Cuidados
Seguir cuidando durante la pandemia. Sobre derechos arrasados

¿Nadie sabe que el derecho fundamental a una vida psicoafectiva digna fuera del formato familiar nuclear es básico para que la crianza no sea una actividad humana insoportable e insufrible? ¿Será que nadie lo sabe en el poder porque una vez aterrizas ahí ya nadie cuida, todo se externaliza?

Parque San Isidro Protesta 4 Octubre
Familias en el Parque de San Isidro durante una concentración en protesta por el abandono a la infancia en las medidas anticovid.
2 dic 2020 06:00

Todo este acumule vírico sobre nuestros cuerpos, toda esta pérdida de Derechos Fundamentales que estamos viviendo, nos pone en un territorio de aplastamiento, de estrecheces mentales y logísticas a todas las que sostenemos crianzas. Todo lo planteado para el manejo de esta crisis sanitaria refuerza y coloca cómo estructura única de sostén social a la familia nuclear con sus correspondientes obligatoriedades psicoafectivas y afectivosexuales (lo que da lugar a nuevas pobrezas).

Así, parece que la única manera de salir de este trance vital vírico es con el constante refuerzo de estructuras que someten a las mujeres en una continua pérdida de poder de todo tipo, reforzando los roles de género a saco y transitando a través de unas —inducidas— tinieblas pertrechadas por el macho-lío-patriarcal donde todo es confuso, donde lo exterior es problemático, donde lo otro, las otras, nos pueden llevar a la muerte.

El mensaje es claro: salva a tu grupo consanguíneo. Los vínculos fuera de eso son peligrosos. Esto reproduce una de las dinámicas básicas del maltrato psicológico, como parte del chiringuito o territorio de opresión en el que el paterfamilia nos ha metido durante siglos para poder continuar con esa neurosis, tan suya, de acumular los beneficios o potencia económica de trabajos que no eran suyos. Aquello de hacer hucha con monedas generadas por nuestros trabajos, por trabajos ajenos, con mayor hondura, con los trabajos maternos y los trabajos domésticos no remunerados. ¿Y ahora qué?

En serio, ¿nos van hacer creer, como lo han hecho antes, que la única manera posible de manejar una pandemia es anulando las necesidades vitales básicas?

En serio, ¿nos van hacer creer, como lo han hecho antes, que la única manera posible de manejar una pandemia es anulando las necesidades vitales básicas, como el derecho fundamental a tener una vida psicoafectiva digna en parámetros de bienestar fuera de las obligatoriedades consanguíneas impuestas por la estructura social del paterfamilias? ¿Nos vamos a salvar anulando lo comunitario? ¿Anulando la responsabilidad afectiva hacia otros cuerpos con los que no compartimos código genético?

¿No nos damos cuenta que esta forma de abordar cómo tenemos que salir adelante sólo reproduce estructuras de opresión de las que intentamos salir? ¿Qué pasa con lo de reforzar continuamente el extrañamiento de lo otro para que el único refugio seguro sea el “hogar” consanguíneo? Sabiendo ya de sobra que lo doméstico, el espacio de las casas, es una jaula histórica para las mujeres, y que el encierro en estos espacios perpetúa un diálogo con una misma desde la pobreza mental, desde la pobreza emancipatoria, desde la pobreza de posibilidades vitales, donde se termina por asumir que ese estado como destino único en lugar de entender que es un estado inducido por la acumulación de decisiones patriarcales.

¿Por qué lo otro es extraño? Cuando han sido las otras, los otros, lo otro lo que nos ha abierto la posibilidad de salir de nuestros territorios psíquicos de encierro y entender que las cargas que asumimos en nuestros cuerpos, que nos hacen enfermar, son parte de un sistema mal montado. Un sistema que castiga a los cuerpos que no forman parte de esa ficción de cuerpo universal aséptico que no cuida, ni enferma, ni va a morir nunca.

¿Alguien nos ha preguntando cómo queremos manejar esto incluyendo el cuidado de las otras, de los otros, de todxs a los que queremos cuidar y que no tienen nuestra huella genética?

¿Alguien nos ha preguntando cómo queremos manejar esto incluyendo el cuidado de las otras, de los otros, de todxs a los que queremos cuidar y que no tienen nuestra huella genética? ¿No se pueden pensar de manera urgente en planes de acción, de implementación, graduales/complejos para resolver las opresiones que estamos sufriendo los cuerpos maternos y los cuerpos que asumen el trabajo doméstico no remunerado durante este disloque social vírica cuando si pensamos en complejos planes de contabilización biométrica?

¿Nadie sabe que el derecho fundamental a una vida psicoafectiva digna fuera del formato familiar nuclear es básico para que la crianza no sea una actividad humana insoportable e insufrible? ¿Será que nadie lo sabe en el poder porque una vez aterrizas ahí ya nadie cuida, todo se externaliza? ¿Vamos a seguir reproduciendo durante el manejo de esta crisis esa falacia que dice que si cuidas o has decidido cuidar o cuidas porque no quieres externalizar, o no puedes, tiene que ser sinónimo de pérdida de poder neurodominante y pérdida de poder socioeconómico? ¿Nadie sabe que la pobreza psicoafectiva que surge del encierro en el formato familia nuclear y de este extrañamiento —inducido— hacia las otras y los otros en el que nos ha metido el macho-manejo de esta crisis inmunodeprime nuestros cuerpos que cuidan y también inmunodeprime a los cuerpos que necesitan ser cuidados?

Igual este disloque vírico, al sobrepasar nuestro umbral de tolerancia de auto-explotación sobre nuestros cuerpos, que penosamente tenemos asumido y, tristemente, muchas han integrado como parte de su identidad (y cuando pasa esto el macho-lío-patriarcal ha ganado la partida), desdibuja ya esa tolerancia que tenemos hacia la negación del valor estructural y de la potencia económica de los trabajos de los cuidados.

Igual al estar totalmente vulnerados nuestros Derechos Fundamentales, como el del acceso a una salud psicoafectiva en parámetros de bienestar o buen vivir, lo cual nos está llevando a una neoesclavitud doméstica, atencional y sociorelacional (fuera de estructura del paterfamilias) se abre una oportunidad única, se hace posible la revolución que tenemos pendiente: la del reconocimiento monetario de los trabajos maternos y los trabajos domésticos no remunerados.

¿Será ahora el momento sociohistórico, al estar fuertemente oprimidas todas aquellas que cuidamos, para poner en marcha la revolución pendiente?

Igual es el momento, ante este umbral de tolerancia dislocado, de encarar este trance como una posibilidad de emancipación real. Igual podemos problematizar desde en el centro de debate político lo que conlleva la construcción biosocial “madre” y “padre”, las asignaciones asociadas a sangre y piel. Entender cómo se han ido armando las dinámicas inconscientes, las relaciones de poder en las unidades familiares nucleares.

¿Será ahora el momento sociohistórico, al estar fuertemente oprimidas todas aquellas que cuidamos, al vernos atravesadas por la vulneración de derechos básicos para nuestro bienestar como el derecho a una salud psicoafectiva fuera de las estructuras familiares/consanguíneas, para poner en marcha la revolución pendiente?

Una revolución que traiga un cambio de paradigma hacia la manera de abordar y tratar todos los trabajos maternos y trabajos domésticos no remunerados. ¿Puede ser este el momento de demandar soluciones para resolver ya todo este nudo socialpolítico ya que no queremos seguir asumiendo más que se niegue por parte del Estado Español que todos estos trabajos forman parte de la riqueza del PIB?

Arquivado en: Crianza Cuidados Cuidados
Sobre o blog
Un espacio de encuentro y debate para personas que participan o están en los alrededores de ese difuso cuerpo conocido como Movimientos Sociales.
Ver todas as entradas
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Cuidados
Permisos de nacimiento Victoria para las familias monomarentales: no ampliar los permisos las discrimina, dice el Constitucional
El Tribunal Constitucional responde a una cuestión de inconstitucionalidad presentada por el Tribunal Superior de Catalunya y declara discriminatorio que las madres biológicas de familias monoparentales no puedan ampliar su permiso por nacimiento
Cuidados
Permisos Monomarentales y permisos para cuidar: una discriminación “lacerante” que el Constitucional debe abordar
Varias sentencias del Supremo han dicho que no a la suma de permisos del segundo progenitor en familias encabezadas por una sola persona, pero la última decisión del mismo tribunal es favorable a la acumulación. ¿Por qué y con qué consecuencias?
Sobre o blog
Un espacio de encuentro y debate para personas que participan o están en los alrededores de ese difuso cuerpo conocido como Movimientos Sociales.
Ver todas as entradas
Genocidio
Genocidio El TPI emite la orden de detención contra Netanyahu y Gallant por crímenes de guerra
La Sala de Cuestiones Preliminares del TPI rechaza las impugnaciones de competencia formuladas por el Estado de Israel y emite órdenes de arresto contra Benjamin Netanyahu y Yoav Gallant.
Comunidad de Madrid
Sanidad Pública Los sindicatos denuncian a la Comunidad de Madrid por exponer a sus sanitarios a “gravísimos” riesgos
Solicitan la mayor indemnización económica pedida contra una administración por no contar con un verdadero plan de prevención de riesgos laborales para atención primaria.
COP29
Cumbre del clima La COP29 encara su última jornada con un final agónico sin acuerdo en los temas clave
Los borradores de los textos de negociación sobre la mesa quedan muy lejos de un acuerdo sobre financiación climática en línea con las necesidades para que el planeta no rebase los 1,5ºC de calentamiento medio.

Últimas

Palabras contra el Abismo
Palabras contra el Abismo Lee un capítulo de ‘Café Abismo’, la primera novela de Sarah Babiker
El barrio es el espacio físico y social en los que transcurre ‘Café Abismo’, la primera novela de la responsable de Migraciones y Antirracismo de El Salto, Sarah Babiker.
Opinión
Opinión Non sempre ter moitas luces é sinónimo de intelixencia
Que impacto ecolóxico e social produce a iluminación do Nadal de Vigo? A cidade sofre máis aló da masificación, o caos de tráfico, as molestias á veciñanza, o malgasto ou os recortes en orzamentos de emerxencia social.
Más noticias
Crisis climática
Informe de Unicef El cambio climático multiplicará por tres la exposición de los niños y niñas a las inundaciones para 2050
Es la proyección que hace Unicef en su informe 'El Estado Mundial de la Infancia 2024'. La exposición a olas de calor extremas será ocho veces mayor para 2050 respecto a la década del 2000. “El futuro de todos los niños y las niñas está en peligro”, advierte la agencia de la ONU.
Memoria histórica
Memoria histórica Museo del franquismo, ¿eso dónde está?
España sigue ajena a la proliferación mundial de espacios museísticos dedicados a dictaduras y resistencias democráticas.
Unión Europea
Unión Europea La ultraderecha europea, ante la victoria de Trump
El triunfo de Donald Trump da alas a todas las formaciones ultraderechistas de Europa y del resto del mundo, que han visto cómo el millonario republicano ha conseguido volver a ganar las elecciones sin moderar un ápice su discurso.
Tribuna
Tribuna Vivienda: es hora de organizarnos
La situación de crisis inmobiliaria nos exige leer el momento para acertar en las batallas que debemos dar ahora, reflexionar sobre los modos de acción colectiva y lograr articular una respuesta política amplia.

Recomendadas

Galego
Dereitos lingüísticos Miles de persoas desbordan a praza da Quintana para mudar o rumbo da lingua galega
A Plataforma Queremos Galego, que convocou esta mobilización, sinala unha nova data para outro acto protesta: o vindeiro 23 de febreiro na praza do Obradoiro, en Santiago de Compostela.
València
Exclusiva El Gobierno de València contrata 12,9 millones en obras de la dana a una constructora investigada por pagos al cuñado de Barberá
La Generalitat Valenciana ha hecho el encargo a Ocide, una empresa cuya matriz está siendo investigada en el caso Azud por pagos “de naturaleza ilícita” al abogado José María Corbín a cambio de contratos adjudicados por el Ayuntamiento de València.