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Unión Europea
El futuro de la UE: “El momento de reparar el tejado es cuando hace sol”
A pesar de la vorágine de noticias que digerimos cada día, hay un suceso que se nos está escapando, un debate en voz baja sobre un tema esencial para nuestro bienestar y futuro: ¿hay que reformar la economía del euro?, ¿cómo debería ser esa reforma?
Los líderes europeos están ignorando estas palabras de J.F. Kennedy. Pronto podríamos estar de frente a otra crisis económica en la zona del euro y ahora que, nos dicen, vuelve la estabilidad al viejo continente tenemos la oportunidad, y la responsabilidad también, de enmendar el funcionamiento del euro y de su arquitectura.
La crisis económica de los últimos ocho años ha hecho más que evidente los fallos en el diseño y el funcionamiento de la economía del euro. Austeridad, creciente desempleo, recortes en educación y sanidad e incluso desahucios. Esta es la tragedia que muchos vivieron durante la crisis. Y hay más. Casos como el de Grecia, cuyo rescate supuso grandes beneficios a los bancos franceses y alemanes a expensas del sufrimiento de ciudadanía griega, ilustran lo grave de la situación.
Hoy en día, mientras que Alemania puede obtener un préstamo a un 0,39% de interés anual, Grecia paga un 5,59% por su deuda soberana
Hoy en día, mientras que Alemania puede obtener un préstamo a un 0,39% de interés anual, Grecia paga un 5,59% por su deuda soberana. El desequilibrio es enorme y beneficia tanto a los países ricos como a los bancos. Es más: los bancos y el Estado alemán acaban de ingresar 1.300 millones de euros en concepto de intereses pagados por los contribuyentes griegos. El objetivo del rescate griego, que benefició principalmente a los bancos franceses y alemanes, nunca debió ser el de especular a costa del pueblo griego. Este episodio ilustra la situación en la ‘familia’ del la euro.
Las instituciones que gobiernan el euro, como el Eurogrupo y el Mecanismo de Estabilidad Europea (MEE), se constituyeron fuera de los tratados de la UE, lo que significa que la transparencia y la supervisión parlamentaria están fuera de cuestión. Es más, en el MEE solo Francia y Alemania disponen de pleno poder de veto.
Para que el euro funcione de manera justa y democrática, conectando a la ciudadanía con la economía, la eurozona necesita una reforma urgente. Los políticos han empezado a declarar que la crisis ya pasó. Si es verdad, entonces este es el momento de cambiar la forma en la que funciona nuestra economía para que las tragedias e injusticias de la pasada crisis no se vuelvan a repetir.
Para que cualquier unión funcione, sus partes deben estar guiadas por la solidaridad y no solamente por el interés propio
Para que cualquier unión funcione, sus partes deben estar guiadas por la solidaridad y no solamente por el interés propio. Sin solidaridad y apoyo mutuo, cualquier unión se desmorona y es presa de los buitres, en nuestro caso de los euroescépticos y la extrema derecha.
Necesitamos urgentemente programas de inversión para resolver aquello que más preocupa: desempleo, energías sucias, servicios públicos limitados y más. Para ello necesitamos un presupuesto de la eurozona donde todos los países contribuyan.
¿Quién decide los términos del debate?
Los progresistas no. Por lo menos hasta ahora. Las conclusiones de un debate de tales dimensiones tendrán influencia en la economía de muchos países europeos, incluyendo el nuestro, y por lo tanto en la vida, oportunidades y el bienestar de cientos de millones de personas, ahora y en el futuro.Y sin embargo los progresistas han demostrado hasta el momento muy poco interés en participar en este debate, y mucho menos en ayudar a la ciudadanía a hacer lo propio. Mientras tanto, los líderes eligen estratégicamente no dar visibilidad a este debate.
Antes del verano, el presidente de la Comisión Europea, Juncker publicó un ‘documento de reflexión’ sobre la profundización de la unión económica y monetaria y volvió a hablar sobre la idea de una ‘mayor integración del euro’ en el discurso del Estado de la Unión a principios de septiembre.
Pero fue Macron el que realmente le dio vida al debate cuando, a finales de septiembre, propuso una eurozona más integrada, con su propio presupuesto, y gestionada por un ministro de Economía que sería considerado el responsable de un parlamento de la eurozona.
La realidad es que los términos del debate lo están definiendo conservadores y liberalesPoco después, el antihéroe de la película, el (ya ex) ministro de economía alemán, Schäuble, le propinó un mazazo al discurso de Macron a principios de octubre, en un documento oficioso sobre la reforma del euro que se podría resumir así: ‘¿Una Eurozona unida? No... Alemania primero. ¡Si!’.
Gentiloni, Rajoy y otros líderes europeos también se han expresado sobre el tema, aunque más tímidamente. La realidad es que los términos del debate lo están definiendo conservadores y liberales.
Así que, a modo de resumen, los progresistas están ausentes en el debate que definirá cómo de cooperativa y cómo de preparada para sobrevivir a futuras crisis será la economía del euro. La reforma del euro podría suponer el fortalecimiento de la austeridad y del sabotaje entre países; pero también podríamos hacer de esta reforma el espacio en el que promover reglas nuevas para hacer de la zona euro una economía más solidaria y centrada en el bienestar de las personas. ¿A qué estamos esperando? ¿A que los demás definan los términos del debate?
Nosotros, el pueblo
Es más, como progresistas, no solo tenemos la oportunidad, y la responsabilidad, de intervenir inmediatamente en este debate antes de que los conservadores y liberales determinen lo que es posible y lo que no. También es nuestra responsabilidad trabajar para involucrar a la ciudadanía.Recientemente, una comunidad de acción europea recientemente ha dado un primer paso. En tan solo unas semanas más de 54.493 europeos se han movilizado para exigir un sitio en el debate porque creen que –otra vez– una futura crisis económica afectaría a su bienestar, sus trabajos y ahorros.
Los europeos que se han movilizado piden cambios en la arquitectura de la eurozona que permitan un presupuesto ambicioso, controlado por el parlamento, más inversiones públicas, y un Eurogrupo más democrático y transparente.
Antes de tomar medidas, miles de miembros de esta comunidad de acción compartieron su opinión a través de una encuesta. Una abrumadora mayoría estuvo de acuerdo en que la eurozona no puede continuar tal y como está diseñada, y que los últimos diez años nos han mostrado que no ha habido solidaridad en tiempos de crisis. Hasta el 85,7% de miembros en Alemania se mostraron de acuerdo con la frase "la respuesta a la crisis económica benefició a los países poderosos como Alemania a costa de las personas de España, Francia, Italia y Grecia".
Muchos de ellos compartieron comentarios en los que decían que si bien entienden la importancia de este tema, les gustaría recibir más información, y que se les explicase mejor.
Es obvio que la gente entiende la relevancia del debate y la necesidad de una reforma, incluso si no son expertos en la materia. Las personas piden que se preste más atención a este tema y que les ayuden a entenderlo. ¿A qué estamos esperando?
A mediados de diciembre, en una cumbre de la Unión Europea esperamos que se incluya en el programa la reforma del euro. Como progresistas tenemos la responsabilidad histórica de intervenir antes de que los demás decidan los términos del debate y se descarten para siempre las opciones progresistas.