Antiespecismo
Nueva investigación en granjas de cerdos: cuando el bienestar animal es propaganda
Nos encontramos ante una investigación sin apenas precedentes, nunca antes se había realizado un informe tan exhaustivo sobre la situación de los animales en las granjas de cerdos. Decenas de granjas visitadas y documentadas, junto a más de cien referencias de fuentes de la propia industria y del Gobierno, conforman un trabajo claro y estricto, con unas imágenes incontestables.
Tenemos en nuestra sociedad la creencia de que conocemos las consecuencias de nuestros actos y de que tenemos libertad de escoger nuestro modelo de consumo. Sin embargo, en lo que a la alimentación se refiere, esto sencillamente no es así según se deprende de esta investigación. La industria cárnica, bajo el visto bueno de la Administración, nos envía una información distorsionada acerca de lo que les ocurre a los animales en las granjas y en los mataderos. Lo que nos cuentan y las imágenes reales que nos llegan del interior de las granjas no coincide. Esta situación impide a las personas escoger el modelo de consumo que desean y no les deja actuar con libertad. Tomamos decisiones a partir de una información falsa y manipulada, concebida para vendernos productos.
Nos presentan una fantasía de granjeros mimando a los animales y cantándoles canciones en sus promociones publicitarias, algunas de ellas subvencionadas por la Administración. Pero la realidad parece ser bien distinta según podemos ver en esta investigación. Así pues, se nos niega el derecho a saber cómo están los animales y cómo son tratados.
“Según el Eurobarómetro sobre las Actitudes de los europeos hacia el bienestar de los animales, el 94% de la ciudadanía considera que es importante proteger el bienestar de los animales explotados en granjas. El 64% declara que desearía disponer de más información sobre las condiciones en las que se encuentran”. Aitor Garmendia
La industria cárnica se muestra opaca y no facilita que nadie sepa lo que ocurre tras los muros de granjas y mataderos. Prohíben el acceso y la toma de imágenes por lo que no tenemos más remedio que informarnos mediante investigaciones de fotoperiodistas quienes, ejerciendo su profesión, consiguen infiltrarse a través de los resquicios de su opacidad y poner un poco de luz en la oscuridad informativa respecto a lo que ocurre en esos lugares.
Nos encontramos ante una investigación sin apenas precedentes, nunca antes se había realizado un informe tan exhaustivo sobre la situación de los animales en las granjas de cerdos. Decenas de centros de explotación visitados y documentados, y más de cien referencias de fuentes de la propia industria y del Gobierno, conforman un trabajo claro, estricto e inapelable. Son hechos constatados y constatables. La realidad de la explotación animal en toda su crudeza, desde un punto de vista objetivo, profesional y periodístico, sin hipérboles ni dramatizaciones.
Aitor Garmendia el fotoperiodista que ha elaborado el informe, ha accedido a las explotaciones junto a un equipo de investigadores e investigadoras. Previamente se encargó de localizar decenas de granjas de cerdos españolas de diferentes tipos —grandes, pequeñas, familiares, industriales, etc.— durante los años 2019 y 2020, entrando a documentar aquellas en las que les fue posible el acceso, un total de 32.
Anteriormente hemos podido conocer otras investigaciones que dejaron al descubierto una realidad ajena al relato que la industria cárnica nos presenta. Gracias a esta nueva investigación comprobamos que no se trataba de casos aislados, sino que la situación se repite, los hechos coinciden.
Los textos, las fotografías y los vídeos nos acercan a la realidad que viven los cerdos utilizados para alimentación, al dolor y la angustia que suponen la mayor parte de los días de su corta existencia. No en una, ni en dos, ni en media docena, sino en 32 granjas de cerdos. Esto parece indicar que no son hechos aislados, no son casualidades, es el estándar de la industria. Cuerpos descompuestos y con apariencia de haber sido devorados por otros animales. Canibalismo. Cerdos con hernias y abscesos. Suelos cubiertos de suciedad, excrementos y orines. Ratas, cucarachas y moscas. Un olor difícil de soportar, incluso a través de las mascarillas. Así son estas granjas.
“En sus naves, los cerdos destinados a la producción de carne son estabulados sobre suelos de hormigón en condiciones de hacinamiento e insalubridad, y las hembras seleccionadas por su capacidad reproductora pasan parte de su vida atrapadas en armazones de hierro“. El confinamiento, relata Aitor Garmendia, ”impide el comportamiento natural de los cerdos, y la frustración de sus intereses y necesidades desemboca en numerosos problemas de salud”.
“La Guía para la eutanasia de animales en explotaciones porcinas redactada por el MAPA permite golpear con una tubería metálica a un lechón enfermo en vez atenderlo. De hecho, en la guía se reconoce que solo «a veces» se intenta evitar su muerte.” Aitor Garmendia
Una conclusión a la que no es difícil llegar tras la visualización de este informe es que el denominado Bienestar Animal parece ser una falacia. ¿Es posible el bienestar dada la situación de explotación en que viven los animales?
Y apelando al sentido común, ¿no es razonable considerar que arrebatar la vida a un animal sintiente que desea disfrutar de su vida es un acto contrario al bienestar?
Según afirma Aitor Garmendia, existe la percepción generalizada de que las medidas de bienestar animal, correctamente aplicadas, evitarían el sufrimiento de los animales de forma significativa. Para él esta es una percepción equivocada ya que “las medidas de bienestar animal carecen de la facultad para proteger a los animales. Ni fueron ideadas para dicho propósito ni el marco de producción en el que se desarrollan permite su aplicación”.
Para Garmendia, desde su origen, la legislación sólo ha consistido en evitar prácticas concretas, y “nunca ha sido su objetivo poner en cuestión el sufrimiento inherente a la explotación planificada y sistemática de animales”.
El investigador explica que la industria y las administraciones públicas conocen todos los hechos que se constatan en sus vídeos. Para él, estas “actúan en connivencia y entienden la emergente preocupación social sobre el trato que reciben los animales en granjas y mataderos. Saben que determinadas concesiones son inevitables. Así que se asumen ciertos avances que la industria instrumentaliza a su favor mediante sellos que apelan a unas supuestas condiciones de bienestar y libertad que nunca existirán”.
Acceso al informe: Factoría. La explotación industrial de cerdos















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