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Estados Unidos
Sanders contra el mundo en el supermartes y el momento liberal insuficiente
El establishment se empieza a reagrupar en torno a la figura de Joe Biden, el principal vencedor de la elección de delegados del “supermartes” de las primarias del Partido Demócrata de las que saldrá el rival de Trump en las elecciones de noviembre.
La verdadera carrera de las primarias demócratas comenzó ayer. Datos para entenderlo. Hasta ahora, con los cuatro primeros estados (los conocidos como early state), únicamente se habían repartido 154 de los casi 4.000 delegados totales. Ayer, en el Supermartes, votaron 14 estados y estuvieron en juego 1.357 delegados. Por tanto, todos aquellos análisis y resultados previos al día de ayer solo sirvieron para pre-configurar un mapa general y previo a la disputa que, desde ayer, tendrá continuidad hasta la Convención Demócrata de Milwaukee en julio. Aunque queda un porcentaje importante de delegados por asignar, sí tenemos datos electorales con los que hablar: Biden ha dado la sorpresa.
Es significativo que siete de nueve estados ganador por Biden se encuentren en el deepsouth del país, con más peso del voto afroamericano
Después de un comienzo bastante triste, donde solo consiguió ganar un estado (Carolina del sur), el exvicepresidente de Obama ha visto cambiar radicalmente su suerte tras el apoyo que Buttigieg y Klobuchar le dieron tras renunciar ambos a la carrera por la nominación. Desde ese momento, Biden creció de media 20 puntos en los estados que votaron ayer en el Supermartes. Hoy ha visto cómo esa suerte se ha trasladado a los resultados reales.
TODOS CONTRA SANDERS
De los 14 estados llamar a votar, Biden ha ganado en nueve de ellos y Sanders en cuatro (California, Utah, Colorado y Vermont). A la espera de un escrutinio más avanzado en Maine, podemos sacar en claro dos elementos. El primero y más obvio es que el Partido Demócrata se ha dado cuenta de cómo el superávit de candidatos moderados (o, si se quiere, en línea con el establishment del partido) solamente servía para configurar un Bernie Sanders como claro frontrunner para hacerse con la nominación en verano. Fuera de la ecuación Buttigieg y Klobuchar, cuya base de apoyo se encontraban en sintonía con el exvicepresidente (más por rechazo a las ideas de Sanders que por convicción), Biden tiene todo el campo moderado a su disposición.
Un segundo punto a destacar es lo que Carolina del Sur puso de relieve la semana pasada y que ya en las primarias del 2016 pesó mucho contra Sanders: el voto afroamericano. Las diferencias de resultados entre los estados del sur y el resto son notorias. Biden saca en casi todos ellos (a excepción de Texas por su gran cantidad de latinos) cerca del doble de votos que Sanders. Una diferencia que se estrecha o incluso invierte en estados del West y Northeast como Utah, Colorado o California, donde la población afroamericana tiene menos peso, y otras como la latina o asiática, más proclives a votar a Sanders, representan mayores cifras. Significativo es que siete de nueve estados ganador por Biden se encuentren en el deepsouth del país (con victorias por más del 50% en Alabama o Virginia).
El todos contra Sanders que desde la semana pasada se ha empezado a perfilar supone indudablemente un problema para Sanders en términos de votos y delegados. Además, conforme los resultados del Supermartes sean digeridos, una cantidad cada vez mayor de representantes demócratas se pondrán detrás de Biden y le apoyarán. Sin embargo, en términos cualitativos, puede que el tren que Sanders ha estado esperando para subirse durante tanto tiempo haya llegado al fin. El establishment que tanto menciona en sus discursos por fin se empieza a reagrupar en torno a la figura de Biden, y esto le da la oportunidad de crear un target definido y nítido al que atacar toda su artillería discursiva. El exvicepresidente no será meramente el candidato rival de Sanders, sino la opción, ahora ya directa y clara, del aparato de un partido que hace tiempo desconectó con una parte importante de la base demócrata.
¿Y AHORA QUÉ?
Varias cuestiones quedan por resolver y que, en un plazo breve de tiempo, serán determinantes. La principal es Warren. Una vez visto que, en 18 estados, solo ha conseguido obtener 100 delegados (cerca de 70 todavía sin asignar definitivamente), la pregunta clave es hasta dónde piensa llegar. Lo razonable aquí sería pensar que sin dinero y con unos resultados así de pobres no llegaría como candidata al próximo lunes. No obstante, y como ya dejó asomar en el debate previo a Carolina del Sur, no parece que su renuncia esté asegurada y, en caso de consumarse, su apoyo oficial vaya a parar a Sanders (dijo que únicamente apoyaría a un candidato que obtuviera mayoría absoluta, algo que es difícil que ocurra en los términos actuales).Algo similar, pero de signo contrario, ocurre con el exalcalde de Nueva York. Mike Bloomberg claramente disputa apoyos a Biden entre las capas más acomodadas demócratas, blancas y urbanas, y a tenor de lo que lleva gastado (+400 millones únicamente en publicidad), no parece que la carrera haya acabado para él. Las presiones, no cabe duda, empezarán a llegar para que el último candidato moderado se eche a un lado y deje camino libre a Biden. La cuestión está en saber cuándo se retirará (los resultados de ayer, con cerca de 110 delegados, dejan ver que Bloomberg no tiene opciones reales de hacerse con la nominación). A más tardar, más desgaste para Biden y más oxígeno para Sanders. Para ambos candidatos, si deciden seguir un tiempo más en la carrera, los siguientes estados de marzo serán clave.
Que Warren siga en la carrera supondrá una losa cada vez de mayor peso para la opción liberal del partido
Solo un dato para representar el daño potencial a Sanders: en cuatro de 14 estados Warren ha superado por poco el 15% estatal necesario para obtener delegados (notorio el caso de Oklahoma y Tennessee). Se llevará una importante cantidad de delegados, no cabe duda, pero en otros tres estados se ha quedado justo por debajo. Un posible paso atrás seguramente habría consolidado a Sanders en aquellos estados donde ha ganado (California, Colorado) y haber dado el impulso necesario para desempatar o acercarse al primer puesto de Biden (Texas, Maine, Massachusetts).
Con Warren se da la siguiente paradoja. A pesar de tener una base electoral y de proponer políticas públicas claramente a la izquierda de Biden y compañía, ella insiste en marcar distancia con el senador de Vermont. Algo que ver tendrá que los donantes de sus PAC’s (los comités de acción política) no estén por la labor de arrimar el hombro a la labor de Sanders. Sin embargo, que Warren siga en la carrera supondrá una losa cada vez de mayor peso para la opción liberal del partido, y más ahora cuando los realineamientos en el bando del establishment se están consolidando.
La mayor contundencia de Biden en el Supermartes deja en el aire una cuestión: ¿de verdad estamos ante el “momento Sanders”? No cabe duda que la campaña de base, los famosos grassroots que el candidato demócrata ha desplegado, tienen ecos de la victoria de Obama, y que suponen una fuerza y herencia a tomar en cuenta ahora y en el futuro, pero ¿es suficiente para llevarse la nominación?
¿MOMENTO SANDERS O MOMENTO LIBERAL?
Aunque el movimiento tectónico del Supermartes probablemente cambie las cosas, los siguientes seis estados, donde se reparten 829 delegados, serán clave. Biden tendrá que atraer bases de Bloomberg en Florida (donde es más débil) y arañar cantidades importantes en Illinois y Georgia (donde tendrá lugar un mano a mano con Sanders). Por su parte, Sanders deberá hacer lo mismo en esos estados. Especial atención a Florida, premio importante que reparte 219 delegados y que Sanders está en torno al límite del 15% (y donde Warren está empatada con Biden con el 25%).
No parece que estemos ante una situación homóloga a la del Partido Republicano del 2016, donde el partido veía cómo su poder e influencia se deshacían como un azucarillo ante el outisder Trump. El Partido Demócrata, aunque perdido en un laberinto ideológico y de derrotas, sigue teniendo un férreo y poderoso aparato de influencia, control mediático y con un exlíder muy bien valorado (no perdamos de vista el factor Obama). Además, si miramos los datos, no parece que la ola liberal que está arrastrando a los demócratas tenga mucho que ver con la figura de Sanders. Más bien parece que este último se subió a ella y la alimentó, pero ya estaba ahí.
El cambio, quizá no radical pero sí significativo, entre aquellos demócratas que se consideran liberales o muy liberales entre principios de siglo y el presente (28% y 47% respectivamente), puede explicar la fuerza que Sanders está demostrando en el pulso contra el establishment de su partido, pero quizá sea insuficiente para conseguir la medalla de oro en la Convención Demócrata. Si disgregamos por raza y estudios la cosa parece presentarse todavía más clara. Los afroamericanos, recordemos, principal apoyo de Biden, son los que menos liberales se definen y los que menos han visto virar su posicionamiento desde principios de siglo. Reseñable también la brecha en los estudios, configurando una población con estudios avanzados mucho más liberal que aquella sin estudios o con los mínimos obligatorios.
Queda todavía mucha carrera, pero la ventana de oportunidad de Sanders no es tan buena como lo era hasta hace un par de días. Un realineamiento casi completo del partido en la figura de Biden y una Elisabeth Warren que no quiere bajarse del carro pueden complicar la nominación de Bernie Sanders como ya sostuvimos aquí tras la votación de Iowa. Por desgracia lo fundamental no parece depender enteramente del senador de Vermont y, a la espera de lo que hagan los candidatos sin capacidad real de ganar, sus posibilidades se verán determinadas a lo largo del mes que acaba de comenzar. El Idus de Marzo sigue más vivo que nunca en una batalla entre Sanders y el mundo.
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Las elecciones en el yanki las va a volver a ganar trump y l@s progres neoliberales (partido democrata) estan utilizando esta campaña para hipotecar al menos progre berni y para las siguientes presentar a michel que representa todo lo que el progresismo liberal necesita actualmente (fundamentalmente mujer y afroamericaba) para que el capitalismo globlalista siga campando a sus anchas a cambio de un cutre obamacare, bonos alimenticios o ayudas siempre insuficientes para escolarizar a los niñ@s en exclusion y una vez mas los yankis se tragaran el anzuelo progre y lo pagaremos los demas. Fin de la historia.
Warren no tiene propuestas de izquierda. Es una ex-reaganita oportunista sin principios.
La operación es "antes perder con TRUMP que Sanders" Y tiene toda la pinta de prosperar, por desgracia.
Muy interesante análisis con la perfecta alusión a los 'idus de marzo'. En una entrevista después de la "consolidación" del establishment en torno a Biden, el Sen. Sanders dijo a la prensa que su equipo de campaña ya había previsto este escenario y estaba preparado. Queda esperar y ver cual es el giro narrativo y el desarrollo de la estrategia para enfrentar el poderoso aparato de control y 'consolidación'.
Una conclusión: Lo reaccionario en torno al sistema parece seguir triunfando sin complejos, a cara descubierta y en todas las formas imaginables (consolidación centrsimo/moderadismo/conservadurismo o vía destropopulismo)... Una auténtica guerra de clases que parece agotarse en una vía electoral totalmente controlada y agotada que convierte las batallas 'revolucionarias democráticas' de política-ficción en derrota tras derrota.