Juicio del 1 de Octubre
Nazis de caza y pollos sin cabeza en la previa de la huelga general de Catalunya

Crónica de la jornada del jueves: Torra se saca de la manga un plan y la jornada, que transcurría con relativa tranquilidad, se ve afectada por la violencia de fascistas y neonazis a la caza de manifestantes.

Investidura Quim Torra
Investidura de Quim Torra como president de la Generalitat. Sira Esclasans
Marc Almodóvar
18 oct 2019 11:21

Catalunya se ha despertado con cientos de cortes de carretera y tren en todo el país. Las alertas no paran de llegar.

Han cortado la A2 en Mollerussa. Parones en la C37 en Valls. En la NII en Masnou.

“La libertad es cuando empieza el amanecer de un día de huelga general” escribía el poeta Joan Margarit.

Hoy, 18 de octubre, se declara una huelga que no es al uso para una situación que no es al uso. Foment del Treball denunciando que es una huelga política (y cuál no lo es) mientras la nueva dirección de la Cambra del Comerç apoya el parón e incluso promueve un paro patronal ante la mirada del empresariado clásico que prepara la manera de desbancar esa dirección independentista. Y Seat, ‘La Seat’, anunciando ayer que hoy no abriría por parón técnico. Afirmaba que con tantos cortes no podía garantizar el servicio. Un eufemismo para no tener que acabar contando el impacto de la huelga en su centro. Pero un parón al fin y al cabo.

Catalunya recupera el espíritu del 3 de octubre para culminar una semana calentita, calentita.

Este viernes culminaran en Barcelona las denominadas marchas de la libertad. Las sediciosas caminatas chiruqueras de decenas de miles de indignados sediciosos catalanes organizadas sediciosamente por las entidades civiles del país. Cinco columnas que han recorrido desde el miércoles cien kilómetros de nada arrojando imágenes impactantes de carreteras inundadas de gente. Desde las abuelas con taca-taca que no se lo querían perder, a los chavales que iban con pinchos limpiando el asfalto y las cunetas de basura “para aprovechar el viaje”. Mientras, chumaris alfaros radiofónicos contándonos cómo combatir las ampollas en los pies. Esperemos que el señor Marchena vaya tomando nota de esta clara muestra de organización criminal.

Pero eso es la Catalunya telúrica. En Barcelona y las principales ciudades de país, tres días de disturbios que, según Albert Rivera, han convertido la capital catalana en “Bagdad o Alepo”. Está bien. Hemos superado eso de Beirut o Sarajevo. Empezaba a ser demasiado vintage. En lugar de irse a Bagdad podría irse unos días a París o Montpelier, que le queda más cerca, y vería cosas. Digo yo. Aunque quizás no va porque su amigo Macron ya no le quiere mucho. Pobre.

La toma de la rosa de foc ha vuelto a arrojar otra vez los mismos debates de siempre. Algunos medios ensañándose en las barricadas y el drama personal de los siempre incomprendidos contenedores de reciclaje para no tener que hablar de otras cosas. Independentistas hiperventilados repartiendo carnés de autenticidad diciendo que “no son de los nuestros” como si no hubiera razones de sobra para un poquillo de nihilismo. Los medios desempolvando del baúl de los recuerdos aquello de los anarquistas italianos ante la lagrimilla nostálgica de los activistas. Otros alimentando el contubernio diciendo que si “yo vi a un policía alimentar el fuego” o cosas por el estilo.

En un delirante audio compartido en grupos de whatsapp indies una señora afirmaba haber presenciado cómo un grupo de chicos que habría encendido una barricada, se encontraron en un portal a escasos metros con un motorista que, cual deliveroo conspiracionista, les habría dado unos sobres con tres mil euros dentro. Con la barricada quemando a apenas veinte metros. Eso sí que es un contrato por obra y servicio.

En redes se lee: por culpa de las hogueras la prensa vincula el independentismo a la violencia; no como antes que la vinculaban a la paz en el mundo. Cuanta razón.

Lo dije el otro día y lo vuelvo a repetir hoy. Déjense de tonterías: ¿A alguien le sorprende que con la que está cayendo puedan quemar cuatro contenedores?

Se llama frustración. Y no solo por lo que salió el lunes de esa sala penal del convento de la salesas reales. También tiene bastante que decir en ello la sensación de tener un presidente catalán que es como un pollo sin cabeza que ha sido incapaz de reconducir la unidad de acción.

El miércoles a medianoche, con las barricadas tomadas en Barcelona, pero justo cuando veíamos cómo una furgona de los Mossos arrollaba a dos manifestantes menores en Tarragona, aparecía Torra en mensaje institucional a decir que “así no” y a denunciar intrusos entre los que se manifestaban. Era la culminación institucional de un día en que el conseller Buch, a quien le pide la dimisión medio movimiento por su gestión policial, retrasó hasta tres veces una prometida rueda de prensa para acabarla haciéndola, siete horas después, sin siquiera valorar esa acción policial que él políticamente encabeza. Y, otra vez, moralista, reprendiendo a los manifestantes, como si hablara como consejero de Manifestaciones y no como el de Interior.

Al día siguiente, jueves, Torra culminaba ese triple salto mortal plantándose ante el Parlament y lanzando una propuesta alienígena que, al parecer, ni sus socios de gobierno ni su propio partido conocían de antemano. Que, tranquilos, tendremos constitución en marzo y, nosesabecómo, volveremos a ejercer la autodeterminación en esta legislatura. Eso si la acabas, figura. Esquerra mostró públicamente desde el estrado su sorpresa por la propuesta y, aunque creían que era el momento de otras cosas, afirman que la estudiaran. El propio partido de Torra lo dijo con la boca pequeña.

Cuando muchas voces apuestan por un frentepopulismo antirrepresivo para plantar cara a la sentencia, el señor Torra corre como pollo sin cabeza por el palau de la Generalitat, todavía encontrando tiempo para gritar al orden a los manifestantes y ponerse las chirucas para ir a andar por la autopista. Atrapado en el autonomismo, con una brazo llama a la movilización y con el otro manda sus funcionarios a reprenderlos. Ya llevamos siete manifestantes en cárcel sin fianza a petición de esa Generalitat que promete la liberación. En fin.

Sin tener estrategia no se puede discutir la táctica.

Pero el movimiento en la calle sigue fuerte a la espera que el desgaste empuje a unos y otros a la acción.

Una acción a la que sí que se sumaron ayer unos cientos de fascistas que, campando a sus anchas, se cascaron tres kilómetros y medio por Barcelona con palos y amenazas para acabar reventándole gratuitamente la cara a un chaval en el centro de Barcelona. Y suerte que no tenemos que lamentar más. Iban de cacería. Mariposas y cuchillos incluidos. Imagino que el chaval estará hoy en todas las tertulias televisivas de media España que entrevistaron hasta la saciedad a la pobre señora de Vox de la bandera en Tarragona.

Pero hay poca esperanza. Las televisiones, en un ejercicio de blanqueamiento, no sabían como denominar ese grupo de gente alzando la zarpa, gritando “Seig Heil” o llevando cruces gamadas tatuadas. Grupos opuestos, defensores de la unidad de España, personas con banderas de España, decían... La palma se la llevó Cuatro: mientras en pantalla veíamos a una bandera con un pollo de dos cabezas imprimían en un cairón un “manifestantes constitucionalistas”. Casi nada. Maja Constitución nos ha quedado, sí señor.


El blanqueamiento no fue solo mediático. Lejos de hacer lo que han hecho cientos de veces con manifestaciones antifascistas con el argumento de impedir disturbios, los Mossos dejaron campo a los fascistas para correr hasta acercarse a las protestas soberanistas. En algunas imágenes se ve incluso a agentes hablar amistosamente con militantes de extrema derecha, cogiéndose por el hombro y todo. ¿La respuesta oficial? No teníamos suficientes agentes. Qué cosas.

La acción fascista es la que desencadenó ayer los disturbios en Barcelona, menores que otros días, en una jornada que se había desarrollado con relativa tranquilidad. Los jóvenes habían organizado una Olimpiada Popular, en clara evocación histórica, y mientras unos hacía un triple salto otros jugaban a voleibol y unos terceros montaban una timba de cartas o se marcaban unos pasos de breakdance. Pero, igual que en el 36, la olimpiada popular se interrumpió ante la llegada del fascismo.

Y hoy, huelga general.

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#41622
18/10/2019 20:55

Según el artículo, los indepes solo han quemado "cuatro contenedores". Los nazis, son culpables de gritar cosas nazis y enseñar banderas nazis

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#41754
21/10/2019 2:29

Ja, para ser nazi es obvio que hay que tener el cerebro cascado y no poder entender un simple texto. No, a los nazis se los acusa de llevar armas, de pegarle a una persona y de ser unos putos subnormales. Ojala las paguen, si me los encuentro, aunque sean veinte, me desquitó

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#41589
18/10/2019 14:54

Laia Altarriba / Eltemps.cat

La sentencia ha desatado la revuelta. Porque no es una sentencia únicamente contra nueve dirigentes políticos y sociales. Es una advertencia contra todas nosotras. Quiere ser un castigo colectivo. Esto es lo que ha llenado las calles.

Y al igual que hace dos años, hemos vuelto a ser conscientes de nuestra fuerza colectiva.

Esta vez hemos aprendido que podemos bloquear el aeropuerto de Barcelona. De manera masiva, en un día laborable. Por más policías que nos lleven. Por más que apaleen a los que están sentados en el suelo, por más que golpeen a periodistas, por más balas de goma que disparen contra los que se protegen detrás de las barricadas.

También hemos aprendido que tenemos decenas de miles de personas dispuestas a caminar las marchas por la libertad. Caminamos para poder ser, que canta el Lluís Llach.

Y también hemos aprendido que la juventud se ha cansado y ha estallado. Los echábamos de menos en las movilizaciones independentistas? Pues ya están aquí. Y han encontrado su manera de estar. Que es vaciando las aulas, llenando las calles y, cuando conviene, haciendo frente con sus cuerpos (y las barricadas, pañuelos y capuchas para protegerse) a la represión. Toda una generación politizada a porrazos. De las porras coordinadas de los Mossos y la Policía Nacional.

El coste de todo ello es muy duro. El balance represivo que ha contabilizado la Directa es de 131 personas atendidas el lunes por los Servicios de Emergencias Médicas, 125 el martes y 96 el miércoles. Dos de las heridas han perdido la visión total o parcial de un ojo por impacto de balas de goma. Y un total de 66 personas detenidas entre los tres días. Además, han enviado a prisión cuatro de los manifestantes detenidos el martes por la noche. Denunciados por la fiscalía y también por la Generalitat.

Y se suman los 7 presos políticos detenidos el pasado 23 de septiembre en una operación construida sobre un relato inventado y sin pruebas. Un relato que quiere criminalizar a los CDR. Un relato que desgraciadamente ha tenido efecto sobre la parte más institucional del independentismo, que mira hacia el otro lado y no los defiende como presos políticos.

Así estamos.

Amenazándonos con miles de policías de aquí y desplazados desde cualquier parte del estado. Y aún así, las calles vuelven a ser nuestras, como en octubre de 2017.

Pero a diferencia del otoño de hace dos años, ya no llevamos el lirio en la mano. Y sabemos que no hay que dejar secuestrar la política dentro de los despachos, como ocurrió entonces, porque sino nos convertimos en simples espectadores.

Y también sabemos que necesitamos un programa. Un programa concreto que nos sirva para avanzar políticamente en el camino que las barricadas han abierto. Y que la revuelta actual no quede únicamente como una semana gloriosa (el nombre popular que tenía la revuelta de 1907 que la burguesía bautizó como semana trágica) en que hemos desatado el dolor y la rabia por la sentencia.

El actual gobierno de la Generalitat debe dimitir. No vale criticar la sentencia y defender la independencia desde la tribuna y al mismo tiempo enviar la policía a apalear quienes hacen lo mismo desde las calles. No vale criminalizar los que llenan calles y carreteras en defensa de las libertades colectivas. No vale justificarse atemorizándo con la aplicación de un nuevo 155, porque de facto ya está con la coordinación policial, el acatamiento del límite de déficit y la aceptación de las sentencias del Tribunal Constitucional .

En el programa que tenemos que construir, no será suficiente exigir la necesaria dimisión del consejero Buch. No será suficiente exigir la dimisión del gobierno de la Generalitat entero. No será suficiente exigir la libertad inmediata de los veinte presos políticos y el archivo de las causas abiertas contra cientos de personas. También hemos de construir una nueva propuesta para ejercer nuevamente la autodeterminación (una propuesta que no sea un intento de patear la pelota adelante, como acaba de hacer el presidente Torra en sede parlamentaria). Y esta vez no dejar que nos paren.

La juventud ha estallado contra las sentencias durísimas. Pero también porque ante sí tiene un futuro de paro, precariedad e inestabilidad laboral. Un futuro en el que los desahucios son una realidad cotidiana para quien no llega a fin de mes. Un futuro marcado por el machismo que continúa enviando las mujeres a los trabajos más precarios y mal pagados. Un futuro marcado por las privatizaciones de los servicios públicos que quieren impulsar desde los despachos de la Generalitat. No podemos olvidarnos de todo esto.

Ayer fui a una asamblea para preparar la huelga general en mi barrio. Y no sólo estábamos independentistas. También estaban las compañeras que cada semana están parando desahucios. Y hoy el Sindicato de Llogaters ha anunciado que también se suma a la convocatoria de huelga general. Queremos ensanchar la base? Tomemos nota. Y que la garantía de una vida digna para todos sea también la base de nuestro programa.

Ahora que las calles vuelven a ser nuestras, construyamos el programa que nos permita avanzar colectivamente.

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#41575
18/10/2019 12:34

"Estat Catalá" fue una organización nazi .Cat indepe de los años 30. Parece que su espíritu sigue vivo en algunos sectores del partido de Quim Torra y su brazo armado los Mossos de Escuadras fascistas. Si la policía permite el terrorismo y la violencia ultraderechista habrá que hablar de connivencia: ¡Junts? Si, ayer se juntaron mossos y violentos neonazis y parecían hablar amistosamente. Miestras el president miraba para otro lado.

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18/10/2019 12:04

Mi enhorabuena al autor de estas buenas crónicas... Estamos en momentos cruciales para la definitiva caída del R78, Catalunya es protagonista y muestra mucho músculo porque al otro lado solo hay torpeza y cerrazón.

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José Antonio
21/10/2019 14:21

Ojalá tengas razón. De momento, solo veo la posibilidad de caer en otro régimen del 78, pero con una estelada como enseña.

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