Francia
Jóvenes de la banlieue parisina: “No tenemos miedo de Marine Le Pen”

Ni la ultraderechista Le Pen ni el centrista Macron. Buena parte de los jóvenes de Aulnay-sous-Bois optará por la abstención en la segunda vuelta de las presidenciales. En esta localidad de la banlieue parisina aún sigue presente el recuerdo de la paliza y violación sufrida por el joven Théo a manos de la policía.

Cinco años después de haber votado de forma masiva por el socialista François Hollande, la decepción y la indiferencia reinan en el barrio de la Cité des 3.000 en Aulnay-sous-Bois. Ni votar a la “racista” Marine Le Pen ni al “sucesor de Hollande” Emmanuel Macron. Es la consigna para la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas del 7 de mayo. Buena parte de los vecinos de esta ciudad del extrarradio de París, situada a 24 kilómetros al nordeste de la capital francesa, cuya mayoría de habitantes son de origen inmigrante, no se siente atemorizada por la posible llegada al poder del ultraderechista Frente Nacional, que, según los sondeos, será derrotado con claridad por el centrista Macron.

“Votaré en blanco en la segunda vuelta de las presidenciales, porque ninguno de los dos candidatos me convence”, asegura Christopher Gnepoti, 19 años. Tras haber votado en la primera vuelta del 23 de abril al izquierdista Jean-Luc Mélenchon, este estudiante de segundo de bachillerato comprende a todos sus compañeros del barrio que prefieren ignorar la contienda electoral. “Muchos jóvenes no ven cuál es la utilidad de la política”, reconoce Gnepoti, vestido con el chándal de un equipo de fútbol inglés y que se prepara para ir a jugar una pachanga con unos amigos.

“La mayoría de los políticos no comprende los valores de los hijos de los inmigrantes”, explica Karim (que no ha querido dar su nombre real) para justificar su abstención. Este joven de 25 años, que como muchos de sus amigos no dispone de la carta electoral necesaria para votar, lamenta que los líderes políticos no se interesen por problemáticas como las violencias policiales.

En Aulnay, donde casi un tercio de sus habitantes tiene menos de 25 años, aún persiste la indignación por el affaire Théo. Este joven negro de 22 años, vecino de la Cité des 3.000, recibió a principios de febrero una fuerte paliza y una violación anal con una porra a manos de la policía. Los cuatro agentes que intervinieron fueron encausados judicialmente. Pero esto no sirvió para calmar la cólera de los jóvenes de la banlieue, que provocaron numerosas noches de altercados en febrero. Unos incidentes que recordaron la revuelta que se produjo en 2005 en las ciudades de la periferia de París tras la muerte de los adolescentes Zyed Benna y Bouna Traoré, que fallecieron electrocutados en una torre de alta tensión mientras huían de la policía.

“Hollande no ha cumplido con las promesas de cambio que hizo en 2012”, critica Hamza Alami. Para este estudiante de 18 años, el actual presidente socialista “ha dado más derechos a la policía que a los jóvenes”. El quinquenio de Hollande es sinónimo de decepción entre los habitantes de Aulnay. Lamentan que este no reestableciera los cuerpos de la policía de proximidad (eliminados por Nicolas Sarkozy a principios de los 2000) ni concediera el derecho a votar a los extranjeros en las elecciones municipales, como prometió durante la campaña electoral hace cinco años.

“No tengo miedo de que gane Le Pen. Si lo hace, la gente del barrio la liaremos y esto será divertido”, asegura Alami con ironía. Este joven practica breakdance casi todas las tardes en el club VNR, dedicado a la cultura hip-hop, una de las pocas asociaciones presentes en la Cité des 3.000. En este humilde distrito del norte de Aulnay, en el que escasean los comercios locales y algunas pocas casas con jardín se alternan con hileras de bloques de viviendas de alquiler social, el partido de la abstención fue la formación más votada el 23 de abril.

De hecho, el 30% de los habitantes de Aulnay se abstuvieron durante la primera vuelta de las presidenciales, mientras que hubo un 22% de abstencionistas en el conjunto del país. Los abstencionistas fueron más numerosos que los votantes del republicano y socialecologista Mélenchon, que consiguió en esta localidad el 33,81% de los sufragios efectivos.

Canalizar la indignación a través del municipalismo

“¿Cómo los hijos de los inmigrantes pueden disponer de una educación ciudadana si sus padres no pueden votar?”, se pregunta Hadama Traoré. Este funcionario responsable de los jóvenes en el Ayuntamiento de Aulnay reconoce que también votará en blanco en la segunda vuelta de las presidenciales. Habitante de la Cité des 3.000, Traoré y otros vecinos fundaron a principios de este año el movimiento La Révolution est en Marche (La Revolución está en Marcha).

Con este colectivo pretenden impulsar “un despertar ciudadano” para que los habitantes de la banlieue dejen de ser considerados ciudadanos de segunda categoría. Tras haberse dado a conocer en febrero durante las manifestaciones en contra la agresión policial a Théo, este movimiento ya cuenta con grupos en otras localidades de la periferia parisina, como Bobigny o Tremblay, y también en Nantes, en el oeste de Francia.

“Nuestro movimiento consiste en estar cerca de los habitantes de los barrios populares. No queremos ser sus portavoces, sino sentirnos como uno más de ellos”, asegura Traoré, cuyo movimiento prioriza el civismo, una mejor inserción laboral y una prevención de la violencia. Sus acciones se centran en resolver problemas locales, como la retirada de unos contadores de electricidad presuntamente cancerígenos o la lucha en contra de las condiciones abusivas de los contratos de alquiler de sus vecinos. Este movimiento aspira, asimismo, a presentar una candidatura ciudadana a las elecciones municipales de 2020 en Aulnay.

“Hemos organizado tres reuniones entre los habitantes de la Cité des 3.000 y agentes de policía para mejorar sus relaciones”, presume Traoré. En la segunda de estas reuniones, estuvo presente la hermana de Théo y asistió más de una cuarenta de personas, a pesar de que “la municipalidad no nos ayudó a organizar el acto”. Además, los militantes de la Révolution est en marche preparan 19 propuestas para hacer frente a los abusos policiales. Entre las cuales destaca la obligación de dar un justificante durante los controles de identidad que sufren de forma sistemática los jóvenes de origen inmigrante o la instalación de cámaras de videoviligancia en los vehículos de la policía.

“No tenemos ningún tipo de confianza en la policía”

Pese a estas iniciativas locales, las confrontaciones perduran entre la policía y los habitantes de la Cité des 3.000. El famoso cantante de hip-hop francés Sofiane Zermani intentó el lunes 24 de abril grabar un videoclip en este distrito de Aulnay, lo que desembocó en enfrentamientos entre los jóvenes del barrio y los agentes de policía, que terminaron disparando pelotas de goma. Tras la agresión a Théo, los vehículos de la policía han sido apedreados en 27 ocasiones en la Cité des 3.000, según informó el diario Le Parisien. “No tenemos ningún tipo de confianza en la policía”, reconoce Mamadou Bafodé, 19 años, acompañado por una decena de amigos. Estos aseguran que si gana Le Pen, “habrá disturbios en Francia”.
Las propuestas de Macron en materia de seguridad no se alejan demasiado de las de su rival ultranacionalista
Mientras que Le Pen promete un apoyo incondicional a la policía y mano dura contra los altercados en la banlieue, las propuestas de Macron en materia de seguridad no se alejan demasiado de las de su rival ultranacionalista. Tras haber derechizado su programa, el candidato de En Marche! (En Marcha!) renunció al restablecimiento la policía de proximidad, como reivindican las asociaciones locales, y tampoco pretende limitar los controles de identidad hechos en función de la apariencia física. Propone, en cambio, la creación de 10.000 nuevos puestos de policía.

“Dentro de cinco años tendremos que habernos organizado y conseguido que haya un candidato de los barrios populares”, reivindica Amal Bentounsi, hermana de Amine, muerto a manos de la policía en 2012 durante un tiroteo, y fundadora de la asociación Urgence Notre Police Assassine (Urgencia Nuestra Policía Asesina). Este colectivo organizó el 19 de marzo en París una marcha para denunciar las violencias policiales, a la que asistieron 25.000 personas según los organizadores. Pese a esta importante movilización, no consiguieron situar los abusos policiales como uno de los temas centrales de la campaña.

“Los distintos gobiernos no quieren confrontarse con el cuerpo policial”, lamenta Bentounsi. Según un informe de la ONG Acat, contraria a la pena de muerte y la tortura, desde 2005 han muerto 26 personas, 29 han sufrido heridas irreversibles y 29 han sido heridas de gravedad a manos de la policía francesa. Estos incidentes han sido fruto en la mayoría de los casos de los agresivos métodos de detención y el uso habitual de pelotas de goma y granadas de dispersión. Una deriva securitaria que no inquieta ni a la “racista” Le Pen ni al “sucesor de Hollande” Macron.
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