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Cine
‘Un pequeño favor’
[Crítica] Anna Kendrick y Blake Lively protagonizan un chispeante embrollo de pantuflas y cócteles.
La escandalosamente guapa Blake Lively, esposa del escandalosamente guapo Ryan Reynolds, es escandalosamente hábil cuando maneja papeles como el que la dio a conocer: el de Serena van der Woodsen en la serie Gossip Girl. Prototipo de rica niña pija, su Serena se metió a casi todos en el bolsillo; fueron 121 episodios, desde el Upper East Side neoyorquino, que la actriz usó como lanzadera siendo versátil y no solo una cara bonita.
Linterna verde (2011), Hick (2011), Savages (2012, dir. Oliver Stone) o Café Society (2016, dir. Woody Allen) buscaron para la gran pantalla el cliché de su sensualidad, pero Lively demostró en Infierno azul (2016, dir. Jaume Collet-Serra) que es igual de buena en su trabajo aunque vaya sin maquillaje. Ese progreso reluce en Un pequeño favor, peli en la que vuelve a ser ricachona y pijísima, pero treintañera y con un hijo en vez de veinteañera locuela.
Hace de Emily Nelson, una relaciones públicas tan presuntuosa como ingeniosa. Y un día le pide como favor a su amiga Stephanie Smothers, interpretada por Anna Kendrick, que cuide durante un rato de su hijo porque le ha surgido un problema en el trabajo. Stephanie acepta encantada y se esfuerza en ser simpática, ya que no tiene demasiadas amigas fuera de su videoblog culinario.
Emily es lo opuesto a Stephanie y tiene todo lo que Stephanie querría haber tenido: un marido abnegado, un cuerpazo de modelo, un empleo chulo y bien remunerado, una casa enorme, un vestidor, una cocina resplandeciente, un jardín frondoso, etc. Lo único que tienen en común es el colegio de sus hijos, donde los chavales se han hecho amigos y propician que sus madres también hagan migas.
Recetas de superficialidad
A la meticulosa Stephanie le atrae la vida inconexa de Emily y delante de ella se desinhibe con facilidad. Hacer de madre a tiempo completo y las recetas de su videoblog es lo único que la mantiene ocupada; mientras, Emily necesita distracciones tras lidiar con la superficialidad de su rutina y para reavivar su matrimonio con un escritor estancado. Así que esta alianza que han creado les funciona, por muy rara que parezca.
Bajo dirección de Paul Feig y guion de Jessica Sharzer, se adapta con chispa la novela homónima de Darcey Bell. Similar a Perdida, 'best seller' de Gillian Flynn llevado al cine en 2014 por David Fincher, el tono de Un pequeño favor no es tan oscuro y se encarga de corroborarlo su banda sonora. Pegadizo pop sesentero al inicio y rap noventero en el nudo de una historia que acelera cuando Emily no recoge a su hijo y Stephanie comienza a preocuparse porque los días pasan y pasan.
Stephanie buscará todo lo que hay detrás de la desaparición de su nueva mejor amiga, contando sus descubrimientos en el videoblog y sirviendo de apoyo a Sean, el marido de Emily. La Policía duda a cada paso, Sean ejerce de comparsa y los chavales están confusos por la actitud de sus madres. Anna Kendrick encaja genial en su rol de mosquita muerta que se desmelena por influjo de una cuasi diva; dos amas de casa con más fachada que cimientos.