Historia
Repensar el pasado de las luchas por la vivienda en Portugal

A partir de un libro reciente, se ofrece una reflexión sobre el “pasado” de las luchas políticas por el derecho a la vivienda en Portugal.
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es investigador de teoría social en la Universidad de Lisboa y autor del libro: Henri Lefebvre’s Critical Theory of Space (Palgrave Mc Millan, 2020). También es miembro del colectivo “Stop Despejos” (Stop Desahucios)
1 abr 2025 06:00

Más allá de la “crisis”: presente y pasado de la lucha por la vivienda en Portugal

Reflexionar sobre el “pasado” de las prácticas políticas de lucha por el derecho a la vivienda en Portugal para reconsiderar la dramática situación “presente” de la cuestión urbana lusitana: este es el objetivo del último libro de Simone Tulumello, Habitação Para Além da ‘Crise’. Política, Conflito, Direito (Lisboa, Tigre de Papel, 2024) [“La vivienda más allá de la ‘crisis’. Política, Conflicto, Derecho”]. El “pasado” es el del siglo XX, tras la dictadura de António de Oliveira Salazar y de Marcelo Caetano, a partir de la Revolución de los claveles y del PREC, el proceso revolucionario en curso que duró del 25 abril 1974 al 25 noviembre 1975. El “presente” es el tiempo que estamos viviendo, el del gobierno socialista post-Troika de António Costa, que acabó con un caso de lawfare y seguido de la victoria del ejecutivo de centroderecha que gobierna en Portugal desde marzo de 2024. Este es el período considerado por libro, cuya tesis central es que en Portugal la producción de leyes relativas a la vivienda han sido el resultado de enconadas luchas y conflictos entre los movimientos sociales que practicaban formas “autónomas” de ciudadanía y los gobiernos. A primera vista, esto podría parecer una tesis “clásica” casi obvia; pero no lo es, porque Portugal siempre se ha caracterizado por figurar como un país de “brandos costumes”, incapaz de desarrollar un conflicto político como, por ejemplo, los famosos años sesenta y setenta en Italia o Francia. Un país tranquilo y básicamente pasivo, capaz de aceptarlo todo o casi todo. Frente a esto, el autor, con una argumentación muy documentada, arremete sin descanso contra este estereotipo y nos permite releer la historia de Portugal a contrapelo —como planteó Walter Benjamin en sus Tesis sobre el concepto de historia. 

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La reflexión sobre la relación entre pasado y presente se plantea desde las primeras páginas, cuando el autor escribe que querer ir “más allá” de la crisis de la vivienda no es solo una ambición teórica o analítica, sino también una forma de pensar en el futuro próximo que nos espera. Cuestionar la idea generalizada de una “crisis de la vivienda” en Portugal significa intentar dar un vuelco al presente y al futuro próximo, mirando hacia el pasado reciente.


En primer lugar, el autor piensa que es necesario salir de la narrativa de la “crisis”, pues esa retorica se ha vuelto un “mantra” continuamente instrumentalizado por la parte de las instituciones locales y nacionales con el objetivo de no imaginar estrategias de políticas públicas a largo plazo capaces de limitar el capitalismo salvaje. Básicamente, el autor demuestra cómo la narrativa de la “crisis” no ha parado de inundar el debate público desde la dictadura hasta hoy, y todavía sigue siendo la herramienta para crear un continuo “estado de emergencia” sobre la vivienda. Por lo tanto, la continua excepcionalidad de las políticas públicas permite, por un lado, dar legitimidad para dejar actuar bárbaramente al mercado y, por otro lado, ganar consenso satisfaciendo parcialmente a algunos grupos sociales en una clave siempre populista. 

En Portugal la producción de leyes relativas a la vivienda han sido el resultado de enconadas luchas y conflictos entre los movimientos sociales que practicaban formas “autónomas” de ciudadanía y los gobiernos.

El cuento de la “crisis” es la manera de gobernar de las clases dominantes en Portugal sobre la cuestión de la vivienda. La gran denuncia de este libro consiste en desenmascarar que el “Estado” legitima solo a determinados grupos sociales y excluye luego sistemáticamente a otros más oprimidos; incluso la derecha y el pensamiento liberal —aunque critican y declaran que no les gusta la forma “Estado”— en realidad lo utilizan con gusto para sus propios fines, asignando privilegios y diferencias de clase, raza y género. De hecho, fueron las prácticas del gobierno estatal portugués las que han permitido la actual devastación del mercado inmobiliario y la especulación financiera generalizada. Es de nuevo la acción del Estado la que garantiza el poder de un capitalismo parasitario basado en la propiedad inmobiliaria y en la extracción de valor de la misma, especialmente durante el llamado “milagro económico” posterior a la Troika, que abrió Portugal al capital extranjero y a una economía de extracción de valor de los espacios y lugares de vida. Demostrar que la vivienda siempre ha estado en situación de “crisis” para las clases subalternas viene a desenmascarar la gran mentira de las clases dominantes y de los partidos que las representan en el gobierno.

En segundo lugar, el autor articula en la realidad histórica el “tipo ideal” de conflicto social que recorre Portugal desde el siglo XX hasta el XXI: el conflicto entre quienes piensan que las casas son para vivir y ser habitadas, y quienes, por el contrario, las ven solo como un valor de cambio y una oportunidad de lucro. El acceso a una vivienda digna era más fuerte cuando no se favorecía la propiedad inmobiliaria y no se promovía el modelo individualista del propietario, o al menos cuando estas formas sociales no eran las predominantes y tan extendidas, acogiendo las reivindicaciones sociales de la ciudadanía autoorganizada. Este libro viene a contar la historia del derecho a la vivienda frente al derecho a la propiedad. Todas las disputas políticas conducen a esta gran contradicción no resuelta: ¿es la vivienda mercancía o un derecho fundamental de las personas? Lo que deja sorprendido al lector es el interesante argumento de Portugal como país con una clase dirigente parasitaria deseosa de extraer valor sin desarrollo ni innovación— este es el gran engaño del liberalismo portugués. La propiedad permite una extracción de valor conservadora y cada vez más reaccionaria en cuanto a las formas en que la clase dirigente y dominante aborda el conflicto social y la defensa de sus privilegios. 

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En tercer lugar, el futuro desempeña un papel abierto y aún indefinido en la obra; lo hace a partir de un profundo trabajo histórico que comienza destacando, por un lado, la importancia de la constitución portuguesa —una de las pocas que reconoce el derecho a la vivienda como un derecho básico y constitucional— y, por otro, la importancia de las reivindicaciones políticas realizadas en los dos años posteriores al 25 de abril de 1974. Este derecho constitucional debe ser constantemente afirmado y practicado, pues de lo contrario se queda solo en el formalismo de la ley. En este sentido va el subtítulo del libro: “políticas, conflicto, derecho”. 

El cuento de la “crisis” es la manera de gobernar de las clases dominantes en Portugal sobre la cuestión de la vivienda.

¿La vivienda es un negocio o un derecho fundamental? 

En la primera parte, el autor desmitifica dos órdenes del discurso político contemporáneo en Portugal: la falta o el exceso de políticas públicas y el exceso de normas que limitan la construcción de nuevas viviendas. Políticas públicas hay, pero solo en un sentido: el apoyo estatal a la idea de la vivienda como instrumento de acumulación de riqueza para el sector privado. Además, la idea de que es necesario “construir más” esconde el chantaje de los edificios vacíos y las casas abandonadas en la economía de mercado, la cual fija el precio del alquiler y de la compra de inmuebles. Además, el greenwashing del desarrollo no ha logrado alcanzar al sector inmobiliario y de las construcciones, que sigue sin preocuparse por cuestiones de consumo y destrucción del medioambiente más amplias, ignorando hipócritamente la presencia estructural de hogares y edificios vacíos que podrían ponerse rápidamente a disposición para satisfacer el derecho a la vivienda. El autor demuestra cómo la misma prensa del mundo inmobiliario reconoce que en el año 2023 los precios de las casas en venta han aumentado un 4,8 % y el alquiler ha aumentado el 26,3 %. Empleando un indicador que toma la venta y el alquiler juntos, entre el año 2013 y el 2023 la tasa porcentual aumentó un 75 %. O sea, la vivienda se ha vuelto a un recurso básico bastante difícil de conseguir. Además, el sector privado quiere construir aún más, alimentando una dinámica irracional inherente al capitalismo que no organiza ni planifica los recursos naturales y el espacio disponibles.

Todas las disputas políticas conducen a esta gran contradicción no resuelta: ¿es la vivienda mercancía o un derecho fundamental de las personas?

En la segunda parte, el autor cuestiona las razones por las que durante los cincuenta años del régimen democrático (1974-2024), no se permitió al Estado proteger el derecho a la vivienda, a pesar del artículo 65 de la constitución portuguesa, que es un artículo programático para el Estado democrático portugués en relación con la protección de un hogar digno para todos. Pero la pregunta también podría reformularse de otra manera, a saber: ¿qué ha ocurrido en la sociedad frente a un Estado para que este, a pesar de sus principios y derechos constitucionales, ha optado por concebir la vivienda como un derecho patrimonial del que extraer valor y no como un derecho humano fundamental? De esta cuestión dimana la importancia de estudiar el conflicto social y las luchas de clase, raza y género que han tenido lugar en torno de la cuestión urbana en Portugal. 

Políticas públicas hay, pero solo en un sentido: el apoyo estatal a la idea de la vivienda como instrumento de acumulación de riqueza para el sector privado

El análisis histórico-político de Tulumello se extiende desde las victorias obtenidas durante el PREC y hasta finales de los 70, pasando por las derrotas y el avance del neoliberalismo económico en los 80 y 90 —con la instrumentalización de la participación ciudadana y del cooperativismo de la vivienda— hasta la “emergencia de la vivienda” de nuestro presente en este siglo. Esta incursión en el pasado es muy útil para el lector o la lectora que se pregunte por las prácticas políticas que hay que poner en marcha colectivamente para construir una oposición fuerte a la concepción capitalista de la vivienda —para la cual el asunto solo es relevante en relación con el mercado y su valor de cambio. El autor desenmascara la retórica “participacionista” que manipula la acción ciudadana insurgente y denuncia la concepción de gobernanza que ha llegado hasta nuestros días. En Portugal existe una clase dirigente y dominante que se ha olvidado activamente de cierto pasado para así eludir la apelación a posibles nuevas vías emancipadoras en las luchas presentes y futuras. Este capítulo de resumen histórico de los últimos cincuenta años dialoga estrechamente con la siguiente del libro, dedicada íntegramente al 25 de abril de 1974 y a la cuestión de la vivienda en los dos años siguientes al “proceso revolucionario en curso” o PREC.

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La tercera parte del libro analiza otras experiencias políticas europeas que han intentado regular el mercado de la vivienda y sus tendencias más rapaces. Las tres coordenadas indispensables para concretar el derecho a la vivienda de forma universal son: la producción de vivienda pública y social, la regulación de los precios de venta y alquiler y, por último, las formas en que el Estado se relaciona con la participación ciudadana. El ejemplo más claro es Austria (país que difícilmente puede ser acusado de “socialismo ruso”, como hizo todo el espectro de la derecha portuguesa ante las tímidas medidas de welfare state propuestas por el anterior primer ministro, el socialista Antonio Costa): la ciudad de Viena cuenta con un departamento del gobierno local que coordina, aprueba y regula la acción privada, favoreciendo una fuerte presencia de la vivienda pública en la oferta inmobiliaria y limitando severamente el mercado privado. Si Portugal quisiera actuar como Viena, tendría que pasar del 2 % al 20 % de vivienda pública, reformar radicalmente las políticas relativas a la gestión del suelo y a la economía financiera sobre viviendas y terrenos, y poner un límite a los alquileres; por último, debería iniciar una política robusta de participación y acceso al derecho a la vivienda, que no puede reducirse a una lista de espera, habiendo tanta gente pobre (o no tan pobre) que espera durante años una concesión —cuando eso ocurre es tan raro que la actual administración local de Lisboa lo sube a Instagram.

Historia popular y acción ciudadana: el “abril” portugués revisitado

La parte cuarta aborda el período más efervescente y victorioso de la lucha por la vivienda en Portugal, entrando en polémica directa con las lecturas del pasado que intentan minimizar la historia popular y la acción ciudadana. Por ejemplo, temas candentes y polémicos tratados aquí son la práctica política de ocupar viviendas vacías y el llamado proceso “SAAL” (“Serviço de Apoio Ambulatório Local”, el programa nacional que ya durante la dictadura ayudaba a los ciudadanos a regularizar la renovación de viviendas vacías y abandonadas —de propiedad pública o privada— o incluso en la autoconstrucción de nuevas viviendas en territorios públicos o privados). Hay quienes recuerdan el “SAAL” solo como una acción desde arriba del Estado y de los técnicos —los arquitectos/urbanistas— para habilitar soluciones para los sintecho. Pero en ese enfoque el sujeto figura como completamente pasivo y se hace hincapié en la acción aparentemente democrática del nuevo régimen democrático para cuidar a sus ciudadanos, poniendo el foco en la acción estatal o en unos iluminados “técnicos”. Frente a ello, el autor recuerda que el proceso “SAAL” contiene también otras “historias” y puntos de vista olvidados: el proceso “SAAL” habla de una expansión de la democracia obtenida desde abajo por el protagonismo ciudadano. Así, por  ejemplo, los testimonios de los movimientos ciudadanos que luchan por la vivienda relatan la dura lucha por ver sus derechos realmente realizados y no solo proclamados por la Constitución y los gobiernos. 

El proceso “SAAL” es la historia de una democracia que se desarrolla en asambleas autónomas de ciudadanos, reunidos en sus barrios, que aspiran a un gobierno popular e insurgente desde abajo

En suma, el proceso “SAAL” no es una experiencia sin sujetos en el nacimiento de una “arquitectura social”, ni hay un Estado finalmente “buen pastor” que cuida de los derechos de todos. Por el contrario, el proceso “SAAL” es la historia de una democracia que se desarrolla en asambleas autónomas de ciudadanos, reunidos en sus barrios, que aspiran a un gobierno popular e insurgente desde abajo. En palabras de Walter Benjamin, podríamos decir que resurge la “imagen dialéctica” de la Comuna de París, de la tradición consejista del movimiento obrero organizado en autogestión democrática. Hay testimonios, por ejemplo, que ven el proyecto “SAAL” como un proceso más dentro de una larga tradición de luchas para arrancar al Estado recursos colectivos e iniciativa, reconceptualizando desde las bases del activismo ciudadano en la agenda autónoma de sus propias reivindicaciones. Se trata de una lectura que merecería un estudio más profundo, sobre todo ante la moderación liberal de muchos actos de celebración del 50 aniversario del “25 de abril” portugués, que homenajean “a liberdade” conseguida en el año 1974 pero de una forma abstracta y sin concreción en luchas ciudadanas autónomas. De hecho, la acción ciudadana autónoma del pueblo democráticamente autoorganizado es uno de los “espectros” que atemoriza a las nuevas clases dirigentes contemporáneas de Portugal; y —como Jacques Rancière— podríamos decir que muchos hechos históricos “polémicos” nos hablan de la democracia como acción política emancipadora, y no entendida como simple régimen político de libertades privadas o públicas. El “desacuerdo” de la democracia y su repartición de quien puede hablar.

Las manifestaciones multitudinarias del movimiento por la vivienda desarrolladas recientemente en España están sacando a la calle las reivindicaciones del “Abril portugués” de hace cincuenta añosLas concusiones de Tulumello son interesantes también para dialogar con un lector o una lectora no portuguesa. La pregunta que encierra el libro es quién retoma hoy el legado de una revolución incumplida —cincuenta años después— que ha tenido la vivienda como cuestión fundamental en el desarrollo histórico de la frágil democracia portuguesa.

Los movimientos autónomos ciudadanos de Lisboa y Oporto luchan en esta dirección, aunque de momento son los únicos que retoman este legado. Asimismo, las manifestaciones multitudinarias del movimiento por la vivienda desarrolladas recientemente en España están sacando a la calle las reivindicaciones del “Abril portugués” de hace cincuenta años, actualizándolas en el contexto de la crisis habitacional contemporánea. Un ejemplo de ello es la huelga de alquileres promovida por los sindicatos de inquilinos, así como otras iniciativas similares en distintas ciudades para hacer frente al papel de las multinacionales financieras, que están aprovechando su condición de grandes propietarias de los barrios. Ahora que se acerca la gran manifestación por el problema de la vivienda en España, la conexión entre el pasado de las luchas por la vivienda en España y en Portugal puede adquirir dimensiones realmente ibéricas.

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