La Historia, triunfadora absoluta de los Oscars

Noventa galas de Premios Oscar para aclarar una obviedad: la Historia es lo que más nos gusta consumir en la gran pantalla. 

El último Emperador
Escena de El último Emperador, película de Bernardo Bertolucci
23 ago 2017 21:25
Después de ochenta y ocho galas repartiendo premios a las mejores películas del año se pueden hacer muchas listas con los actores más premiados y los peor tratados, las películas más taquilleras, los grandes éxitos y fracasos, anécdotas, controversias, polémicas. 

Pero hoy es el turno de la historia, la historia con mayúsculas, la que refleja el pasado, para sorprendernos ante el siguiente dato: de las 87 películas premiadas hasta la fecha como “Mejor Película” en los Oscars podríamos considerar históricas al menos 20 películas. Un número que asciende a 35 si incluimos adaptaciones literarias y películas de ambientación histórica:

Cabalgata, La vida de Émile Zola, Casablanca, De aquí a la eternidad, El puente sobre el río Kwai, Lawrence de Arabia, Un hombre para la eternidad, Patton, Carros de Fuego, Ghandi, Amadeus, Platoon, El último emperador, La lista de Schlinder, Braveheart, Titanic, Gladiator, Una mente maravillosa, El discurso del rey y 12 años de esclavitud 

Los oscars y la historia

Es decir, más de un tercio de las películas premiadas por la Academia de los Oscars se desarrollan de una forma y otra en algún momento del pasado. Y eso sin contar historias recientes como Argo o Spotlight.
Pero, ¿A qué se debe esta fascinación por la historia? Desde que el hombre tomó conciencia de sí mismo y de la existencia del tiempo empezó a interesarse por su pasado, ya fuera como forma de legitimación o como simple curiosidad natural. A pesar del paso del tiempo seguimos sintiendo cierta fascinación por la historia, ya sea por interés científico, cultural, por su exotismo o por mero entretenimiento, lo cierto es que la historia es un reclamo cinematográfico y comercial que triunfa en nuestra sociedad tanto como triunfaba hace treinta o cuarenta o dos mil años. 

Desde el punto de vista puramente cinematográfico la ambientación histórica ofrece un gran surtido de escenarios y argumentos de todo tipo. A través de la ambientación histórica se pueden plantear criticas sociales, temáticas controvertidas, polémicas sociales, raciales y culturales. Además es uno de los formatos que mejor pone en valor el esfuerzo de los equipos técnicos. Somos más conscientes de la banda sonora, el maquillaje, el vestuario, el guión y la fotografía cuando lo que nos reflejan no se corresponde con nuestra realidad contemporánea. Probablemente el contraste entre nuestra época y el pasado sea lo que nos lleve a fijarnos con más detalle en estas cuestiones. No en vano, la mayor parte de los premios de ambientación, vestuario y maquillaje acaban en manos de producciones históricas.Por otra parte es también una lanzadera para los actores desde el punto de vista interpretativo. Antaño era fácil escuchar que un actor no estaba verdaderamente consagrado hasta que declamaba a Shakespeare. Y eso es lo que ofrece el cine histórico, la posibilidad de que el actor experimente con nuevas tonalidades, nuevos acentos, con la dicción y el verso. Esperamos que un caballero del siglo XII hable y se mueva de una determinada manera, tenemos ideas preconcebidas sobre como debe actuar una dama del siglo XIX y esto ofrece a los actores la posibilidad de ahondar en sus capacidades interpretativas. Los Oscars tienen en cuenta todo esto.

La historia está repleta de episodios fascinantes, personajes inspiradores, héroes, mujeres destacadas, luchas sociales, revoluciones, guerras y hazañas imposibles. Es decir, nuestro propio pasado nos ofrece todos los ingredientes necesarios para contar historias y para hacer películas de todos los géneros, desde la comedia al más desolador de los dramas, de la miseria a la opulencia, de la paz a la guerra, siempre protagonizadas por personas como cualquiera de nosotros que se enfrentaron a su realidad de la manera en que pudieron. Y es por eso, por lo que la historia resulta tan apasionante y a la vez tan cercana, tan humana.

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