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Incendios Forestales
El abandono rural intensifica los incendios forestales en el arco mediterráneo
El ser humano fue capaz no solo de ver el fuego, sino de generarlo, ahí empieza el uso de las llamas como gestión del territorio, para conseguir un paisaje menos combustible u optimizar la productividad de las tierras. Un incendio forestal hace referencia a aquel fuego que se propaga sin control en un terreno arbolado, teniendo impactos paisajísticos, en la vegetación, en las especies y en su hábitat. Ahora la ola de calor ha puesto en alerta a toda la península; Navarra, Murcia, Toledo, Teruel y como no Zamora, con más de 30.000 hectáreas arrasadas en la Sierra de la Culebra, el mayor fuego registrado en España en este siglo.
Las causas de los incendios forestales son diversas y se dividen en naturales o por factor humano. En Aragón y la provincia de Castelló la principal causa son los rayos. En Castelló más de la mitad de los incendios se producen por ellos, el 52% según la Consellería de Agricultura y Medio Ambiente. Emilio Sorribas, agente para la protección de la naturaleza del Gobierno de Aragón, aclara el porqué: “Tenemos un choque de climas, el mediterráneo y el continental, que hace que se produzcan tormentas eléctricas secas”.
El mayor número de descargas eléctricas de España se registra en la montañosa frontera entre la Comunidad Valenciana y Aragón. El último coletazo cuando acaba el sistema ibérico entre Teruel y Castellón, conocido como La Sierra del Rayo, en las localidades de Cantavieja, Fortanete, Mosqueruela y Puertomingalvo. “No se producen grandes incendios porque es zona de alta montaña, hasta ahora la temperatura no era muy elevada, pero el cambio climático hace que suba”, indica Lorena Sales, licenciada en Ciencias Ambientales.
Greenpeace apunta a que más de un 96% de los incendios con causa conocida en España son ocasionados por el hombre. Sorribas explica que también hay un elevado número que se producen por negligencias
Pese a que la mayoría de los incendios son por causas naturales, continúa habiendo un alto porcentaje que surgen por la acción humana. Greenpeace apunta a que más de un 96% de los incendios con causa conocida en España son ocasionados por el hombre. Sorribas explica que también hay un elevado número que se producen por negligencias: “Normalmente por quemas agrícolas, accidentes como un coche que sale de la carretera, una línea férrea, una línea de luz... y después los pirómanos, los intencionados”. El Decreto legislativo 1/2017 del 20 de junio del Gobierno de Aragón, que deroga la Ley de Montes de 2006, prohíbe recalificar suelos durante 30 años tras un incendio. Aun así, Lorena Sales cree que hay un porcentaje de incendios que llevan consigo causas especulativas: “En muchas zonas son intencionados por especulación, para desarrollos urbanísticos”.
Los incendios pueden ser de subsuelo, de suelo y de copa. Sales sostiene que el de suelo o superficie, que afecta al matorral bajo, es el más común en el mediterráneo y por ello “el más peligroso al coger más velocidad”. Añade que es en el que más se tiene que trabajar para prevenir, haciendo que no haya una masa continua.
Para que se produzca un incendio tiene que darse el llamado triángulo del fuego, que hace referencia a combustible, fuente de calor y oxígeno. Como forestal, Emilio Sorribas explica que por eso cuando se produce un incendio tienen que actuar en alguno de los lados: “Echar agua o tierra es quitar el oxígeno, y cortar los pinos es quitar combustible”. “Además, si hay más de 30 ºC de temperatura, menos de 30 % de humedad y más de 30 km/h de viento, hay una probabilidad muy alta de que se produzca un incendio forestal”, asegura Sorribas. Lorena Sales afirma que por ese motivo se dan más incendios en verano: “En el mediterráneo están esas condiciones en julio y la primera quincena de agosto, es seco y los días son más largos”.
Para prevenir estos incendios es necesario ir a las causas o el detonante de su propagación incontrolada. Eduardo Rojas, doctor ingeniero de montes y presidente del Programa para el Reconocimiento de Certificación Forestal, PEFC, ha liderado un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia, donde sostienen que la causa de los grandes incendios forestales en la zona mediterránea es el abandono rural y no el cambio climático. “El bosque se va abandonando y lleva a una masa compacta. Cuando se produce un rayo o por causas antrópicas, el fuego quema una barbaridad, es lo que estamos teniendo”, expresa Rojas.
“El control de los incendios pasa por el ganado y el trabajo de las tierras, o vuelve la gente de las ciudades al mundo rural, que mucho tiene que cambiar, o cada vez habrá más incendios forestales y más grandes, hay que estar preparados”
Emilio Sorribas asegura que más que una causa, el abandono favorece su expansión y que se produzca un gran incendio: “El control de los incendios pasa por el ganado y el trabajo de las tierras, o vuelve la gente de las ciudades al mundo rural, que mucho tiene que cambiar, o cada vez habrá más incendios forestales y más grandes, hay que estar preparados”. Lorena Sales también lo corrobora: “Si las tierras están trabajadas, cultivadas o labradas, hacen de cortafuegos. El cambio climático, que es una realidad, lleva a que la vegetación sea más combustible y que la regla del fuego 30-30-30 se rompa”.
El ingeniero de montes ve necesaria la gestión de las tierras: “Fragmentar con cultivos y que no sea una acumulación de maraña, porque cuando se queme no se podrá actuar. Dejar árboles grandes, vitales y no tanto matorral y árbol débil”. De igual forma, Emilio Sorribas opina que la forma de prevenirlo también reside en la conciencia ambiental. Francisco Gracia es ganadero y tiene una larga experiencia en las cuadrillas del retén, así como conduciendo la motobomba. Él considera la ganadería extensiva de lo más importante en la prevención: “La cubierta vegetal donde hay animales está limpia, quitan la hierba que es por donde se propaga, hace de cortafuegos natural y no cuesta dinero”.
El agente para la protección de la naturaleza también explica la necesidad de conocer el comportamiento del fuego, las variantes de combustible, topografía y climatología: “Mirando esas cosas puedes saber la dirección y adelantarte al fuego para atacar, y sobre todo para la seguridad. Cuando llegas a un incendio hay que tener claro donde no actuar”, añade que nadie se debe meter en la cabeza, barrancos o puntos de inmersión térmica: “La seguridad es lo primero, si se tienen que quemar 100 hectáreas más se queman, pero con la vida de una persona no se puede jugar”.
En la extinción del incendio, pero también en su prevención, cobran un importante papel las cuadrillas forestales, Eduardo Rojas lo defiende: “Tenemos un sistema de extinción muy eficiente, de los más del mundo, aunque también cuesta mucho dinero”. El Gobierno de Aragón lanzó en agosto de 2021 un plan para el reagrupamiento de las cuadrillas de prevención y extinción, a lo que ayuntamientos, equipos forestales y vecinos reaccionaron con rechazo. “Tenemos un terreno muy amplio y si reagrupamos cuadrillas la capacidad de respuesta va a ser peor, va a costar más llegar al incendio”, manifiesta Emilio Sorribas.
Se dice que todos los incendios al principio se apagan con un caldero, por eso el tiempo de respuesta es fundamental. Francisco Gracia ve necesaria la detección temprana, donde son esenciales las torres de vigilancia: “Cada hora que pasa el fuego coge fuerza, hay que estar lo antes posible y el helicóptero es lo más eficaz, se presenta en un momento, aunque no haya acceso, pero necesita otros apoyos como las cuadrillas y la motobomba”.
El 1 de julio de 1994, la comarca valenciana de Els Ports y el Maestrazgo turolense sufrieron un incendio que arrasó con 29.000 hectáreas, el más devastador del último siglo en la región fronteriza. 28 años después, Emilio Sorribas, que, como vecino de Cantavieja vivió de cerca el fuego, explica cómo están las zonas más afectadas: “El monte bajo se ha regenerado, el suelo se ha cubierto de arbustos como el romero, pero la carrasca y el árbol grande tardará años. Tú no notas donde pasó el incendio, pero el que lo ha visto sabe que antes había un pinar”. Emilio además añade: “Es probable que el monte que había no lo volvamos a ver, antes de que crezca habrá otro incendio”, ya que como indica, está de nuevo en las mismas condiciones.
El número de incendios forestales para el año 2030 se incrementarán un 14 % y en 2100 un 50 % según advierte un informe del Programa para el Medio Ambiente de la ONU
En el contexto de evolución progresiva hay una tendencia hacia bosques más densos en la región mediterránea, y la despoblación es el principal factor de esto. El año 2021, con 75.548 hectáreas quemadas, está entre los peores del último siglo, según el Centro Nacional de Seguimiento y Coordinación de Emergencias, CENEM. El número de incendios forestales para el año 2030 se incrementarán un 14 % y en 2100 un 50 % según advierte un informe del Programa para el Medio Ambiente de la ONU.
Expertos y quienes viven y trabajan el monte advierten del aumento en número y gravedad de los incendios forestales, que se ven agravados por el abandono de las tierras y el mundo rural. Por ese motivo ven necesario prevenir con inversión capital y conciencia medioambiental, adelantarse a las llamas antes de volver a ver arder los bastos, agrestes y cada vez más olvidados montes.