Decrecimiento
Psicogenealogía del miedo al decrecimiento

Por qué la idea del decrecimiento puede provocar miedo en extensas poblaciones asalariadas de los países del centro del sistema.
Gran Vía coronavirus - 7
La Gran Vía de Madrid durante los primeros días del confinamiento. Álvaro Minguito

“A Dios pongo por testigo que no podrán derribarme. Sobreviviré, y cuando todo haya pasado, nunca volveré a pasar hambre, ni yo ni ninguno de los míos. Aunque tenga que mentir, robar, mendigar o matar, ¡a Dios pongo por testigo que jamás volveré a pasar hambre!

Scarlett O’Hara (Lo que el viento se llevó, 1939)

Sabemos que las élites que viven del capitalismo fosilista son las primeras interesadas en rechazar, estigmatizar y denigrar la propuesta del decrecimiento, pues también niegan o minimizan el colapso ecosocial al que esta propuesta intenta dar una respuesta efectiva. Esto se debe a que el capitalismo depende del crecimiento constante para maximizar sus ganancias y mantenerse vivo, por lo que el decrecimiento representa su mayor obstáculo. Es comprensible, entonces, que los sectores dominantes lo desprecien o lo ignoren.

Sin embargo, también es cierto que una gran parte de las clases populares de los países con altos ingresos puede mostrar resistencia y temor a las propuestas decrecentistas, pese a los indudables beneficios ecológicos y sociales que aquellas pueden aportar. Hasta el punto de apoyar por defecto a las fuerzas neoliberales que promueven las supuestas virtudes del crecimiento constante.

Se trata de una narrativa potente y persuasiva, hecha desde el poder, pero las poblaciones mencionadas le dan su consentimiento al estar convencidas de pertenecer a la próspera “clase media” del mundo rico. En realidad, estas personas enfrentan numerosos problemas, todos ellos con raíces sistémicas, aunque se aferran a la comodidad de lo “normal”, a un pasado añorado de seguridad material o a la esperanza de que las múltiples crisis actuales serán superadas. Es cierto que hay  indignación y protestas recurrentes, pero por lo general las masas de asalariados respiran literalmente la asfixiante atmósfera capitalista. Se sienten ansiosas, decepcionadas, cansadas, y les resulta muy complicado tomar distancia crítica, pues bastante tienen con “ir tirando”.

La psicogenalogía y el trauma de la pobreza

La razón del miedo al decrecimiento que quiero destacar remite a lo que estudia la psicogenealogía. Se trata de una disciplina que explora cómo las experiencias y eventos vitales más cruciales de nuestros antepasados pueden influir en nuestra forma de pensar y actuar en la actualidad. La psicogenealogía sostiene que los traumas, secretos y conflictos no resueltos de nuestros antecesores pueden transmitirse a través del inconsciente familiar de generación en generación, impactando nuestras vidas de diversas maneras. La psicogenealogía utiliza diversas herramientas, métodos y enfoques, que orbitan alrededor del trabajo con el árbol genealógico. Se busca revelar las conexiones ocultas entre las vivencias traumáticas del pasado y las dificultades actuales, brindando la oportunidad de sanar y transformar patrones negativos o limitantes.

Una gran parte de las clases populares de los países con altos ingresos puede mostrar resistencia y temor a las propuestas decrecentistas, pese a los indudables beneficios ecológicos y sociales que aquellas pueden aportar

Los padecimientos, miedos y traumas de los antepasados afectan a las nuevas generaciones en una línea hereditaria directa, tanto física como psíquicamente. Así lo han demostrado diversos estudios a lo largo de los últimos años sobre guerras, catástrofes, matanzas, torturas, privaciones, sufrimientos y otras conmociones que son capaces de trascender, arraigándose en el inconsciente del ser humano. Hasta el punto de que la emergente ciencia de la epigenética ha confirmado que esas conmociones han producido cambios heredables en la expresión de genes, que no implican modificaciones en la secuencia de ADN, pero que tienen importantes impactos en la salud física y mental de los individuos.

Es importante recordar que la pobreza, la explotación, la vulnerabilidad y la miseria han sido experiencias cotidianas para las clases trabajadoras (campesinos, artesanos, obreros) en el Occidente moderno capitalista desde los inicios de la Revolución Industrial hasta prácticamente la mitad del siglo XX. Hambrunas, enfermedades, guerras, genocidios, precariedad material,  emigración forzosa, analfabetismo y explotación acompañaron el ascenso y desarrollo del capitalismo, basado en la acumulación por desposesión y la destrucción del procomún.

Dichas experiencias, agravadas por el modelo patriarcal de sociedad en el caso de las mujeres, se ha ido manifestando, generación tras generación, en problemas personales y familiares, que evocan un horizonte vital de abandono, violencia, necesidad material, exclusión social y la ausencia de esperanza. Si consideramos las generaciones que vivieron durante la configuración de las llamadas clases medias modernas, existe un período histórico marcado por privaciones severas y catástrofes, como las guerras mundiales, los genocidios o la Gran Depresión. Eventos que dejaron una profunda huella en el inconsciente colectivo, transmitiendo una traumática herencia en forma de temerosa aversión a la pobreza y a la miseria.

Tras el final de la Segunda Guerra Mundial y en el contexto de Guerra Fría, el capitalismo consintió en moderar su margen de beneficio a cambio de paz social. Se inició un período de relativa estabilidad y avance económico, unos años de Estado del Bienestar y euforia desarollista que parecían consolidar un benigno modelo de crecimiento permanente en el Primer Mundo. Aunque dicho bienestar se consiguiera a costa del malestar de los territorios periféricos del sistema, o aunque la escasez artificial haya sido inducida por el capitalismo mediante el consumo masivo para seguir creciendo, lo relevante es que las idealizadas clases medias de los países ricos han disfrutado de un oasis temporal de prosperidad y estabilidad económica, traducido en una sensación de seguridad existencial.

Tras un periodo de prosperidad que ahora se considera un breve paréntesis en la historia, parece que nadie está dispuesto a volver a enfrentarse a la privación o a permitir que sus hijos tengan una vida peor que la de sus padres

Parecía que las pesadillas asociadas a la pobreza y el “subdesarrollo” estaban felizmente superadas, pero la ofensiva neoliberal orientada a asegurar un nuevo ciclo de acumulación capitalista a partir de los años 80 del pasado siglo, con su agresivo ataque a las conquistas y derechos sociales, ha hecho realidad el temor a la vuelta a la precariedad. Especialmente tras la crisis económica de 2008 y las políticas de “austeridad”, que tanto ha recortado el gasto público en bienes sociales y protección social, mientras las élites se enriquecían aún más.

Mi planteamiento es que la convergencia de diversos factores, como el aumento de la desigualdad social, la disolución de las clases medias, el deterioro de las condiciones materiales de vida, el declive energético, la crisis ecológica y la pandemia de 2020, junto con las preocupaciones sobre el futuro de las generaciones venideras, podría estar reabriendo antiguas heridas que nunca sanaron por completo. Esto estaría provocando la reactivación de temores arraigados en el inconsciente colectivo, relacionados con traumas históricos asociados a la pobreza, heredados de las generaciones anteriores. Tras un periodo de prosperidad que ahora se considera un breve paréntesis en la historia, parece que nadie está dispuesto a volver a enfrentarse a la privación o a permitir que sus hijos tengan una vida peor que la de sus padres. Las persistentes protestas populares contra las políticas de austeridad neoliberal son prueba clara de esta inquietud social.

El decrecimiento como terapia colectiva

Ante la magnitud del colapso ecosocial provocado por el necroliberalismo en un contexto de capitalismo crepuscular, con sus posibles derivadas ecofascistas y exterministas, se plantea el decrecentismo como solución o alternativa. Como señala Jason Hickel, el decrecimiento busca una reducción planificada del uso excesivo de energía y de recursos para volver a poner la economía en equilibrio con el mundo viviente de forma segura, justa y equitativa. La idea es acabar y garantizar vidas dignas para todos. Para ello, como subraya Carlos Taibo, en el Norte del planeta hay que reducir inexorablemente los niveles de producción y de consumo, aplicando principios y valores muy diferentes de los que hoy abrazamos, materializados en prácticas como la relocalización, la agroecología, la desindustrialización, la rerruralización y una nueva concepción de los límites.

Sin embargo, pese a la perentoria necesidad del decrecimiento, no debe darse por sentada la colaboración inmediata de la ciudadanía. Más bien al contrario. Las clases medias del mundo rico, al haber disfrutado de décadas de estado del bienestar tras una larga historia de privaciones, experimentan temores profundos y resistencia a realizar lo que pueden interpretar como sacrificios que les  hagan revivir el trauma histórico de la pobreza. Pues subsiste en su inconsciente personal, familiar y de clase un recuerdo intergeneracional de la pobreza, capaz de inducir el miedo ancestral a revivir aquellas dificultades históricas que se consideraban totalmente superadas.

Como subraya Carlos Taibo, en el Norte del planeta hay que reducir inexorablemente los niveles de producción y de consumo, aplicando principios y valores muy diferentes de los que hoy abrazamos

Pese a que es el necroliberalismo la fuente de toda fragilidad, precariedad y vulnerabilidad de esas clases medias desestructuradas, paradójicamente la seguridad y el bienestar anhelados se pueden percibir como amenazados por las propuestas de decrecimiento, lo que desencadena respuestas de resistencia al cambio, azuzadas por la hegemónica narrativa de las élites corporativas. No se trata tanto de una falta de voluntad para abordar cambios necesarios en la forma de vida, sino del impacto emocional de los traumas intergeneracionales de los que no parece existir consciencia. Lo que la psicogenealogía permite entender es que el miedo popular al decrecimiento no debe interpretarse como puramente irracional o políticamente reaccionario, sino como una respuesta psicológica basada en duras experiencias pasadas, que permean los árboles genealógicos y generan respuestas puramente defensivas. Solo entendiendo esto, sin estigmatizar a los que oponen una dolida resistencia, se puede trabajar en la sanación, la transformación de creencias limitantes y el establecimiento de una concepción diferente de abundancia. Y ahí es justo donde entra el juego el decrecimiento como una especie de terapia colectiva.

Si para abordar el trauma hay que encararlo, aceptarlo y atravesarlo, que es lo suele ser común a la psicoterapias personales, el decrecimiento puede ser una suerte de terapia en términos sociales. Si consideramos que el temor de las clases medias venidas a menos es “volver a pasar hambre”, debe explicarse con pedagógica paciencia que el retorno de aquellas a la pobreza sólo se producirá si se persiste en la gestión necroliberal de un colapso descontrolado. En psicoterapia muchas veces se teme más a la terapia en sí que a lo que esta pretende sanar. En ese sentido, el decrecimiento puede ser la forma de afrontar el trauma heredado y superarlo, pues como señala Hickel, implica una descolonización mental. Solo así se puede contribuir a diluir el conjunto heredado de pánicos, creencias limitantes, sentimientos de culpa, insatisfacciones, frustraciones, amarguras y pérdidas.

En el Siglo de la Gran Prueba, para allanar el camino hacia una sociedad más justa, resiliente y en armonía con la vida, primero hay que desactivar los miedos que el sistema está encantado de reforzar y reproducir

Si en el ámbito individual la psicogenealogía puede ayudar a explorar y abordar los efectos de los traumas familiares para que sean superados, en el ámbito colectivo el decrecimiento no solo sería la principal estrategia para evitar los peores efectos del colapso y generar una transición ecológica justa, sino un remedio necesario para afrontar y desarticular los arraigados fantasmas del pasado. En el Siglo de la Gran Prueba, para allanar el camino hacia una sociedad más justa, resiliente y en armonía con la vida, primero hay que desactivar los miedos que el sistema está encantado de reforzar y reproducir. Hay que atreverse a decrecer materialmente para que también decrezcan, y al final desaparezcan, los opresivos lastres generacionales con los que nos ha ido haciendo cargar el sistema. Cuando cada vez más gente descubra que el decrecimiento es la fórmula para desprenderse de aquellos viejos temores, sanar colectivamente y avanzar hacia el buen vivir, quizás todo sea mucho más fácil. 

Arquivado en: Decrecimiento
Sobre o blog
Un espacio de encuentro y debate para personas que participan o están en los alrededores de ese difuso cuerpo conocido como Movimientos Sociales.
Ver todas as entradas
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Ecología
Saber Sustentar Gaianismo, a emerxencia dunha relixión sen deuses
Desde o activismo e a ciencia vai callando a necesidade dunha resposta espiritual ao colapso ecosocial.
Industria automovilística
Transición ecosocial Cómo puede decrecer el sector de la automoción: “El conflicto es inevitable, hay que lanzarse”
El investigador ecosocial Martín Lallana ha plasmado un posible plan de acción para reconvertir el sector de la automoción en Euskal Herria, que representa entre el 25% y el 30% del PIB, sin perder puestos de trabajo.
América Latina
Raúl Zibechi “Gaza es el fin de la humanidad. Hay un proyecto de exterminio de los pueblos molestos”
Raúl Zibechi es uno de los pensadores latinoamericanos que mejor ha explicado desde su labor como ensayista y periodista las transformaciones experimentadas en las últimas décadas y el papel de los movimientos en el pasado y futuro de la región.
derROTista
22/3/2024 12:07

Mirad que suelo estar a favor de las posturas decrecentistas (aunque solo sea con sus argumentos más básicos), pero este movimiento se está volviendo cada vez más dogmático e intransigente (casi a nivel de Trotskistas)

0
0
derROTista
22/3/2024 12:04

¿Nadie de aquí habló sobre el único país que ensayó un decrecimiento VOLUNTARIO en toda la historia humana?

(sí, me refiero a la República Kampuchea)

0
0
Gilipollas, pero mucho
29/7/2023 22:39

Hace años que vengo pensando que, en una posición dicotómica, de colapso (material) o no colapso, el no colapso , con las tendencias actuales, llevaría a otro colapso, no material sino psicosocial. Una situación directamente relacionada con la precarización, las altas tasas de suicidio, la toxicidad urbana, de los estilos de vida, de la asfixia burocrática, del aumento de los trastornos mentales, de la alimentación industrial, etc. Temo más al infierno de este último caso pero la realidad dirá.

0
1
Sirianta
Sirianta
29/7/2023 19:24

Muy interesante, gracias.

0
1
Sobre o blog
Un espacio de encuentro y debate para personas que participan o están en los alrededores de ese difuso cuerpo conocido como Movimientos Sociales.
Ver todas as entradas
Política
Xosé Manuel Beiras “A esquerda estatal á esquerda do PSOE leva ano e medio dando un recital de apoio ao PP”
O histórico líder nacionalista analiza devagar os erros das coalicións coa esquerda federal e acredita en que o futuro da transformación social está fóra das institucións.
Migración
Migracións Burocracia para os 'refuxiados de segunda': sete rapaces malianos ante o bloqueo do Estado ao pedir asilo
Presos da guerra, chegan a un novo territorio en procura de mellores oportunidades, pero son presos de temporalidades e trámites administrativos, minguando o seu estado anímico e deixándolles estancados nun limbo temporal que os anula como cidadáns.
Ocupación israelí
Ocupación israelí El Gobierno español permite el tránsito hacia Israel de combustible para aviones de guerra
El movimiento de solidaridad con Palestina acusa al Gobierno español permitir la escala del buque ‘Overseas Santorini’ en Algeciras, prevista para el 30 de julio, con un cargamento de combustible militar con destino a Israel.
Baleares
Baleares Formentera, el paraíso que fue
La más pequeña de las Balears se enfrenta, con una fuerte división interna, a la crisis de la vivienda generada por el turismo.
Juegos olímpicos
Juegos Olímpicos París 2024, del brillo olímpico al reverso de los focos
Comienzan unos Juegos Olímpicos marcados por el fuerte enfoque securitario y la expulsión de miles de personas sin hogar de la ciudad.
O Salto medra contigo
O Salto medra contigo Eles por diñeiro, nós por un futuro mellor: subscríbete ao Salto
Sempre que unha multinacional ou un goberno intentaron cometer un atentado medioambiental no noso territorio estivemos alí para contalo. Puidemos facelo porque a nós sostennos a nosa comunidade, pero queremos chegar máis lonxe e por iso precisámoste.
Bolivia
América Latina Bolivia: la guerra fratricida que está autodestruyendo el proceso de cambio
La transformación de Bolivia iniciada en 2006 con la llegada de Evo Morales al poder se encuentra en uno de sus peores momentos por las luchas entre este histórico líder y el actual presidente y exaliado Luis Arce.

Últimas

Caso Carioca
Caso Carioca O caso Carioca a través dunha migrante explotada sexualmente: indemnización mínima e complot policial
O garda civil Armando aliábase con proxenetas e abusaba sexualmente de mulleres prostituídas facendo uso da súa capacidade para regularizar a súa situación.
Palestina
Genocidio España tratará a 15 niños y niñas palestinas mientras quedan 10.000 pacientes que necesitan evacuación
El director general de la OMS agradece el gesto mientras pide evacuaciones médicas ampliadas, ya que solo 5.000 palestinos y palestinas han sido trasladados desde que comenzara la ofensiva israelí el pasado 7 de octubre.
Ocupación israelí
Ocupación israelí Israel declara “terrorista” a la UNRWA y le prohíbe operar en el país
Días después de que Reino Unido reinicie el financiamiento de la agencia de refugiados de la ONU, el Parlamento israelí aprueba tres leyes que prohíben la actividad de esta organización y criminaliza a sus 30.000 trabajadores.
Personas sin hogar
Personas sin hogar Granada sobrepasa los 40 grados sin Centro de Día para las personas sin hogar
La plataforma ‘La calle mata’ exige al Ayuntamiento de Granada y a la Iglesia un Centro de día y comedores para atender durante el verano a las personas sin hogar
Sanidad pública
Sanidad a la madrileña Más de 1.500 kilómetros en bici para reclamar un centro de salud digno
Tras más de 140 manifestaciones, 3.000 reclamaciones entregadas y recurrentes encierros durante cuatro años de lucha, vecinos y vecinas de Abrantes (Madrid) acudirán a la ONU para reclamar su acceso a la sanidad.
Más noticias
Ocupación israelí
Ocupación israelí Palestina y el derecho a la resistencia: tácticas de la resistencia armada palestina
Los ataques del 7 de octubre supusieron un punto de inflexión en el retorno del debate sobre la lucha armada en Palestina, una vía no cerrada de resistencia frente a la ocupación israelí que tiene más de medio siglo de historia.
Violencia machista
Comunidad de Madrid Denuncian “castigos” a las trabajadoras de un centro de atención a víctimas de violencia machista de Madrid
El comité de empresa del centro Ayaan Hirsi Ali, dependiente de la Comunidad de Madrid, vincula la no renovación del contrato de una educadora social con el cambio de empresa licitadora y sus nuevas condiciones laborales.
Venezuela
Elecciones presidenciales Venezuela hacia el 28J: unas elecciones en las que por primera vez en una década cualquier cosa puede pasar
La oposición de derechas concurre sin exclusiones, vetos ni llamadas a la abstención con un candidato de consenso, Edmundo González, que podría arrebatar el poder a Nicolás Maduro.
Trabajo sexual
Ordenanza municipal La Coordinadora Feminista de Cádiz califica de punitivista la ordenanza contra la prostitución de Jerez
La Coordinadora que aglutina a colectivos feministas de toda la provincia denuncia que las medidas que anuncian la erradicación de la prostitución solo aumentan la precariedad y los riesgos.
Turismo
Turistificación La Malvarrosa: de barrio obrero a paraíso turístico
El barrio que toma su nombre de la playa urbana de València vive un proceso de turistificación acelerado mientras el tejido vecinal continúa su lucha para conseguir equipamientos básicos.

Recomendadas

Galicia
Xosé Manuel Beiras “La izquierda estatal a la izquierda del PSOE lleva año y medio dando un recital de apoyo al PP”
El histórico líder nacionalista analiza con calma los errores de las coaliciones con la izquierda federal y confía en que el futuro de la transformación social está fuera de las instituciones.
Arte político
Soledad Urzúa “Utilizar un desecho agrícola para crear obras de arte permite transmitir un mensaje de amor”
Llega a Madrid “Metáfora Vegetal”, una exposición de la artista chilena Soledad Urzúa. Sus obras, creadas armónicamente con colores de óleo y materiales desechados como hojas de maíz, despiertan los sentidos.
El Salto n.75
Revista 75 Activismo feminista contra la gordofobia y la deshumanización
El número de verano de nuestra revista trimestral llega cargado de un poder femenino que intersecciona desde muchos ángulos y que esperemos se reproduzca en vuestras manos.
Ocupación israelí
Ocupación israelí El teatro de la libertad de Yenín: resistencia a través del arte
Una iniciativa de teatro social en medio de la ocupación y las incursiones armadas israelíes en Cisjordania.