Opinión
El viaje

Parados ante el mostrador de recepción, nos miramos sin estar muy seguros de lo que acabábamos de presenciar. Fuera, se había desatado un diluvio que ya no nos abandonó durante el resto del día.
27 ago 2024 06:00

No recuerdo nada del vuelo, ni del trayecto desde el aeropuerto al hotel, ni de la llegada al hotel, ni de la cena de aquella primera noche. No recuerdo si, después de la cena, nos retiramos pronto o tarde, si la conversación fue animada o anodina, si estábamos cansados o permanecimos despiertos hasta muy tarde. Aquellas primeras horas en Tánger se han borrado de mi memoria.

En cambio, tengo recuerdos muy nítidos de lo que aconteció al día siguiente, un sábado de otoño.

Me desperté muy pronto, desvelado por un mal sueño, y bajé a la planta baja para disfrutar con calma del desayuno. Imaginaba que iba a estar solo y que podría releer algunos pasajes de la novela que había leído para alimentar el viaje con datos de una historia de ficción. Pero, contra ese pronóstico inicial, me encontré ya instalados en torno a una mesa a mis dos compañeros de viaje, que eran entonces dos amigos de siempre con los que me entendía sin apenas palabras. Nos gustaba viajar juntos porque no teníamos que demostrar nada entre nosotros. A veces podíamos pasarnos una jornada entera sin comentar nada. Pero también había días en los que uno de nosotros podía caer en un estado de verborrea sin freno y entonces a los otros dos les correspondía el papel de interlocutores pacientes. Viajábamos en un equilibrio construido con muchos años de afecto, de soportarnos mutuamente las manías. Casi siempre sabíamos hasta dónde podían llegar las bromas y cuándo había que parar. Incluso habíamos aprendido a desertar durante unas horas del grupo para tomar aire y regresar después con las fuerzas necesarias para seguir construyendo el equilibrio.

Del desayuno recuerdo bandejas de dátiles, platos diminutos con dulces bañados en miel y una fuente de cristal con rizos de margarina que flotaban sobre el agua. Conversamos sobre los planes del día. No teníamos ninguna idea original: los zocos, una mezquita y dos cafés que figuraban destacados en todas las guías. La ciudad parecía abarcable y ninguno de nosotros había previsto ninguna visita fuera de ruta. Solo al final del desayuno se me ocurrió comentar que el hotel en el que nos alojábamos había sido residencia de un escritor inglés y que, según había leído, su escalera merecía ser recorrida y admirada. De modo que, con esta invitación, nada más terminar el desayuno nos dirigimos hasta el arranque de la escalera y ascendimos por ella lentamente, contemplando de vez en cuando el vacío que iba quedando en el hueco central. Subíamos en silencio, acariciando el pasamanos, sin estar muy seguros de si estábamos dejándonos llevar por una obra de arte o transitando por una insulsa estructura. Cuando llegamos a la última planta, observé que, a la derecha, surgía un pequeño pasillo, al término del cual había una puerta entreabierta. Recorrimos el pasillo, abrimos la puerta y fuimos a dar con una terraza desde la que podía contemplarse toda la ciudad. Y allí, recortado contra las primeras luces del día, distinguimos la figura de un hombre que observaba el horizonte. Vestía un traje gastado de color beis y su pelo cano asomaba bajo un sombrero. No nos atrevimos a saludarlo porque parecía concentrado en algo distinto al paisaje. Así que recorrimos la terraza contemplando la ciudad, el mar y el perfil de la costa. Nadie quiso romper el silencio. Lo rompieron las gotas de lluvia que comenzaron a rebotar sobre las baldosas. Intercambiamos entonces las palabras imprescindibles para poner fin a la visita a aquel mirador y descender por la escalera. Tardamos mucho en llegar a la planta baja. Parados ante el mostrador de recepción, nos miramos sin estar muy seguros de lo que acabábamos de presenciar. Fuera, se había desatado un diluvio que ya no nos abandonó durante el resto del día.

Aquel sábado recorrimos Tánger bajo la lluvia. El agua formaba riachuelos en las calles y los zocos se asemejaban al decorado de una película cuyo rodaje se hubiera suspendido. Encontramos refugio en varios cafés. Nos esmeramos en sujetar cada vaso con el mismo cuidado con el que lo hacían los lugareños. Y tratamos sin éxito de olvidar la imagen de aquel hombre, detenido bajo la lluvia en la terraza del hotel, ajeno al paisaje, ajeno al diluvio.

Cargando valoraciones...
Comentar
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Cargando relacionadas...

CRTVG - Corporación Radio y Televisión de Galicia
A Xunta do PP remata o seu plan de control sobre a CRTVG tras escoller á súa nova directora en solitario
A xornalista Concepción Pombo substituirá, co único aval do Partido Popular, a Alfonso Sánchez Izquierdo. O Goberno de Alfonso Rueda modificou a lei de medios para que os votos do seu partido fosen suficientes para elixila.
Altri
A Plataforma Ulloa Viva cambia a súa directiva para os vindeiros anos de loita contra Altri
A veciñanza da comarca máis afectada escolleu entre dúas listas logo de non chegar a un consenso. A gañadora tratará de ampliar a súa base de socias e socios por toda Galiza e abrirá máis as portas ás grandes organizacións do país, como a CIG.
El Salto n.79
A celulosa ou a vida: xornalismo situado e loita social para frear un ecocidio
O xoves 17 de xullo esperámosvos no CS 'A Nubeira' de Vigo para presentar o último número da revista El Salto xunto a algunhas das súas principais protagonistas: as que loitan contra o macroproxecto de celulosa liderado por Altri e avalado pola Xunta.
AGANTRO
O desprazamento forzoso en Chiapas: metáfora da vida núa
Conversamos coa investigadora América Navarro sobre o desprazamento forzoso en Chiapas.
Altri
Galiza elixe o rumbo da loita contra Altri nas eleccións á directiva da plataforma Ulloa Viva
A veciñanza da comarca máis afectada presenta dúas listas separadas logo de non chegar a unha proposta de consenso. Por unha banda, concorre unha candidatura continuísta e, pola outra, unha alternativa que se achega máis o nacionalismo institucional.

Últimas

O Salto medra contigo
O Salto Galiza abre un crowdfunding para empapelar Altri
Queremos investigar os responsables políticos e empresarias do que podería ser o maior atentado ambiental da historia recente de Galiza.
Orgullo
O Orgullo Crítico enche de diversidade e de humanismo Galiza: “Transfeministas con Palestina”
Crónica visual de como unha enorme multitude encheu de diversidade o centro da cidade de Vigo.
O Teleclube
'O Teleclube' alucina no deserto con Óliver Laxe e 'Sirat'
Laxe leva o seu cuarto premio de Cannes, esta vez en competitición, polo seu novo filme que explosiona na gran pantalla.
A Catapulta
O tempo, o espazo e a poesía de Estíbaliz Espinosa
A poeta visita A Catapulta para conversar sobre o seu traballo e a súa traxectoria literaria
O Teleclube
'O Teleclube' pecha a temporada cos supervivintes de '28 anos despois'
Danny Boyle e Alex Garland volven ao mundo dos infectados que inspirou o renacemento dos 'zombis'.

Recomendadas

Medio rural
A esperanza da xestión colectiva fronte ao espolio: os comuneiros de Tameiga contra o Celta
Mentres varios proxectos industriais tentan privatizar e destruír os ecosistemas galegos, algúns grupos de veciños e veciñas organizadas fan oposición social construíndo alternativas comunitarias. Ás veces, tamén gañan ao xigante.
Feminismos
Dous anos sen reparación tras sufrir lesbofobia nun Rexistro Civil de Pontevedra cando ían inscribir a seu fillo
Un funcionario negouse a inscribir ao fillo de Antía e a súa parella. Un erro de redacción na lei trans está detrás dos argumentos que o funcionario esgrime para defender a súa actuación.
Migración
A veciñanza mobilízase para acoller migrantes tras o peche de centros de Rescate Internacional en Galiza
Tras o progresivo desmantelamento de varios dispositivos de acollida, moitos refuxiados foron trasladados a outros puntos do Estado sen aviso previo. Outros son simplemente desaloxados trala denegación da súa solicitude de asilo.
Ourense
Ourense organízase para loitar contra patrullas de extrema dereita nos barrios máis empobrecidos da cidade
A veciñanza e os movementos sociais responden ao discurso do medo promovido por Frente Obrero e sinalan a súa estratexia de criminalizar a pobreza e sementar odio en contextos de exclusión e abandono institucional.
Comentarios

Para comentar en este artículo tienes que estar registrado. Si ya tienes una cuenta, inicia sesión. Si todavía no la tienes, puedes crear una aquí en dos minutos sin coste ni números de cuenta.

Si eres socio/a puedes comentar sin moderación previa y valorar comentarios. El resto de comentarios son moderados y aprobados por la Redacción de El Salto. Para comentar sin moderación, ¡suscríbete!

Cargando comentarios...