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Juicio del 1 de Octubre
De los juzgados a la ciudadanía: “Hoy la democracia está en las calles”
La respuesta a la sentencia del Procés en las calles no se ha hecho esperar. Ante la falta de unidad vivida en las últimas jornadas, las propuestas ciudadanas de esta jornada se han mostrado contundentes y se llama a ocupar y parar la actividad del Aeropuerto de Barcelona.
Barcelona amanecía el lunes 14 de octubre con el sonido de los helicópteros, con un vuelo inusualmente bajo, cortando el silencio de la mañana. Esos vehículos, que fueron tan constantes durante el otoño de 2017, evidenciaban que los rumores eran ciertos y que en pocas horas se conocería la sentencia del juicio del Procés. Efectivamente, antes de las 9h30, unas tres horas antes de lo que se esperaba, se conocían las condenas de 9 a 13 años de cárcel que afectarán a los líderes políticos y sociales.
Tras más de dos años de cárcel provisional —que ha sido criticada dura y reiteradamente por diversos abogados penalistas— los acusados conocían sus penas a través de los medios, siguiendo la estela de filtraciones a la prensa por parte del poder judicial que hemos estado viendo los últimos días. Sedición y malversación han sido los cargos y la respuesta no se ha hecho esperar. La ciudadanía catalana, que lleva unos meses achacada por la falta de unidad del movimiento y los partidos independentistas, confiaba y se deja guiar por algunos movimientos que hacen gala de la bandera de la unidad.
Así, el más neófito pero también el más multitudinario es el Tsunami Democràtic, movimiento sin líderes aparentes apoyado por las entidades sociales y partidos políticos, abandera la respuesta unitaria. Las indicaciones eran “acción inmediata”, pero parece que una sentencia muy madrugadora ha retrasado algo las acciones en las calles. Quienes han reaccionado con más diligencia han sido los estudiantes, que se han convocado en sus diversas facultades y han sido llamados a dirigirse, en columna, hasta el centro de Barcelona.
Con todo, Catalunya amanecía con carreteras cortadas y con policías custodiando las estaciones de tren. Mientras la ciudadanía se reunía en las calles, en las administraciones eran los partidos políticos y dirigentes los que se pronunciaban. Rechazo absoluto de las condenas por parte de los partidos soberanistas e independentistas, que contrastaban con las declaraciones del presidente en funciones, Pedro Sánchez, quien ha afirmado, contundente que “hoy se ha acabado un proyecto político fallido” y ha abierto la puerta a una “nueva pluralidad en Catalunya que, hasta hoy estaba captada por el independentismo”.
Pero el aspecto de las calles no era de luto de ningún movimiento político, sino que recordaba a la respuesta unitaria e inmediata que se vivió el 20 de septiembre de 2017, el día de los registros en la Consellería de Economía en Barcelona y precisamente el día en que empezó todo. El día en que se cocinaron los delitos de rebelión y sedición y el día en que Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, hoy condenados a 9 años de cárcel, se subían sobre un patrol de la Guardia Civil a pedir unidad del pueblo.
Mientras los cruces de declaraciones se daban cita en los medios, en la calle la gente se junta al grito de “hoy la democracia está en las calles”. Unos mostraban músculo en el centro de la ciudad, mientras otros, de la mano de Òmnium Cultural, se dirigían ante el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya para anunciar una campaña de autoinculpaciones masiva. “Si se han atrevido a condenar a Jordi Cuixart, tendrán que condenarnos a todos”.
Poco después de estas palabras se anunciaba la primera acción conjunta: el objetivo es el Aeropuerto de Barcelona, la primera de las dianas para conseguir el objetivo del Tsunami Democràtic, que es “parar el país”.
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Intentar romper España es un delito grave en la constitución y por lo tanto está penado en el código penal. Los jueces aplican la ley que los políticos hacen.por mayorías.
Sin leyes y su sometimiento estoy sería un cachondeo. Cada uno haría lo que le diera la gana.
usaremos las leyes mientras no sean propicias, y al calle cuando no lo sea. Pablo Iglesias golpista yfundadordel PSOE