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Italia
Verona tiembla, la marea feminista está subiendo
Hoy comienza el XIII Congreso Mundial de las Familias, reunión que contará con la presencia de ministros y otras figuras relevantes de la política italiana. Mientras algunos debatirán sobre cómo impedir la libertad de elección de las mujeres, en las calles de Verona explotará la alegría feminista.
En pocas horas comenzará, en la suntuosa localización del Palacio de la Gran Guardia de Verona la decimotercera edición del World Congress of Families. El evento reúne a políticos, activistas y asociaciones de todo el mundo, con el objetivo declarado de “reforzar, celebrar y defender la familia natural como única unidad estable y fundamental de la sociedad”. La frase proviene de la web del evento y, si la definición de “única unidad estable” dejara alguna duda sobre las intenciones del encuentro, basta echarle una ojeada a su programa, así como a la lista de ponentes, para entender el universo paralelo en el que se sitúa el encuentro veronés.
Se trata de una galaxia de formaciones de la derecha conservadora y católica mundial, que aloja en su interior a grupos abiertamente neofascistas, como por ejemplo el partido italiano Forza Nuova [y, desde el Estado español, Ignacio Arsuaga, presidente de HazteOír, N. del T.]. La idea de fondo del encuentro es que la libertad de las mujeres y las conquistas civiles como la igualdad laboral, el aborto y el divorcio son deletéreos para el mantenimiento de la familia tradicional, además de causantes del decrecimiento demográfico.
Evidentemente, los participantes consideran patológica cualquier desviación de la norma heterosexual, así como no merecedora en ningún caso de ser incluida en el plano de los derechos. En esa línea, uno de los médicos presentes en la iniciativa, Massimo Gandolfini, ha definido recientemente la homosexualidad como “un desorden de la identidad”.
Por tercera vez en los trece años de vida del congreso, miembros del gobierno del país de acogida participarán personalmente en el evento. Las anteriores ocasiones fueron en Moldavia en 2018 y en Hungría en 2017, cuando la reunión fue promovida y presenciada por el primer ministro Orbán.
Desde hace semanas se organizan buses desde toda Italia hacia la pequeña ciudad véneta, para invadirla de cuerpos, palabras y prácticas que se dirigen en dirección opuesta a lo que se debatirá en las salas del Palacio de la Gran Guardia
En Italia, tras una fuerte oposición social y las frías palabras del Vaticano [cuyo secretario de Estado ha declarado “estar de acuerdo en los contenidos, pero no en las formas”, desligándose así de la iniciativa, N. del T.], el consejo municipal de Verona se ha visto obligado a retirar el respaldo oficial inicialmente concedido. Aun así, ha mantenido el logo del Ayuntamiento y, sobre todo, la presencia anunciada y reivindicada de su alcalde, al igual que del gobernador del Véneto, del ministro de Interior, Matteo Salvini; del ministro de la Familia y la Discapacidad, Lorenzo Fontana, y, hecho de una gravedad inaudita, del ministro de Educación, Marco Bussetti.
La presencia de este último en el evento resulta un dato como poco alarmante, que revela los auténticos objetivos del encuentro: influenciar las políticas estatales y, más concretamente, los programas escolares, dirigiéndolos hacia la negación de los derechos adquiridos, especialmente por las mujeres y las personas LGBTQ. Precisamente por ese motivo, la universidad de Verona se ha negado a conceder sus espacios al congreso en los días anteriores al mismo y ha hecho público un llamamiento, firmado por el Rector y por más de 500 docentes e investigadores, en el que se recalca “el sentido profundamente reaccionario” del evento, así como la falta de validez científica de las tesis promovidas por muchos de sus invitados.
Han protestado también los trabajadores y trabajadoras del ISTAT [Instituto Nacional de Estadística, N. del T.], que han obligado a su recién elegido presidente, Giancarlo Blangiardo, a renunciar a su asistencia al congreso, denunciando que la situación podría haber creado dudas sobre el rol imparcial del instituto.
Verona se prepara así para acoger lo que podría considerarse un mero desfile folclórico de fundamentalistas, pero que se consolida año tras año como un frente político global, unido por elementos soberanistas y por una cultura brutalmente sexista.
Pero esta reunión de la vergüenza no tendrá lugar sin ser molestada. Non Una di Meno [frente italiano del movimiento global Ni Una Menos, N. del T.] ha convocado la “Verona Transfeminista”, tres días de movilización que tendrán su punto álgido en la manifestación de mañana sábado 30 de marzo. Desde hace semanas se organizan buses desde toda Italia hacia la pequeña ciudad véneta, para invadirla de cuerpos, palabras y prácticas que se dirigen en dirección opuesta a lo que se debatirá en las salas del Palacio de la Gran Guardia. Es la primera vez que el World Congress of Families se encuentra enfrente una protesta masiva. Además de las muchísimas asociaciones, espacios feministas, centros antiviolencia, consultorios y colectivos que participarán en los tres días de movilización, han anunciado su presencia en la manifestación también algunos sindicatos y partidos, a los que se les ha exigido no mostrar signos identitarios para mantener la independencia de la protesta.
Todas las informaciones sobre las iniciativas de los tres días de movilización se encuentran en el blog de Non Una di Meno. Para el primer día se han organizado performances, laboratorios y debates; el segundo se centrará en la manifestación, mientras que el domingo tendrá lugar una asamblea plenaria en la que intervendrán distintas delegaciones de activistas extranjeras, entre las que se encuentra la argentina Marta Dillon.
Así, el movimiento feminista sigue avanzando, a pesar de todos los intentos de obstaculizar la profunda transformación social que está llevando a cabo.