticorreismo es disputado por otros 7 binomios presidenciales que podrían proyectarse como alternativa al binomio González-Arauz en una segunda vuelta entre los que destacan las candidaturas de Otto Sonnenholzner, exvicepresidente durante el gobierno de Lenin Moreno (2018-2020; y la aparición del candidato populista Jan Topic, exmilitar admirador de Bukele que se ha destacado como una opción de “mano dura” ante el aumento del crimen organizado. Entre el resto de binomios presentados estarían también las candidaturas de Fernando Villavicencio, Daniel Noboa y Xavier Hervás, con menos infraestructura para afrontar la campaña.
Las elecciones seccionales celebradas en febrero reflejan la disgregación del espacio de la derecha y una recomposición del bloque de la izquierda tradicional correísta, después de una victoria arrolladora. La Revolución Ciudadana obtuvo un 23% de los votos y logró imponerse en las ciudades más importantes en términos de densidad de población, Quito y Guayaquil, y en un tercio de las 24 provincias del país. El Partido Social Cristiano, que había gobernado la ciudad de Guayaquil y la provincia Guayas durante los últimos 30 años perdió un 35% de los votos con los que contaba en 2019 y el movimiento CREO, partido de Lasso, perdió la única prefectura con la que contaba. Las elecciones terminaron convirtiéndose en un plebiscito del gobierno, que terminó con el rechazo al referéndum impulsado por Lasso que incluía ocho preguntas para enmendar la Constitución y un conjunto de leyes conexas en temas como inseguridad, reforma política y protección ambiental.
La Revolución Ciudadana obtuvo un 23% de los votos y logró imponerse en las ciudades más importantes en términos de densidad de población
El resultado de las elecciones seccionales de febrero refleja una institucionalidad desdibujada y partidista en el flanco de la derecha. Pablo Ospina habla del “anticipo de un sistema político sin partidos, donde en cada uno de los comicios aparecen nuevos aparatos electorales desconocidos para respaldar a candidatos sin historia ni trayectoria ni ideología discernible”.
La candidatura de González ha sido duramente criticada por parte de agrupaciones feministas, debido a su postura en contra de la despenalización del aborto en caso de violación cuando el tema se debatía en la Asamblea Nacional, cuestión que finalmente fue aprobada en febrero de 2022. Al respecto, González ha asegurado que en caso de llegar a la Presidencia no habrá regresión de derechos y que ahora se debe trabajar para evitar los abusos sexuales a las mujeres y que no gobernará para lo que ella cree ni para sus convicciones personales, sino para todos los ecuatorianos.
La candidatura de González ha sido duramente criticada por parte de agrupaciones feministas, debido a su postura en contra de la despenalización del aborto en caso de violación
González busca establecerse como una opción de orden en las elecciones presidenciales de Ecuador. Consciente de la herencia institucional del correísmo y la experiencia de gobierno previa. Busca capitalizar la bonanza económica alcanzada gracias a la exportación de materias primas, y proyectarse como el único actor capaz de hacer frente al creciente problema de la inseguridad. Tras ser elegida candidata señalaba en su discurso: “Vamos a tomar al toro por los cuernos y vamos a enfrentar las causas generadoras de la violencia y de la delincuencia, como lo son el hambre, la pobreza, la falta de educación, la ausencia de oportunidades”.
La otra candidatura a la izquierda es la del líder indígena Yaku Pérez, quien en 2021 estuvo muy cerca de superar a Lasso y pasar a segunda vuelta en las elecciones presidenciales. Pérez se presenta a través de la coalición Claro Que Se Puede que integra varios partidos de izquierda críticos con el correísmo: Unidad Popular, el Partido Socialista Ecuatoriano y Democracia Sí; y su propio movimiento Somos Agua. El partido Pachakutik -aparato electoral vinculado a la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie)- fue la segunda fuerza electoral en las últimas regionales, y si bien no ha podido concurrir dentro de la coalición, debido a crisis internas en torno al liderazgo de Leónidas Iza, se ha terminado por pedir el voto para el binomio de Yaku Pérez. El paro nacional convocado el 13 de junio de 2022 por las organizaciones indígenas llegó a poner en jaque al gobierno y consiguió conectar con una serie de demandas amplias capaces de tejer una mayor red popular que no solo interpelaba a las demandas tradicionalmente asociadas al movimiento indígena, sino que incluía un gran abanico de colectivos y movimientos urbanos capaces conectar con un espectro de la población desconectado del correísmo.
La otra candidatura a la izquierda es la del líder indígena Yaku Pérez, quien en 2021 estuvo muy cerca de superar a Lasso y pasar a segunda vuelta en las elecciones presidenciales
La Revolución Ciudadana cuenta con una sólida base electoral que se acerca al tercio de los votantes y se ha lanzado a una campaña que busca ganar en primera vuelta. El sistema electoral ecuatoriano exige que el candidato obtenga más del 50% de los votos válidos o al menos el 40% de los votos válidos con una diferencia de al menos 10 puntos porcentuales sobre el segundo candidato más votado. En caso de que ninguna candidatura obtuviera los votos necesarios el 15 de octubre se celebraría una segunda ronda entre los dos candidatos más votados a la presidencia.
Aunque electoralmente se plantea un escenario alentador para la izquierda, la situación crítica que vive Ecuador en términos de seguridad tras extensión de los carteles mejicanos en el norte del país, con cifras récord en muertes por homicidio, hace más que probable que se convierta en el principal eje de la campaña.
Además, la desconfianza hacia la política no ha dejado de crecer en los últimos años en Ecuador. Un estudio realizado por IPSOS revela que los políticos son considerados la institución menos confiable por los ecuatorianos. En contraste, se destaca la confianza depositada en el sector privado, los militares y la iglesia. Esta situación refleja una creciente desafección de la ciudadanía hacia las instituciones políticas y los gobernantes. De hecho, los partidos políticos son percibidos como la institución más corrupta por los ecuatorianos, según el Barómetro de la Corrupción presentado por la Fundación Ciudadanía y Desarrollo en colaboración con Transparencia Internacional.
Inseguridad y anti-política pueden convertirse en fuego para candidaturas emuladoras del liderazgo de Bukele en El Salvador como la del candidato Jan Topic, exmilitar y empresario que ya ha recibido el apoyo del el Partido Social Cristiano (PSC), El Partido Asociación Patriótica y el Centro Democrático. Topic es dueño de la empresa de telecomunicaciones Telconet y asegura haberse formado militarmente en la legión extranjera francesa. Su propuesta de seguridad se basa en el control de las fronteras, de las cárceles y potenciar a la fuerza pública. El propio Topic destacaba su respeto por el modelo impulsado por el presidente salvadoreño: “Mi admiración por Nayib Bukele responde a su determinación, valentía y porque hace que las cosas pasen”.
La izquierda considera que el balance de rechazos esta vez tiene un saldo positivo en caso de tener que afrontar una segunda vuelta
Sonnenholzner, al igual que Lasso, es un político orgánicamente ligado a las elites. Empresario y radiodifusor, representa los intereses de los círculos empresariales guayaquileños. El economista ecuatoriano fue vicepresidente en el último término del mandato de Lenin Moreno y es apoyado por los partidos Avanza y Sociedad Unida Más Acción (SUMA), así como Izquierda Democrática (ID).
En 2021 Arauz perdió contra el embanderado del anticorreísmo, el actual presidente Guillermo Lasso, del movimiento conservador Creando Oportunidades (CREO) y aliado del Partido Social Cristiano sacó más del 52 por ciento de los votos. La izquierda considera que el balance de rechazos esta vez tiene un saldo positivo en caso de tener que afrontar una segunda vuelta. Sin embargo, la porosidad entre el conjunto heterogéneo de las organizaciones indígenas y el correísmo se muestra complicada. En ninguna de las 221 circunscripciones municipales hubo en 2023 alianzas entre ellos.
La posible vuelta del correísmo al gobierno se encuadra en el retorno al poder de los partidos tradicionales de la izquierda que protagonizaron los gobiernos del Socialismo del Siglo XXI de principios de los 2000, aun estrechamente ligados a sus líderes emblemáticos. José Natanson habla de la izquierda que regresa, conformada por Alberto Fernández en Argentina, Luis Arce en Bolivia o Lula da Silva en Brasil. El retorno de estos partidos o líderes al poder sería resultado del fracaso de las «derechas breves» y de la incapacidad del neoliberalismo para construir una base social que permitiera el desarrollo de un proyecto político a largo plazo.
La cuestión es si la izquierda es capaz de articular un horizonte estable que permita combatir la desigualdad y afrontar cuestiones como la crisis climática a la vez que convive con un desplazamiento societal a la derecha
La llegada de la Revolución Ciudadana al gobierno haría más posible imaginar una vuelta del expresidente Rafael Correa, que actualmente se encuentra en Bélgica en condición de refugiado político tras ser sentenciado a ocho años de prisión por el delito de cohecho. “Tenemos que trabajar para que el presidente Correa vuelva, hay que cuidar el proyecto" decía el expresidente Jorge Glas tras renunciar a su candidatura en favor de González debido a su complicada situación procesal tras ser investigado por corrupción.
La cuestión es si la izquierda es capaz de articular un horizonte estable que permita combatir la desigualdad y afrontar cuestiones como la crisis climática a la vez que convive con un desplazamiento societal a la derecha. Es posible que más que ante un nuevo ciclo de izquierdas, nos enfrentemos a la extensión de un profundo sentimiento de insatisfacción que se expande por toda la región. El caso de Chile muestra como las oportunidades desaprovechadas pueden ser muy fácilmente cooptadas por el adversario. La crisis de legitimidad política, agravada por la pandemia, y el creciente descontento debido a problemas como la inflación, el crimen organizado y las dificultades de las democracias latinoamericanas para brindar respuestas efectivas han generado un ambiente que alimenta el anhelo de cambio, pero deja la puerta abierta al crecimiento de candidaturas personalistas que se nutren de la anti política y participan activamente de la degradación institucional.
Esta combinación de factores configura un escenario político complejo en Ecuador, donde la elección de la candidatura correísta encabezada por Luisa González y Andrés Arauz busca constituirse como la alternativa de orden capaz de aportar soluciones para los desafíos que enfrentan los ciudadanos. El resultado de las elecciones del 20 de agosto determinará el rumbo político del país y tendrá implicaciones significativas en el contexto latinoamericano.
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Esperemos que el correismo vuelva al poder en Ecuador, tras la nefasta gestión neoliberal del traidor Moreno y el banquero Lasso. Pero con políticas moderadas como la exportación de recursos naturales no vale, se debe de ser mucho más ambicioso: Nacionalización e industrialización de los recursos naturales, reformar agraria en defensa de los campesinos, plurinacionalismo indigena, derechos laborales y sociales... De lo contrario nos pasará como en Perú o Chile, con falsos gobiernos de izquierda que acaban por perder la confianza de la clase trabajadora.